EL CICLISTA
para el que sueña
para los ciclistas de corazón
Para el que cierra los ojos a través de la mañana
Solo un sueño una magnífica luz
ha sido dispuesta para él el soñador el juntaalmas
Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva
pedaleando
en su hermosa bicicleta
roja
Yo soy una ciclista mediocre
–he de reconocerlo–
Me angustia pensar en la soledad de los transeúntes
En el oblicuo resplandor de la mañana
Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento
Ah mi vieja bicicleta roja
comprada un domingo en la Feria del Mauer Park
Hace más de quince años podría haber pedaleado
por uno u otro lado del Muro
y mi sueño se soñaría distinto
Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio
Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente
manejando su enorme bicicleta azul
–azul como los ojos de mi abuela–
No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia
Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de
pedaleo constante
Hoy que voy montada en bicicleta
Recuerdo el color de sus ojos
Su ingreso en la locura
Su permanente exilio
Cierro los ojos como cuando era niña
Suelto el timón
Lo dejo a la deriva
Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la
Muerte
Quizá cierta locura materna
me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi
adolescencia
Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí
Sabe que tengo miedo
Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía
“Es una bicicleta para niños”—dice
Y nos reímos juntas
Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías
Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte
Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido
porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina
Y no existen museos para honrar a los cadáveres
de mis diez, de mis quince, de mis veinte años
Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña
Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado
Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo
Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de
pedal
LA CIUDAD DEL RECICLAJE
(por estos días)
con el corazón hecho trizas atravieso un puente
una superficie metálica incapaz de corromperse
abajo
se asoma un río inmenso
gélido
un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos:
tres punks
un profesor universitario
una mujer desconocida (siempre lo somos)
flotan sobre sus aguas
yo les llamo mis ofelias postmodernas en la ciudad del
reciclaje
(do not recycling is illegal –dijo la dueña de casa
y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)
nadie diría que esos cuerpos me atraen
y sin embargo
una parte de mí se inclina hacia ese lado
desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia
feliz
las aguas me esperan
y me acobardo
tiro del otro lado
no menos incierto
por donde las luces de los autos se devoran
unas tras otras
unas tras otras
y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas
una desnudez de espanto
―me digo
y otra vez
me acobardo
al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa)
un río menos brillante cruza bajo mis pies
el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es:
un lecho oscuro que opaca nuestra miseria
y sin embargo
ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno
y meció entre sus garras tiernas
a mis abuelos
a mi padre
a mi madre
a mi hermana
a la pequeña luz maría
o a mí
sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido
dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz
o al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte)
─como todos estos─
heridos de inocencia
en la ciudad del reciclaje
cuyos puentes jamás se quiebran
contemplación
el ojo de una rata me observa
su único ojo rojo me mira
y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo
por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever
otros mares de arena
otras orillas
como la primera orilla de la que partí:
en el ojo de fuego de mi madre
entonces todo volvería a arder
el agua el
ojo el fuego
y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin
pero esa oquedad no existe
sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata
que ejerce su dominio sobre mis ojos
que son dos ojos pequeños y miopes
por los cuales ella me observa:
ahogar los abrazos en una parada de autobús
reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo
ahora el viento es suave
y las hojas suben al cielo
desde donde una pequeña ave de rapiña
desafía al sol
y nos contempla
nostalgia
hoy he venido como el viento que sopla las hojas nocturnas
he venido para que no te fueras
he cabalgado toda la noche con el hocico ensangrentado
las hojas a mi paso han dejado caer su aliento para que yo
no muera
y los sueños oscuros han empezado a surgir como manantiales
toda la noche el mar ha ardido sobre la rompiente de las
olas
he ansiado acallar este silencio llagado por la distancia
este silencio que atrae los abismos
otra vez el gran naufragio se ha acercado a las costas
y ha abierto las cicatrices de mi cuerpo
todas mis cicatrices tienen una armonía
todas han sido desolladas por la espuma de una ola quemante
ahora todo existe en mi cuerpo como un llanto
diminuto
ridículo
como el primer corte pesado del vientre
que se exhibe sin pudor
casi con gracia
pero por dentro una niña va rasgando un himno
cantado mansamente en la infancia para luego perderse en
nuestros labios
como una gloria polvorienta bajo las huellas de los pies
hoy he venido pequeña muerte que me miras con ojos
extraviados
he andado he corrido detrás de ti
he mordisqueado el vientre de mi madre he pataleado desde
el fondo
alguien que desconozco me ha marcado con un hierro candente
la nuca
ya no tengo nada que ofrecerte
estoy vacía
el fuego de mi nacimiento se ha perdido en la piel de unas
manos extrañas
abro los ojos
y el mar revienta en cada pupila desolada
pronto me rodeo de sueños
una caravana de naves negras naufraga en la penumbra
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2015/06/poesia-peruana-victoria-guerrero/
poética de la alegría
feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad
perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos
el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen
por estos días me ausento de los muertos y gozo
o más bien bebo en su nombre
¡salud!
repito:
mi cuerpo hundido en aguardiente
¿no es acaso el perfil del escritor maldito?
pero yo no soy maldita sólo estoy
ligeramente
mal bendecida
nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco
que
atraviesa nuestro cuerpo
sin
compasión
pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables
agujas
salvadoras que no bajan de precio
mi sudor se pega con un cuerpo desconocido
¿es este el deseo?
¿o la escritura es el deseo?
mi hermana lava a mi madre
yo la peino y le alcanzo una bata nueva
¿es esta la ternura que de mí esperan?
ella vuelve al único estado posible:
la infancia
su infancia en una casona burguesa de magdalena
que ahora se derrumba como nuestros sueños
los ascensores el pase para familiares (obligado)
la cola para los pisos pares o impares
la visita de 4:30 a 6:30
¿y la cama? señorita — ¿cuándo?
un CÁNCER no es un caso de emergencia
es un tema para la literatura
y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta
escupirlo
el sudor que producen los ascensores repletos de
desconocidos
me alegra
sobre todo en invierno
y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto
pic pic
hacerlo trizas
estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar
la felicidad:
toda la avenida brasil con los ojos cerrados (no hay nada
nuevo por ver)
la Plaza Bolognesi
el Paseo Colón
el Óvalo Grau
el Palacio de Justicia
la Plaza San Martín
no llego más allá porque mentiría
—al menos no hoy que avanzo desnuda
hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza
y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín
¿ellos hacen nuestra historia?
¿y ellas?
frente al vaso mi rostro se deforma
ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo
con
una media sonrisa
hasta el final
De Ya nadie incendia el mundo, 2005.
Hoy día viajo en los aviones
y ya no me conmueve que la única forma de encontrarme en mí
sea
en ellos
El panorama desde aquí es enternecedor
si te pones a pensar en todas las bombas
que explotan allí abajo
y en los niños salvajes que gritan
su inocencia sin pudor
Hoy este paisaje es mi corazón
y el porvenir es sólo una aventura
Viajo sin dinero
mi salud es precaria
pero mi espíritu es fuerte
como una explosión en la noche
Hoy soy una antorcha
un gran halo de fuego y llanto
No lamento mis lágrimas
porque son hermosas y sacian mi sed que es infinita
Los aviones son estrellas luminosas
esta noche
Torpes pájaros de luces multicolores
Quisiera que el despegue fuese más atrevido
como una sonrisa que te mira a los ojos
sin pestañear
Hoy es uno de esos viajes
en que el cuerpo viaja hecho polvo
y los recuerdos aparecen una y otra vez
a golpearte el rostro
y te vas quedando dormida
porque la nostalgia es grande
y las imágenes de ti centellean detrás de cualquier nube
Y te duermes
y los aviones no existen
sino sólo madres
que te arrullan en una noche de altos fuegos
Inédito, Buenos Aires, 17 de julio 2005.
En este momento hay un estruendo
un estallido del color de la memoria
Hoy podría estar traspasada por un balazo inocente
Los campos no son míos
Elegí la urbe como lugar de recogimiento
El pecho ensangrentado de tanto amor
La niñita enfermiza de San Miguel
Esa es mi inocencia
¿Dónde está la tuya?
Hoy hay unos gringos bebiendo cerveza
y jugando al billar en un hotel muy elegante
¿Qué hago aquí?
Podría estar en cualquier otro lugar
besándome con alguien entre las sombras
pero estoy aquí y tengo miedo
Miedo de todo lo que pueda hacer hoy
Tengo más temor de mí que del mundo
Tú no estás aquí
Sólo hay una niña con los ojos hinchados
correteada por mamá
Sólo estoy yo con un agujero en el pecho
Estoy yo que no soy nada y nunca lo seré
Sin embargo, tengo en mí todos los sueños del mundo
Inédito. Ollantaytambo-Cusco, 14 de agosto 2005
Tomado de:
https://letralia.com/136/letras16.htm
UN ARTE DE LA POBREZA
Mientras afuera la rana canta
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza
Una de sus reglas es ser Nadie
Alejarse del frío derroche y la adulación
No es fácil ser Nadie
Toda la vida nos enseñan a ser Alguien
Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan
Y pasamos a ser Algo
Y luego Nada
Un arte de la pobreza
Requiere aprender a ser Nadie
Ser austero en un mundo de vanidades
Mientras afuera viejos hombres sabios
Y chicas listas
Pretenden seducirme
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza
Yo solo me siento y copio sus palabras.
MANTEL
Mi madre tejió un mantel
A croché
En ese tiempo yo no sabía nada
Lo llevaba a todos lados
Me asombraba que tejiera en la oscuridad de un cine
Pero ella lo hacía
Y al día siguiente no sobraba ni faltaba una sola pastilla
Así era mi madre en aquellos tiempos
Una mujer extraña
Trabajaba de día y los fines de semana tejía
Me llevaba al teatro
Yo no la entendía en ese entonces
Las madres de mis amigas permanecían en casa
Cocinaban Las recogían de la escuela Les preparaban la
lonchera
Cuando el mantel estuvo terminado
Lo puso en la mesa
Era magnífico
Pero yo en ese tiempo no lo entendí
Era complicado
Me perdía entre sus puntos
Me enredaba en su delicada trama
Veía a mi madre a través de esos anteojos de hilo
Pero ella seguía siendo diferente a las otras:
Trabajaba de día
Bordaba los fines de semana
Y no soportaba demasiado estar en casa
Yo nunca la entendí
Quizá no supe lo suficiente
Tampoco ella me enseñó
Pensó que era demasiado para mí –o muy poco
Ahora mi madre dice que no puede hacer nada con sus manos
El mantel permanece guardado entre los estantes
Yo me llené de diplomas
Y no sé bordar
DEJO LA PALABRA LA OLVIDO
Ensarto hilos rojos negros azules fucsias verdes
Harta ya de los Concursos Públicos para Plazas docentes
Empecé a bordar cada prenda de mi ropero
Arreglé mis títulos doctorales y los guardé junto a la
estantería de libros
Para que no se sintieran menos
CV a foja “0”
Lo archivo
lo fondeo
El mercado quiere profesionales en tiempo récord
Títulos y másters,
etc. a granel
Pero las costureras somos para siempre
Muchas veces he pensado en lanzarme por la ventana
Pero me pongo a escribir o a cortar papel
y se me olvida
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/victoria-guerrero-peirano-2/
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