Paisaje con poema en segundo plano
I
“Tantos hombres que no existen
para decir el silencio”.
A través de las palabras, las que han sobrado
a los otros y se inclinan a la luz
edificamos la casa, flores alucinantes
y el engaño del fuego eterno
que hay en el amor.
Con esto no invoco un nombre
y mi país, bien protegido, se pone de perfil
con sus mujeres delgadas y sombrías y trágicas
poniendo fuego a los sexos extenuados.
Las hienas dejan de ladrar
cuando el miedo cesa y del paisaje en movimiento
(¿los ríos inútiles? ¿el crepúsculo de las voluntades?
¿los cascos del remordimiento? ¿los niños sublevados?)
se llama, se embebe tipográficamente
la humildad de siluetas alineadas
ante el imposible milagro de los padres.
Como en el circo
hay quien no aplaude.
“Tantos nombres que no existen
para decir el silencio”
pero recuerdo, deletreo lentamente:
nocturno y por lo general inaccesible
un hombre recorre todos los lugares
y se vuelve oscuramente
dentro de sí
-que es la única prisión disponible
para la magnitud de su luz.
Las estrellas bajan al nivel del suelo
y lo guardan para la eternidad
que hay en cada sueño.
II
Todo llegó desde muy lejos
(lo murmuran las mujeres expuestas
acariciando el pubis chamuscado)
para todo este territorio
donde las formas rápidas y convulsionadas
explican las cabezas sumergidas
en el vértigo fabuloso
de las parábolas.
De la infancia a la adolescencia
los chicos lo supieron por el Índico
en la concha llena de sus manos puras y arrebatadas:
la dimensión de lo real es siempre discutible
como hace mucho lo adivinaron
las aves canoras inundando
la inteligencia de la tierra.
Flujo y reflujo en el tiempo y en su sombra
y me disimulo en el hierbajo, en los corales, en el jardín
urbano,
en las orejas aprensivas, en la crispación de algunos
cristales
y sobre todo en los músculos de las palabras ausentes
creciendo en el formidable espacio del poema.
-el amor lo inundará todo
hasta las raíces de las uñas.
De las letras, algunas noches,
son esas las señales que recibimos.
III
Es eso: se muere o se vive en la ambigüedad
pero el amor arrebata como nunca
antes que en otro lugar de la galaxia.
Entonces pensamos:
sobre toda hoja
está la luz, esta sorpresa
el sudor de animales insatisfechos que se viste de nosotros
y de nosotros se asombra (¿o inquieta, subvierte?)
la urbana convivencia
tejida con silogismos
y adornada de odios.
Las cosas ah las otras cosas
surgen de la propia ausencia.
Y así
hay gente que ama el hambre
pues siempre ha aprendido de nuevos fabularios:
la burla nace cuando la duda
toca el simple y delicado poblado
donde el corazón emite
las seculares olas de repudio.
Las palabras maduran, nos trascienden.
Como los días. Este trayecto inmemorial.
Los vanos oscuros de las escaleras. Los estadios al sol.
Las mesas vacías. Un niño amodorrado en la noche.
El imperio de los sentidos. Una brazada de hojas de
mandioca.
Dos mujeres heridas, la porfía. En la piel, los mil ojos.
Y sin sospechar nada, delicadamente
la sombra reflexiva
(¿hace siglos? ¿desde ayer?)
de un escriba en la audición
del poema que no hará.
Porque, hoy como nunca,
“tantos hombres que no existen
para decir el silencio”.
Tomado de:
https://epo2daepoca.blogspot.com/2020/01/heliodoro-baptista_30.html
como un perro
Como un perro me inclino
y trato de leer en las marcas
que la noche no pudo
recoger el tiempo.
Animar la superficie fabulosa
donde gira la mirada del día
lo que fue la vida alboroto
o señal débil.
Me detengo en la huella al lado de la cama.
y la mano cautelosa hincha la memoria
sin luces de sensación
lo que ya está perdido.
(¿Perdí mis pasos? ¿Mi voz?
¿Es tan terrible el amor del hombre?
¿La justicia fue chamuscada en qué ritual?)
Aterrizo entonces lentamente
la oreja en la pared húmeda
y he aquí, una sombra se vuelve
en un amplio asentimiento de simpatía.
En los golpes de paz indecibles
la fina brisa de la noche
la ligera impresión
de un susurro
una puerta entreabierta
donde late la esperanza.
(Ayer ya pasó y el minuto que viene ya es futuro).
Inhaminga-87
I
Hoy, en Inhaminga,
me hundo inmensamente,
mi amor.
Hoy bajo el bosque
el fragar, agotable,
de arañas bordando las telarañas
de desesperanza
Y cerramos los ojos
piedra.
II
¿Cómo puedo decirte, mi amor,
del acre, de la hoja caída
sobre el cabello del niño
suspendido en lo inexpresable
¿nada de nada?
¿Cómo se modula el silencio?
que medida de sangre
disturbios en los rubores
¿cada mañana?
tercero
En Inhaminga, mi amor,
un árbol dice adiós
de alguien que nunca pasa,
sobre las cosas que son
porque ya está ausente.
allí para siempre
La transparencia del horror.
y por destellos, las mismísimas luces,
provocar el secreto inviolable
de los ancestros!
Beira, 19 de mayo de 1987
En Gazeta de Artes y Letras
Revista Tiempo -911
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_africana/mocambique/heliodoro_baptista.html
Hacia el Futuro
Sabrás un día que el amor nunca
nace, nunca debería. El amor es,
siempre fue, siempre fue.
Rigurosamente contemporánea
a la explosión cósmica
que, dicen, descendió al principio
de las tinieblas y la luz.
Luego siguió el ciclo espontáneo
de las épocas, de las estaciones glaciales.
Los continentes son de la misma raza.
Hombres del mismo barro.
Sabrás que, para que haya historia,
los hombres mataron y murieron,
murieron y mataron.
Explicaban, en orgías de palabras,
donde no había nada que explicar,
porque todo se intuía,
el principio era uno solo
y la vida estaba ligada a la vida.
lo sabrás
que el amor lo es todo
y todo nunca fue conocible.
Como nada.
Nunca aceptes ser un mártir.
Ama tu presente y tu futuro
y, en ciertas tardes de sábado,
con los ojos tal vez húmedos,
limpia suavemente mi tumba.
(O, en cambio, depositar
mis cenizas en la
caja de sándalo: ¡nuestro diálogo
tendrá el aliento indistinto de Apolo
y el mago de la armonía sin lágrimas!)
****
Thandi
escribimos en la piel: la
muerte no existe
porque ya nos hemos dormido encima;
¿si algo pasa? no mi amor;
es decir, ¡absolutamente todo sucede!
y el todo es el pan
que nunca estuvo en esta nada;
(pero la nada será el comienzo de todo,
estas ya largas servidumbres humanas);
esquina, te reescribo, Thandi; y si tengo palabras,
es porque imito el canto
de un pájaro adulto fecundado;
(Por supuesto, el lirismo no está atado ni etiquetado:
se acepta tarde o se niega demasiado pronto);
pero el poeta tiene boca:
las metáforas son su artimaña,
para que otros lean
lo que él nunca dijo.
Tomado de:
http://tulisses.blogspot.com/2011/09/2-poemas-de-heliodoro-baptista.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario