martes, 17 de julio de 2018

POEMAS DE ELSE LASKER-SCHÜLER


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(11 de febrero de 1869, Elberfeld, Wuppertal, Alemania - 22 de enero de 1945, Jerusalén, Israel)

Mi canción silenciosa


Mi corazón es un reloj triste 
que late sin hacer ruido. 

Mi madre tenía alas de oro 
que no encontraron un mundo. 

Escuchad, me busca mi madre, 
sus dedos son luminosos y sus pies, sueños que 
caminan. 

Y suaves vientos con soplo azul 
entibian mi sueño. 

Siempre en las noches 
cuyos días llevaban la corona de mi madre. 

Y de la luna bebo vino silencioso 
cuando la noche viene solitaria. 

Mis canciones trajeron el azul del verano 
y regresaron sombrías a casa. 

Has escarnecido a mis labios 
y hablas con ellos. 

Pero extiendo mis manos buscando las tuyas 
pues mi amor es un niño y quiere jugar. 

Tomé a uno de vosotros y luego al segundo 
y lo besé, 

Pero mis miradas se mantuvieron dirigidas hacia 
atrás 
hacia mi alma. 

Me he vuelto pobre 
en vuestra mendicante obra de caridad. 

Y no supe nada de estar enferma 
y estoy enferma de vosotros, 

Y nada es más insidioso que la enfermedad 
que quiebra los pies a la vida, 

roba la luz al camino del sepulcro 
y calumnia a la muerte. 

Pero mi ojo 
es la cumbre del tiempo, 

su brillo besa 
el borde de Dios. 

Y os quiero decir aun más, 
antes que se vuelva oscuro entre nosotros. 

Si eres el más joven de vosotros 
entonces debes saber lo más antiguo de mí. 

En tu alma jugarán -de aquí en adelante- 
todos los mundos. 

Y la noche se quejará 
al día. 

Yo soy el jeroglífico 
que yace bajo la creación. 

Y me hago semejante a vosotros 
a causa de la nostalgia por el ser humano. 

Rasgo la mirada eterna de mis ojos, 
la luz vencedora de mis labios - 

Conoces a un cautivo más difícil, 
a un hechicero más malvado que yo. 

Y mis brazos, que quieren elevarse, 
se hunden...


Creo que nunca más volveremos a vernos...

Creo que nunca más volveremos a vernos,
La mañana esconde su ojo ante mí.

He estado demasiado tiempo arrodillada
Ante tu silencio crepuscular.

Oh, nuestros labios ansían juegos
Florecientes nos hubiéramos besado bajo las grandes estrellas.

Velos fúnebres envuelven
Los elementos del cielo resplandecientes de oro.
Creo que nunca más volveremos a vernos.
Versión de Sonia Almau

Detrás de los árboles me oculto


Hasta que mis ojos dejen de llover,

Y los mantengo profundamente cerrados,
Para que nadie mire tu imagen.

Y enlacé mis brazos en torno a tí
Como pámpanos.

Si unida a ti estoy estrechamente,
¿Por qué me arrancas de ti?

Te regalé la flor
De mi cuerpo,

A todas mis mariposas
Ahuyenté hacia tu jardín.

Siempre caminé a través de granadas,
A través de tu sangre vi

Al mundo por todas partes arder
De amor.

Pero ahora golpeo con mi frente
Ensombreciendo las paredes de mi templo.

Oh, tú, funámbulo tramposo,
Tú dejaste una cuerda floja.

Qué fríos me son todos los saludos,
Yace desnudo mi corazón,

Mi barco rojo
Late con espanto.

Estoy siempre en el mar
y ya no tomaré tierra.
Versión de Sonia Almau

Escucha

"Ultima canción a Giselheer*"

Robo en las noches
Las rosas de tu boca,
Que ninguna mujer te beba.

La que te abraza
Me arranca lo que en mi sobrecogimiento
Pinté en torno a tus miembros.

Soy el borde de tu camino
La que te roza
cae desde lo alto.

¿Sientes mi vida entera
Por todas partes
Como orla distante?
Versión de Sonia Almau

 

Estoy triste


Tus besos oscurecen, sobre mi boca.
Ya no me quieres.

¡Y cómo viniste!
Azul a causa del paraíso;

En torno a tus más dulces fuentes
Revoloteó mi corazón.

Ahora quiero maquillarlo,
Igual que las prostitutas
Colorean de rojo la rosa marchita de sus caderas.

Nuestros ojos están entornados,
Como cielo agonizante

Ha envejecido la luna.
La noche ya no despertará.

Apenas te acuerdas de mí.
¿A dónde iré con mi corazón?
Versión de Sonia Almau

Mi piano azul


Tengo en casa un piano azul
Aunque no sé ninguna nota.

Está a la sombra de la puerta del sótano,
Desde que el mundo se enrudeció.

Tocan cuatro manos de estrella
-La mujer-luna cantó en la barca-,
Ahora bailan las ratas en el teclado.

Rota está la tapa del piano...
Lloro a la muerta azul.

Ah, queridos ángeles, abridme
-Comí del pan amargo-
A mí con vida la puerta del cielo-
Incluso contra lo prohibido.

Versión de Sonia Almau

Obertura


Nos separamos en el preludio del amor...
En mi corazón resplandecía aún clara tu palabra,
Y callados fuimos extinguiéndonos en el torbellino urbano,
Bajo el velo de la tarde del turbio septiembre
En un sollozante acorde.
Así en la breve obertura de amor
Nos esfumamos de esta tierra
A través de paraísos hasta las puertas del cielo-
Y no fueron necesarios los juramentos de amor eterno
Ni los besos del azul y mágico crimen.

Versión de Sonia Almau

 

Resignación


Abrázame maternal y suave,
y muéstrame el reino celeste,
Tú noche soñadora;
Y haz descansar mis pesares,
~ Ocultos en tu regazo ~
Sobre rosas y sobre hojas de plata
En el profundo polvo de la tierra.

En la luz crepuscular, en el brillo crepuscular
Se pulverizan tus ensueños
En la suntuosidad azul de las nubes.
Me preparo para la batalla del día.
Y ansío la noche eterna.
Para derretirme silenciosamente en el rojo de la tarde,
En tu brazo de salvador, muerte.

Versión de Sonia Almau

Sueño tan en silencio contigo

Siempre vienen por la mañana colores dolientes,
Son como tu alma.

Oh, tengo que pensar en ti,
Y por todas partes florecen ojos tan tristes.

Y te hablé de grandes estrellas,
Pero tú mirabas a la tierra.

Noches crecen de mi cabeza,
No sé a dónde ir.

Sueño tan en silencio contigo-
Blanca cuelga ya la seda sobre mis ojos.
Por qué no has dejado
La tierra en torno a mí- dí
Versión de Sonia Almau

Sulamita


¡Oh, yo he aprendido en tu dulce boca
a conocer tanto de las bienaventuranzas!

Ya siento los labios de Gabriel
ardiendo sobre mi corazón...

Y la nube de la noche se bebe
mi profundo sueño de cedro.

¡Oh, cómo me hace señas tu vida!

Y yo me consumo
con floreciente dolor de corazón
y me desvanezco en el espacio del mundo,
en el tiempo,
en la eternidad,
y mi alma se extingue en los colores de la noche
de Jerusalén.

Versión de L.S.
  

Tarde

Pálidas están mis ganas de vivir, ...
Caí tan sola sobre la tierra,
Nunca ha sabido un hombre de dónde vine,
Sólo tú, pues algún día me uniré contigo.

Las bahías me rodean desde lejos,
Todas las cosas las vivo en la espuma.
El hombre que hostil me persigue, se estrella.
Y sé sólo de él en el sueño.

Y así vivo la creación de este mundo,
En la tierra ya liberada de su cáscara.
Y tú, la estrella, que del alto cielo cae,
Se entierra profundamente en el valle de mi corazón.
La tarde oscurece mucho mi sangre,
Vetea atormentada mi alma cansada.
Desnuda asciende de nuevo desde la marea anterior al mundo
Y teme que encarnada aquí en la tierra se equivoque.

Y lo que el día, antes de despertar,
Se perdió de la aurora...
Se lo ofrece el soñador juego de imágenes nocturnas
En tejidos multicolores.

Me traen lejanas manos a casa
Un piadoso ramo de hoces amarillas.
La manecilla anda silenciosa por la esfera
Del reloj de sol, que oro de mi vida tiene.

Versión de Sonia Almau

Viene la noche


Viene la noche y me sumerjo en las estrellas,
Para no olvidar en el alma el camino a casa
Pues se enlutó hace mucho tiempo mi pobre país.

Descansan nuestros corazones emparentados de amor,
Emparejados en una cáscara:
Blancas almendras-

Sé que tienes, como antes, mi mano
Encantada en la eternidad de la lejanía...
Ah, mi alma crujió cuando me lo confesó tu boca.

Versión de Sonia Almau

Luna llena

Leve desciende la luna por mi sangre…
sonidos del sueño son los ojos del día
transformación – vértigo –

Tus labios no puedo hallar…
¿dónde estás, lejana ciudad,
con bendecidores aromas?
Siempre se me hunden los párpados

Sobre el mundo – todo duerme.



Mi vergüenza

¡Tú! ¡Ya no me envíes el aroma
del ardiente bálsamo
de tus dulces jardines nocturnos!
En mis mejillas sangra el pudor
y en torno a mí vibra el aire estival.

Tú… refresca mis mejillas
con inaromáticas, inapetentes
hierbas nocturnas.
Pero ya no más el hálito de tus anhelantes rosas,
pues atormenta mi rubor.



Escucha

Robo en las noches
las rosas de tu boca,
para que ninguna mujer se sacie.

La que te abraza
me roba con mi temblor
lo que en torno a tus miembros pinta.

Soy tu frontera.
Quien te roce
se despeñaría.

¿Sientes mi existencia
por doquier
como linde distante?



Oh, quiero salir del mundo

Entonces llorarás por mí.
Hayas sangrantes avivan
mis sueños guerreros.

Por lóbregas malezas
debo ir,
por zanjas y aguas.

Siempre rompe impetuosa ola
en mi corazón;
enemigo interior.

¡Oh, quiero salir del mundo!
Pero incluso desde lejos
enloqueceré, titilante luz,

junto a la tumba de Dios.

Un viejo tapete tibetano

Tu alma, que a la mía ama,
se entreteje con ella en un tapete tibetano.

Rayo en rayo, colores enamorados,
estrellas recorriendo el ancho cielo.

Nuestros pies reposan en el tesoro
de la total amplitud.

Oh, dulce hijo del Gran Lama en el trono de almizcle,
¿por cuánto tiempo besa tu boca a la mía
y mejilla a mejilla multicolor tejido de horas?


Jacob

Jacob era el búfalo de su manada.
Cuando pisoteaba con las pezuñas,
chispeaba bajo él la tierra.

Mugiendo dejó a sus hermanos machacados.
Del bosque primordial hacia los ríos corrió
ahí calmó la sangre del mordisco de simios.

Por los cansados dolores de los tobillos
cayó ante los cielos afiebrado
y su rostro de buey creó la sonrisa.



Fin de mundo

Hay un llanto en el mundo
como si el amado Dios hubiese muerto
y la plomiza sombra que cae
pesa como una tumba.

Venid, escondámonos más cerca…
La vida está en todas las almas
como en ataúdes.

¡Oh!, vamos a besarnos profundamente –
toca un ansia ante el mundo
por la cual debemos morir.



En tus ojos

El azul te nace en los ojos –
pero por qué tiembla mi corazón
ante tus cielos.

Niebla en mis mejillas
y mi corazón se pliega ante la extinción.

1 comentario:

  1. Por lo general sólo me gustan los deportes. Pero esta lectura me ha gustado muchísimo. Gracias por la traducción.

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