martes, 16 de julio de 2019

POEMAS DE RYUICHI TAMURA


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(18 de marzo de 1923, Toshima, Tokio, Japón - 26 de agosto de 1998, Kamakura, Prefectura de Kanagawa, Japón)

Cuatro mil días y noches

Para que nazca un verso
debemos matar
muchas cosas,
debemos acribillar, asesinar y envenenar
a nuestros seres amados.

Ved,
en el cielo de los cuatro mil días y noches,
por tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro,
hemos matado a tiros
lo silente de las cuatro mil noches y el resplandor
de los cuatro mil días.

Escuchad,
en todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión,
en todos los puertos y las minas en estío,
por arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento,
hemos asesinado
el amor de los cuatro mil días
y la misericordia de las cuatro
mil noches.

Grabad en vuestra memoria
tan solo por codiciar el miedo de un perro callejero
con ojos capaces de ver lo que no vemos,
con oídos capaces de oír lo que no oímos,
hemos envenenado
la imaginación de las cuatro mil noches
y el recuerdo frío de los cuatro mil días.

Para engendrar un solo verso
debemos matar a nuestros seres queridos.
Es el único camino para resucitar a los muertos.
Habrá que seguir este camino.


Emperador

Hay ojos en una piedra, ojos enclaustrados en la melancolía y el tedio.

El hombre pasa frente a mi ventana, vestido con negros atavíos.

Emperador de invierno. Mi emperador solitario caminando hasta un camposanto europeo con la sombra de la civilización en su frente blanca como de cera. Bañada su espalda por el sol, es doloroso verlo autoflagelarse.

¡Dadme una flor!

Usted extiende sus manos. El invierno en el mundo está a punto de empezar, después de años de razones y progreso. La belleza occidental no es otra cosa que ilusión; ¿quién besaría sus palmas? ¿Habrá aun tierra fértil en esas manos devastadas por un destino de color del milano?

¡Dadme una flor, una herida como una flor!

Traducción y nota de Atsuko Tanabe y Sergio Mondragón
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VOLVIENDO A CASA


Nunca debí aprender palabra alguna
Cuanto mejor estaría
Si viviera en un mundo en el que los significados no importen
El mundo sin palabra
Si las palabras hermosas se cobran venganza contra tí
No es de mi incumbencia
Si significados silenciosos te hacen sangrar
Tampoco es de mi incumbencia
Las lágrimas en tus gentiles ojos
El dolor que gotea de tu lengua silenciosa
Les echo un vistazo y me marcho
Si nuestro mundo no tuviera palabras
¿En tus lágrimas habría tanto significado
Como en el corazón de una pieza de fruta?
¿En una gota de tu sangre habría
La resonancia resplandeciente
Del brillo de la puesta de sol de este mundo?
Nunca debí aprender palabra alguna
Solo porque sé japonés y un poco de una lengua extranjera
Me paralizo en tus lágrimas
Y vuelvo solo al interior de tu sangre


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