Pesadilla
Planillas presentadas fuera de plazo
¿trajo fotografías?
no puedo darle curso
olvidó el estampillado
llene una solicitud
corresponde multarlo
multarélo
¿multaráme?
múltolo
no me multe
lo multé
Fuente: Ciruela la loculira, Saúl Yurkievich, Ediciones
del Asterisco, La Plata, 1965.
Revolución
a Emilio Pernas
Las sillas se sentarán sobre nosotros
las perchas se nos colgarán
los pisos habrán de arrastrarnos
seremos empujados por la puertas
pateados por las pelotas
tirados por las barajas
arrugados por los papeles
mojados por los pañuelos
encendidos por los fósforos
disueltos por los azúcares
revueltos por las cucharas
bebidos por el agua
y no será más que justicia.
Fuente: Ciruela la loculira, Saúl Yurkievich, Ediciones
del Asterisco, La Plata, 1965.
Ladra lo crudo
ese perro ladra de noche
ese perro ladra sin parar
no aúlla ni rabia
no ladra por circunstancia
ladra por condición
¿es el ladrido su pesadumbre?
ladra su fundamento
sus húmeros ladran sus lagrimales su páncreas
ladra lo latente
la cifra de su substancia
lo carnal ladra en él
lo desolado
ladra lo crudo
ladra su atónito desamparo
la vaga vasta amenaza
ladra por todo lo hostil
de noche ladra contra lo oscuro
que lo traspasa
contra lo desalmado
ladra.
Por igual
como perro de noche
por parecido desamparo
ante mí
llora mi amigo Ken
trata de contener su congoja
y desespera
convulso el llanto estalla
impúdico
allende toda urbanidad
el llanto lo rebasa
el cúmulo negro lo abruma
se desmorona su morada
su lengua se deshila
todo se agarrota
el sinsentido lo cerca
lo vacante lo anonada
mi amigo Ken
ya no puede tenerse en pie
estremecedoramente
como perro que ladra de noche
por compulsión
estalla en llanto.
Hay que vivir –le digo.
La vida es un don.
No obstante.
A pesar del pesar.
Es duro, pasmoso, insoportable don.
Fuente: Sueño del ojo y del espejo, Saúl Yurkievich,
Galería Estampa, Madrid, 2002.
Esbozo
Confundes la belleza con el estremecimiento:
lo que porta con lo que aporta.
Es –dices– la trémula singularidad,
luego la gracia, el no sé qué,
el modo o la manera de,
lo muy poco y lo muy mucho,
la nada o el colmo; depende –dices.
No lo sublime, no precisamente;
más bien, en lo admirable, lo mirable.
(¿Suprimes lo sublime?: lo subsumes.)
Cosa de afectos y de efectos –dices–
efectos de los afectos, afectos de los efectos: remolino.
El dolor se fija en una forma,
en su figura queda suspendido
y se transfigura: deleita.
La figura: nube
a la vez visible e intangible.
¿Y lo informe? ¿Y lo feo?
Efectos de lo real –dices– de la razón insuficiente.
Pero la bella totalidad se deshace,
las palabras tienden vínculos inciertos,
el ser se separa de la idea,
se sabe sin saber.
Soy lo que soy –dices–
soy lo que no soy
no soy lo que soy
no soy lo que no soy: vértigo.
Eso no tiene nombre
(ningún eso lo tiene)
se da, se hace, transcurre, opera.
Apariciones son: apariencias
(pases, poses, posturas, imposturas)
pizcas de existencia
(ninguno, nadie, nunca, nada)
modos de ser: del ser: paradojas
por las que toda substancia
(todo lo substancial)
se extenúa: melancolía,
borratina: quizá sea así el mal,
el sinsentido como amenaza.
Otra voz, no la propia, cuando alcanza,
no poseída: posesa, llega.
Otra voz, pero de quién, de dónde.
Sublime, quizá, mas insumisa: ¿ignota?
sin mandamiento: relámpago.
Un momento el pandemonio esplende,
genera su sentido en la distancia
y la voz se ve.
(Como privada de expresión,
viéndose en el verse,
la voz se ve.)
Fuente: Vaivén, Saúl Yurkievich, UNAM, México, 1996.
Contar por sobresaltos
No medir,
contar el tiempo.
¿Cómo contar tu tiempo?
Por lo que acontece
distintamente
por eras personales
según vivas
dicha o dolor
–lo que en ti se destaque
agudamente
o se confunda en el corrimiento–
lo que te corroe
lo que te corrobora.
Contar por sobresaltos
o por sucesión
por prelaturas de celebrantes
de las sacerdotisas
en el santuario de Hera
cerca de Argos
o por genealogías
más y más vagas
a medida que remontan
en edad
o por hazañas de los héroes epónimos
por exterminación de las razas de hierro
por nacimientos señeros
o por las violaciones
que los dioses consuman con mortales
para generar distinta descendencia
tribus nacidas de mezcla.
Contar por capas de leño
o por las alternativas de tu carne
sus flaquezas
por las pérdidas que marcan tus días
por rememoraciones
por ese mismo sueño
que a través de variantes
en tu muñón perdura.
Fuente: Sueño del ojo y del espejo, Saúl Yurkievich,
Galería Estampa, Madrid, 2002.
Tomado de:
http://lospoetasnovanalcielo.blogspot.com/2013/10/saul-yurkievich.html
Sospecha
Los Arcontes no ven.
No nos ven.
Enceguecidos por el resplandor
van tan desorientados
como nosotros
sin rumbo van
como los hombres
sujetos al tiempo de la precariedad
también desaparecerán
se perderán en el olvido cósmico.
¿Dónde los mirlos
dónde los rocíos
el leve trémulo sauce
entre trigales el camino
DÓNDE?
Videntes y no visibles
los Arcontes cejan, están cegados.
A tientas van
como los humanos
se encenagan.
¿Cuál la anchura del decir
cómo ensanchar el entender?
Teniente a Dios
no soy quito de mal
y con suciedad me untan.
Cuero y carne
mi vestidura
con la carcoma en derredor
a Su mezquindad.
Trabajosas las noches
me estremezco
se sobrecoge mi vislumbre.
2
¿Dónde los sones
dónde los dones
y los advenimientos?
De la casa del lodo eres
tierra es tu avenencia
y en el polvo
está
tu fundamento
tu tumbadero.
Los Arcontes ¿desde cuándo?
Desmontado
como ciclista que lleva
su bicicleta con la mano
me apeo
me allano.
¿Matar a Dios
para que no nos separe de los hombres?
Sometido estoy
a una persistente espera:
no veo el fin
MIS ENTRAÑAS
Tenues mucílagos elásticos tabiques
palpitación succión salpicadura
fibras afinadas redecillas
creciente crispadura capilar
aguas cutáneas granos glóbulos
aglutinándose enjugan licuan
raíces tensas asperezas
rizomas estrías movedizas
filamentosas extensiones
penetrantes inflexos incluso embebidos
se imbrican enclavan insertan
racimos de vejigas cartílagos mucosos
gotean grasos degluten glutinosos
empapan las pelambres pujan
hilos viscosidades que serpean
ramales de gomosas tuberías
mangas elásticas barbudas córneas
pulposa maraña que se embrolla
inyecciones deyecciones estertores
caldosos humores alcalinos
torrenciales esfínteres
torbellinos de jugos estirones
revueltos reductores se propagan
secretan acritudes deshilachan
mucosas papilas enervadas
granulaciones irritantes excrecencias
mórbidos bulbos burbujas aceitosas
cuajos blandos apéndices adhesiones adiposas
meandros afelpados dentaduras
algodonosas vísceras laxos túmulos cutículas
bolos pedículos pedúnculos
tendones sebosos tegumentos tupen
ácidas tintas colman las cavernas
se tensan y se laxan pulsátiles válvulas
membranosas costras crestas crespas
apelotonan ceban criban embuten ungen chupan
ADIVINA ADIVINADOR
Cresta, corona tiene, tiene corona y cresta de metal
dentado, para y no para, fuego, echa fuego por la boca, en el pecho otros ojos,
ojos el cuero escamado, cola cual fofa medusa, cala, cela, en una mano un cono
reluciente, en la otra un colmillo de cobra.
Rajante, mancuerna o azafrana, rapapolvo prevarica en
jerga, en perigonza groa, como rana brinca, como boa ciñe, como breva lecha,
sosaina todo lo sancocha, escalda, puede electrizar, cuando no atenebra
aterciopela, algo gaznápiro, un poco petate, defeca fetos o boñiga áurea,
alobadado babea, la barba le da cepa, sobre todo en la loma cuando abre la
puerta de su pecho y muestra la otra cara de la luna.
Si sopla desacuerda, si aspira reconcilia, sólo sus hojas
ceden, el ralo resto consta, consolida, terebrante sobre la arena cárdena, poco
sabe, sabe a poco, rara humedad, cierto revoloteo, vago frutal, algún rumor,
ese sueño, lo malo son las uñas, tercas punzan, un endurecimiento, pero suceden
pausas, la reverberación, el juego.
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/51_52/saul.html
La Cifra
entre millares de grillos que gritan al unísono
hay uno que te canta
entre las nubes de libélulas
batiendo sus élitros zumbantes
hay una que algo te susurra
entre el revuelo de la mariposas
hay una que tremola en tu busca
en sus alas se cifra tu signo
también están tu cuervo tu rata tu murciélago
te rondan
te están destinados
y no los distingues
Gallo De Allá
esta noche vuelve
a cantar el gallo
rayo chirriador
despierta
memoria de los fondos
gallo remoto
erguido
con el pico trémulo
apunta al cielo
y lanza su cacareo
removedor
como entonces la ventana
como entonces está de par en par abierta
sábana húmeda
grillos luceros y luciérnagas
el calor agobia
quieto espero
la entrada de la brisa
olorosa a madreselva
sigilosos
dispersos
ruidos por la ilimitud
cedazo oscuro silente la noche
puntiagudo punza en la inmensidad
de esta penumbra penetrante
en esa bóveda
resuena
la llamadora llamarada
del quiquiriquí
¿cuándo?
allende
¿dónde?
antaño
mi gallo de allá ayer
atrás otrora
canta
Tomado de:
https://www.poemasde.net/poemas-de-saul-yurkievich/
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