UNA POETA DE LA COMPASIÓN
Le puse un nombre
a lo que sentí
cuando caminaba
por la calle.
La mujer de
voz rasposa
que me gritaba
se parecía a Nude
mi amiga del colegio. ¿Habla
inglés?, me gritó. ¡Sí!
Le grité de vuelta
Pero estaba pensando
en su culo ahí en
la vereda
afuera del Spa
Gem. Ay,
debe tener el
culo hecho polvo
viviendo
esa vida,
pero no la llevé
a mi casa este
invierno. Creo
que voy a ver
pobres por todos lados
este año y
los compadeceré.
¿Es eso un crimen?
Escucho a Jimmy,
un tipo que
me recuerda
a mi papá,
referirse a sí
mismo como el
huésped de la Ciudad.
Vive en salas
comunes del Hospital
de Manhattan, refugios,
basureros, veredas.
Miren a los huéspedes.
Debemos amarlos
con sus llagas,
sus culos heridos.
¿Sabías que
los que no caben
en el refugio de la tercera
son arrojados al
siquiátrico de la isla Ward?
Cuando me equivoco
y camino por la tercera,
veo esos buses
afuera del refugio
de Bellevue.
Visité a Carryl,
como turista de
otras malas vidas,
en todo tipo de
casas de locos y escondites.
La iglesia de las
brujas norteamericanas,
dice ella.
Así
supe dónde
van esos buses
misteriosos.
Naturalmente,
así como existen islas
para la basura, hay
islas para la basura
humana.
Pueden imaginar
esos buses dorados
llenos de fétidos
hombres como barcazas
de basura. Me asqueó la
autoproclamada compasión
del doctor Williams
por la mujer que paría.
Oh, hombre sensible,
todo lírico al mencionar
sus dolores de parto.
Este invierno ningún
pedazo de basura
humana en las escaleras
del metro debiera
conmoverme.
Mis botas
cuestan 300
dólares. No hice
lo incorrecto en el
momento incorrecto,
hice lo correcto. Una
parte de mí
debiera vivir
en la calle
con los
vagos y
mi sangrante
corazón roto.
O quizás
debiera buscar
una profesión
que ayude
más que
una profesión
que observe.
El amor salva
el día donde
Madonna
compra su
ropa.
Entonces
regresé a
su esquina
y le di
un dólar
por este
poema.
POR FIN
Siempre me enamoro de mujeres
cansadas. Parece que me sobra el
tiempo. En la pizarra
del centro comunitario
gay dice:
Damas, necesitamos su
sangre. Después
pasen por la cafetería
de mujeres y tomen
una taza de café.
La donación es
un dólar. Él no
se quejará de
su dedo gordo y
de cómo le duele.
El hombre que
murió anoche.
El escuadrón
de la muerte se
lo llevó. Pensé
en toda la ropa
que el tipo debe haber
tenido. Ahora nadie
puede usarla. Yo uso
a América Central
y al Sudeste
Asiático para calmar
mi mente. Pauline
Kael dice que eso
es sórdido. Vivimos
en una cultura de
hombres que
desaparecen.
¿Cuál es la diferencia?
El gran chiste de Vincent
es su membresía
de cinco años
a un video club.
Lo inscribieron por
teléfono cuando estaba
en el hospital. Él
no sabía
cómo decirles
que quizás con
un año
bastaría.
Otro
hombre delgado hace
un show de
club nocturno—canta
canciones de musicales
para el horror de
los amigos que
lo visitan. Planea
hacer una gira
cuando se mejore.
¡Por lo menos
sabe lo que quiere
hacer! La familia de Jimmy
Wayne dice: Bueno,
así es la cosa. Pero
yo creo que la cosa
no es así. Lo que
hago en mi escritorio
es siempre diferente
a lo que hago
en mi cama. La semana
pasada estuve viendo
la diferencia. Esta
semana otra vez
soy diferente. Gracias
a las ventanas
pienso que
el día es cuadrado
y que la vida tiene
forma de tren. Los grandes
brotes afuera de
mi ventana
me hacen pensar
que estoy afuera
de la vida porque
puedo observar
como cambia
y ella no puede
verme a mí. Quizás
pienses que agradezco
mi visión. Es algo
complejo. Una danza
de imágenes, portales
y ramas que cruzan
edificios, estatuas,
ventanas, salidas de
incendio y gatos
moviéndose lento.
Cariño, la vida
es una fiesta
y yo soy parte
de ella, pero tú
estás separada
de mí.
Así quieres
que sea. La radio
se enciende
y yo casi
pierdo mi estilo.
Te abrí
mi corazón
y ahora
siento que soy
una herida abierta.
Te abracé.
Pensaba que
te sentías
muy bien. Un
día llamé eso
el paraíso.
inquietante
una vez que
el tren se movió
ahora nada
es igual.
Tomado de:
https://artehacker1.blogspot.com/2017/04/poemas-de-eileen-myles.html
Mi infancia
Nunca saqué el primer lugar
en el colegio. Sólo segundos lugares.
Lo que más quería era tocar
El saxofón, pero eran muy
dorados y demasiado caros.
Pedí una trompeta (85 dólares),
pero me dijo (el señor Amarusso,
cabeza pequeña y cuerpo grande)
que no creía que yo pudiera tocar
con el diente delantero roto…
¿entonces puedo tocar el clarinete?
No, ya tenemos demasiados.
Y ahí quedó la cosa.
Secretamente quería tocar la batería.
En mi casa tenía bongós
y un disco para aprender
a tocarlos que sonaba tucu
tucu tuc, tucu tucu tuc y
también me sentaba
románticamente en el living
a tocar canciones de vaqueros
con mi armónica
y desear estar borracha.
A veces, mi mamá
se asomaba en la puerta
de la cocina y decía: Eileen,
eso suena muy bonito.
Y yo, naturalmente, me
ponía colorada y tartamudeaba.
¿Qué pasaba durante mi infancia?
Yo sabía que era la número uno.
La monja me llamaba a su escritorio
y me decía: Es increíble,
Eileen Myles, tu coeficiente
intelectual es el más alto
de todos los séptimos, pero
con las caras que hacés pensé
que eras retrasada mental.
Sos una chica linda,
no deberías arruinar tu
cara haciendo esos gestos.
Lo estás haciendo de nuevo.
Lo estaba haciendo de nuevo.
Y yo corría desesperada a
mi asiento. Escuchen mis pasos.
Yo era la chica más gorda
de todos los séptimos.
Siempre me sentí gigantesca
pero seguían poniéndome
al medio. Mi hermana Nancy
nació en 1953 y tuve
que cambiarme de la pieza
soleada que estaba en el lado
de la casa donde había un
pequeño techito privado
desde donde mi papá
se cayó muchos años después,
bueno, en 1961. Me cambiaron
a la pieza grande con aleros,
donde no se podía hacer nada
si querías cambiar cosas de lugar,
yo quería cambiar de lugar a mi hermana.
Mi hermano seguía a punto de morir
y mis papás seguían decorando,
esos muros azules con barcos y
hombrecitos con telescopios.
Un escritorio con una máquina
dorada que cambiaba las fechas,
papel secante. Mi hermano seguía
a punto de morir y recibiendo
este tipo de regalos. No estaba
tan mal. Yo tenía un amigo imaginario
que encontré entre las algas en la playa,
medía treinta o sesenta centímetros
y era mi amigo y siempre estaría
a mi lado. Solamente jugaba con
dos muñecas, Davey y Timmy.
Me gustaba Mujercitas, pero
mi personaje favorito era Laurie
y, en realidad, amaba Hombrecitos.
Me indigné cuando Jo creció
y se puso toda maternal. Es tan
material, los muros de piedra
alrededor de la escuela de Jo
y su marido barbón y viejo, que hablaba
igual que su papá, el señor March,
que siempre estuvo ausente excepto
cuando apareció con unas copias de
El progreso del peregrino para sus
hijas hambrientas, Meg, Jo, Beth y Amy.
¿Por qué a Laurie le gustaría una perra
como Amy? Hubo también un tercer
libro, Los muchachos de Jo, donde
los personajes están gordos y tienen
ataques cardíacos, un niño gordo
que se llamaba Stuffy, reelegido concejal,
se muere en un banquete. A estas
alturas Jo se parece bastante a la autora.
Durante mi infancia me daban permiso
para quedarme despierta hasta tarde
y ver a Mary Martin hacer de Peter Pan
porque era muy devota del libro.
Pasé infinitas horas sentada en mi pieza
mirando las imágenes de Peter en mi libro,
imaginando las otras cosas que haría,
toda emocionada. En la televisión
Peter era una mujer adulta con el pelo
hacia atrás que hablaba como niño y
que volaba por el escenario colgada
de unos cables. No podía dejar de mirar
su cuerpo sabiendo que era mujer,
sintiéndome engañada y confundida
porque no buscaban a un niño real
para el papel. Oh, yo creo que es increíble,
decía mi mamá con admiración.
Me gustaban “I’ve Got a Crow” y “I Won’t
Grow Up”, pero aun así un niño real
habría sido mejor, mucho más emocionante.
Y “I’m Flying” me parecía estúpida porque
se suponía que estaba volando y, en realidad,
no estaba volando, sino que estaba colgada
de unos cables. Después de ver ese show
nunca más pude soñar con el libro de Peter Pan,
pero sí pensé en volar sobre un escenario.
Y siempre que mencionan a Mary Martins
siento un poco de nauseas. Había algo
raro en ella. En la tele pasaron un programa
especial de Aladino, la estrella era Sal Mineo.
A mi mamá le costó un mundo hacer
que mi papá se acostara antes que empezara
para que pudiéramos verlo. Él hablaba
mucho durante los programas que teníamos
ganas de ver. Opinando esto o lo otro
sobre cualquier cosa que le recordara
lo que estábamos viendo. Hasta que
empezaba a gritar porque no estaba bien.
Pero esta noche era una noche muy tranquila
y yo estaba emocionada y nerviosa, de verdad,
y empecé a columpiarme en la mecedora. Mi
mamá había dejado sacado de la jaula a
nuestro periquito, Nicky, para limpiarla.
Dijo que Nicky se veía un poco enfermo.
Yo estaba columpiándome como loca
al principio del programa y, de pronto,
sentí un bulto en la alfombra y mi hermano
gritó. Mamá. Y mi mamá salió de la cocina
y llegó y el pájaro se retorcía a centímetros
de la mecedora. Oh dios mío, dijo mi mamá.
Vos no lo hiciste, me dijo. Mientras lo llevaba en una
pala
a la cocina. Mi hermano gritaba: mató a Nicky,
mató a Nicky. Pero yo no sabía que estaba ahí.
No lo hiciste vos, Nicky estaba enfermo.
Lo mataste, lo mataste. Intenté ver
el programa un rato pero sentí nauseas
y me fui a acostar. Dentro de mí todo
parecía arruinado y ni siquiera sabía
qué y cómo había pasado o qué era verdad.
Eran mi hermano y mi mamá, pero
sentía que yo era la culpable. En la escuela
todos dijeron que el programa era aburrido
y entonces me sentí un poco más feliz.
Anne
Todo es posible
en mi mundo,
lo digo en serio.
La tía Anne se puso
la ropa de su madre
para Halloween, la
peluca y los anteojos
de su madre muerta.
No se parecía
a la mujer
pero se convirtió en
ella. Es una
faceta de mi tía
que aterroriza
a mi mamá,
pero que yo
encuentro
poderosa y
extrañamente
hermosa
como mirar
a la muerte
a la cara
y decirle:
O.K.
Salí
de aquí.
El deseo real
Mi gran sacrificio existe
entre los inarticulados dedos
de un árbol que resplandece
a través de un azur taciturno
que guía al cetáceo que soy
en taxi hacia el gimnasio
y a través del aire húmedo
de esta noche en que quiero
tomarte en mis brazos
y partir juntas a Europa.
Oh, nena, tenemos que hacerlo.
Besar cada gota que la ducha
deja en tu espalda mientras
el radiador chisporrotea y
protesta contra la pérdida, la
desesperación aparente y el
deterioro en los muros de
mi forma de vida. Ahora
todos lo saben, incluso Joan.
No puedo cambiar nada,
pero es algo caluroso,
terriblemente cálido en comparación
con el inminente invierno de 1986,
cuando nací con vos siempre
cambiabas tu tipi de lugar,
pero yo generalmente te seguía.
No quiero intimidarte, oh,
blanco y negro, blanco
y negro. Los policías de la
ciudad pasan aullando veloces
por la primera avenida
como perros gigantes. Tengo
que ser fiel a la calle donde
nací, Mi juramento, no
mientas. Me resbalo, miento.
Mi inmenso sacrificio existe
porque todos pueden verlo
y lo necesito demasiado.
Soy una lesbiana tan tremenda
que tengo que tirarme
de un acantilado. Soy una poeta
tan espléndida que tengo que ser
una defensora del verso, dejar
de mentirme y hacerme millonaria.
Cada vez que me visto bien
pierdo el habla o me quedo
sin dinero, eso debería pasar
pronto. Oh, dejen que me vaya,
libérenme del secuestro
de Oh, ¿trabajar para vos,
nena, o qué?
En un taxi que avanza
por los brazos de una mujer
escurridiza podría haber llorado
porque no estaba vagando
sola. Eras vos, enfundada
en un hermoso vestido
blanco con negro,
blanco con negro.
Sentí las cosas que supuse
pertenecían a mis catorce años,
cuando era perfecta, oh vos,
un hombre o algo
maravilloso.
El inmenso sacrificio
es—
ella mete un témpano
dentro de mi blusa
es una idiota
la maravilla del universo
es…
Ella nunca fue mimada
Ella puede abrazarme,
yo puedo abrazarla
también.
Cada trozo de hielo
se quiebra, fluye luego y
se une a la corriente del río.
Gotas minúsculas
resplandecen en las
ramas del árbol
este invierno
y la humedad
en tu pelo
bajo la luz
cuando me muevo
hasta acá y vos
buscas tu
abrigo, negro,
envuelta
en él ahora
mientras caminás
a tu casa
y dejas
los postes de luz
a tus espaldas
porque vos
sos el
norte.
Tomado de:
https://eternacadencia.com.ar/nota/cuatro-poemas-de-eileen-myles/2025
Arrogante
Caminos alrededor de las montañas
porque no podemos pasar
a través de ellas
Eso es Poesía
para Mí.
Mantequilla de maní
Siempre tengo hambre
y ganas de tener
sexo. Esto es un hecho.
Si te tragas
la nueva
mantequilla de maní
no procesada sabe
a mierda deberías
comprarla en un frasco, como
siempre, en el
supermercado más grande
que conozcas. Y
yo soy enemiga
del cambio, como
ya sabes. Todas
las cosas que
acepto como nuevas
son en
realidad cosas viejas,
relanzadas: nadar,
la sensación de
estar sucia en
cuerpo y alma,
el verano como un
tiempo para no
hacer nada y no hacer
dinero. Rezar
como último re
curso. El placer
como medio,
y luego un
medio otra vez
sin fin a la vista. Estoy
en total oposición
a cualquier tipo de
meta. No tengo
deseo de saber
a dónde, cualquier cosa
me lleva.
Cuando hierve
el agua tomo
una taza de té.
Por accidente
leo todos los
trabajos de Proust.
Era verano
yo estaba ahí
y él también.
Escribo porque
me gustaría
ser utilizada en
los años después
de mi muerte. No
solo mi cuerpo
será composta
sino los pensamientos
que dejé durante
mi vida. Durante
mi vida fui
una mujer con
ojos almendrados. Afuera
de la ventana
hay un silo
torcido. Partes
de tu
cuerpo que pienso
cual franjas
que he tenido que
aprender
a amar. Nosotros
nadamos desnudos
en estanques y
escribo de [1]
tras de tu
espalda. Mis pensamientos
sobre ti no
son precisamente
prohibidos, sino
exaltados porque
son inútiles,
sin intenciones
de atraparte
porque yo
te tengo y tú
me amas. Es más bien
como el recreo
donde juego
con mi reflejo
de ti hasta
que vuelves
y dentro del
tú real yo
hundo mis
dientes. Contigo
yo sé cómo
relajarme. Y entonces
trabajo detrás de tu
espalda. Lo que
es encantador.
La naturaleza
está fuera de control
me dices y
eso es lo que es tan
bueno de
esto. Estoy inmoderadamente
enamorada de ti,
noqueada por todo
tu nuevo cabello blanco
por qué no debería
algo
que siempre he
conocido ser lo
mejor que
hay. Te amo
desde mi
infancia,
empezando ahí
donde
un día
como
el resto, casual
crecimiento y
brisas, amor
constante, un sand-[2]
wich a medio
día,
un paso corto
en el tan
cotidiano
camino del
sol. Yo
bizqueo. Yo
guiño. Yo
aprovecho el
viaje.
El oso de miel
Billie Holiday estaba en la radio
yo estaba en la cocina
fumando un cigarrillo del
paquete que planeo terminar esta noche
la última noche de joven fumadora.
Preparé una taza de un extraño
tipo de té al que he dado muchas
vueltas. Un poco demasiado dulce
una mezcla rara. Mi único impulso
fue hacerlo más dulce.
Ivy Anderson cantaba
muy tarde esta noche
en mi brillante cocina.
Yo estoy cerca del fregadero
sintiéndome un poco más vieja
llegando a los treinta en mi
brillante cocina esta noche.
No soy una mujer fea
supongo
ah está muy silencioso
en mi cocina esta noche estoy exprimiendo
este plástico oso de miel un fideo
de miel gotea en el extraño y dulce
té. Es muy tarde
la tapa del oso de miel se ha perdido
y de algún modo la miel gotea
sobre el rostro del oso atascándose
en las grietas bajo
los ojos del oso ah tan triste y
dulce
estoy en mi cocina
estoy mirando a la cara del oso de miel.
Serpientes
Tengo 6 años y
perdí a mi serpiente.
La mesa se sacude
puedo hacerlo mejor
que esto
y me arrastro
hacia la cocina
hacia la escena
del crimen
Yo era verde
bajé mi tenis,
pequeño zapato
Sentí la fría
tapa de metal
mi cría
mugiendo y todo
empezó a cambiar.
Tengo 6 años
convertida en rayo
escribí en la noche
A los 6, tenía plumas
escamadas, caí en
el lodo, iluminada
Crees que tienes 6,
gritó. Estoy cara
a cara con una mujer
rana sola
en mi cama. El cubo
en la ventana
permanece. Tengo 6.
El teléfono suena
blamm tiré
un plato. Lo siento.
Ahora las nubes corren
con miedo, despierta
mis pies están fríos
pero yo no tengo miedo.
Tengo seis años.
Abajo
con tapas de botella
y estrellas
adultos y quedos
lamentos, autobuses
frenando de golpe
tengo 6 años
el pastel está iluminado
es redondo
los niños
cantan. Yo nunca
regresaré. Somos
tan pequeños.
Mi esposo gira
su febril
rostro. Yo bajo
la medicina. Click.
Tengo 6 años.
La película sigue.
Pisadas,
música estruendosa
al final de
la guerra. Tengo
miedo
sostén mi mano
El rostro redondo
de la mujer
escaleras arriba, abriendo
los grifos, tiras
de vegetales
deslizándose,
su hija reptil
nunca
regresará. El teléfono
suena. Soy yo.
Tengo 6 años.
Notas:
[1] En el original:
“be
-hind”.
Podría ser un juego de palabras al crear ruptura entre
be (ser) y completarlo en el siguiente verso con hind para completar la palabra
“detrás”. (N. del T.)
[2] sand: “arena”, wich “cual”. Juego semántico
intraducible. (N. del T).
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2015/10/poesia-norteamericana-eileen-myles/
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