viernes, 20 de septiembre de 2024

POEMAS DE SILVIA CASTILLERO


Sirena

Entre dos gajos de la noche

agoniza la sirena.

Al arrastrarse

agua tersa va muriendo.

Retrocede hasta donde cierra la calle

para olvidar sus ojos

sobre una piedra.

on botellas vacías circunda su lecho;

todo allí está roto.

Entre soplos arenosos

y polvo que se clava

se desvanece

abierta a la noche y ciega.

 

 

El mono

El monto en el árbol

prisionero

entre el negro y el ocre.

El mono nace

enrejado por líneas.

Del mismo color del árbol

seco nace.

 

Un solo rasgo lo distingue:

su mandíbula de hombre,

su grito más grande que

todo su alrededor.

 

 

La cebra

La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto; nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso.

 

José Saramago,

Ensayo sobre la ceguera

 

Al irse, él se hundió en el humo negro de resina ardiente. Atravesó franjas, pequeños abismos donde su paso parecía esfumarse. Una vez que comenzó a cruzar la avenida, Silenia lo vio desde el borde, sobre las franjas negras, alargar vertical su cuello, en una línea mínima e interminable, y someterlo al propio cuerpo, horizontal ahora, para borrarse ante la corriente de las franjas blancas: acumulada como una ola que se estrella en una roca y cede sus formas a la luz.

 

El claroscuro de la cebra se sucedía en un hilo de nada. Pocas horas más tarde, la duermevela quiso volverla inofensiva, de un gris de asno. Entonces era sólo una pasarela curva por la que desfilaban rápidas, zapatillas de charol negro y tacón fino. O una charca por la que botas de ante se abrían paso. Lo cierto es que de la cebra desaparecieron sus fauces de espectro y su geometría peligrosa de negros y blancos, rayando ruidosamente la lejanía.

 

Pero cuando la cebra quedó sola, y los rayos del sol callaron sobre el polvo rojizo de la calle, la sombra se alargó desmesuradamente hasta dibujar un sueño en Silenia: unir la ciudad y traer el mar a los lados.

Tomado de:

https://www.otraparte.org/agenda-cultural/literatura/silvia-castillero/

 

 

Cantos

 

De la piedra, Eloísa,

vuelves incandescente, de cada piedra

eres extraída en un cúmulo de años:

rosetones de lo que fue tu cuerpo.

Te aligeras, tal vez

te aligeras cuando apareces bajo el cincel,

clara, cálida, de un ocre matutino. La luz

con su prisma incita tu boca impregnada de sol.

Pero la piedra te arrebata,

sólo mis sensaciones te reconocen, ruedas

entre los bloques extraídos del suelo, cantos

agudos y esculpidos te arrastran del detalle

hacia el tiempo tumultuario y amorfo.

 

 

El ángel

 

No quiere ver el cielo

resbala por el cordel

hacia una penumbra color sepia

en el vano de columnas.

No quiere el cielo, en sus manos

el temblor:

rúbricas de la tierra.

Y sus dedos alargan el tacto

sobre la desnudez de la bóveda.

Las alas abiertas;

mas su cuerpo se inclina

ávido de cierzos y cabras,

se va con nuestro paso:

ese ángel.

 

 

Letanía

 

Dintel o tallo,

pétalo: la memoria.

Palabra inútil

entre labios ávidos,

sin despedida

voló, tasajeó,

hubo alianzas,

sonidos acodados.

¿Música?

Rogaba en rimas,

mejor: rezaba.

Empeño balbuciente

—la memoria—

atiza la mañana.

Como letanía al alba

se vuelve necedad.

Al atardecer

memoria violenta,

y toca una a una

sus astillas,

letra sin letras,

rijosa, cruel.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/silvia-eugenia-castillero-cantos/

 

 

Hendidura 

 

Se rasga una superficie pero nadie sabe,

 

la cima está en la textura misma y no hay quien lo advierta.

 

En la alcantarilla hay milímetros expandiéndose

 

inútilmente, se agitan las formas espaciales en

 

el reflejo de la hendidura, en su vertedero, en su derramarse todo

 

en el vacío. Ahí están las huellas buscadas, en esa innecesaria

 

corriente de miligramos que van incrustándose de migaja en migaja.

 

Impera el precipicio desde ahí, olvida la barranca, el acantilado;

 

en las inmundicias está la catástrofe, el derrumbe inicia en su desfase,

 

en el monstruoso engranaje de la materia. Ahí estás tú.

 

.

Claridades

 

Claridades

 

de frente como playas encontradas

 

se interrogan

 

ansiosas, arremeten contra sí.

 

En su rango de luz ansiosa

 

se bifurcan —son camino

 

que nunca se encuentra.

 

Rival de sí misma

 

la luz gorjea ávida hasta el borde

 

de la tarde

 

restañando las siluetas

 

seccionadas por ese bisturí

 

de luz naciente sobre arena dispersa.

 

Roce perpetuo y alado

 

el rastro de luz:

 

parece una vela violenta

 

encajada, tirante,

 

acrisolada en su propia violencia,

 

en su anhelo de

 

ser oscuridad es

 

sólo un pestañeo:

 

indecisa continúa destruyéndose.

 

.

Destinos 

 

Entre el suelo apisonado y la borrasca.

 

Entre partículas de aire y los átomos del agua.

 

Entre el sonido de un mapa y la bandada de nubes en silencio.

 

Entre cada piedra y su lugar perdido.

 

En ese hueco del olvido.

 

En ese hoyo sideral, negro o gris, en esa catacumba de los espacios

 

va la vida de una hormiga, o ni siquiera, va la morosa actividad del polvo.

 

Pero nadie ve las huellas de lo recóndito:

 

encender la luz, cerrar la ventana, caminar por caminar.

 

Pasos inútiles que no son pasos, pasos que no se cuentan:

 

económicos intentos de existencia o paranoicos excesos por existir,

 

hacia su propia servidumbre irían, pero pasan

 

sin ser contemplados, pasan.

 

.

Boulevard 

 

Un hombre camina por el boulevard, pregunta, voltea y

 

mira una calle que rezuma una y otra vez la misma historia

 

de un hombre que camina sin voltear atrás. La calle

 

vierte hombres que no miran, sólo caminan, si caen

 

se levantan sin voltear, si miran caen y siguen. Voltear

 

es palabra aguda y la calle, andar la calle, es tan grave:

 

lo único que nos habla de verdad es el polvo,

 

sentimos los grumos, las piedras minúsculas nos

 

persiguen. Se levanta a veces un cúmulo de impurezas,

 

un tumor, el falso espacio del vacío que se llena, se tejen

 

sus moléculas sobre la textura de algo que pareciera

 

un ser vivo, balbuciente en su necedad

 

de andar la calle. Titubea, no siente, camina y sigue.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2014/08/poesia-mexicana-silvia-eugenia-castillero/

 

 

LA ESPERA

Eloísa espera.

Un silencio de quilla de barco

al romper las aguas atraviesa cada

trazo del tiempo,

allí suspendida una gota se alarga

se alarga,

la espera inconclusa

colgando

de cualquier veta.

Puede ser una rama

rodeada de vacío,

queriendo volcarse en algo,

caer por fin, romperse.

 

 

TAJO

Tiene que haber sido el mar con su furia.

Arrastró de tajo las formas, la lengua,

la plegaria matinal. Tiene que haber sido

esa descomunal fuente de cristal en pedazos.

Labriego insoluto, huérfano océano

desbordó la intimidad;

rabioso horadó los herrajes de la noche.

Furia venida del espesor de arenas

y rocas. Con su perfil de resaca

nos dejó sin costa, sin muelles,

en la abstracta posición del alba.

(De Eloísa, Editorial Aldus

y Universidad de Guadalajara,

Ciudad de México, 2010.)

 

 

YO SOY LA VIRGEN NEGRA

Yo soy la virgen

mírame qué opaca,

tengo en la mano el trigo,

las mieses como balanza.

Yo soy la virgen negra,

oscura por mi caos,

violenta y tibia;

no tuve en mis manos

el horóscopo, nunca supe ver el cielo,

tampoco me dieron la balanza

que otras mujeres toman

y la introducen al seno

para ser luminosas.

Yo soy la virgen imperfecta,

me preñaron los campos

de ardor inconsciente,

me rondaron los vencejos

y quedé a medio terreno

tres veces preñada,

ajena a la tierra.

Quise ir tras los ángeles,

buscar un lugar en los cielos,

quise luces, quise ráfagas.

Soy la virgen negra.

 

 

EL AQUELARRE

La gota cae del pozo al océano,

un vuelo de gansos:

entre mis dedos el confín,

gota tras gota.

Es la confusión —porque lo amaba.

Sube la marea, llegan los diablos,

forman un aquelarre en mis manos.

El sudor las agrieta. Llueve: doce gotas

caen sobre el cántaro. Es el tiempo.

Mi mano entumecida se llena

de hormigas: agujas. Vienen los gansos

de nuevo —mil entre mis sueños—.

¿Volverá? Gotas y penumbra, siluetas

y el espejo: allí permanece un buitre. Acecha.

En la acequia las gotas ya no irrigan paz.

Buitre y océano son aguijón: victimarios.

Me quedo esperando a la intemperie.

Sin corazón. Regreso, lo busco.

Soy Lot. Prefiero la piedra.

(De En un laúd —la catedral,

Fondo Editorial Estado de México,

Toluca de Lerdo, 2012.)

 

 

PLAZA SAINT-SULPICE

Girasoles allí, tambaleantes,

rondando a los leones su color

amarillean y casi boquiabiertos.

En su rumor: letanía del caer y aglomerarse,

el agua se desprende de su ruta; ya sube,

ya bucea, canta por la piedra, entre la fauna,

hasta el fondo de su propio espiral.

Con espasmos se hunde, se alarga lejos,

de su respiración breve sabemos

cuando renace,

en ese dibujo insolente que no se alcanza.

Atajarlo, arrebatarle su delirio,

capturar del agua sus repliegues.

Pero sólo temblamos: girasoles mudos.

Tomado de:

https://materialdelectura.unam.mx/poesia-moderna/401-212-silvia-eugenia-castillero

jueves, 19 de septiembre de 2024

POEMAS DE ENZA GARCÍA ARREAZA


CUANDO ERA NIÑA

temía una invasión alienígena

aullaba en secreto cada vez que pensaba

en la nave nodriza

y además quería cogerme

a Fox Mulder

 

quizás por eso al mismo tiempo

temía que llegaran los hombrecitos verdes cabezones

o mis abuelos muertos a castigarme

con fuego eterno

porque había descubierto

mi centro de gravedad entre labios mayores

 

qué infeliz era

dios mío

gordita y libidinosa

hija de pobres y taciturna

además creía que era muy bruta

y que jamás obtendría un empleo en el FBI

 

:

EN NUESTROS DELIRIOS ROMÁNTICO-PARANOIDES

James y yo nos preguntamos

si su agente de la NSA

también se hará la paja con mis fotos

si pensará que soy otra narcomuñeca

llenándole la cabeza de musarañas

a un principito inocente del Midwest

 

después lloro

y James cierra los ojos

le hablo del hombre sin cabeza

que me sonríe cuando no tengo

más opción que respirar

 

tú crees que es amor

pero sólo es un viaje de medianoche

así dijo Brodsky

lo único que puedo citar de memoria

 

:

2.

la mayoría de las historias que bosquejo

no llegan al papel o a la pantalla, se conforman

con transcurrir en esa licuadora ciclotímica que

es mi interior. Puedo jurar que he escrito varias

obras maestras en el autobús que me lleva

desde el supermercado hasta la casa, en esos

días raros en que no me asesinan o me roban,

pero se deshacen en algún olvido; sólo me

queda la certeza de haber sido otra persona,

de haber vivido un deleite envidiable en

silencio. Tal vez escribir no sea más que el falaz

eufemismo del aislamiento, incluso cuando

se está desesperado por atención

:

 

ABRÍ UNA GAVETA Y ME ATACARON FOTOS VIEJAS. Mamá y papá posaban como si

una ola de magma los hubiera obligado a despertar. Yo tenía nueve años la primera vez

que contemplé un suicidio, en vista de que ya se hacía irrefutable que ninguna familia

acomodada vendría a reclamarme después de que un error en el hospital nos trajera hasta

aquí. Yo tenía nueve años la primera vez que quise planificar un titán y perseguir a unos

culpables.

 

:

A VECES UNA MUJER SE DESPIERTA A LAS TRES DE LA MAÑANA y recuerda que

dicen que esa es la hora del diablo, pero no es el diablo lo que ante todo la inquieta, es la

duda, es no saber quién va a comprarle cigarros a mamá de ahora en adelante.

 

:

UNA NIÑA JUGABA AL SEXO

con sus muñecas

a veces jalaba la ropita interior

entre sus labios

todavía desprovistos de pelambres

a ver qué se sentía

 

una niña jugaba al caballito

a que un tigre la secuestraba

y le abría los ojos

a que Blake era un pran y la calle

un amistoso desconcierto ensangrentado

 

:

4.

pero hubo una época en que yo escribía

para nadie, no había reseñas, ni culitos

echándote los perros, ni ferias, ni bautizos en

Lugar Común, ni críticos rabiosos por Twitter,

ni jevas locas desesperadas por ser tus amigas.

Escribías en silencio, a secas, como cuando

vas en el autobús con una salsa clásica a toda

mecha. No tenías edad para coger o votar,

pero sabías dos o tres cosas importantes.

Sabías conjurar tu propia ausencia. Le ponías

seguro a la puerta para rayar un cuaderno y

tocarte aquella preciosa posesión genital,

todo eso para ver qué era cierto y qué no. Hay

algo penoso en soñar con el cuerpo despierto

y buscar la verdad. Es ausentarse de la

realidad, comprometerse con un fervor por

cierta nada formidable y presuntuosa. Es la

adrenalina de los aburridos que leen o de los

elegidos por Dios.

:

 

SIEMPRE HAY UNA VIEJA

a punto de hacerme la vida imposible

quiere ser mi amiga mi consejera

quiere prepararme una sopa y darme nociones de bruja

quiere decirme que me cuide el dulce

y que no tome en serio a mi marido

 

quiere hacerme su hija honoraria

[por lo general esta clase de vieja tiene al menos

una hija

que no la soporta ni la llama]

y quiere que le deba todo un vestido una taza

una carta de recomendación y un unicornio

 

y es ahí

donde yo sólo pienso en ese dialecto pabloescobar

que aprendí en Netflix

ay pero no sea usted tan gonorrea

ni que fuera Wisława Szymborska

ni que la mismísima Emily Dickinson

hubiera saltado la verja que separa

la eternidad del chisme y hubiese reencarnado

en esa derrota

cazar muchachitas para odiarlas de cerca

 

plot twist: I am getting old too

 

:

POR TARKOVSKI HAY QUE DIBUJAR UN CABALLO

y sentir vergüenza

naciste sin pelos y con exceso de cielo

y hay que tomar en cuenta que los abedules

se incendian como todo

y cada niño muerto será un peso en tus hombros

hay que leer un poema de nieve fastidiosa

pedirle a la sombra de la casa que nos devore

despacio que nos deje una ñinguita de voz

para la plegaria cuando venga la noche y el rito solo

de recoger amadísimos escombros de escarcha

aunque seamos trópico

porque malditos estamos y el temblor es santo habitual

por Tarkovski hay que volver sagradas las grietas

 

:

6.

en una ocasión más lejana recordé otro

de mis primeros ejercicios narrativos, gracias

a que estaba con un novio. A él, de la nada

–y digo de la nada porque no era algo que

hubiésemos conversado antes– se le ocurrió

jugar, en medio de una faena amorosa, a que

me violaba. «Esa es tu fantasía, ¿verdad?

Que te den duro, que te agarren y te violen esa

cuca». Ni siquiera me enojé, bah. En realidad

sentí un poco de lástima porque él quería

parecer un chico malo pero no hizo mucho

más que el ridículo. Le seguí el juego, yo tenía

veinte años y estaba enamorada.

Lo importante, en todo caso, es que recordé

en un sopetón emocionado que años atrás

–cuando comprendí que vivía en un mundo

en el que podía ser violada– siempre recurría

a una ensoñación donde remediaba el peligro:

me imaginaba a mí misma como una samurái

o una Chuck Norris, y más tarde como Trinity

la de The Matrix. En mi mente no sólo escribía

que algún día tendría sexo sino que también le

haría mucho daño a quien se atreviera a pensar

que podía hacérmelo a mí. En mi imaginación

yo era valiente y estaba

a salvo, blandía espadas y repartía puñetazos

místicos. Tal vez la imaginación es el único

lugar donde estamos a salvo, aunque es bien

sabido que los libros también nos hieren.

:

 

SI HICIERAS UN MAPA DE MI CUERPO

encontrarías rastros de aquel estallido

donde mueren dinosaurios

donde agonizan los seres que no me amaron

 

mira si es larga la fila de gente

que no daría la vida por ti

a diferencia de tu madre

que en realidad no tuvo más opción que abrirse de par en par

y escupirte

sobre el suelo y sus fósiles

como hacían las mujeres en 1987 cuando todavía

nadie exhibía sus trapos sucios

en forma de hashtags

 

de ahora en adelante seré teleológica

acotaré que todos estos poemas

hablan de ella

la muy insufrible que ni hablar bien sabe

seguro diría que este poema es cizañero

que mejor me siente y me sirva un pedazo de torta

 

:

AYER SOÑÉ QUE HABÍA UN OSO EN MI CUARTO. Me gusta cuando sueño con

animales. Con suerte, si los toco, puedo despertarme con la sensación del pelaje. Yo sería

feliz si pudiera abrazar animales todo el tiempo. Hace rato dibujé una garza y me imaginé

que la sostenía entre mis brazos, con mucho cuidado de no lastimar su precioso cuello

infinito. Lo que más quiero en el mundo, además de ir a Estambul, es abrazar un zorro.

También me gustaría abrazar a Brodsky.

Brodsky estaba en el sueño. Era el oso.

 

:

8.

lo único que he hecho desde que

recuerdo es hablar sola. Ese es mi fenómeno

paranormal. Es como rezar, al menos, para

decir que estas ruinas son mías. Sucede en las

mañanas cuando me consagro a buscar fuerzas

para levantarme y no desear estar muerta,

y entonces me concentro en lo que hace mi

corazón, desde bombear mi sangre hasta

hacerme arrepentir de algunas cosas que he

hecho. Tiburones villanos, violadores muertos

o penes en mi boca, todo eso se conecta por

la gracia de un diálogo entre los fragmentos

de mí misma.

:

 

LA PANTALLA DICE QUE HAY

una puta limpia y bellísima esperándote

a sólo un clic de distancia

 

la pantalla dice que ese muchacho misterioso

necesita que vayas a entenderlo

y te arrodilles

 

la pantalla parpadea y el túnel carpiano

suma una venganza

 

:

EL SUEÑO ES UNA FORMA DEL FUEGO

el ángel interroga por su origen

y se vuelve humano

el sueño tiene paredes con fotos viejas

y ventanas por donde vienen los murciélagos

el sueño que me diste

fue hijo del gigante y la gacela

el sueño tiene juguetes diabólicos

y vidrios muy limpios

estrellas veloces y caballos

de legendaria belleza

alineados el día de tu nacimiento

lobo tierno y feroz

ejercicio del vértigo

estábamos juntos

mirando cielos y monstruos distintos

pero el sueño nos dio sombra

como un árbol o una sospecha

 

:

ESTUVE AHÍ CASI 24 HORAS.

Como llovió y no podía dormir, pasé la madrugada respondiendo preguntas a un malévolo

agente consular imaginario, al mismo tiempo que recordaba, en fervoroso desconcierto,

que yo también viví en Caracas.

[Inserte aquí canción de ranita y grillo con pólvora y zamuro].

Recordaba la vida alquilada, la promesa que intentaba ser, el odio, el fracaso, los malos

polvos* y los bellos ojos, los libros, el perfume, los adultos fallidos, los niños del maíz,

el solo puño y la gafa paridera, aquello que ya no existe, por suerte, pero que vuelve a

embrujarme, no tener real para ordenar lo que quisiera en Franca, la suegra que dijo que

yo era un mal partido para su muchacho tan bello y especial.

Caracas sin chivo y sin mecate, santa del perico y del cyber hediondo a peo, regia

como las doñas encopetadas que me volteaban los ojos en el supermercado cuando no

imaginábamos lo que era estar solos y sin gasolina.

Me gustaría visitar a la Enza de veinte años que vivía en Los Chaguaramos para dejarle

una manzana sobre las fotocopias de Hegel.

 

* Malos polvos y exnovios que me escribieron cuando publiqué esto en Facebook para determinar si

eran ellos los malos polvos.

Tomado de:

https://poesia.uc.edu.ve/cosmonauta/

 

 

Yo no sabía ser una niña tácita

 

Jóhann Jóhannsson

 

1

 

Mi nave se estrelló en este planeta inepto

llamo a casa y me dicen que espere

un hombre trató de picarme en pedazos

alguien más pequeño me vio venir en un sueño

 

que planeta más esplendido pienso a veces

pero muy rápido me prueban equivocado

vuelvo a llamar a casa y me dicen que espere

 

que no hay combustible del más rápido

que mejor me desfigure y no cante

que aprenda a idolatrar lo que me asfixia.

 

 

2

 

A los siete años tuve un encuentro

pero nadie nos cree

me hacen tomar pastillas y contar hasta cien

duermo con tres ojos abiertos

imagino que volverá a pasarme

 

voy a ver una luz en la ventana

una mirada que interroga

van a suspenderme en el aire

 

y la luz encontrará una salida en mi pecho.

 

 

3

 

Aprendí que hablan de esta manera

los atajos concilian distancia y penumbra

se miran a los ojos y mienten

 

se mandan flores  

   bautizan barcos 

   recuerdan

 

y entierran a los que huyen.

 

 

4

 

Papá decidió que yo padecía

de mucha imaginación

un exceso, un incordio

a papá después de todo le gustaban

las mujeres mudas y eficientes

y yo hablaba hasta por los codos

yo no sabía ser una niña tácita.

 

Papá no me creyó cuando mencioné la luz

que venía por las noches

y está bien, me dije

a lo mejor es hora de que yo tenga un secreto

qué puede saber papá de nada

 

por eso todo me sucede a mí.

 

 

HAARP

 

1

 

Qué raro es tener un esposo gringo.

 

A veces quiero salir corriendo

nomás para ver

si corre tan rápido como yo.

 

 

2

 

Los gringos abarcan mucho

caminan con la boca abierta

por los pasillos del supermercado

soñando que tenemos la culpa

 

nosotros

los dioses de la tierra y los acentos fortuitos.

 

 

3

 

He intento explicarle mi país a mi marido

le enseño fotos de los pájaros y las minas

enumero los muertos y los desaparecidos

 

hablo de los manjares y de la arena

me doy importancia

 

es fácil ganar importancia cuando te sobran astillas:

 

Los gringos odian

que arrastres una tragedia verdadera

temen que te apoderes del spotlight

que la small talk abra una singularidad cuántica

y se vean obligados a una auténtica empatía.

 

 

4

 

El único gringo que se salva es mi marido

será porque lo rompieron

y lo mandaron a vivir debajo de la cama

 

a veces yo le paso unas galletas

y hablamos de excavar juntos.

Tomado de:

https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/yo-no-sabia-ser-una-nina-tacita/

 

 

I

 

Este olor me hace recordarlo

si el reloj se tropieza conmigo

y la noche me invita un trago:

Sí, porque yo me entiendo con el licor

cuando mi mamá no me anda espiando.

 

Este payaso que era mío

podía conmigo llevarlo desnudo

entrar a una iglesia

el mundo caía en mis manos

en mis manos dormía mi futuro con su espanto.

 

Este descanso se hace ruina

sé que mi perro tiene catarro

y que la luna ya fue violada por varios hombres,

a veces él me decía Carolina.

 

Este descanso es Egipto con judíos esclavizados

no tengo sino unas lágrimas hechas disparos

nunca doy en el blanco,

y él tiene los planos

si yo quisiera reconstruir este centro comercial hecho escombros.

 

 

II

 

Triste, barro la cocina, goma,

te amo,

no soporto después de ti.

Me muero de sudor.

¿Te llamo?

Es sorprenderte estar aquí,

y escribir guiones cinematográficos

sobre días malolientes y mordiscos en mis estrías,

nunca a los hechos, nunca doy en el blanco,

tienes hambre, no lo niegues,

me mata el sudor

todo cuánto sea después de ti, sin ti.

 

 

III

 

Me tomo las pastillas,

me como cuatro panquecas con mortadela frita,

descanso de mirarme en el espejo

y no encontrarte,

quiero con todo esto

escribir distinto a como me siento:

Algo así como ir a la playa

y dormir bajo una palmera,

algo así como saludarte mientras esperas

que te sirvan el café en la panadería,

algo así como ir a Francia a mitad de precio.

Me tomo despacio la rabia

porque odio a la mujer esa que viene a mi casa

a lavar la ropa,

y se parece a la estación de Petare

cuando tú no apareces, no apareces

Y me angustio,

Me convenzo de que el hombre nunca viajará

Más allá de la luna.

Tomado de:

https://letralia.com/132/letras04.htm