Shangó
El que
lanza rayos
a la casa
del curioso
y congela
la mirada del
mentiroso.
Leopardo,
esposo de Oyá.
Leopardo, hijo de Yemayá.
Shangó que cuece
el ñame con el viento
que sale
de su aliento.
Que da un nombre nuevo
al mucumí.
El que sigue vivo
cuando creen
que ya está muerto.
Orisha que mata
al primero
y mata
al vigésimo
quinto.
Shangó persigue
al cristiano
con su grito,
nube
que oscurece
la cara del cielo.
Leopardo
de mirada
fulgurante,
no permitas
que la muerte
me lleve
un día
antes.
Otro, otra persona
Era obvio que ella me tomaba por otra
persona.
Me dijo: Acércate un poco más
a la luz. ¿Aquí está bien?, pregunté. Aquí es
mi isla, respondió. Y yo asentí,
parado sobre el círculo de luz donde ella
me había pedido. Ya me sentía otro,
otra persona, aunque aún no sabía
exactamente quién, qué otra persona.
Penuria Revisitada
Las putas, como los dioses,
cobran por lo que dan.
Los poetas, no.
Policías y pistoleros
venden seguridad
(es decir, venganza o protección).
Los poetas se jactan del limbo, del veto
de la censura, del exilio, de la bulla
y del dinero no).
La poesía es pan (alimento para
el alma, se dice), pero atención:
el panadero de la esquina más corriente
vive de lo que hace; el más
fino poeta no.
Los poetas dan gratis
el aire de su gracia
(y encima se burlan
-en compañía de las polillas-
de tan “noble condición”).
Sacerdotes y pastores venden
lotes en el cielo
a plazos.
Los políticos compran y
(se) venden
a la primera ocasión.
Los poetas (puesto que viven
de aire) hacen del No, gracias
su canción.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2023/10/poesia-brasilena-ricardo-aleixo/
CINE-OJO
Uno
chico
No.
Era
más
uno
felino,
uno
Exú
felino
chispeando
entre
tú
carros
uno
punto
tachado
el
láser
en
noche
de
camino
lleno
a
tú
lados
de
Mercado.
De Orikis, 1996
HOLA
repito lo que
recita el viento:
que las cosas vienen
a su debido tiempo,
que ellos saben
¿Qué hora es la de ellos?
que esta vez
casi nunca
es el de los vivos pero
que, por tanto,
la fuerza es la rendición
a su fuerza
hoja en movimiento
en el viento, rasgando el cielo,
diosa celosa de las cosas
que te ofrecen
y de cada cuerpo cuando
baila en f esto
en tu nombre en el viento
verla: resplandeciente
aquí ya contando
Ali-epa, Oiá-Ó!
De Orikis, 1996
BLANCO
los que son blancos y los que no son blancos
quienes son hombres y quienes no son hombres
son adultos y los que no lo son
Los cristianos y los que no lo son los que son ricos
y aquellos que no son ellos mismos que están cuerdos y
aquellos que
No todo el mundo lo es, pero no lo creen.
que son como los demás que se entienden
que se expliquen, que se cuiden de que
De Revista de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional,
25 (1997)
OSCURIDAD
vacío hasta
abajo
apretado en
oscuridad
una vez más
día de
liza a
dentro
de un
de los tres
caminos
sin retorno
De Trivio, 2001.
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_brasis/minas_gerais/ricardo_aleixo.html
Mézclate con el sonido del mar.
Se
mezclan con el sonido del mar,
pero son y serán siempre lo que son:
ecos de intentos de conversación
en
lenguas entre ellos,
dentro de los tumbeiros, camino
de nuevos desastres sucesivos.
¿Cómo escucharlos sin tratar de inter-
practicarlas, ante la total imposibilidad
de ignorar sus cadencias,
sus inflexiones, la veta del
sus timbres, es algo así como
agua fluyendo a través del agua y más
agua y uno nunca se queda sin agua?
Y reír libremente y no morir
Poder morir
estando aún en el útero
de la mujer
que me dio a luz.
Y no haber
muerto allí.
Poder morir
por algún veneno.
que alguien
sopló en una fruta
que yo, de niño,
cosecharía mientras
jugó solo.
Y no morir.
Poder para morir
Adolescente bajo
las garras distraídas
de un rincón
el domingo.
Y reír libremente y
no morir.
poder morir
En un día caluroso
ya está todo seco.
adentro, y la
ciudad y el mundo
otros. No morí
en un día como ese.
Poder morir
de tantas maneras
y
nadie ha muerto nunca
estos muchos años
que he vivido
aquí entre
los humanos.
Tomado de:
https://revistaacrobata.com.br/demetrios/poesia/4-poemas-de-ricardo-aleixo/
cualquier voz
Ahora bien, allí fue mucho antes. ¿Te
imaginas la voz de la chica del otro día,
tirada en la calle, pero aún respirando? Las cosas
se interponen, interrumpidas.
¿Dónde empieza la mirada y dónde termina?
Otro verbo sin presente: morir. No
dije recordar; imagina, es lo que dije.
¿Se logra? Su voz, alguna voz
que nunca has oído, cualquier voz. Antes
que nada, ahí. La mirada puede comenzar
antes de que se abran los párpados. ¿Y termina?
No termina.
Inconsciente de
elijo escuchar,
Sé muy bien que el riesgo no es pequeño, medio
dormido en el asiento del autobús
, a menos que ella volviera la cabeza, no pensábamos
en palabras,
pero con cada nuevo
ángulo revelado, siempre a punto
de caer, fue entonces
cuando el tipo regresa, elijo
no hablar, no
Considero prudente
hablar, insiste,
la imagen fija en la retina,
huellas en la arena, llega
un momento en que ya no se puede
retroceder, un niño sueña y ríe a
carcajadas, guardando en secreto,
una página en blanco,
Ricardo Aleixo
Pensé un corte,
animales con cuerpos cilíndricos,
imagínense lo que hay
dentro de un árbol,
elijo mirar el fuego, ayer mismo, todo inacabado,
dos guijarros a la orilla del lago, alguien más habló,
una secuencia de desvíos, yo escuchado sin entender,
estoy solo, aquí, escrito
Tomado de:
https://www.bpp.pr.gov.br/Candido/Pagina/Poemas-Ricardo-Aleixo
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