(30 de agosto de 1878, Olot - 2 de abril de 1933, Barcelona, España)
Abetos y hayas
Góticos parecido el haya, el abeto,
sube, seguro, el abeto sombrío,
rígido de hojas, de aire frío,
caro es de un gótico primitivo.
Con sueño follaje trémulo, limpio,
bien lo contrario, el haya sonríe,
más joguinós que demasiado derecho,
caro es de un gótico renadiu.
El abeto es gótico como el haya.
Son las agujas del umbría
donde la luz se rompe el rayo.
Son las agujas soberanas
que, en las alturas de Montseny,
del viento conciertan las campanas.
****************
PÓRTICO
Bella Ciudad de marfil, hecha de mármol y oro:
tés cúpulas irisó en el azul que muere,
y, reflejándose, limpias, en la marejada turgente,
serpentean de las ondas por el torso adolescente.
El marfil tiene la gracia de un mármol constelado
de aurífiques polvillo, como una carne de Albats.
Bella ciudad de mármol del mundo exterior,
acaecida aurífica dentro una mirada de amor!
Estás toda elaborada con ordenado mención.
Te purifica el vivir magnánimo y cruento.
Y, por encima de la endeble grandeza terrenal,
empunyaràs la palma de la cordura - que es inmortal.
*
* *
VERBENA
Luna, barraca barroca;
palpo policial del viento;
grillos, musiquita que toca;
taxi, colina de trigo.
Pasa, nocturna neblina,
Avola hembra del chal,
chal de penumbra que fina,
sombra de noche y de mal.
Abrir del taxi la puerta.
Métete dentro deslice.
Deja Date caer mortecina.
Para el motor del torrente.
Tomado de:
CUANDO TU CORAZÓN SERÁ RAMA DE MIRRA
Mujer, sé el sabor de tu presencia:
la testa, rosa de los vientos invisibles,
el pecho de arcilla que sufre, arbóreo,
con un arranque de brazos que se elevan.
Mujer, sé el gusto de abrazarte, y el estorbo.
Mujer, sé el gusto de huir, de añorarte.
Si tu recuerdo suplirá la conversación,
saberte lejos no suple el tenerte.
Mujer, sé el sabor de la muerte que separa,
liberando de sospechas de cambio.
En el sagrado epílogo del incendio,
cenizas y humo s'espiritualiten.
La añoranza convierte permanencia.
Compenetrados, el diálogo es íntimo.
Tu mente elegiría para regazo
cuando tu corazón será rama de mirra.
POEMA DEL BOSQUE; [IV]
En el punto de media noche el espacio se llenó de
brujas.
Son sus pupilas chicas, rojas como fresas.
Sale un requitzell del fondo de cada grieta,
vestidas con Brial de telaraña verde.
En el Plan de Mirambel, bailando en el claro de luna
como una Fumarel disipan el majano.
El peatón que se pierde siendo carcajadas de huesos.
Si no huyera de miedo, caería hecho a trozos.
Las brujas, mientras tanto, se persiguen afollades
cuesta abajo y buscan las aguas calmas
de las pozas, de donde en los bordes, horribles se
desnudan.
Con qué delicuente se mecen! Con qué platxeri se
mojan.
De vientre arriba se baten por sobre las olas
las hijas de la luna. Son viejas y chupadas
como un manojo de raíces. Los cantos de sus muñecas
muestran el brillo metálico de unas fulgores
felinas.
Los pechos sacudirían, cada sacudida,
como pellingots inútiles. La dura osamenta
los jorobas apunta bajo la piel tirando de y dura.
La nariz inverosímil, Ratat de carcoma.
Las mejillas hundidas. La lengua viperina
salía de las gargantas como una larga espina.
Mientras la oscura dura, cabalgan el miedo,
pero bello punto la nueva luz del día mira a,
s'encalafornen súbitas en sus cubiles de rocas
y aun en las primas grietas de las cepas
hueca, donde guarda cada una lecho y estable
y más de un mejunje que los receta el diablo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario