TÚ NO ME REPROCHES
por este disfraz de ornitólogo
si ingenuo pajarero echo redes
para capturar fantasmas,
poniendo entre paréntesis otra historia
con otras muertes.
Poniendo lápidas
donde había una vez vuelos y gritos,
cuando todos ya habían olvidado
los nombres de la especie y los más no entendían los
moldes
de Linneo en lengua lunar.
ESTOY AQUÍ EN LA SOMBRA DECLINANTE DE LOS AÑOS
y leo en los periódicos que está por llegar
el cometa Halley.
Pocos lo ven dos veces, hay
quien nace después de su paso y muere
antes de su vuelta.
Su cuerno apunta
a un futuro que se precipita pronto
en salas de memorias.
Volvía a zambullirse en su
espaciada y larga oscuridad
y la infancia de los padres se desvanecía
en los débiles contrastes de una película muda.
Los pájaros y las cigarras
no recuerdan nada de las estrellas:
para picos y élitros
el tiempo es una borra de primaveras muertas.
La huida indescifrable de estaciones terrestres
se fija en arrugas humanas.
Cuando muchacho seguí a Gordon Pym
hasta el embudo blanco que lo traga.
Ahora está todo conocido, todo
ya escrito. Sólo el cielo permanece cerrado
en sus siete sigilos.
JANO BIFRONTE
Él no ha separado nunca
el presente del pasado.
Porque detrás de su cara
no hay nuca sino otra cara más.
Sigue sin volverse el largo vuelo
del halcón peregrino desde la aurora
hasta el poniente que se oscurece, donde
hará su nido
entre despeñaderos o rocas.
No existe para él desprendimiento
entre el antes y el después, sale de sus dos bocas
un solo grito vigilante.
BERCEUSE
Y hecha la hermosa costura en los párpados,
¡duerme, mi niño, duerme!
Ni una gota de sangre te ha salido
de las pestañas. Estrellas enormes
flotan por el aire, tu manita
cuelga de la cama. ¡Cómo te asemejas
al pequeño rey de los Cimerios
que duerme en la orilla del Mar Negro!
Y ahora que tienes la hermosa costura en los párpados,
duerme, mi niño, vuela
por etéreos reinos donde es débil el pensamiento.
Tu sueño es un polluelo en su cáscara.
Yo soy un paso y te rozo aquí cerca,
yo soy el ramito del calicanto
en su jarro y ansío
el aire frío de invierno de tu letargo.
Que los otros se larguen,
yo incubaré tu sueño en su huevo.
Emplearé látigos de zarzas con que lastimar
el lomo de los perros callejeros
que vagan alrededor de tu sepulcro.
RIÑA
Seco con el pañuelo
la sangre que me cae
por el labio.
No te oigo. Soy sordo, sí,
soy sordo. Ve tú
que eres tan listo
y recupera los cables
del ocaso
ahora que la noche desciende.
Me echas en cara la sombra
como si fuera yo
quien la sembrara.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2014/05/poesia-italiana-fernando-bandini/
Entonces
Entonces las palabras salen
despegadas de los vicios del corazón
y sin el más mínimo temblor
se enarbola la página.
Entonces extraemos el jugo
de los significados, cerezas
que no se presumen ricas
de noble sangre.
Entonces no nos importa si el pulso
acelera o no el latido
porque por dentro ya todo ha nacido,
el ladrido, el ciclón y el relámpago.
***
Arriba y abajo
El espanto de la tortuga
volcada sobre el lomo
agitando sus patas locamente,
somos nosotros, somos nosotros
con el lomo de hueso pesado,
y abajo del lomo basaltos,
minerales, fósiles, esquistos,
y arriba: las estrellas;
y abajo del lomo manantiales,
terremotos, candiles de lava,
y arriba: las estrellas;
y abajo del lomo cavernas,
esqueletos de osos y de niños,
y arriba: las estrellas;
y abajo del lomo la espada de los Hunos
y el escudo de Aquiles oxidado,
y arriba: las estrellas;
y las patas que rápidas se mueven
y ruegan
que el viento se detenga
que el gallo cante
que las estrellas
tan implacables
ya no sigan brillando.
***
En estas tardes
Te prometí un concierto de violines sin mantenerlo
ofreciéndote sólo un coro de claxones
en estas tardes de estambres tendidos, en estas
tardes de pistilos abiertos, en estas
tardes de perros que ladran, en estas
tardes con relámpagos de calor, en estas
tardes con velos sobre las ubres de la vía láctea, en
estas
tardes con desesperadas ascensiones a colinas-hembras,
en estas
tardes con gritos suavísimos en los patios, en estas
tardes de espantadas huidas de desnudos, en estas
tardes con rifles que aturden, en estas
tardes con charlas de generales que dan náuseas, en
estas
tardes con planes de invasión en mapas que se encrespan,
en estas
tardes con bombas H en polígonos vastos que se
estremecen, en estas
tardes en que el sexo está hinchado, la muchacha violada
pierde sangre, en estas
tardes con cáscaras de sandía en un rincón,
que no hay nada para mí para ti
sino tan sólo objetos que se compran
y el polvo en la luz de la luna.
***
Minotauro
Ahora que el nuevo gobierno
mueve las piezas en el tablero
acoplando al caballo blanco
la reina de negro
(y nace una cosa
entre rosa y amarilla,
mixtum genus prolesque biformis);
ahora que el viento
empolva de nieve el barandal
y tú te quedas tras los vidrios sin dormir
obstinado en no hacerte matar;
agita el pañuelo del adiós
y despídete de los peones del rey
o el minotauro también a ti te comerá:
abogados con sus villas,
médicos con sus camillas,
inocentes niñas de ojos
malvados, rameras
de mirada dulcísima:
y su excelencia el obispo
recién salido del concilio,
con su bonito pastoral
donde brilla un berilio.
***
La fuerza de vivir
La fuerza de vivir se adquiere
con rara moneda.
No nos basta el salario de la alegre
juventud, despilfarrado en manos pródigas,
ni el agobiante capital de los días
juntado en la edad madura.
Quizá en algún lugar del mundo
haya quien tenga la pura
caridad que libera del mal
y ocupa el tiempo fatal
como el oriol amarillo la cima
del manzano florido:
cada trama de actos en la urdimbre
de su vida es un verso que hace rima.
***
De manera evidente
Ahora, compañeros, que la primavera
enciende flores entre los árboles secos
y promete canastas de fruta
para el próximo otoño,
es preciso tomar plena conciencia
de la vida que libre florece
y hacer inventario
de la natural evolución
que desde el año pasado
han sufrido el canto del verderón
y el color de la hoja de maple
y el perfume del membrillero.
Alguien entre nosotros
es irremediablemente anti-algo
y hay que expulsarlo.
Conocedor abstruso de las reglas
que según él presiden
las ciertas floraciones de la tierra,
no se atreve a salir
de los caminos subterráneos,
aún aturdido por el letargo invernal
cuando la nieves ya se derritieron.
Pero la estrella que esta noche
se acoplaba al rígido aliso,
el muchacho al que aventando
la última bola de nieve
se le derretía en la mano
contradicen de manera evidente
las cabezas de piedra.
El que no avanza retrocede.
La luna de primavera
pasa cada año a través de nuestro cielo
como la sangre a través del corazón.
Entonces proclamo por moción de orden
mi furor
en contra de los sutiles doctores del no-hacer,
deseo que la secta de los topos sea disuelta,
y enfrento el argumento
del impasible viento
que en marzo alborota las cosas
por enésima vez.
Tomado de:
http://letras.mysite.com/fban150718.html
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