Regresemos
Regresemos al placer
a las fisuras
al paseo
sobre las cornisas irreales
de los días de fiesta
Regresemos al punto
donde no hay mas tregua
solo el encanto de los labios
Regresemos por delante y por detrás
arrodillados en el aire
regresemos a la ficción
de los días que se siguen…
No regresemos nunca más
Santa luna
santa luna
aureola de tucán
de Aracaju al Sahara
el que no duerme velo
sobre un tabique profeta
el deseo en polvo
sin imagen
Del mediterráneo
Del
mediterráneo lo he aprendido y desaprendido todo, prolongación sensual de cada
noche, la evasión a dos dedos de la frente cotidiana. Artesanía hasta el
fulgor, renacimiento. Esa sobriedad natural como un viento del desierto o
lúdicos remolinos de la vista. Pergaminos del olvido en los refugios de
montaña. Acantilados llamados paraíso por esos mismos demonios de las aguas
subterráneas.
Mediterráneo,
he recorrido los olivares uno tras otro girando por cada fiesta pagana con
vieja madera de brujo. De cada aceituna, la oración del pan y la sed. Oración
de las ramitas secas pisadas por rebaños guerreros o enamorados desnudos hasta
la punta del éxtasis. Ese éxtasis del canto que rodea la luna de su halo.
Éxtasis de las manos que descubren los pechos de la virgen de las grutas.
Éxtasis del queso de oveja, miel y sexo de la multitud familiar. Sexo al azul
de corales marinos, sexo aspirado en el pensamiento como manzana verde
arrancada a los prepotentes de este mundo.
Mediterráneo
sin apoyo histórico, sin gloria ni dolor impenetrable. Apenas un asomo de
dignidad herida donde el sueño dejara ver su fulgor en el instante de su
desaparición. Con sandalias ligeras el alba en el Monte Sannine, los llantos en
la cornisa de Beirut testigo de bodas infames salvadas por las bodas
invisibles. Este mediterráneo, donde la flauta remonta al rocío mismo del
mundo, es capaz de todas las lentitudes refinadas y del hacha en la espalda del
inocente. Ese mismo quien entrega sus aguas al exilio. Se perpetúa en la partida.
Saluda la epopeya del viaje como se saludaría un intrépido guerrero de lo
desconocido. Más no se interesa en el regreso del hijo pródigo. Le es
indiferente como piedra en el hueco de una fuente.
El
Mediterráneo es un pliegue de falda, un jazmín eternamente extirpado de las
callejuelas de la infancia, palabras que recitan rosarios imperceptibles de
penas y alegrías.
Su extremo
pudor es garante de fiebre y sobresaltos.
Mediterráneo
ausente, meciendo sus niños huérfanos con una extraña intuición de la felicidad.
a Claudia
el poema es tu doble
que da vuelta
en tus párpados
hipnosis de tu reino
que liberó el grito
de su espacio vital
tú eres la propia sustancia
que tu poema devora
y es difícil
distinguir tus rasgos
que toman los colores
de la humanidad vacilante
cada vez que el fluido
interior se sobrepone
disipas el polvo
y creas el torbellino invisible
de la piel
el dolor debajo del cuello
es la marca de los desiertos
que portan tu angustia
qué dulzura invierte
el canto de las orillas
que astra el fuego de tu labio
y adereza tu sueño
amor del amor sin ojo
sin memoria sólo el vuelo
y la casa del aire
tu poema es también pecho
excavando los abismos
como boda escondida
Egipto
Cruzamos la
esclusa pasando del último destello a la oración de las aguas. Todo adorno de
los dioses ambiguos.
Entramos en
el misterio sin abrir puerta alguna, deslizándonos desde lo alto a la pasión
ligera como un campesino huesudo cubierto de crepúsculo.
Tal es la
intensidad de los muecines que el propósito se vuelve indistinto y la
resonancia nube de jacarandas. Mística involuntaria que lanza sus lianas
invisibles. Salto del salto.
No sabemos ya
adónde vamos ni si la barca cambia de idea. Amarrar, partir, juntarse con
alegres gritos de niños en la orilla o con pájaros que se apresuran en arrancar
las palmeras por los costados.
Las mezquitas
se han callado en beneficio de la juventud cantando su amor incondicional por
el viaje que les pasa bajo sus narices, sin embargo, logran destilar un flujo
sin igual.
Los mismos
viajeros toman el aire de los pueblos, muy pronto dejados, para encontrar algún
sentido a la travesía. No saldrán ilesos del tiempo, debilitados por el eco de
un amor no invocado. El clima es más fuerte que su contención. De partícula en
partícula se derriten por la noche. Hace un tiempo más fuerte que toda su
contención ¿presagio o murciélago indiferente?
Egipto, mi
Egipto al que vuelvo después de 33 años, con una sensación de gusto a Cristo
que ya no encuentra su cruz ni el arcano de su epopeya. Egipto, no soñé con tus
halcones ni cocodrilos, o acaso el que nos hizo el camarero con la sabana.
Largo cocodrilo de paz con la Guía del Viajero en la boca.
¡Ironía y ternura!
Confundo mi regreso con aquel de Giuseppe
Ungaretti, década de 1930, en el barco Esperia a nuestra Alejandría natal.
Egipto, que la magia te siga llevando como
un talismán contra esta locura que roe tu integridad, tu dignidad. Egipto,
amante de este canto lunar, insomne y libre de toda regla, gestos sencillos de
campesinos que dedican su humilde aliento al aire, al agua y al desierto.
Egipto, cuyos verdaderos dioses aún arden
en los ojos asustados o sonrientes del muchacho del café, mediador humano,
demasiado humano, de un secreto que ya es hora que yo calle.
a mi madre
I
cuántas guerras decías
cuántas guerras y el milagro
de una pequeña llama
que hace bailar los ojos
en su esplendor subterráneo
tu risa disuelve la noche
y me hace jugar en el lodo matutino
como primer comulgante
buscando ante todo la poesía
cuánto menos muerta eres
al lado de este mundo que destruye
su propia raíz
al fin podemos nadar
en la paz de tus manos
II
que ves desde el cementerio
donde creyeron encerrarte
otro atentado justo en frente
el Norte ardiendo
un nuevo grupo armado
con máscara neutra
caída del séptimo cielo
y el control remoto
de tecnócratas melancólicos
complaciendo
coreógrafos fantasmas
la religión en la era
del sin fallo del inalámbrico
marioneta sin hilos
despacio despacio Pinocho
qué ves de este país
que te ha nutrido y maltratado
el horizonte sin orillas
qué ves sólo
el fulgor del mar
ensanchado
de pobreza
y amor
En Gaza era el verano
mar ceja fruncida de almirante
tierra alambre de púas que despliega sus
arabescos
cielo entretejido de drones de todos los
matices
cielo pulpo electrónico donde el sol
escarba la
frente
tierra engendrando torres carcelarias
tierra cada instante más encogida
mar ilusión óptica donde los peses
forma parte de la más alta estrategia del
estado
cielo lluvia de lanzas clavando en el
suelo todo
impulso de humanidad
cielo capsula teleguiada por la justicia
divina quien ha delegado su poder a
máscaras democráticas
mar secándose en la boca de los niños
jugando en la chatarra del mañana
despelleja el eco de caracol
el niño atrapa al adulto con su miedo
sordo
como tambor sanguíneo
pánico y resistencia anciano espejo
de adolescente
tierra enclave respirando a través de sus
túneles subterráneos cavados con las uñas mismas
aquellos ejes diabólicos deberán ser
extirpados de la memoria más tarde
ahogados en un lago de complacencia bajo el ojo del presunto maestro
cielo cacerola de vientres huecos la
tierra
llenándolos de polvo mezclado con
fragmentos metálicos
mar se ahoga en las miradas negras de
asfixia
al revés de aquel viejo dicho árabe en el
cual
el mar está por delante y el enemigo en la espalda
aquí toda idea se acosa hasta ser
aniquilada
ni delante ni detrás sólo la maraña de
pesadillas rugiendo como fieras
afuera mar no es el mar ni tierra la
tierra y
cielo apenas tiene la semejanza con sus
murmullos de espía supersónico
ningún lugar a salvo cuando los rayos se
apoderan del pobre cielo saturado
unicornio sin aliento
cuanto tiempo resistirá este cielo
no sólo teatro experimental de fuego y
silencio
táctico sino también en el corazón de la
seducción o de la invectiva lluvia de
mensajes para provocar la emoción
indígena
adentro sin tiempo de contar cabezas y
cuerpos que
se desmenuzan como
se deshoja una flor
parece que esta tierra es nuestra y que
con
ella caricatura de cielo y al menos vista
al mar con pesca cercana disimulada
no estirar demasiado la paciencia de los
dioses
de la guerra
esos fervientes jugadores de ajedrez
con diversos roles castigar asediar pero
también educar democracia superdotada
y engañadora
aquí en Gaza no somos nada unos necios
igualmente calificados terroristas mujeres
niños ancianos ignominia
desplumados y transformados en entidades
abstractas para purificar el espíritu
colono liberarlo de nuestra obsesión
cada operación en contra de nosotros nuevo
episodio bíblico delirio verboso de
generales
nuestra imaginación laberinto en un
pañuelo
nuestros pies vagan como bailarines locos
en
una jaula que ningún mono nos
envidiaría
pero tenemos generosidad de oprimidos
hacemos vibrar el cotidiano para crear
músicas secretas
sin mar sin tierra sin cielo nuestro grito
recae sobre nuestras cabezas con
proyectiles para enseñarnos a
doblegar
gas de Gaza
Gaza prisión con gas en el ancho mar
Gaza gas gaseado
Gaseemos sobre el futuro
Gaza lengua de tierra a quien se le tira
reverencia
Gaza poema atrapado en las entrañas
Gaza ficción modernidad sobre la cuerda
floja
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/31/MichelCassir/
En Oriente sin brújula
en Oriente sin brújula
cuerpo aplastado como un mosquito
emparrados de viñas frondosas
esplendor de sombra
aricha es su sonido árabe
bajo ella antepasados y recién nacidos
tienen el silencio inquietante
aricha tocón de una historia callada
invita al eros a besos furtivos
serpentea la frescura de la tarde
aricha la infancia enseña a magnificar
las cicatrices de crepúsculo
viñas todavía viñas vírgenes a los ojos
enmarañados como infieles
viñas inclinadas caprichos de lira que
remonta el tiempo cohete sutil
lira entrelazada a las viñas noche el alma
saca cuchillos de reparto y locura
lira ofrece a la terraza leyendas de viaje
el
barco se balancea en un vaso de agua
medio lleno
como noche temblorosa la vida se afina con
cada timbre de lira
ofrenda a los lobos de luna
Afrodita saca su gran juego de bruma donde
los
presentes se vuelven cuerdas de lira y
el arquero capitán de cada derrota
haciendo reinar anarquía de los amores
lira y viñas se cubren de olvido
junto con los niños del desastre soñamos
con
una salida musical a las injurias contra la
naturaleza
lira afronta la guerra y la continúa con
una
letanía oscura para hacer zozobrar
soberbio uniforme de vanidad
viñas salvajes estrangulando las ideas
preconcebidas
las palabras caen como moscas
la noche puede así perpetuar el vacío
amarrado al
deseo
lira brazo armado de sobriedad
trae la luna creciente como novia
ignorando su destino
viñas danzan mientras lira ejecuta ritual
ancestral
platillo volante sobre mesa enflaquecida
por el uso
viñas danzan mientras lira se deja atrapar
por el viento de talle huidizo
lluvia del fuero interior timbal y dolor
de riñones
creando circunvoluciones de tierra ausente de
su propia celebración tierra poseída por
inmundos novios que acumulan piedra tras
piedra red tras red
tierra con estallidos de tropas
disfrazadas
de ángeles
tierra desmenuzada vigilada pulmonar
ofrecida
como la cabeza sangrante de San Juan
Bautista
cabeza rodando en las viñas sangre
mezclada a las
vendimias
lira acompaña cada tragedia multiplicando
senderos de libertad
viñas al viento lira
y lira sueño de viñas
cada dolor bebido y reencarnado.
a Nadim
hay una hora no temprano ni mediodía hora
de
profunda indecisión entre nadar y soñarlo
nadar acto de amor aliento largo de
leyenda
nadador vértice de heroísmo pieza de
infinito
al igual que una siesta fuera de lugar
atrapa a la mente
paraliza cada impulso
así el poema rigor en pereza
la perpetúa más allá de su concha
claroscuro nadar convertirse en actor de
sueño
engendrar poder de inmovilidad que
irremediablemente sucederá
isla se nada bien tras haberla degustado
se nada ya en bruma de ciudades
compulsivas
isla se degusta misteriosamente lugares
incongruentes
hospitales oficinas obras subterráneas
sirena en los momentos cruciales en los
que destino se
juega en las pequeñas nadas
isla abandono y violencia de lo real
melancolía excluida una vez alcanzada la
primera
cumbre de pueblo
café Gabriella vuelve inteligible la
mañana sentidos
reavivados a la vista de pastelerías casas
madrastra invisible reinando en ángulo de
cocina
atuendo secreto
y más alto pueblo que interpela islotes
lejanos sueños absorbiendo toda la lucidez
sauna
de la tarde
aprendemos de fuente segura que cigarras
solo
dominan concierto de día en tiempo de muy
grandes
calores mientras que grillos menos
exigentes no desanimados por frescura
a menos que sea lo contrario
sofisma prosperando en las alturas
trepando todavía más alto y volviendo a
bajar un
poco pequeña joya de industria local
como por milagro una lechería dos mujeres
una con
botas blancas la otra ya curtida
madre e hija primas amigas poco importa
embriagarse con el olor de fermentación
una fuente menos segura esta vez susurra
al
oído que lecheras no llevan ropa interior
signo de que paraíso existe verosímilmente
en la isla
todavía más lejos mar crepúsculo pulpos
a la plancha salsa con ligero sabor a
limón
alcohol anisado no prohibido a los que no
se
emborrachan lo suficiente de tonos rojos
palideciendo
horizonte ni plano ni línea de fuga
relieve de fiesta
asno examinando la caída del sol con ojos
sorprendidos de gafas
a veces cabra se le sube a la espalda
isla se bastaría a sí misma si no
existieran hambre y
vientos
si no existiera también ociosidad mineral
imaginaria
quemada por agosto o los inviernos
si no existiera gran olvido a los pies de
gigantes
que no poseen ni espacio ni epopeya
si no existiera simiente esparcida como
sal
de evaporación lenta
En la parte alta las cigarras poseen el
aire libre.
Alta mar se acopla a nuestros ojos
abrasados. Amor
inédito de claridad erosiva. La ciudadela
no está al abrigo de un
disparo en la sien de la historia. El
viento que se extravía
lleva el incendio hendido. Mediodía
huérfano se nos escapa.
Hay una hora en la que el puerto de Sitia
vira hacia color
de recién casada abandonada. Más tarde el
corazón
desnudo celebra los esponsales del diablo.
Hay
también un tiempo de peces voladores de
perros
alucinados en que el reflejo de la montaña
sedienta
traza una ascesis.
Isla o ballena isla ballena esculpida
rasguño de
sal y colada de crepúsculo. Se ofrece al
reflujo de aventura. Enmascarada tras sus
gafas de
nubes protege su diamante de las codicias.
He percibido su sombra desde el puente del
barco y he
pirateado su esplendor para siempre.
Creación y deterioro
del silencio el poema.
Donde Claudia encuentra al hipocampo
A la salida del hotel me cruzo con la
chica del museo
que se quita sus gafas de sol y me mira
fijamente.
¿Quiere que le abra el museo
de etnología para tomar fotos? Fibras de
seda fibras de algodón de lana y de lino.
Instrumentos de música de la tradición
cretense.
Le cuento mi vida iniciada a los
diecinueve años
de Argentina huyendo de la dictadura y
movida por la
curiosidad de un país al siguiente hasta
el sueño
despierto mejicano. Ella me enseña maravillas
la flor blanca que embalsama el patio del
museo
y Daouli el tambor de doble piel de la
isla.
La tarde avanza como un hipocampo más
seductor que el crepúsculo por venir y las
señales enigmáticas de los aerogeneradores
en la cresta
de las colinas.
Un gigante del mar Egeo celebra a lo
grande sus
viajeros de bolsillos con agujeros nucas
al viento
con las melopeas de la embriaguez. Está
más vacío
hoy que la locura del señor de las aguas
de los aires y de los subsuelos. Casi
divino capital con
máscara reptil. Una hoja de cálculo
emancipada dirige al
cliente hacia una imagen nueva. El navío
de pesado
motor prehistórico es el último aliento
del
mar girando en el vacío para la belleza.
Está
tanto más solo que no cuesta gran
cosa. Sin ricachones alrededor los demás
sin papel
ni sueños por encima de la borda. Las
finanzas como
lloronas diletantes se enrollan sobre sí
mismas
haciéndose alternativamente las víctimas y
las iluminadas.
No más historia no más globo terrestre una
naturalidad
volátil de sabio fantasma. Cuál es este
arte de
cortar simultáneamente y sin dolor la
barca y la mano que la acaricia…
Aturdida por lluvia a qué puede estar
jugando
Cada nota de música dispersa calle
Bobillot
hacia el final de la tarde.
Vuelo planeado Ícaro en ella choca contra
el asfalto
humus resplandeciente de sueño fracturado.
El ángel con abrigo rojo en mil notas
atónitas.
lo que reclamaba el poeta profundamente
dormido
pero sin contar con el eco deformante
lo que reclamaba este príncipe inocente
agua pura agua redonda
unión del fuego de hacha y de la O
voda voda de un paso de baile
ka respondía el eco
ka ka ka falsificaba el eco lejano después
próximo
vod ka vod ka
vodka antes del funeral vodka antes del
adiós
vodka como la pérdida de un recuerdo el
dolor
hoja apenas afilada cantando a voz en
grito
el poeta conciliador se encomienda a todos
sus diablos
para celebrar la cruz invisible y el
tiempo ridículamente vestido
de tantos hermosos corazones
hay libros que abrimos tan poco tan poco a
cuentagotas de rocío negro
las palabras huyen hacia los acantilados
estas bolas
de fuego descienden por el alto gel
imaginario
brecha de avioneta sobre jungla
guatemalteca
el deseo bloquea el motor
libros de forja oxidada aliento sacudiendo
restos
de puros y asesinos de los buenos tiempos
sueño ligero olor de pólvora fresca para
recibir al alba unicornios se apoderan del
crucifijo
todo tiene tejido de toda la seda de China
y la
de los murmullos el golpe de suerte y la
madera hendida
en la médula el tacto y el deseo el amor
en conflicto y el volcán que devuelve el
eco
de un ogro geólogo
todo en todo los brazos caídos y la flecha
en
llamas la hamaca tempestad hastío y fuente
de todo
de nada de todo de nada a la conquista de
las palabras
que sugieren otras para la navegación
nocturna
de todo de nada las manos atravesadas las
manos milagrosas como panes y lluvia
para celebrar la ausencia
una ausencia y todo desaparece nada
desaparece
en lo nuevo de sí mismo sin pasos ni
mirada
una ficción invadiendo todo el espacio del
frente
de batalla ternura irreverente a caballo
solo
flaquea el exceso de aire
como estas chicas que hienden el silencio
de una
cicatriz el agua aflora el volcán
las voces se desgarran al unísono gaviotas
aturdidas por la pérdida de luz
corazones remachados por el vuelo
esta vez ningún palacio surgirá de la
sonrisa
de los demás tan solo una tregua
como estas chicas que nos atrapan en el
espejo
de nosotros mismos alumbran la estridencia
de las
gaviotas
la plegaria enmascara el crepúsculo y aspira
al
nadador extraviado
mientras el aire confisca toda tentativa
de fusión
bordeamos el nacimiento de la aventura
los barcos de la ensenada nos observan
aturdidos
por el temblor de nuestras velas en
ausencia de
viento
Tomado de:
https://www.laotrarevista.com/2017/05/michel-cassir-muestra-poetica-en-espanol/
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