miércoles, 10 de diciembre de 2025

POEMAS DE FELIPE GRANADOS - DESDE COSTARICA IN MEMORIAM -


Nubes negras

 

Pedro Aznar

 

a la habitación número 13

de un motel cualquiera

 

 

La habitación

es tan pequeña

que, aun juntándose,

apenas caben

los dos,

es decir:

aquí no hay lugar para

la muerte.

 

 

Raimar

 

La calavera sobre el fondo negro

La música de niña y ocarina

El vino de la mujer borracha y consejera

El corazón de esta nave a la deriva

 

Esconden malamente

la historia olvidada

de aquella cicatriz

 

Pero ¿para qué tanta tristeza, Capitán?

si al final

todas «se queman como el papel»

y uno aprende

—tarde—

que solo se hace amor

de las cenizas.

 

 

Lovesong for a vampire
                       Annie Lennox

 

 

Sea tu cuerpo

mancillado

con todo tipo de heridas

y desechos.

 

Tu casa,

a cielo abierto,

azotada

por mil plagas,

cada una peor

que la anterior.

 

Que tus ojos

padezcan

el mal de los vampiros

de manera que la música

de la luz

te sea negada.

 

Que no te quede

ni siquiera

el consuelo de la tumba

o el cumplido funerario.

 

Que la más profunda

manifestación del dolor

halle sitio

en tu alma.

 

Sea tu boca una

con las ratas y los cerdos.

 

No te toque

ninguna mano

con una sola gota

de ternura.

Que todo el que te nombre

perezca

bajo el fuego bueno del averno

y que hasta la última cifra

de tu sangre

ruegue en la calle

por misericordia.

 

Mujer,

aunque no lo parezca

 

esto es

una canción de amor.

 

La balada del hombre que nunca tuvo un perro

 

 I

Hoy fue un buen día

vagué por dos ciudades

del brazo de dos enanos

fuertes como los ángeles

Y ninguna bruja podía contra nosotros

 

 II

O contra el universo

 

 III

Salíamos de esto para caer de nuevo

yonquis de nosotros mismos

¿Sos vos en el espejo?

Pobres sombras quebradas de espanto

contra las escaleras

 

 IV

Seré siempre la quinceañera

que nunca tuvo fiesta

 

V

Como si más que un poema

estuviera cantando

una canción de marineros

o asesinos

 

VI

 

Ella dijo:

Nunca bailés con una mujer y su cuchillo

Esa breve colección de bestias menores

 

VII

Trataba de escribirle un poema a Alfredo

y con él a todos mis amigos

Ante todo

una serie larga de sujetos tristes

 

 

De vos

 

Queda un vestido

una foto donde besás un perro

un ensayo donde hablás sobre un toro

y un amigo

y todas las preguntas

y el silencio

Esos son los ilustres juguetes que dejaste para mí

Sombras y adjetivos

que no alcanzan a dibujar

la nada que ahora sos

 

 

La vida de las cosas dixit

 

No tengo ganas de verte

ni siquiera de tocar tu cuerpo con ninguna de mis partes

No tengo ganas de verte

me conformo con sentarme en la silla que acabás de ocupar

sentir el calorcito que acaba de dejar tu cuerpo

en ese otro objeto muerto como yo

 

Poemas incluidos en Textos reunidos. Felipe Granados. Ediciones Perro Azul. 2025.

Tomado de:

https://www.samoa.cr/blog/2025/9/5/poemas-de-felipe-granados

 

 

Ver un amigo llorar

I

Mi amigo

Llora

Se quita los anteojos

Para llorar mejor

Se limpia una lágrima amarga

Que le brota

Como le salen las piedras

Al río

Me mira

Me llama por mi nombre

Y empieza…

 

 

II Puentes

Yo volé puentes

Yo maté gente

¿Cómo querés que duerma?

¿Vos crees que a mí me importa un carajo la literatura?

A mí la literatura me vale mierda.

 

La literatura es mi refugio

 

Yo volé puentes

Como si hiciera

Explotar

Una metáfora

Tomado de:

https://revistapingpong.blogspot.com/2008/11/felipe-granados.html

 

 

One bourbon, one scotch, one beer

Te lloré borracho

cómo se debe llorar

para que sea genuino.

 

Te lloré borracho.

 

Recorrí la ciudad

con ganas enormes

de no llevar mi nombre

sólo para que no me tocara

esta tristeza.

 

Te lloré

caído en los caños

como un li-po cualquiera

supe entonces

que a veces la luna

se ve mejor desde la alcantarilla.

 

Te lloré

en un auto de la policía:

es la primera vez

que encierran a un fulano

por el delito menor de la nostalgia.

 

Te lloré borracho

y en mi delirium tremens

yo creía

que todos los borrachos

te lloraban.

 

 

99 nombres

Como a Alá

99 nombres te colgaron

Y uno en secreto

Te sostiene

 

El nombre que susurran los amantes

En noches en que el cuerpo no alcanza

 

Con 99 nombres diferentes

Te llamo

En la noche simple

De esta herida que

Penetra

 

99 nombres

Atados con sangre

A las líneas de

Mis manos

La alfombra

Señala

Al este

 

Hablaré de tu cuerpo

Como alfombra de oración

 

99 nombres

Para elevar

Un rezo

 

99 más

Para el martirio

 

99 nombres

Para un solo dolor

99 nombres

Para una misma herida

 

Qué busca el beduino

En el mapa de las dunas que firmara

¿El viento?

 

Lo que el beduino

Busca

Yo lo encuentro

En el hueco

De mis manos

 

Qué busca el marino

Que perdió

La gracia

Del mar

En el fondo

De su vaso

¿De cerveza?

 

Lo que el marino busca

Yo lo encuentro

En el hueco

De mis manos

 

Elijo nombres diferentes

Para acabar

Tropezándome

Siempre

 

Con el tuyo

Escrito sobre la piel

Del vaso de cerveza

Que se acaba

 

Así castiga

Alá

El misericordioso

 

Cómo esconderse

Del asesino

Que conoce el desierto

Del insomnio

Como si fuera

El mapa

Que dibujó

Un dios viejo y vengativo

En cada una

De las líneas

¿De su mano?

 

Derramo tinta

Para ocultar

Tu nombre

 

Como si no estuvieras

Mutada,

Escondida

Acechando

 

En cada una de estas letras

Y si te llamaras

Sara

Y hubieras crecido

Al este

Del río

Y cantaras

Las canciones

Que me ponen

Triste

No sería menor este dolor

 

Y si te llamaras

Nina

Y me pidieras

Ser

La sombra

De mi sombra

De mi mano

De mi perro…

 

No sería menor este dolor

 

Y si te llamaras

Billie

Y murieras atada

Al filo de un vaso

De ginebra…

 

No sería menor

Este dolor.

 

Pero te llamas

Así

Nunca será menor

Este dolor.

 

Frente a la fábula idiota

Del cristiano ciego

De Damasco

El beduino ríe:

Sabe que a dios

Se le reza

—y se le extraña—

Con todo

El cuerpo

 

Sobre la piel

De la botella

De vino

Que navega

Una parte soez

Del río amarillo

El marino que perdió la gracia del

Mar

 

Sueña con un barco

Con nombre de mujer…

Mirando

Al fondo azul

De la hoguera

En la noche de su desierto

 

El beduino

Sueña:

Así

Su sexo abierto

Desprendiéndose

Del mío

Noche

En que

Dos hombres

Uno atado al mar

Otro a las dunas

Miran la misma

Estrella

Susurran

El mismo nombre

 

Esa estrella tiene nombre

De mujer.

 

Gritan los dos

Al fondo de la noche:

Te busqué

En el hueco triste

De estas manos…

 

Tu nombre se resbala

 

Como el agua.

 

 

El joven K habla de su carta al padre

 

1

 

Papá era marino.

Solo eso explica

      /la fascinación idiota

de mamá

por ponerme

este trajecito imbécil.

 

2

 

Papá murió en el mar.

De papá hay una foto

donde muestra

orgulloso

su bigote y su uniforme.

La foto

no enseña

el mar.

 

3

 

Papá tenía mi nombre.

Nadie sabe lo difícil que es cargar encima

todas las letras

de tu padre muerto.

 

4

 

El único recuerdo que tengo

de papá

es una puerta,

la puerta por donde se marchó,

la puerta que ya nunca volvió a cruzar.

 

5

 

No sé nada sobre los amigos

de papá.

A veces me gusta imaginármelos, peleando

contra una tormenta imposible

o matando

una criatura inmensa

a punta de arpón

y destreza.

Mamá solo dice que eran una chusma,

pero eso no da

para construir mitologías.

 

6

 

Mamá no sabe que un día

yo voy a ir al mar,

y voy a irme

como se fue papá.

Será triste oírla

contar la historia

de una mujer

abandonada

dos veces

por el mismo

nombre,

por el mismo

uniforme de marino,

por el mismo vicio de sal y de agua.

 

7

 

Mi amigo dice que el mar es pequeñito,

que cabe en una caja de dos manos

o en el fondo pequeño de una caracola.

Mi amigo nunca ha visto el mar.

Yo no le creo.

¿Cómo algo tan pequeño

            /podría tragarse a un hombre?

 

8

 

Una vez oí la historia

de un pianista

que tocaba en un barco

y que nunca dejó el mar.

Siento que algo así le pasó a papá.

Solo se trata del viaje.

No de partir.

Ni de volver.

 

9

 

¿Sabés que solo los marinos,

      /pescadores y algunos poetas cursis

le dicen la mar?

Sería una ella por la que valdría la pena

morir.

 

10

 

Papá era marino.

Papá tenía bigote y uniforme.

Papá tenía las letras de mi nombre.

Papa tenía la mar.

Yo

tengo una foto,

un uniforme falso

y una puerta.

Papá era marino.

Yo soy huérfano.

 

Tomado de:

https://www.revistaelpezsoluble.com/literatura/mon-cher-mort/2024/felipe-granados/

 

 

WHEN THE TIGERS BROKE FREE

 

Pink Floyd

 

Siento la misma náusea

que el tigre

frente al aro

y sin embargo salto

e ingenuamente creo

que es a mí

a quien aplauden

 

Pero este

es el costado

de la vida que me toca

 

Mordamos,

su entraña

hasta

sangrarlo

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2017/03/14-poetas-de-costa-rica/

martes, 9 de diciembre de 2025

POEMAS DE CHRIS ABANI -DESDE NIGERIA/USA-

 


La nueva religión

El cuerpo es una nación que no he conocido.

La pura alegría del aire: el momento en medio del saltar

de un acantilado hacia la pared de azul que hay abajo. Algo así como eso.

O sentir el frote de los pulmones cansados contra los huesos cubiertos por la piel,

como la mano contra una áspera corteza. Algo así como eso.

“El cuerpo es un salvaje”, dije. Durante años dije que el cuerpo es un salvaje.

Como si esta seguridad de la mente fuera una virtud y no una cobardía.

Durante años descuidé este oscuro problema

y me decía, “Yo soy mejor, Señor, yo soy mejor”,

pero a veces, en un soleado momento de descuido,

recuerdo el olor a boñiga de la piel cuando era niño

gruesa de mugre y sudor, y la hierba aullante.

Pero esta distancia que guardo no es divina,

pues ¿qué fue Cristo si no el deseo de Dios de oler su propia axila?

Y cuando lo vea, sé que se va a sonreír

con un dedo pegado a su nariz, y que va a decir:

“La próxima vez te envío a la tierra como perro

para que sepas lo que es el hambre”.

 

 

Di algo sobre un juego de niños

El soldado le pregunta al niño: elige cuál brazo te quiebro,

¿el izquierdo o el derecho?

El niño de diez o tal vez de nueve le dice: ninguno

porque cuando juegue como un pájaro con un ala rota

voy a borronear las líneas de la rayuela

y dejaré entrar a la oscuridad.

 

El soldado pregunta de nuevo, elige cuál te quiebro

¿la pierna derecha o la izquierda?

El niño le dice: ninguna, o cuando baile la danza de los espíritus

voy a tropezarme y patear arena en la faz de la luz.

 

Este niño, llama negra de la esperanza ardiendo contra la noche

dice: toma mi ojo derecho pues ha visto demasiado,

pero déjame el izquierdo, voy a necesitarlo para ver a Dios.

 

 

Historias

1

A los niños les enseñan a matar pronto.

De cinco años

maté un pollito en mi primer ritual.

A los ocho

ya me quedaba fácil matar pollos.

A los diez

maté una cabra. Me hicieron mirarla fijo

a los ojos antes

de cortarle el cuello. Amén.

Pensé que era para enseñarme la agonía

de la matanza. Tal vez fue para

para que me habituara a la sangre.

A no darle importancia a la resistencia irregular de la carne,

Para familiarizarme con el olor del óxido y el metal y la mierda.

Nunca he matado a un hombre,

pero sé cómo, sé que puedo,

y sé que en el momento preciso lo haría.

Temo que pueda no arrepentirme.

Temo que lo vaya a disfrutar.

 

3

¿Qué puede usted decir sobre criarse en Nigeria?

¿Le importa a alguien que recogieras anacardos rojos

y amarillos de los árboles y te los comieras bajo el sol

y que el pegajoso jugo se escurriera por tus brazos?

Y después recogieras y tostaras las semillas para sacar la nuez.

Y en prisión, los hombres escribían nombres sobre sus cuerpos con la savia.

Nombres para ocultar su verdadero yo,

nombres para proteger lo que podría quedar

cuando regresaban al mundo desde el infierno.

Es una vieja treta, para burlarse de la muerte

escribiendo un nuevo nombre en el cuerpo.

Temía que mi alma se iba a oscurecer,

y en cobarde escritura casi invisible

al ojo, garabateada con la punta de una aguja: “Saddam”.

Se ha desvanecido hasta ser una mancha en el vientre,

donde una red de pelos y de arrugas

hacen de cuenta que nunca pasó.

En prisión aprendí la alquimia.

Las palabras sólo significan lo que uno quiera.

Dices “luz del sol” y quieres decir “esperanza”.

Dices “comida” y quieres decir “refugio”.

Dices “arena” y quieres decir “juego”.

Dices “piedra” y quieres decir nunca olvidaré.

Pero lo haces, lo haces,

gracias a Dios, gracias a Dios.

 

        Traducción de Nicolás Suescún

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/poeta/67acd96c5e6b70962e6b98be

 

 

1971

 

 

El diario de Dafne hiló un deseo demasiado precioso para decirse.

Quiero un hombre que sonría cuando hable de mí.

Que sonría porque sabe todo de mí y ama todo de mí

y no quiere que cambie algo de mí.

Quiero un hombre así.

Un hombre cuya voz es la presión en mis caderas

cuando dice mi nombre.

Cuya leve respiración trace la excitación de mis pezones

mientras le preparo la comida.

Cuya risa se hunda entre mis piernas,

tomándome por sorpresa y meciéndome.

Cuyas manos sean ásperas cuando me toque la cara honestamente.

Cuyo abrazo sea desesperado como si

yo fuera lo único que pudiera evitar que él se ahogue.

Cuyos labios estén húmedos de deseo cuando me bese

y cuyos ojos dancen con un fuego peligroso.

Yo quiero, yo quiero, yo quiero un hombre así.

 

 

Una pequeña oración

 

 

Nada sé de la verdad

imponiéndose como esa primera luz,

inconmovible río sagrado.

Pero mi corazón es inacabable,

Girando en un rosario que cae pesadamente. Fruto

De la mano fatigada de la piedad

Y hay ese rumor —Esto es amor, esto es amor

¿pero qué sé yo de sus solitarias estaciones,

el peso completo de una cruz, la ternura de los remaches?

Pero hay redención en esta aventura

—la verdad como la mejor adivinanza de la memoria—.

Así que rebusco con manos mugrientas dando forma

con un poco de cartón grueso y engrudo, a sus ayeres,

reclamando algo atrapado en la sombra

entre coplas rebosantes de promesa

inventándome, este niño pequeño, este niño, este hombre

y mi corazón conoce las estrellas que veo,

y sabe que otros han viajado antes por esta oscura senda: hacia la poesía.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/91-92/abani.html

 

 

AFASIA

 

Mi lenguaje está muriendo del mismo modo

que a mi padre le sucedió:

Solo. En la noche. Y sin tormentas. Sólo

el claro de luna colándose a través de agujeros en un tejado

Y la suave exhalación en los labios

fruncidos como si dijeran: Uwa'm.

Tomado de:

https://www.masliteratura.com.mx/2025/04/afasia-un-poema-de-christopher-abani.html

 

 

Viuda de guerra

 

El teléfono nunca suena. Aun así

lo levantas, sonríes hacia la interferencia de la línea muerta,

el aliento de esos que has amado; que hace mucho se marcharon.

 

La hoja que levantas del otoño

asciende y se hunde en la lejanía con cada tirón del viento.

Con los dedos rígidos por el tiempo, le sigues el paso.

 

Mientras miras a la distancia iluminada por

las cataratas y otros escombros que fuiste coleccionando,

no has olvidado nada de la dicha de hace años

de los camiones de helado y su canción de verano.

 

Entre el pavimento de piedra;

entre el té, la taza y el sonido de tu llanto;

entre el momento en que despertaste

y el momento en que llegó la carta,

un lamento agotado: como un viejo flagelante

sólo capaz de atormentar con una débil punzada.

 

Tomas el elevador todo el día,

Piso tras piso tras piso,

cada parada una pequeña victoria tallada

en la dura piedra de la muerte, y sonríes.

Solían escribir epopeyas sobre momentos como este.

 

 

Durban, Sudáfrica, algunas notaciones
de valor

Jirafas de metal suben por el borde del acantilado

hacia el faro. A la luz de la luna,

ballenas, o sus fantasmas, ensucian la arena.

 

Hay un museo cerca del parque que da hogar al

apartheid contenido en tiesas figuras de cera.

 

El autobús turístico se detiene a la orilla del camino.

A la derecha, un pueblo negro; a la izquierda, uno indio.

mientras señala, dice: esta es la división racial.

 

Si uno se detiene en el bar, el menú de bebidas ofrece

Divas de Red a sólo 5 rands cada una.

 

Todavía el amor reverbera como un diapasón

y el sonido que desaparece y se expande

es algo más que está creciendo.

 

Su ausencia resuena y ansío

el palpitar colorido de las mariposas.

 

Los mataderos ensucian el paisaje con el siniestro

aire de la muerte, letreros que proclaman: Carnicería Zumba,

como si aquí fuera donde la sed

de sangre de Zumba los hubiera derrotado.

 

El aire acondicionado en mi cuarto canturrea

una elegía a un mar que está muy ocupado murmurando.

 

La muerte salta entre los niños de la calle

jugando bebeleche en medio del tráfico.

 

La mujer que canta en zulu, en un bar jamaiquino,

está invocando incendios, invocándolos.

No existe contradicción.

 

 

Sinfonía inconclusa

 

La luz de esta mañana es un aria.

Me giro para seguir revolviendo el café.

Una manera de aterrizar este momento

entre el silencio y el vaivén.

Afuera un ruiseñor está esparciendo rumores

entre las flores. Incluso ahora.

Incluso después de que todas las heridas sanaron,

me rasco alrededor de una costra fantasma,

evitando lo que hay debajo.

Cuando abro la ventana,

el tomillo y el romero se desparraman hacia dentro.

Después pondré abono en el jardín de hierbas,

desmenuzaré la tierra, musitaré cantos fúnebres,

sazonaré las plantas con mordacidad. Por ahora,

me acompañan el fuego pintado de Percival

y el café. A veces

son suficientes.

Tomado de:

https://idiomatica.enallt.unam.mx/index.php/idiomatica/article/view/76/73

 

 

Conjuro

¿Qué palabras puedes envolver?

Un hermano moribundo, que sigue muriendo, incluso ahora.

Un hombre que no ha comido durante un mes.

Bebe agua y dice que incluso la sed es un regalo.

Él pregunta qué otros dones le han dado Dios.

Soy tu regalo, dice su hija desde un rincón.

Y él sonríe y dice con voz áspera:

Sólo puedes desenvolver a un niño una vez.

El resto es oración y más oración.

Le cantas suavemente en un idioma

Sólo ustedes dos hablan y él

ronca suavemente en tu palma, aliento y sangre.

Tomado de:

https://poets.org/poem/incantation-0

 

 

Despellejar

La punta de un bolígrafo abre un agujero.

en el abandono de un alma. Esta búsqueda

 

Porque la palabra justa atraviesa la piedra.

La luz del sol no mide aquello a lo que se aferra.

 

Un hombre puede colocar la media cúpula.

de un tomate, cortado en rodajas,

 

y cortó una isla de pérdida. Migrante,

castigado por las especias y el olor de la cocina,

 

Te despiertas en un día frío en otro país.

y pon tu fe en el arroz caliente y el cabrito estofado,

 

y el regusto persistente de un hogar perdido.

Los evangelios están hechos de menos que esto.

 

Pero afuera es de mañana. Una brisa de verano.

se quema hasta el agua y comienza el océano.

Tomado de:

https://poets.org/poem/flay