sábado, 5 de octubre de 2024

POEMAS DE SYL CHENEY-COKER


LOS NIÑOS DE PIEDRA

1. Homenaje a un niño muerto

 

Estos pantanos del muerto vagabundeo,

ultrajado, volando de nuestros bestiales nombres;

ellos entrecierran sus ojos y voltean sus rostros,

temerosos de lo que les traemos en estos tiempos de anonimato

hablando de ofrendas, los viejos árboles sangran,

grandes masas de sangre en el sol tóxico,

pero el dolor en sus troncos procedía de nuestro fuego,

no de aquellas desgracias que crean híbridos injertos;

a causa de inveterados hombres de anarquía,

nuestras mejores obras son estos sanitarios, donde

las almas brincan y braman cada minuto en que claman nuestras

voces, y traen escepticismo a sus cabezas,

tentando a algunos a preguntar si Dios era imberbe,

cuando nuestro apetito demoníaco profirió una maldición bestial.

 

Esclavos del sexo, orgías sin onanismos, y escarnecidos ancestros:

estas imágenes, sacrílegas por sí mismas, no se comparan

con tu hijo sin nombre, trágico inocente

quien era el único candelabro de esta era tenebrosa.

Trato de olvidar la mano que dotó al niño desarmado,

dormir con un vaso de vino, temeroso de su voz,

tan sólo para ver su rostro al final del siglo,

mostrándonos la maldición de un continente.

 

El ser humanos estaba sólo a una copa de nuestros labios,

y no era mucho como para que Dios nos lo pidiese,

prefiero entonces no imaginar su miseria al caer la lluvia

en su tumba prematura, aunque extraño su mirada húmeda

para saber cómo murió, luego de habernos negado ser humanos

 

Habiendo perdido el habla ante esta matanza,

sólo me restan estas lágrimas, que también son mis hermanas

para absolver a estos sacerdotes asesinos,

antes de embarcarme en el sendero mojado por el dolor

de una madre gritando cómo una piedra cayó entre sus senos.

 

Entre los Muertos, una madre buscaba a su pequeño.

Inocente, ninguna muchacha lo había besado, su corazón era frágil

cuando el día lo eligió. Su alma estaba aplastada

esta mañana, madre. Tú estabas allí para escuchar su llanto

mientras esperaba a que la piedra le otorgase un número.

 

Piedra preciosa, tú eres la mujer tanto tiempo deseada

luego de que el alba te lavara en aquel río azul-cielo.

¿Fue por ello que querían a tu niño? esta sangre en la piedra

era demasiado caliente como para que su madre lo acunase en sus brazos

 

Piedra maldita, ramera, vuelve tu rostro al sol,

para ver allí a su madre, aquel lunático preguntando

quiénes eran los hombres que vieron un mundo nuevo en las piedras,

y enviaron a los muertos a marchar junto a los mutilados

 

Cristal en sus corazones, aquellos hombres le mostraron a ella

las piedras: aluviales, de mina, lapidarias y bruñidas

pero cuál es el nombre paterno qué dar a esta locura,

cuando sólo las ancianas demasiado fatigadas ya

para preocuparse por el color del sol, quedan para recordar

el nombre luego de tomar al niño gimiente para recibir la piedra

Adiós, niño inocente, sé dónde le duele a tu madre

al hablar con el sol, luego de que brilló la piedra en tu carne.

La lluvia, que tiene el ruido de su corazón en sangre,

no puede lavar nuestra estación de anarquía,

ni hacer a las piedras preciosas responsables de estos crímenes.

 

Oh Muerte tan voluble en tu póstuma inocencia

dame tu canción, tu antífrasis que cerró las puertas a la crueldad de este día

nuestra gula fue perversa, piedra que tragó nuestra carne.

En aquel paisaje donde reclamas tus manos, que no sea con perdón

sino con furia, nuestros ojos húmedos y rojos de tus labios encendidos

cuando escuchamos tu voz tronante habremos de aprender cómo rehacer

este país, joya maldita, cuyo corazón desgarramos día a día.

 

 

RÍO DE SANGRE

Contaminado ya, el río aluvial se llena hasta el borde

con su locura cocinada en las cabezas de mi hermano

mientras temblamos, horrorizados, ante el destello solar

luego que la razón fue ahogada por una jeringa asesina

que inyecta a un país ya herido por nosotros

 

Ayer el río escondió algunos secretos en su pecho

pero con algo de suerte, accederemos a la fortuna

oculta allí junto a la sonrisa congelada y en reserva

para discretos banqueros olvidadizos del cáncer

que roe ya las raíces de la Sierra.

 

La riqueza fue siempre asesina, telúrica,

no honorable, prístina o profunda

en coro blasfemo, nos elevamos hacia los labios de Dios

aquellas copas llenas de ofrendas étnicas

enjugando los bellos colores del arco iris

Sin un país al que pueda llamar mío

excepto por éste, lleno de agujas de pino

en los cuales clavamos las vidas de nuestros niños

Me he postergado examinando estos huesos

cosecha salvaje, la tierra henchida

hasta aquel día en que todos los hijos de Dios

habremos de gritar a favor de nuestro nudo de sangre

 

Y arrepentido por no ser de ellos para sentir

ofrezco un inventario del abuso de mis hermanos

con esta miserable tierra en mis palmas

para recordarles nuestro ampuloso crecimiento

la longitud de un alfanje, o si ellos prefieren

el tamaño de nuestra incinerada hermandad.

 

 

CUANDO LOS MUERTOS HABLAN

Las lápidas erguidas son expuestas como mujeres desnudas

en medio del cementerio, bajo vigilancia

falsos sacerdotes rompen la paz de los muertos

flores ceremoniales no perfuman ya sus tumbas

el memorial de hoy no será las ruinas del mañana

mientras las espadas de los profanadores de tumban se precipitan para enriquecerlos

ante esta avalancha que amenaza con arruinar los restos

 

es posible que esta calamidad sea un acto de Dios

el filo cortante de su venganza luego de la cual

estas piedras que acogen los secretos de nuestros muertos

permanecerán invioladas al levantarse sedientas

con el trémulo sonido de la omnipresencia

 

Corsarios de la noche, sus corazones desnudos ante los muertos

su hora ha concluido, así que vigilen sus pasos antes de abrir

sus tumbas en busca de tesoros; y hagas lo que hagas, no mires

los dientes de los muertos, ni toques el fuego oculto de sus dedos

Existe ya suficiente lujuria encendiendo nuestros rostros

como para obligarles a que nos digan en medio de una fumarola de furia

por cuánto tiempo ha de sobrevivir nuestra nación a nuestro roce

de pimienta roja

 

 

Traducciones de Raúl Jaime Gaviria

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/80/coker.html

 

 

CAMPESINOS

La agonía: ¡Digo su agonía!

 

la agonía de imaginar su miseria, pero nunca saberlo

la agonía de hacinarlos en chozas infectadas de cucarachas

la agonía de tratarlos como esclavos

5 la agonía de alimentarlos con teorías abstractas que no entienden

la agonía de sus ojos lúgubres y almas maltratadas

la agonía de darles tarjetas de partido, pero nunca apoyo de partido

la agonía de reunirlos el día de las elecciones, pero nunca en las noches de banquete

la agonía de darles palabras melíferas, pero pan mohoso

10 la agonía de sus fogones de cocina humedecidos con sin usar

la agonía de sus pies desnudos sobre el asfalto ardiente y caliente

la agonía de sus hijos con vientres de proyectil

la agonía de largas noches miserables

la agonía de sus casas de paja con demasiados agujeros

15 la agonía de erigir hoteles, pero tener prohibido entrar en ellos

la agonía de ver la cabalgata de limusinas

la agonía de los grandes bailes de estado para Dios sabe quién

la agonía de los que estudian 'ismos sin sentido e idiomas incomprensibles

la agonía de tarifas escolares intolerables, pero sin trabajos a la vista

20 la agonía de todo esto digo la agonía de todo esto

pero sobre todo la maldita agonía de apelar a su paciencia

¡África, cuidado! ¡su paciencia se está acabando!

Versión libre de este blog basada en el texto del enlace siguiente:

https://afrilingual.wordpress.com/2011/04/07/peasants-syl-cheney-coker/

 

 

monstruo

2Mudo, suspendido del acantilado hacia su tumba

escuchando violines demoníacos;

si brama el tórax se expande en dialecto;

los dientes roen el bazo que almacenó demasiada sangre

 

3Pisando esa secreción antigua lavada hasta secarse

si la tos alérgica sobresale en pimienta de caimán

que sea brutal en las amígdalas perdidas, en la curva de su frenillo;

esperando en la planta de la lengua, la paleta de los pies,

el habla sobrecorvada, iluminaciones de muerte cruda

en el lustre de los vampiros

ahora que al revisar su suerte desciende

de cabeza al dolor, operístico en pimienta verde

sintiendo en espasmos de rabia

cómo el ombligo fue violado por sangre pestilente

 

4Pero al escuchar este último nocturno

se detendrá en la muerte para lavarse la cara

, lo que es después de todo un golpe de suerte;

la llevará bajo el brazo, apagando

con su mano magullada el asno de Salvador Dalí que se desploma en llamas.

Compartirá su última botella con nosotros discutiendo sobre

la bestia de su vida, llorando para que no

se arranque el pelo, para que no deshonre

el momento que la vida nunca fue tan difícil.

El sufrimiento orgánico cosido a su cuello

es todo lo que lleva consigo, esta baba,

esta tierra de muerte antediluviana que él entiende.

Tomado de:

https://journals.openedition.org/caliban/657

 

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