domingo, 13 de octubre de 2024

POEMAS DE MARIBEL MORA CURRIAO


Waria

 

 

Nuestros padres enterraron a sus dioses

y nosotros con desdén

borramos las huellas del valle elegido.

 

Tras la huida la inercia los cuerpos

las plegarias y el cielo

cayéndose a pedazos.

 

A nuestra espalda los bosques

agudas llamaradas

la cara

el gesto

las manos

las heridas.

 

Demasiado tarde para lamentos.

 

Demasiado tarde para ternuras.

 

Déjame limpiar el rostro pétreo

de esta carne débil.

Déjame el susurro

unas pocas palabras.

 

Las calles y avenidas

aplastaron los sueños

los cercos como lanzas

hacia el cielo.

El mirar de reojo      la mueca

el silencio...              y luego

nada que nos hable

de nosotros.

 

Nada detrás de estas murallas.

 

 

Sueños en el valle

Heme aquí́, apartada de mis muertos,

perdida en el Valle del Águila,

olvidada del pehuén y la montaña.

 

En sueños he visto

que brota sangre en mi costado

y nacen aves rapaces de mis sienes

que devoran mis manos y mi lengua.

 

Mas, me nacen otras manos

y otra lengua

que son devoradas nuevamente

y luego nacen otras

que oculto cuidadosa

entre metawes.

Pero también son alcanzados

los metawes

y sus restos dispersados

por el valle.

 

Entonces me levanto y me rehago,

la misma cara, el mismo cuerpo

y el mismo corazón acongojado.

 

No es la muerte

quien me espanta a esta hora,

sino la distancia con las montañas

 

No son los rapaces centinelas,

sino el inútil deseo

del retorno a las quebradas.

 

Mas, heme aquí́, cuerpo y sueño

sobre este suelo baldío.

 

 

Tuwin Malen

Porque yo desciendo del alba

instinto soy y delirio,

silencio dormido

en el mar del inicio.

Yo, la luz de la noche

que inunda tu sangre

 

Ven, acércame la dulzura

de tu lengua,

estallido de pétalos

            y llamaradas,

mariposas huyendo

de la niebla y el eco,

oscuridad de selvas

aguardando

la estrella del presagio.

 

Acércate,

pero no profanes.

Ni una nota

en mis abismos

has de tocar.

Allá en el fondo

ocultaré mis temores.

 

Cada horizonte

guarda una alborada.

Cada enigma

las venas del origen

 

 Porque viento soy

y peñasco

y ola blanca y fría

que roe las certezas

y perfume de miel

y manzano soy,

florido y fecundo

cielo de luna

y estrellas desperdigadas

en la tierra de los sueños.

 

Ven, mira la oscuridad

en mis ojos

y bebe con lentitud

el misterio en mis cabellos,

desnudo el saber de mis labios

mira el sello de mi cuerpo,

pero no levantes el velo

de mi soledad sin memoria.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/29/MaribelMora/

 

 

Atardecer en el río

 

Una garza blanca

desafía la tarde.

 

Su figura inmóvil

desborda el horizonte.

 

El último rayo de luz,

huye sigiloso por el río.

 

La tierra respira hondo

Para seguir viviendo.

 

 

Perrimontun

 

Bebí la angustia de la tierra

lentamente

hundí mi savia en el azul

y mi impulso fue sangre

Mi voz oculta entre malezas

se perdió entre laderas y valles

la luna que de niña saludaba

vino a besar anhelos

que deshacíanse en la nada

Hija mía me dijo

no brotes de crepúsculos

cubrirán tus huesos las flores del alba

parirán tus sueños

No temas a las horas marcadas

tu signo no es de muertos

brotaste con las lluvias anhelante

tu paso alumbrará la noche

y tu huella será el camino

No temas hija mía

el grito de la aurora abrió tus ojos

y te abandoné en el valle

pero guardo los sueños

que de niña sembraste

No temas

ya brotan de tus manos

parirán ahora las flores del alba

 

 

los condenados

 

 

 

 

Avance del libro inédito "Koyaq de las confinadas".

(Koyaq significa diálogo o interpelación en mapudungun.

En este caso se trata de una interpelación poética hacia un poeta suicida de principios del siglo XX).

 

 

los condenados

 

 

 

I

 

Teresa Wilms Montt, te nombro,

 

viajero condenado al silencio, te lo pido

 

¿Sabías de mis abuelos mapuches en la montaña?

 

¿Conocías sus canciones sobre sus miedos?

 

 

 

Porque miro tu cara, Wilms Montt, y el reflejo

 

el reflejo de tu alma vuelve a mi

 

de mi alma albergando alegría

 

secreto de las palabras.

 

Poeta maldito

 

y tu gesto es de tal manera que mi boca

 

y mis deseos aumentan al unísono

 

rezas torciendo las visiones

 

como sierpes de un alma inflamada.

 

 

 

¡No puedes ser malo! te digo

 

¡Con esos ojos no! ¡Con esas manos no!

 

La bondad del corazón desborda tu cuerpo.

 

 

 

¡Tú no eres el malvado que te destroza!

 

La ausencia de paz frente a ti.

 

no eres un podrido por dentro...

 

Es el siglo moribundo de las vanidades humanas,

 

como dijiste

 

La tierra fértil donde beber la locura.

 

 

 

 

 

II

 

 

 

¿Hace cuánto que no duermes?

 

¿Desde cuándo no duermo?

 

El amanecer extraña los sueños de los espejos.

 

 

 

Afuera está lloviendo como en Londres. La noche se desmorona.

 

Los truenos hacen piruetas como en el sur de Chile.

 

 

 

¿Cómo podría explicar la angustia del poeta?

 

ahora que respiras en mi propio pecho!

 

Ahora que me hablas y te hablo en una cama blanda

 

donde mi pewma se detiene

 

antes del siniestro momento del aliento muerto.

 

Wezakepewma wezakedungun años miserables.

 

 

 

Tú y yo estamos muy separados en el sudor de clase, Teresa.

 

sufriendo las mismas formas de dolor por las cosas

 

que han callado ante la ausencia del amado.

 

 

 

Y tal vez solo querías, como yo, un fuerte abrazo.

 

eterna como la mirada de un niño.

 

Y luego dormir para siempre. tu querías

 

que el dueño de ese abrazo nunca supo

 

¿Quién eras y en qué estabas pensando?

 

Que no supo amar y como soñar

 

en esos sueños tuyos.

 

Que él no sabía de tus miedos. Y a su vez,

 

Lo supe todo en el vértigo de tu mirada

 

en el vértigo de la caída.

 

 

 

III

 

 

 

¿Y la caída de Teresa? Esa palabra que se repite

 

en el universo de palabras que se repiten

 

y repetir y repetir y repetir

 

demasiadas veces tratando de olvidarlos.

 

 

 

La caída de un ángel rebelde

 

es la creación de un mundo.

 

Un mundo da a luz

 

la caída de una ingenua Eva

 

y la caída de un Adán pusilánime y denunciante

 

como el corazón psicópata de Caín repitiéndose

 

cada cierto tiempo

 

cada cierta tragedia de la historia.

 

 

 

O la caída más ruidosa de Lot y sus hijas

 

en una vida de sexo sin destino

 

o con la caída por destino

 

de su descendencia y de toda la descendencia

 

durante siglos de siglos

 

Tal como estaba escrito.

 

 

IV

 

 

 

El dolor santifica las almas sublimes

 

y arrastra los inferiores, dijiste.

 

Cuanto daría por la santidad de tus ojos

 

y por quitarme el dolor de mi cuerpo!

 

 

 

Diluyendo en dos lágrimas tu mirada,

 

perdido en las paredes o en un par de versos

 

escapando de tu boca

 

Si el poeta te negó, como a tantos, te estremeces

 

con caricias, con palabras

 

regresa a la tierra, confúndete con la noche

 

quema la fragua de tu alma rebelde.

 

 

 

Histeria, hiperestesia, parestesia sentenciadas

 

palabras garabateadas insultando la página.

 

Páginas de palabras que no supieron decir tu nombre

 

en esa jerga insultante que escupieron la ciencia y tu clase.

 

 

 

Pero aléjate de los afectos de esa clase.

 

¿Qué pasa con tus perfumes?

 

de sus cuerpos que de sus cortinas y telas,

 

¡Tú y yo estamos tan separados en texturas!

 

Y sin embargo las mismas sensaciones de este cuerpo.

 

abandonado en ESTE mundo.

 

 

 

V

 

 

 

En este mundo todos somos huérfanos de amor,

 

como dijiste

 

de tu linaje Wilms Montt que te dejó huérfano.

 

 

 

¡Y me dices que no eres bueno!

 

¡Y te digo que no soy bueno!

 

Aunque confieso que alguna vez quise ser santo.

 

 

 

Que quería escapar de mí como tú

 

del origen de la piel y la sangre,

 

de la humanidad

 

y feminidad

 

y de la mapuchidad que a veces oprime.

 

Aunque al igual que tú nunca lo sabré

 

si soy malo o si soy bueno o si soy santo

 

Al final solo sé que sufro

 

y que en cada acto humano se consuela su contrario.

 

 

 

Hay un vacío de alma en tu mirada.

 

Aterriza sin espesor en mis palabras.

 

Sombras, silencio, memoria mapuche

 

Reiteraciones maníacas Poesía.

 

Palabras más que locura.

 

LOCURA más que visiones.

 

Ulkantun perdido en la noche

 

Perrimontun de las serpientes

 

Cruzando la línea que lo separa todo.

 

Premoniciones en estos versos nocturnos.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/maribel-mora-curriao-2/

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