viernes, 27 de septiembre de 2024

POEMAS DE EILEEN MYLES


UNA POETA DE LA COMPASIÓN 

 

Le puse un nombre

a lo que sentí

cuando caminaba

por la calle.

La mujer de

voz rasposa

que me gritaba

se parecía a Nude

mi amiga del colegio. ¿Habla

inglés?, me gritó. ¡Sí!

Le grité de vuelta

Pero estaba pensando

en su culo ahí en

la vereda

afuera del Spa

Gem. Ay,

debe tener el

culo hecho polvo

viviendo

esa vida,

pero no la llevé

a mi casa este

invierno. Creo

que voy a ver

pobres por todos lados

este año y

los compadeceré.

¿Es eso un crimen?

Escucho a Jimmy,

un tipo que

me recuerda

a mi papá,

referirse a sí

mismo como el

huésped de la Ciudad.

Vive en salas

comunes del Hospital

de Manhattan, refugios,

basureros, veredas.

Miren a los huéspedes.

Debemos amarlos

con sus llagas,

sus culos heridos.

¿Sabías que

los que no caben

en el refugio de la tercera

son arrojados al

siquiátrico de la isla Ward?

Cuando me equivoco

y camino por la tercera,

veo esos buses

afuera del refugio

de Bellevue.

Visité a Carryl,

como turista de

otras malas vidas,

en todo tipo de

casas de locos y escondites.

La iglesia de las

brujas norteamericanas,

dice ella.

Así

supe dónde

van esos buses

misteriosos.

Naturalmente,

así como existen islas

para la basura, hay

islas para la basura

humana.

Pueden imaginar

esos buses dorados

llenos de fétidos

hombres como barcazas

de basura. Me asqueó la

autoproclamada compasión

del doctor Williams

por la mujer que paría.

Oh, hombre sensible,

todo lírico al mencionar

sus dolores de parto.

Este invierno ningún

pedazo de basura

humana en las escaleras

del metro debiera

conmoverme.

Mis botas

cuestan 300

dólares. No hice

lo incorrecto en el

momento incorrecto,

hice lo correcto. Una

parte de mí

debiera vivir

en la calle

con los

vagos y

mi sangrante

corazón roto.

O quizás

debiera buscar

una profesión

que ayude

más que

una profesión

que observe.

El amor salva

el día donde

Madonna

compra su

ropa.

Entonces

regresé a

su esquina

y le di

un dólar

por este

poema.

 

 

POR FIN

 

Siempre me enamoro de mujeres

cansadas. Parece que me sobra el

tiempo. En la pizarra

del centro comunitario

gay dice:

Damas, necesitamos su

sangre. Después

pasen por la cafetería

de mujeres y tomen

una taza de café.

La donación es

un dólar. Él no

se quejará de

su dedo gordo y

de cómo le duele.

El hombre que

murió anoche.

El escuadrón

de la muerte se

lo llevó. Pensé

en toda la ropa

que el tipo debe haber

tenido. Ahora nadie

puede usarla. Yo uso

a América Central

y al Sudeste

Asiático para calmar

mi mente. Pauline

Kael dice que eso

es sórdido. Vivimos

en una cultura de

hombres que

desaparecen.

¿Cuál es la diferencia?

El gran chiste de Vincent

es su membresía

de cinco años

a un video club.

Lo inscribieron por

teléfono cuando estaba

en el hospital. Él

no sabía

cómo decirles

que quizás con

un año

bastaría.

Otro

hombre delgado hace

un show de

club nocturno—canta

canciones de musicales

para el horror de

los amigos que

lo visitan. Planea

hacer una gira

cuando se mejore.

¡Por lo menos

sabe lo que quiere

hacer! La familia de Jimmy

Wayne dice: Bueno,

así es la cosa. Pero

yo creo que la cosa

no es así. Lo que

hago en mi escritorio

es siempre diferente

a lo que hago

en mi cama. La semana

pasada estuve viendo

la diferencia. Esta

semana otra vez

soy diferente. Gracias

a las ventanas

pienso que

el día es cuadrado

y que la vida tiene

forma de tren. Los grandes

brotes afuera de

mi ventana

me hacen pensar

que estoy afuera

de la vida porque

puedo observar

como cambia

y ella no puede

verme a mí. Quizás

pienses que agradezco

mi visión. Es algo

complejo. Una danza

de imágenes, portales

y ramas que cruzan

edificios, estatuas,

ventanas, salidas de

incendio y gatos

moviéndose lento.

Cariño, la vida

es una fiesta

y yo soy parte

de ella, pero tú

estás separada

de mí.

Así quieres

que sea. La radio

se enciende

y yo casi

pierdo mi estilo.

Te abrí

mi corazón

y ahora

siento que soy

una herida abierta.

Te abracé.

Pensaba que

te sentías

muy bien. Un

día llamé eso

el paraíso.

 

inquietante

una vez que

el tren se movió

 

ahora nada

es igual.

Tomado de:

https://artehacker1.blogspot.com/2017/04/poemas-de-eileen-myles.html

 

 

Mi infancia

 

 

 

Nunca saqué el primer lugar

 

en el colegio. Sólo segundos lugares.

 

Lo que más quería era tocar

 

El saxofón, pero eran muy

 

dorados y demasiado caros.

 

Pedí una trompeta (85 dólares),

 

pero me dijo (el señor Amarusso,

 

cabeza pequeña y cuerpo grande)

 

que no creía que yo pudiera tocar

 

con el diente delantero roto…

 

¿entonces puedo tocar el clarinete?

 

No, ya tenemos demasiados.

 

Y ahí quedó la cosa.

 

Secretamente quería tocar la batería.

 

En mi casa tenía bongós

 

y un disco para aprender

 

a tocarlos que sonaba tucu

 

tucu tuc, tucu tucu tuc y

 

también me sentaba

 

románticamente en el living

 

a tocar canciones de vaqueros

 

con mi armónica

 

y desear estar borracha.

 

A veces, mi mamá

 

se asomaba en la puerta

 

de la cocina y decía: Eileen,

 

eso suena muy bonito.

 

Y yo, naturalmente, me

 

ponía colorada y tartamudeaba.

 

¿Qué pasaba durante mi infancia?

 

Yo sabía que era la número uno.

 

La monja me llamaba a su escritorio

 

y me decía: Es increíble,

 

Eileen Myles, tu coeficiente

 

intelectual es el más alto

 

de todos los séptimos, pero

 

con las caras que hacés pensé

 

que eras retrasada mental.

 

Sos una chica linda,

 

no deberías arruinar tu

 

cara haciendo esos gestos.

 

Lo estás haciendo de nuevo.

 

Lo estaba haciendo de nuevo.

 

Y yo corría desesperada a

 

mi asiento. Escuchen mis pasos.

 

Yo era la chica más gorda

 

de todos los séptimos.

 

Siempre me sentí gigantesca

 

pero seguían poniéndome

 

al medio. Mi hermana Nancy

 

nació en 1953 y tuve

 

que cambiarme de la pieza

 

soleada que estaba en el lado

 

de la casa donde había un

 

pequeño techito privado

 

desde donde mi papá

 

se cayó muchos años después,

 

bueno, en 1961. Me cambiaron

 

a la pieza grande con aleros,

 

donde no se podía hacer nada

 

si querías cambiar cosas de lugar,

 

yo quería cambiar de lugar a mi hermana.

 

Mi hermano seguía a punto de morir

 

y mis papás seguían decorando,

 

esos muros azules con barcos y

 

hombrecitos con telescopios.

 

Un escritorio con una máquina

 

dorada que cambiaba las fechas,

 

papel secante. Mi hermano seguía

 

a punto de morir y recibiendo

 

este tipo de regalos. No estaba

 

tan mal. Yo tenía un amigo imaginario

 

que encontré entre las algas en la playa,

 

medía treinta o sesenta centímetros

 

y era mi amigo y siempre estaría

 

a mi lado. Solamente jugaba con

 

dos muñecas, Davey y Timmy.

 

Me gustaba Mujercitas, pero

 

mi personaje favorito era Laurie

 

y, en realidad, amaba Hombrecitos.

 

Me indigné cuando Jo creció

 

y se puso toda maternal. Es tan

 

material, los muros de piedra

 

alrededor de la escuela de Jo

 

y su marido barbón y viejo, que hablaba

 

igual que su papá, el señor March,

 

que siempre estuvo ausente excepto

 

cuando apareció con unas copias de

 

El progreso del peregrino para sus

 

hijas hambrientas, Meg, Jo, Beth y Amy.

 

¿Por qué a Laurie le gustaría una perra

 

como Amy? Hubo también un tercer

 

libro, Los muchachos de Jo, donde

 

los personajes están gordos y tienen

 

ataques cardíacos, un niño gordo

 

que se llamaba Stuffy, reelegido concejal,

 

se muere en un banquete. A estas

 

alturas Jo se parece bastante a la autora.

 

Durante mi infancia me daban permiso

 

para quedarme despierta hasta tarde

 

y ver a Mary Martin hacer de Peter Pan

 

porque era muy devota del libro.

 

Pasé infinitas horas sentada en mi pieza

 

mirando las imágenes de Peter en mi libro,

 

imaginando las otras cosas que haría,

 

toda emocionada. En la televisión

 

Peter era una mujer adulta con el pelo

 

hacia atrás que hablaba como niño y

 

que volaba por el escenario colgada

 

de unos cables. No podía dejar de mirar

 

su cuerpo sabiendo que era mujer,

 

sintiéndome engañada y confundida

 

porque no buscaban a un niño real

 

para el papel. Oh, yo creo que es increíble,

 

decía mi mamá con admiración.

 

Me gustaban “I’ve Got a Crow” y “I Won’t

 

Grow Up”, pero aun así un niño real

 

habría sido mejor, mucho más emocionante.

 

Y “I’m Flying” me parecía estúpida porque

 

se suponía que estaba volando y, en realidad,

 

no estaba volando, sino que estaba colgada

 

de unos cables. Después de ver ese show

 

nunca más pude soñar con el libro de Peter Pan,

 

pero sí pensé en volar sobre un escenario.

 

Y siempre que mencionan a Mary Martins

 

siento un poco de nauseas. Había algo

 

raro en ella. En la tele pasaron un programa

 

especial de Aladino, la estrella era Sal Mineo.

 

A mi mamá le costó un mundo hacer

 

que mi papá se acostara antes que empezara

 

para que pudiéramos verlo. Él hablaba

 

mucho durante los programas que teníamos

 

ganas de ver. Opinando esto o lo otro

 

sobre cualquier cosa que le recordara

 

lo que estábamos viendo. Hasta que

 

empezaba a gritar porque no estaba bien.

 

Pero esta noche era una noche muy tranquila

 

y yo estaba emocionada y nerviosa, de verdad,

 

y empecé a columpiarme en la mecedora. Mi

 

mamá había dejado sacado de la jaula a

 

nuestro periquito, Nicky, para limpiarla.

 

Dijo que Nicky se veía un poco enfermo.

 

Yo estaba columpiándome como loca

 

al principio del programa y, de pronto,

 

sentí un bulto en la alfombra y mi hermano

 

gritó. Mamá. Y mi mamá salió de la cocina

 

y llegó y el pájaro se retorcía a centímetros

 

de la mecedora. Oh dios mío, dijo mi mamá.

 

Vos no lo hiciste, me dijo. Mientras lo llevaba en una pala

 

a la cocina. Mi hermano gritaba: mató a Nicky,

 

mató a Nicky. Pero yo no sabía que estaba ahí.

 

No lo hiciste vos, Nicky estaba enfermo.

 

Lo mataste, lo mataste. Intenté ver

 

el programa un rato pero sentí nauseas

 

y me fui a acostar. Dentro de mí todo

 

parecía arruinado y ni siquiera sabía

 

qué y cómo había pasado o qué era verdad.

 

Eran mi hermano y mi mamá, pero

 

sentía que yo era la culpable. En la escuela

 

todos dijeron que el programa era aburrido

 

y entonces me sentí un poco más feliz.

 

 

Anne

 

Todo es posible

 

en mi mundo,

 

lo digo en serio.

 

 

 

La tía Anne se puso

 

la ropa de su madre

 

para Halloween, la

 

peluca y los anteojos

 

de su madre muerta.

 

 

 

No se parecía

 

a la mujer

 

pero se convirtió en

 

ella. Es una

 

faceta de mi tía

 

que aterroriza

 

a mi mamá,

 

pero que yo

 

encuentro

 

poderosa y

 

extrañamente

 

hermosa

 

 

 

como mirar

 

a la muerte

 

a la cara

 

y decirle:

 

O.K.

 

Salí

 

de aquí.

 

 

El deseo real

 

 

 

Mi gran sacrificio existe

 

entre los inarticulados dedos

 

de un árbol que resplandece

 

a través de un azur taciturno

 

que guía al cetáceo que soy

 

en taxi hacia el gimnasio

 

y a través del aire húmedo

 

de esta noche en que quiero

 

tomarte en mis brazos

 

y partir juntas a Europa.

 

 

 

Oh, nena, tenemos que hacerlo.

 

Besar cada gota que la ducha

 

deja en tu espalda mientras

 

el radiador chisporrotea y

 

protesta contra la pérdida, la

 

desesperación aparente y el

 

deterioro en los muros de

 

mi forma de vida. Ahora

 

todos lo saben, incluso Joan.

 

No puedo cambiar nada,

 

pero es algo caluroso,

 

terriblemente cálido en comparación

 

con el inminente invierno de 1986,

 

cuando nací con vos siempre

 

cambiabas tu tipi de lugar,

 

pero yo generalmente te seguía.

 

No quiero intimidarte, oh,

 

blanco y negro, blanco

 

y negro. Los policías de la

 

ciudad pasan aullando veloces

 

por la primera avenida

 

como perros gigantes. Tengo

 

que ser fiel a la calle donde

 

nací, Mi juramento, no

 

mientas. Me resbalo, miento.

 

 

 

Mi inmenso sacrificio existe

 

porque todos pueden verlo

 

y lo necesito demasiado.

 

Soy una lesbiana tan tremenda

 

que tengo que tirarme

 

de un acantilado. Soy una poeta

 

tan espléndida que tengo que ser

 

una defensora del verso, dejar

 

de mentirme y hacerme millonaria.

 

 

 

Cada vez que me visto bien

 

pierdo el habla o me quedo

 

sin dinero, eso debería pasar

 

pronto. Oh, dejen que me vaya,

 

libérenme del secuestro

 

de Oh, ¿trabajar para vos,

 

nena, o qué?

 

 

 

En un taxi que avanza

 

por los brazos de una mujer

 

escurridiza podría haber llorado

 

porque no estaba vagando

 

sola. Eras vos, enfundada

 

en un hermoso vestido

 

blanco con negro,

 

blanco con negro.

 

Sentí las cosas que supuse

 

pertenecían a mis catorce años,

 

cuando era perfecta, oh vos,

 

un hombre o algo

 

 

 

maravilloso.

 

 

 

El inmenso sacrificio

 

es—

 

 

 

ella mete un témpano

 

dentro de mi blusa

 

es una idiota

 

 

 

la maravilla del universo

 

es…

 

 

 

Ella nunca fue mimada

 

 

 

Ella puede abrazarme,

 

yo puedo abrazarla

 

también.

 

 

 

Cada trozo de hielo

 

se quiebra, fluye luego y

 

se une a la corriente del río.

 

 

 

Gotas minúsculas

 

resplandecen en las

 

ramas del árbol

 

este invierno

 

y la humedad

 

en tu pelo

 

bajo la luz

 

cuando me muevo

 

hasta acá y vos

 

buscas tu

 

abrigo, negro,

 

envuelta

 

 

 

en él ahora

 

mientras caminás

 

a tu casa

 

 

 

y dejas

 

los postes de luz

 

 

 

a tus espaldas

 

 

 

porque vos

 

sos el

 

norte.

Tomado de:

https://eternacadencia.com.ar/nota/cuatro-poemas-de-eileen-myles/2025

 

 

Arrogante

 

Caminos alrededor de las montañas

 

porque no podemos pasar

 

a través de ellas

 

 

 

Eso es Poesía

 

para Mí.

 

 

Mantequilla de maní

 

Siempre tengo hambre

 

y ganas de tener

 

sexo. Esto es un hecho.

 

Si te tragas

 

la nueva

 

mantequilla de maní

 

no procesada sabe

 

a mierda deberías

 

comprarla en un frasco, como

 

siempre, en el

 

supermercado más grande

 

que conozcas. Y

 

yo soy enemiga

 

del cambio, como

 

ya sabes. Todas

 

las cosas que

 

acepto como nuevas

 

son en

 

realidad cosas viejas,

 

relanzadas: nadar,

 

la sensación de

 

estar sucia en

 

cuerpo y alma,

 

el verano como un

 

tiempo para no

 

hacer nada y no hacer

 

dinero.  Rezar

 

como último re

 

curso. El placer

 

como medio,

 

y luego un

 

medio otra vez

 

sin fin a la vista. Estoy

 

en total oposición

 

a cualquier tipo de

 

meta. No tengo

 

deseo de saber

 

a dónde, cualquier cosa

 

me lleva.

 

Cuando hierve

 

el agua tomo

 

una taza de té.

 

Por accidente

 

leo todos los

 

trabajos de Proust.

 

Era verano

 

yo estaba ahí

 

y él también.

 

Escribo porque

 

me gustaría

 

ser utilizada en

 

los años después

 

de mi muerte. No

 

solo mi cuerpo

 

será composta

 

sino los pensamientos

 

que dejé durante

 

mi vida. Durante

 

mi vida fui

 

una mujer con

 

ojos almendrados. Afuera

 

de la ventana

 

hay un silo

 

torcido. Partes

 

de tu

 

cuerpo que pienso

 

cual franjas

 

que he tenido que

 

aprender

 

a amar. Nosotros

 

nadamos desnudos

 

en estanques y

 

escribo de [1]

 

tras de tu

 

espalda. Mis pensamientos

 

sobre ti no

 

son precisamente

 

prohibidos, sino

 

exaltados porque

 

son inútiles,

 

sin intenciones

 

de atraparte

 

porque yo

 

te tengo y tú

 

me amas. Es más bien

 

como el recreo

 

donde juego

 

con mi reflejo

 

de ti hasta

 

que vuelves

 

y dentro del

 

tú real yo

 

hundo mis

 

dientes. Contigo

 

yo sé cómo

 

relajarme. Y entonces

 

trabajo detrás de tu

 

espalda. Lo que

 

es encantador.

 

La naturaleza

 

está fuera de control

 

me dices y

 

eso es lo que es tan

 

bueno de

 

esto. Estoy inmoderadamente

 

enamorada de ti,

 

noqueada por todo

 

tu nuevo cabello blanco

 

 

 

por qué no debería

 

algo

 

que siempre he

 

conocido ser lo

 

mejor que

 

hay. Te amo

 

desde mi

 

infancia,

 

empezando ahí

 

donde

 

un día

 

como

 

el resto, casual

 

crecimiento y

 

brisas, amor

 

constante, un sand-[2]

 

wich a medio

 

día,

 

un paso corto

 

en el tan

 

cotidiano

 

camino del

 

sol. Yo

 

bizqueo. Yo

 

guiño. Yo

 

aprovecho el

 

viaje.

 

 

El oso de miel

 

 

Billie Holiday estaba en la radio

 

yo estaba en la cocina

 

fumando un cigarrillo del

 

paquete que planeo terminar esta noche

 

la última noche de joven fumadora.

 

Preparé una taza de un extraño

 

tipo de té al que he dado muchas

 

vueltas. Un poco demasiado dulce

 

una mezcla rara. Mi único impulso

 

fue hacerlo más dulce.

 

Ivy Anderson cantaba

 

muy tarde esta noche

 

en mi brillante cocina.

 

Yo estoy cerca del fregadero

 

sintiéndome un poco más vieja

 

llegando a los treinta en mi

 

brillante cocina esta noche.

 

No soy una mujer fea

 

supongo              ah está muy silencioso

 

en mi cocina esta noche              estoy exprimiendo

 

este plástico oso de miel             un fideo

 

de miel gotea en el extraño y dulce

 

té. Es muy tarde

 

la tapa del oso de miel se ha perdido

 

y de algún modo la miel               gotea

 

sobre el rostro del oso atascándose

 

en las grietas bajo

 

los ojos del oso                                ah tan triste y dulce

 

estoy en mi cocina

 

estoy mirando a la cara del oso de miel.

 

 

Serpientes

 

 

Tengo 6 años y

 

perdí a mi serpiente.

 

 

 

La mesa se sacude

 

puedo hacerlo mejor

 

que esto

 

y me arrastro

 

hacia la cocina

 

hacia la escena

 

del crimen

 

 

 

Yo era verde

 

bajé mi tenis,

 

pequeño zapato

 

 

 

Sentí la fría

 

tapa de metal

 

mi cría

 

 

 

mugiendo y todo

 

empezó a cambiar.

 

Tengo 6 años

 

convertida en rayo

 

escribí en la noche

 

 

 

A los 6, tenía plumas

 

escamadas, caí en

 

el lodo, iluminada

 

 

 

Crees que tienes 6,

 

gritó. Estoy cara

 

a cara con una mujer

 

rana sola

 

en mi cama. El cubo

 

en la ventana

 

permanece. Tengo 6.

 

 

 

El teléfono suena

 

blamm tiré

 

un plato. Lo siento.

 

 

 

Ahora las nubes corren

 

con miedo, despierta

 

mis pies están fríos

 

pero yo no tengo miedo.

 

 

 

Tengo seis años.

 

 

 

Abajo

 

con tapas de botella

 

y estrellas

 

adultos y quedos

 

lamentos, autobuses

 

 

 

frenando de golpe

 

tengo 6 años

 

 

 

el pastel está iluminado

 

es redondo

 

los niños

 

cantan. Yo nunca

 

regresaré. Somos

 

tan pequeños.

 

 

 

Mi esposo gira

 

su febril

 

rostro. Yo bajo

 

la medicina. Click.

 

Tengo 6 años.

 

 

 

La película sigue.

 

Pisadas,

 

música estruendosa

 

al final de

 

la guerra. Tengo

 

miedo

 

sostén mi mano

 

 

 

El rostro redondo

 

de la mujer

 

escaleras arriba, abriendo

 

los grifos, tiras

 

de vegetales

 

 

 

deslizándose,

 

su hija reptil

 

nunca

 

regresará. El teléfono

 

suena. Soy yo.

 

Tengo 6 años.

 

 

 

Notas:

 

[1] En el original:

 

“be

-hind”.

 

Podría ser un juego de palabras al crear ruptura entre be (ser) y completarlo en el siguiente verso con hind para completar la palabra “detrás”. (N. del T.)

 

[2] sand: “arena”, wich “cual”. Juego semántico intraducible. (N. del T).

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2015/10/poesia-norteamericana-eileen-myles/

 

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