Si la guerra nos elimina, entonces ¿por qué tememos a la paz?
Esta inquietud me asalta desde el inicio mismo de los diálogos de la Habana, y es que desde su inicio, son un grupito bastante nutrido de politiqueros, y personajes obscuros en búsqueda de una figuración, quienes desde su trinchera adolorida y llena de venganza, se han dedicado a intentar atravesar palos en la rueda del proceso de paz; espero, que estos mal llamados colombianos, reflexionen, y dejen de lado la vanidad que les acompaña, y de verdad hagan patria, acogiendo de buena manera, los ingentes esfuerzos que hace el gobierno y la guerrilla, para de una vez por todas poner punto final a esta guerra fratricida, de la cual hacemos parte, incluso quienes nunca hemos empuñado las armas, y apenas denunciamos las injusticias desde el arte.
Considero, que es de sumo valor, abrir los ojos, no para señalar las cosas malas del proceso, ni poner por encima del beneficio nacional, el beneficio egoísta y personal, pues cada vez parece más que en Colombia el único futuro es la guerra y el odio, y no las ciencias, ni la investigación. Por favor desarmemos los discursos, y el corazón, y alistémonos para recibir a esa otra Colombia, que existe, y que alzada en armas intenta buscar la justicia social; si están equivocados o no, es problema de la historia, pero del derramamiento de sangre somos todos responsables por acción, o peor, por OMISIÓN
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