(18 de marzo de 1923, Toshima, Tokio, Japón - 26 de agosto de 1998, Kamakura, Prefectura de Kanagawa, Japón)
Cuatro mil días y noches
Para
que nazca un verso
debemos
matar
muchas
cosas,
debemos
acribillar, asesinar y envenenar
a
nuestros seres amados.
Ved,
en
el cielo de los cuatro mil días y noches,
por
tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro,
hemos
matado a tiros
lo
silente de las cuatro mil noches y el resplandor
de
los cuatro mil días.
Escuchad,
en
todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión,
en
todos los puertos y las minas en estío,
por
arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento,
hemos
asesinado
el
amor de los cuatro mil días
y
la misericordia de las cuatro
mil
noches.
Grabad
en vuestra memoria
tan
solo por codiciar el miedo de un perro callejero
con
ojos capaces de ver lo que no vemos,
con
oídos capaces de oír lo que no oímos,
hemos
envenenado
la
imaginación de las cuatro mil noches
y
el recuerdo frío de los cuatro mil días.
Para
engendrar un solo verso
debemos
matar a nuestros seres queridos.
Es
el único camino para resucitar a los muertos.
Habrá
que seguir este camino.
Emperador
Hay
ojos en una piedra, ojos enclaustrados en la melancolía y el tedio.
El
hombre pasa frente a mi ventana, vestido con negros atavíos.
Emperador
de invierno. Mi emperador solitario caminando hasta un camposanto europeo con
la sombra de la civilización en su frente blanca como de cera. Bañada su
espalda por el sol, es doloroso verlo autoflagelarse.
¡Dadme
una flor!
Usted
extiende sus manos. El invierno en el mundo está a punto de empezar, después de
años de razones y progreso. La belleza occidental no es otra cosa que ilusión;
¿quién besaría sus palmas? ¿Habrá aun tierra fértil en esas manos devastadas
por un destino de color del milano?
¡Dadme
una flor, una herida como una flor!
Traducción y nota de Atsuko
Tanabe y Sergio Mondragón
VOLVIENDO A CASA
Nunca
debí aprender palabra alguna
Cuanto
mejor estaría
Si
viviera en un mundo en el que los significados no importen
El
mundo sin palabra
Si
las palabras hermosas se cobran venganza contra tí
No
es de mi incumbencia
Si
significados silenciosos te hacen sangrar
Tampoco
es de mi incumbencia
Las
lágrimas en tus gentiles ojos
El
dolor que gotea de tu lengua silenciosa
Les
echo un vistazo y me marcho
Si
nuestro mundo no tuviera palabras
¿En
tus lágrimas habría tanto significado
Como
en el corazón de una pieza de fruta?
¿En
una gota de tu sangre habría
La
resonancia resplandeciente
Del
brillo de la puesta de sol de este mundo?
Nunca
debí aprender palabra alguna
Solo
porque sé japonés y un poco de una lengua extranjera
Me
paralizo en tus lágrimas
Y
vuelvo solo al interior de tu sangre
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