martes, 31 de agosto de 2021

POEMAS DE CARLOS LATORRE

(1916-1980Buenos Aires, Argentina)

El amor y todo

 

 

Bella como las mujeres que aparecen en los sueños de los buscadores de oro,

 

honda como la música de la obsesión surgiendo de los bares portuarios entre copa de delirio

 

y humo de restos de perdición,

 

así es tu vida cazadora de instintos extremos indispensables para hilvanar hilos de vida,

 

hilos de amor,

 

hilos de pensamientos sospechosamente atractivos.

 

Tu boca devuelve palabra por palabra,

 

beso por beso,

 

ambos tendientes a demostrar la existencia de los cuatro elementos

 

y los cinco sentidos

 

y son tus manos las que echan leña a la hoguera

 

o destruyen

 

sin compasión

 

los botes del naufragio, no siempre imprevisto.

 

Pero aun así,

 

por tu solo consentimiento puedo llegar a sacrificar la ciega bestia de mi libertad

 

o falsear toda verdad

 

o todavía matar el tiempo que ya no me puede matar.

 

 

En Los cuadernos del azar (1975)

Textos de Carlos Latorre en puesto de libros usados de Buenos Aires, marzo de 2018

 

 

Tren de vida

 

 

Todo lo que ya agotó mi pasión,

 

ahora lo explora mi inteligencia.

 

¿El resultado?

 

Hasta aquí una artera respuesta tan distante de la

 

magnitud de lo gustado

 

como puede estarlo la razón de la esencia de lo secreto

 

y sus dientes ferozmente apretados.

 

Una montaña no es su ladera visible,

 

la que si bien es cierto,

 

denuncia su forma,

 

no da cuenta del material soterrado

 

o corazón,

 

corazón de hombre,

 

antológicamente considerado.

 

Lo mismo sucede con el río que,

 

agua por fin,

 

es también vena de sangre a su modo;

 

o con un océano de lágrimas

 

o con una cuchilla de carnicero

 

o de tierra,

 

de tan erizada, erguida punta de hierro.

 

Inútil poner a cualquiera de espaldas

 

o volverles la cara;

 

lo que guarda la entraña, nada ni nadie lo separa,

 

y lo que la entraña rechaza es lo que deriva entre la mera idea

 

y la sola palabra.

 

Debe ser como decía:

 

consigna o fatalidad,

 

todo lo que ya agotó mi pasión

 

—viva todavía—,

 

ahora lo explora mi inteligencia

 

¿Morir?

 

Morir es vivir otra experiencia.

 

 

En Campo de operaciones (1973)

Tomado de:

http://tantamaldad.blogspot.com/2018/04/carlos-latorre-dos-poemas-y-una-carta.html

 

LA OUTRA ERA

 

El sueño alcanza ya la velocidad de la realidad

Y a su relâmpago se entrevee por fin el término

         de la contradicción.

El porvenir es ahora uma actitud

En adelante la arqueología registrará sus rostros

         solamente en el corazón

La piedra y la lava apenas um manto piadoso sobre una

         fugaz estadía em el espacio-tiempo

El presente-naufragio será justicia

 

         (Los alcances de la realidad)

 

ARTE POÉTICA

 

La palabra busca cielo como pájaro que cruza el

         atardecer sin dejar canto ni estela,

frágil golondrina fugaz en busca del eerno verano,

que en ocasiones muere sepultada en nieve de invierno

         de otro hemisferio.

La palabra se proyecta como alameda que Lanza

         remota flecha de horizonte,

desdidachamente desmoronada a tiro de piedra.

En ocasiones cae en surco de vida fértil,

a veces hace pie en tierra árida,

u hondonada envuelta em bandera de niebla de

         pantano pestífero.

Mas lo que se pudre no es su intención reveladora

         sino su envoltura de mariposa fatalmente letal a

         fuerza de libar venenoso concepto,

explorar hermético laberinto ontológico

o habitar falso reino ideatario.

La palabra describe paisaje semântico,

poças veces playa marítima,

vida viva,

follaje azul,

fuente de agua pura

ni otra belleza creada en sol de amanecer,

noche

o tarde de lluvia.

Cuando la palabra habla de amor suele amar sólo

         su eco estético,

su canto de Onán obseso o propio ritimo;

más

mucho más que imagen corpórea

o analogia,

más que piel de mujer ya sea adolescente

inocente

o triste ramera.

Sin embargo la palabra es verbo, acción,

para-vida,

meta-lenguaje,

propia meta que algún día terminará por alcanzar

         sabia

y desnuda,

de toda estúpida convención

o servilismo.

 

             (Las ideas fijas)

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/argentina/carlos_latorre.html

 

"Hágalo"

Espacio. El suyo y el mío y el necesario para el bosque. El agua del mar no cae al vacío, al espacio.

          Está arriba y abajo, y no cae.

La atracción, la antípoda. Boca abajo. Patas arriba.

La ola llega a más de treinta metros de altura y no consigue la libertad. Alta como las catedrales,

          siempre recobra su nivel.

El mar, no las catedrales. El hombre sólo en ocasiones excede los dos metros. Pero sin embargo

          dicen que asciende más alto. Quizás.

Eche a volar las palomas. Lo mismo. Regresan.

Suelte el idioma. El improperio. ¿Alcanza? No va más allá que una fiera herida en el pudor, que una

          amante con una bala en la frente.

De todas las libertades, la del bumerang. Es todo lo que conceden.

¡Absurdo!

Vaya siempre demasiado lejos.

 

"La ley del mayor esfuerzo"

Soltar los cables de amarre la vela mayor henchida por la brisa de las tormentas interiores

          encandiladas alrededor del fuego fatuo

Soltar las correas de los baúles que guardan los paisajes nevados y música de cerveza en

          fermentación

Soltar el amor para que dance hasta el sacrificio como una mujer que cede ante la cualidad normal

          de las necesidades terrestres

Soltar desde el nacimiento de la tentación hasta su muerte prematuramente decidida por la insidia

          de la razón

Soltar los signos vivos de la inteligencia revelada por la actitud de toda melancolía

Soltarlo todo

La determinación

Los meandros de la aventura

La bala perdida

La locura del lógico terror especial

Y sobre todo soltar la libertad encadenada a la falsa movilidad del movimiento continuo

 

"Los amantes circunscriptos"

Llegó con ese oscilar temible que tienen los camarotes en los largos viajes de ir y venir

No hubiera dejado de volver jamás, jamás borraba con su mano izquierda lo que decían sus

          órganos de ver y palpar

Todas sus noches eran de golpe de timón de así se hace la historia

Su peligrosa costumbre consistía en comenzar de nuevo

Y yo la amé sin saber que cuatro ojos ven más que dos

Quizá fuera por su manera de dormir tal para cual

Llegó

La esperé con un disco de oír decir la quiero por los cuatro costados

 

"Seramérica"

América,

el mar que mece el gran barco del hemisferio.

Sus orillas con formas de mujeres que se niegan a dar a luz,

el cielo que nunca es suficiente,

la montaña que crece y crece para alcanzar a ver lo que está y lo que no está,

la llanura, esa piel de la tierra o de animal en estado de contemplación;

el viento que sopla para ponerlo todo en limpio,

el desierto del que resulta imposible desertar,

las islas que algún día se han de unir,

la leche del calor que hierve desde el Trópico al Ecuador;

el frío del sur, hielo sin norte que lo salve;

el río que llega precisamente de donde uno quisiera ir,

los lagos en los que el agua se cansa de esperar,

los bosques donde el lobo siempre está,

los esteros con el barro con el que alguien amasó a la criatura de esta latitud;

el hombre que puede llegar a ser el Hombre en esta vana enumeración que casi olvida,

inexplicablemente,

la apuesta de ese mismo hombre a Todo

o Nada

Tomado de:

https://franciscocenamor.blogspot.com/2016/09/poema-del-dia-hagalo-de-carlos-latorre.html

 

ENTRE TODOS LOS MUEBLES...

 

Entre todos los muebles que adornan los mundos interiores

prefiero los carnívoros

Los armarios para las noches de tormenta

Mi lecho de reguero de pólvora

Su lecho para la materia que constantemente se transforma

El amor siempre toma la forma de los cuerpos que lo contienen

La casa se adapta a los hijos que engendra

Por eso entre dos mujeres elijo siempre a la del golpe de gracia

La que ama de arriba abajo

Entre ella y yo ponemos en marcha el largo tren del peligro

 

(De Otro río que pasa. Un siglo de poesía argentina contemporánea,

editorial Bajo la Luna, Buenos Aires, 2010)

 

AMOR EN PESO NETO

 

Antes te buscaba reventando caballos

Subiendo las escaleras de dos en dos

Ahora vienen a mí con el rumor que hacen los novios en ciertos aniversarios

Para caer en la trampa por la que asoma una mujer sí y otra no

Las impares siempre más jóvenes

Ahora te amo a mayor densidad por kilómetro cuadrado

Es el amor a precio de costo

La luz se hace con el frotamiento de los cuerpos

Y si te toco provocamos las situaciones extremas

Pero no importa

Ven nos llenaremos los bolsillos de males menores

Y de algunas maneras que hemos heredado

 

(de El lugar común, Buenos Aires, Letra y línea, 1954)

 

LA CRÓNICA DEL SUCESO

 

Artimaña del conocimiento,

sombra del raciocinio que diluye el rojo siempre peligroso de

la sangre,

canjeando blanco

por negro,

enturbiando los colores primarios

y el nítido contorno tanto del objeto

como de la persona

y la positiva relación entreambas.

Hay algo más entrañable,

todavía más ineluctable, si se quiere,

y es la pregunta y la respuesta,

el Yo y su fluir

y todo aquello que por estar fuera de él

pareciera a simple vista ajeno a él,

ya sea materia

o abstracto pensamiento;

vano intento de hacer luz sobre la zona

o vertiente del misterio.

Pensar es un hueso más en el esqueleto original,

un hueso duro de roer,

pero sólo un órgano más cumpliendo su función;

de ninguna manera el sistema o aparato

o clave que revela y pone en movimiento

el cálculo y el azar,

lo deducido o fabulado mediante la práctica del silogismo

y su teorema provisional.

Todo sucede,

nada se explica.

 

(De Campo de operaciones, Buenos Aires, Rodolfo Alonso, 1973.)

 

LA ASCENSION DE LA CARNE

 

La densa,

la triste,

a si se quiere bella carne

es de la que se abre paso,

indefinidamente,

otra

y otra distinta carne del mismo esplendor

corrupto

y tierno,

jamás un tiempo,

-mito supuestamente eterno-,

un espacio-tiempo sin la voluntad que ella

misma debe generar como existencia

o gratuidad.

La carne que por ser carne

y no cosa anónima,

(no sé cuál ni importa demasiado imaginarlo),

me somete a su extrañeza

o casi siempre azar.

Carne

o mala suerte,

no sea dicho como oprobio

o fatalidad,

que como tal me humillaría con tan solo

mencionarlo

en tanto algo

o alguien,

aún imprescriptible en su origen

y su desenlace consecuente,

logre demostrar hasta dónde es posible ofrecer

el pecho,

en blanco,

el amor,

la insurrección,

y hasta dónde

esa misma carne y su condición hermética

consumarán la tentación

y su naturaleza insobornable,

unión siempre emocionante como el estremecimiento

de insana que propaga otro cuerpo

codiciado,

otro día,

precario asilo cielo

o pensamiento;

otra trampa sexual

digamos de tan temible apego

y pasión en todo su esplendor.

La carne,

la carne que asila un no sé qué

o ánima

o soplo divino,

así llamado.

Eso que siendo carne de hecho

busca encarnarse tristemente

y ser su propia vergüenza,

su juez

su eunuco,

su Isla de los Treinta Sepulcros.

Quizá ella fuera fauna

y flora

y forma para siempre;

fuera floresta

o flor,

simplemente;

fuera perla que no roe el diente abstracto con

su ignominia

si algo

o alguno que fuera yo

o su equivalente,

dijera:

¡a los perros su materia ideal,

ésta es mi carne y su orgullo!

 

SÓLO ESTO

 

De toda esta alma en cueros,

desnuda,

no para mostrar lo presumiblemente eterno

sino más bien el sexo,

mi sexo,

su sexo,

el sexo en la piel,

-¡y por qué no!-,

en la entraña, deslumbrante cielo;

y sobre todo,

repito,

el sexo,

el sexo adherido al

SEXO,

obsesivamente

como a las tablas de un naufragio

que es como decir a mi orgullo,

que lo tengo,

que es como decir

el mundo entre las manos

y en parte,

la arena entre los dedos.

De toda esta alma,

decía,

único sésamo,

única cosa que sólo quiere ser cosa propia

como es nuestro un tumor cerebral, por

ejemplo;

como un naufragio al que ya en alguna otra

parte he aludido,

-aclaro para insistir y explicar mejor-,

como un naufragio cuando los niños y Ellas

ha abandonado las cubiertas y se distancian

en los botes de la separación

quizá para vivir toda una vida sin el pasajero

retenido por la muerte

que ronda su obra muerta;

de toda esta alma,

como venía diciendo

y para terminar,

queda la palabra MUJER

como

ESPERANZA

y Nada Más.

 

(de La vida a muerte, Buenos Aires, Rayuela, 1971.)

Tomado de:

http://rincondepoetasmajo.blogspot.com/2014/11/carlos-latorre.html

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