(11 de septiembre de 1929, Gotemburgo - 14 de mayo de 2011, Lund, Suecia)
Que la vida se abre. Ha sido tocada y se abre
Aún cunde el silencio del nacimiento, la quietud
inmóvil viviente.
Las plantas crecen en la tierra, los cuerpos en las
tumbas. El sol cae a través del ojo multicolor que irradia
***
La forma verbal, un pájaro del alma, sale volando de
la boca del cuerpo humano, un acontecimiento inasible está ocurriendo: la
epidermis del yo desaparece, el lenguaje sale volando como un ave migratoria a
través del mundo, por sobre los mares, el mundo también vuela.
***
La culpa tapa todas las grietas. La culpa lo deja
todo entero y sin vida, un bloque cerrado. Ni una sola entrada por ningún
sitio, soledad cerrada, sellada
La reconciliación es: ruptura, trituración,
movimiento hacia el exterior
***
la vida hace daño, la vida estropea, la gente se
inclina y se dobla negándose
***
Las sienes de los niños son delicadas y en ellas se
acurruca una sombra especial, como si estuvieran debajo de un ala. La infinitud
de la vida se mete en ellas de visita, allí elige sus caminos incontables, sus
desfiladeros, sus veredas, sus fuentes subterráneas
***
El silencio es una garganta. La laringe no puede.
***
(El sentimiento así: que si hubiera sabido cantar
-si hubiera tenido voz- entonces yo hubiera sido yo. Entonces no hubiera tenido
que escribir sino sólo ser)
***
El hombre es una mariposa extraña
***
Del pelo crece la hierba
***
Yo tuve un sueño. El niño muerto yacía en el musgo.
Una voz dijo: ¡Desespérate! Todo lo demás es hipocresía. ¡Desespérate!
Pero el niño que fue enterrado – de su delicado
pecho silencioso crece una tormenta, una canción enfurecida más aterradora que
el fin del mundo
Birgitta Trotzig- Suecia
Traducción: René Vázquez Díaz
Contexto. Material (Visor)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario