jueves, 17 de octubre de 2024

POEMAS DE HAN KANG


Negrísima casa de luz

Aquel día en Ui-dong

caía la aguanieve

y mi cuerpo, compañero de mi alma,

tiritaba con cada lágrima derramada.

 

Sigue tu camino.

 

¿Está dudando?

¿Qué estás soñando, flotando así?

 

Casas de dos pisos encendidas como flores,

debajo de ellas aprendí la agonía

y hacia una tierra de alegría aún sin tocar

como una tonta extendí una mano.

 

Sigue tu camino.

 

¿Qué estás soñando? Sigue caminando.

 

Hacia los recuerdos que se formaban sobre la farola, caminé.

Allí miré hacia arriba y dentro de la pantalla de luz

había una casa negrísima. Una negrísima

casa de luz

 

El cielo estaba oscuro y en aquella oscuridad

las aves residentes

volaron deshaciéndose del peso de sus cuerpos.

¿Cuántas veces tendría que morir para volar así?

Nadie sostendría mi mano.

 

¿Qué sueño es tan hermoso?

¿Qué recuerdo

brilla con tal fulgor?

 

El aguanieve, como las puntas de los dedos de la madre,

se amontona en mis cejas despeinadas

golpea las heladas mejillas y de nuevo

acaricia ese mismo lugar,

 

Date prisa y continúa tu camino.

 

Invierno a través de un espejo

1.

 

Mirar la pupila de una llama.

Azulado

corazón

ojo moldeado

lo más caliente y brillante

eso que lo rodea

la llama interior naranja

lo que parpadea más

eso que rodea de nuevo

la llama externa semitransparente

mañana por la mañana, la mañana

que parto a la ciudad más alejada

esta mañana

el ojo azulado de una llama

mira más allá de mis ojos.

 

2.

 

Ahora mi ciudad es mañana de primavera, si traspasas el centro de la tierra, taladras recto hasta el centro sin vacilar, esa ciudad aparece, la diferencia horaria allí exactamente doce horas menos, la estación exactamente medio año atrás de modo que aquella ciudad es ahora una tarde de otoño, como si siguiéramos en silencio a alguien a quien la ciudad sigue detrás de la mía, para cruzar la noche para cruzar el invierno espero en silencio, mientras mi ciudad deja atrás a aquella como alguien que te adelanta en silencio

 

3.

 

Dentro del espejo el invierno está esperando

Un lugar frío

Un lugar totalmente frío

tan frío

que los objetos no pueden temblar

tu cara (congelada una vez)

no puede hacerse añicos

No extiendo mi mano

tú tampoco

quieres extender la mano

Un lugar frío

Un lugar que se mantiene frío

tan frío

que las pupilas no pueden vacilar

los párpados

no saben cómo cerrarse (juntos)

Dentro del espejo

el invierno espera y

dentro del espejo

no puedo evitar tus ojos y

tú no quieres extender la mano

 

4.

 

Dijeron que volaríamos durante un día entero.

Dobla bien veinticuatro horas métetelas en la boca y

entra en el espejo dijeron.

Cuando haya deshecho el equipaje en una habitación de esa ciudad

debería tomarme un momento para lavarme la cara.

Si el sufrimiento de esta ciudad en silencio me sobrepasa

en silencio me quedaré rezagada y

cuando no estés mirándola durante un instante

me apoyaré en la espalda escarchada del espejo

y canturrearé despreocupada.

Hasta que, habiendo doblado bien veinticuatro horas

y habiéndolas escupido empujadas por tu lengua caliente

vuelvas y me observes

 

5.

 

Mis ojos son dos cabos de vela que deslizan gotas de cera mientras consumen la mecha, no es abrasador ni doloroso, dicen que el temblor del núcleo de la llama azulada es el advenimiento de las almas, las almas se sientan en mis ojos y tiemblan, canturrean, la llama externa que se balancea en la distancia oscila para llegar más lejos, mañana partes hacia la ciudad más lejana, aquí estoy yo ardiendo, ahora pones las manos en la tumba del vacío y esperas, la memoria te muerde los dedos como una serpiente, no te abrasas ni te duele, tu inquebrantable rostro no se quema ni se hace añicos.

 

[Poemas pertenecientes a Stowed Evening in the Drawer que he traducido desde la versión inglesa realizada por Sophie Bowman.

Tomado de:

https://sakuranomonogatari.wordpress.com/2017/09/27/dos-poemas-de-han-kang/

 

 

Baile en silla de ruedas

 

Las lágrimas

se han convertido ya en costumbre,

Pero eso

no me ha devorado.

 

Las pesadillas también

se han convertido ya en costumbre.

Ni siquiera una noche de insomnio que incendie

todos los vasos sanguíneos de mi cuerpo

puede tragarme por completo.

 

Mira. Estoy bailando.

En una silla de ruedas en llamas

sacudo los hombros.

Oh, intensamente.

No tengo magia,

ni métodos secretos.

Es sólo que no hay nada

que pueda destruirme por completo.

 

Ni un infierno,

ni una maldición

o tumba,

tampoco ese sucio y helado

granizo ni el pedrisco

como hojas de cuchillo

pueden aplastarme.

 

Mira,

estoy cantando.

Oh, silla de ruedas

que escupes intensamente llamas,

baila silla de ruedas.

 

 

Mark Rothko y yo — Muerte en febrero

 

Sin nada que declarar por adelantado,

no existe relación alguna entre Mark Rothko y yo.

 

Él nació el 25 de septiembre de 1903,

murió el 25 de febrero de 1970.

Yo nací el 27 de noviembre de 1970

y sigo viva.

Es sólo que

a veces pienso en el espacio de nueve meses

que separa mi nacimiento de su muerte.

 

Sólo unos pocos días

después de aquella mañana temprano en que se cortó las venas

en la cocina aneja a su estudio,

mis padres unieron sus cuerpos

y poco después una mota de vida

se debió quedar alojada en el tibio útero.

Mientras en el invierno tardío de Nueva York

su cuerpo aún no se habría descompuesto.

 

Eso no es algo maravilloso,

es algo solitario.

 

Me debí quedar alojada como una mota

cuyo corazón aún no había empezado a latir,

sin saber nada del lenguaje,

sin saber nada de la luz,

sin saber nada de las lágrimas,

dentro de un útero rosado.

 

Entre la vida y la muerte,

febrero como una brecha

que perdura,

perdura y finalmente sana.

 

En la tierra a medio derretir, todavía más fría,

su mano aún no se habría descompuesto.

 

(Traducción de Ángel Salguero a partir de la versión en inglés de Brother Anthony y Eun-Gwi Chung)

Tomado de:

https://www.poetica2puntocero.com/cuatro-poemas-de-han-kang-premio-nobel-de-literatura-2024/

miércoles, 16 de octubre de 2024

POEMAS DE MICHEL CASSIR


Regresemos

 

Regresemos al placer

a las fisuras

al paseo

sobre las cornisas irreales

de los días de fiesta

Regresemos al punto

donde no hay mas tregua

solo el encanto de los labios

Regresemos por delante y por detrás

arrodillados en el aire

regresemos a la ficción

de los días que se siguen…

 

No regresemos nunca más

 

 

Santa luna

 

santa luna

aureola de tucán

de Aracaju al Sahara

el que no duerme velo

sobre un tabique profeta

el deseo en polvo

           sin imagen

 

 

Del mediterráneo

 

 

Del mediterráneo lo he aprendido y desaprendido todo, prolongación sensual de cada noche, la evasión a dos dedos de la frente cotidiana. Artesanía hasta el fulgor, renacimiento. Esa sobriedad natural como un viento del desierto o lúdicos remolinos de la vista. Pergaminos del olvido en los refugios de montaña. Acantilados llamados paraíso por esos mismos demonios de las aguas subterráneas.

 

Mediterráneo, he recorrido los olivares uno tras otro girando por cada fiesta pagana con vieja madera de brujo. De cada aceituna, la oración del pan y la sed. Oración de las ramitas secas pisadas por rebaños guerreros o enamorados desnudos hasta la punta del éxtasis. Ese éxtasis del canto que rodea la luna de su halo. Éxtasis de las manos que descubren los pechos de la virgen de las grutas. Éxtasis del queso de oveja, miel y sexo de la multitud familiar. Sexo al azul de corales marinos, sexo aspirado en el pensamiento como manzana verde arrancada a los prepotentes de este mundo.

 

Mediterráneo sin apoyo histórico, sin gloria ni dolor impenetrable. Apenas un asomo de dignidad herida donde el sueño dejara ver su fulgor en el instante de su desaparición. Con sandalias ligeras el alba en el Monte Sannine, los llantos en la cornisa de Beirut testigo de bodas infames salvadas por las bodas invisibles. Este mediterráneo, donde la flauta remonta al rocío mismo del mundo, es capaz de todas las lentitudes refinadas y del hacha en la espalda del inocente. Ese mismo quien entrega sus aguas al exilio. Se perpetúa en la partida. Saluda la epopeya del viaje como se saludaría un intrépido guerrero de lo desconocido. Más no se interesa en el regreso del hijo pródigo. Le es indiferente como piedra en el hueco de una fuente.

 

El Mediterráneo es un pliegue de falda, un jazmín eternamente extirpado de las callejuelas de la infancia, palabras que recitan rosarios imperceptibles de penas y alegrías.

Su extremo pudor es garante de fiebre y sobresaltos.

 

Mediterráneo ausente, meciendo sus niños huérfanos con una extraña intuición de la felicidad.

 

 

a Claudia

 

 

el poema es tu doble

que da vuelta

en tus párpados

hipnosis de tu reino

que liberó el grito

de su espacio vital

tú eres la propia sustancia

que tu poema devora

y es difícil

distinguir tus rasgos

que toman los colores

de la humanidad vacilante

cada vez que el fluido

interior se sobrepone

disipas el polvo

y creas el torbellino invisible

de la piel

el dolor debajo del cuello

es la marca de los desiertos

que portan tu angustia

qué dulzura invierte

el canto de las orillas

que astra el fuego de tu labio

y adereza tu sueño

amor del amor sin ojo

sin memoria sólo el vuelo

y la casa del aire

tu poema es también pecho

excavando los abismos

como boda escondida

 

 

Egipto 

 

Cruzamos la esclusa pasando del último destello a la oración de las aguas. Todo adorno de los dioses ambiguos.

 

Entramos en el misterio sin abrir puerta alguna, deslizándonos desde lo alto a la pasión ligera como un campesino huesudo cubierto de crepúsculo.

 

Tal es la intensidad de los muecines que el propósito se vuelve indistinto y la resonancia nube de jacarandas. Mística involuntaria que lanza sus lianas invisibles. Salto del salto.

 

No sabemos ya adónde vamos ni si la barca cambia de idea. Amarrar, partir, juntarse con alegres gritos de niños en la orilla o con pájaros que se apresuran en arrancar las palmeras por los costados.

 

Las mezquitas se han callado en beneficio de la juventud cantando su amor incondicional por el viaje que les pasa bajo sus narices, sin embargo, logran destilar un flujo sin igual.

 

Los mismos viajeros toman el aire de los pueblos, muy pronto dejados, para encontrar algún sentido a la travesía. No saldrán ilesos del tiempo, debilitados por el eco de un amor no invocado. El clima es más fuerte que su contención. De partícula en partícula se derriten por la noche. Hace un tiempo más fuerte que toda su contención ¿presagio o murciélago indiferente?

 

Egipto, mi Egipto al que vuelvo después de 33 años, con una sensación de gusto a Cristo que ya no encuentra su cruz ni el arcano de su epopeya. Egipto, no soñé con tus halcones ni cocodrilos, o acaso el que nos hizo el camarero con la sabana. Largo cocodrilo de paz con la Guía del Viajero en la boca.

 

¡Ironía y ternura!

 

Confundo mi regreso con aquel de Giuseppe Ungaretti, década de 1930, en el barco Esperia a nuestra Alejandría natal.                                      

 

Egipto, que la magia te siga llevando como un talismán contra esta locura que roe tu integridad, tu dignidad. Egipto, amante de este canto lunar, insomne y libre de toda regla, gestos sencillos de campesinos que dedican su humilde aliento al aire, al agua y al desierto.

 

Egipto, cuyos verdaderos dioses aún arden en los ojos asustados o sonrientes del muchacho del café, mediador humano, demasiado humano, de un secreto que ya es hora que yo calle.

 

 

a mi madre

 

 

I

 

cuántas guerras decías

cuántas guerras y el milagro

de una pequeña llama

que hace bailar los ojos

en su esplendor subterráneo

tu risa disuelve la noche

y me hace jugar en el lodo matutino

como primer comulgante

buscando ante todo la poesía

cuánto menos muerta eres

al lado de este mundo que destruye

su propia raíz

al fin podemos nadar

en la paz de tus manos

 

II

 

que ves desde el cementerio

donde creyeron encerrarte

otro atentado justo en frente

el Norte ardiendo

un nuevo grupo armado

con máscara neutra

caída del séptimo cielo

y el control remoto

de tecnócratas melancólicos

complaciendo

coreógrafos fantasmas

la religión en la era

del sin fallo del inalámbrico

marioneta sin hilos

despacio despacio Pinocho

 

qué ves de este país

que te ha nutrido y maltratado

el horizonte sin orillas

qué ves sólo

el fulgor del mar

ensanchado

de pobreza

y amor

 

 

En Gaza era el verano

 

 

mar ceja fruncida de almirante

tierra alambre de púas que despliega sus

  arabescos

cielo entretejido de drones de todos los matices

cielo pulpo electrónico donde el sol escarba la

    frente

tierra engendrando torres carcelarias

tierra cada instante más encogida

mar ilusión óptica donde los peses

   forma parte de la más alta estrategia del

   estado

cielo lluvia de lanzas clavando en el suelo todo

   impulso de humanidad

cielo capsula teleguiada por la justicia

   divina quien ha delegado su poder a

   máscaras democráticas

mar secándose en la boca de los niños

   jugando en la chatarra del mañana

   despelleja el eco de caracol     

el niño atrapa al adulto con su miedo sordo

          como tambor sanguíneo

pánico y resistencia anciano espejo

         de adolescente

tierra enclave respirando a través de sus túneles subterráneos cavados con las uñas mismas

aquellos ejes diabólicos deberán ser extirpados   de la memoria más tarde ahogados en un lago de complacencia bajo el ojo del presunto maestro

cielo cacerola de vientres huecos la tierra

          llenándolos de polvo mezclado con

          fragmentos metálicos

mar se ahoga en las miradas negras de

          asfixia

al revés de aquel viejo dicho árabe en el cual

          el mar está por delante y el enemigo en la espalda

aquí toda idea se acosa hasta ser aniquilada

          ni delante ni detrás sólo la maraña de

          pesadillas rugiendo como fieras

afuera mar no es el mar ni tierra la tierra y

        cielo apenas tiene la semejanza con sus

     murmullos de espía supersónico

ningún lugar a salvo cuando los rayos se

      apoderan del pobre cielo saturado

      unicornio sin aliento

cuanto tiempo resistirá este cielo

no sólo teatro experimental de fuego y silencio

    táctico sino también en el corazón de la

    seducción o de la invectiva lluvia de

     mensajes para provocar la emoción

     indígena

adentro sin tiempo de contar cabezas y cuerpos que

se desmenuzan como

          se deshoja una flor

parece que esta tierra es nuestra y que con

          ella caricatura de cielo y al menos vista

          al mar con pesca cercana disimulada

no estirar demasiado la paciencia de los dioses

          de la guerra

esos fervientes jugadores de ajedrez        

          con diversos roles castigar asediar pero

     también educar democracia superdotada

      y engañadora

 

aquí en Gaza no somos nada unos necios

          igualmente calificados terroristas mujeres

niños ancianos ignominia

desplumados y transformados en entidades

          abstractas para purificar el espíritu

          colono liberarlo de nuestra obsesión

cada operación en contra de nosotros nuevo

episodio bíblico delirio verboso de generales

nuestra imaginación laberinto en un pañuelo

nuestros pies vagan como bailarines locos en

     una jaula que ningún mono nos

     envidiaría

pero tenemos generosidad de oprimidos

          hacemos vibrar el cotidiano para crear

          músicas secretas

 

sin mar sin tierra sin cielo nuestro grito

        recae sobre nuestras cabezas con

       proyectiles para enseñarnos a

       doblegar

 

gas de Gaza

Gaza prisión con gas en el ancho mar

Gaza gas gaseado

Gaseemos sobre el futuro

Gaza lengua de tierra a quien se le tira

     reverencia

Gaza poema atrapado en las entrañas

Gaza ficción modernidad sobre la cuerda floja

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/31/MichelCassir/

 

 

En Oriente sin brújula

 

en Oriente sin brújula

cuerpo aplastado como un mosquito

emparrados de viñas frondosas

          esplendor de sombra

aricha es su sonido árabe

bajo ella antepasados y recién nacidos

          tienen el silencio inquietante

aricha tocón de una historia callada

invita al eros a besos furtivos

          serpentea la frescura de la tarde

aricha la infancia enseña a magnificar

          las cicatrices de crepúsculo

viñas todavía viñas vírgenes a los ojos

          enmarañados como infieles

viñas inclinadas caprichos de lira que

          remonta el tiempo cohete sutil

lira entrelazada a las viñas noche el alma

          saca cuchillos de reparto y locura

lira ofrece a la terraza leyendas de viaje el

          barco se balancea en un vaso de agua

          medio lleno

como noche temblorosa la vida se afina con

          cada timbre de lira

ofrenda a los lobos de luna

Afrodita saca su gran juego de bruma donde los

          presentes se vuelven cuerdas de lira y

          el arquero capitán de cada derrota

          haciendo reinar anarquía de los amores

lira y viñas se cubren de olvido

junto con los niños del desastre soñamos con

          una salida musical a las injurias contra la

          naturaleza

lira afronta la guerra y la continúa con una

          letanía oscura para hacer zozobrar

          soberbio uniforme de vanidad

viñas salvajes estrangulando las ideas preconcebidas

las palabras caen como moscas

la noche puede así perpetuar el vacío amarrado al

          deseo

lira brazo armado de sobriedad

trae la luna creciente como novia

          ignorando su destino

viñas danzan mientras lira ejecuta ritual

          ancestral

platillo volante sobre mesa enflaquecida por el uso

viñas danzan mientras lira se deja atrapar

          por el viento de talle huidizo

lluvia del fuero interior timbal y dolor de riñones

          creando circunvoluciones de tierra ausente de

          su propia celebración tierra poseída por

          inmundos novios que acumulan piedra tras

          piedra red tras red

tierra con estallidos de tropas disfrazadas

          de ángeles

tierra desmenuzada vigilada pulmonar ofrecida

          como la cabeza sangrante de San Juan

          Bautista

cabeza rodando en las viñas sangre mezclada a las

          vendimias

lira acompaña cada tragedia multiplicando

          senderos de libertad

viñas al viento lira

y lira sueño de viñas

cada dolor bebido y reencarnado. 

 

 

a Nadim

 

hay una hora no temprano ni mediodía hora de

profunda indecisión entre nadar y soñarlo

nadar acto de amor aliento largo de leyenda

nadador vértice de heroísmo pieza de infinito

al igual que una siesta fuera de lugar atrapa a la mente

paraliza cada impulso

así el poema rigor en pereza

la perpetúa más allá de su concha

claroscuro nadar convertirse en actor de sueño

engendrar poder de inmovilidad que

irremediablemente sucederá

 

isla se nada bien tras haberla degustado

se nada ya en bruma de ciudades compulsivas

isla se degusta misteriosamente lugares

incongruentes

hospitales oficinas obras subterráneas

sirena en los momentos cruciales en los que destino se

juega en las pequeñas nadas

isla abandono y violencia de lo real

 

 

 

melancolía excluida una vez alcanzada la primera

cumbre de pueblo

café Gabriella vuelve inteligible la mañana sentidos

reavivados a la vista de pastelerías casas

madrastra invisible reinando en ángulo de cocina

atuendo secreto

 

y más alto pueblo que interpela islotes

lejanos sueños absorbiendo toda la lucidez sauna

de la tarde

aprendemos de fuente segura que cigarras solo

dominan concierto de día en tiempo de muy grandes

calores mientras que grillos menos

exigentes no desanimados por frescura

a menos que sea lo contrario

sofisma prosperando en las alturas

 

trepando todavía más alto y volviendo a bajar un

poco pequeña joya de industria local

como por milagro una lechería dos mujeres una con

botas blancas la otra ya curtida

madre e hija primas amigas poco importa

embriagarse con el olor de fermentación

una fuente menos segura esta vez susurra al

oído que lecheras no llevan ropa interior

signo de que paraíso existe verosímilmente

en la isla

 

todavía más lejos mar crepúsculo pulpos

a la plancha salsa con ligero sabor a limón

alcohol anisado no prohibido a los que no se

emborrachan lo suficiente de tonos rojos palideciendo

horizonte ni plano ni línea de fuga relieve de fiesta

 

 

 

asno examinando la caída del sol con ojos

sorprendidos de gafas

a veces cabra se le sube a la espalda

isla se bastaría a sí misma si no existieran hambre y

vientos

si no existiera también ociosidad mineral imaginaria

quemada por agosto o los inviernos

si no existiera gran olvido a los pies de gigantes

que no poseen ni espacio ni epopeya

si no existiera simiente esparcida como sal

de evaporación lenta

 

 

 

En la parte alta las cigarras poseen el aire libre.

Alta mar se acopla a nuestros ojos abrasados. Amor

inédito de claridad erosiva. La ciudadela no está al abrigo de un

disparo en la sien de la historia. El viento que se extravía

lleva el incendio hendido. Mediodía huérfano se nos escapa.

 

 

 

Hay una hora en la que el puerto de Sitia vira hacia color

de recién casada abandonada. Más tarde el corazón

desnudo celebra los esponsales del diablo. Hay

también un tiempo de peces voladores de perros

alucinados en que el reflejo de la montaña sedienta

traza una ascesis.

 

 

 

Isla o ballena isla ballena esculpida rasguño de

sal y colada de crepúsculo. Se ofrece al

reflujo de aventura. Enmascarada tras sus gafas de

nubes protege su diamante de las codicias.

He percibido su sombra desde el puente del barco y he

pirateado su esplendor para siempre. Creación y deterioro

del silencio el poema.

 

 

 

Donde Claudia encuentra al hipocampo

 

A la salida del hotel me cruzo con la chica del museo

que se quita sus gafas de sol y me mira fijamente.

¿Quiere que le abra el museo

de etnología para tomar fotos? Fibras de

seda fibras de algodón de lana y de lino.

Instrumentos de música de la tradición cretense.

Le cuento mi vida iniciada a los diecinueve años

de Argentina huyendo de la dictadura y movida por la

curiosidad de un país al siguiente hasta el sueño

despierto mejicano. Ella me enseña maravillas

la flor blanca que embalsama el patio del museo

y Daouli el tambor de doble piel de la isla.

La tarde avanza como un hipocampo más

seductor que el crepúsculo por venir y las

señales enigmáticas de los aerogeneradores en la cresta

de las colinas.

 

 

 

Un gigante del mar Egeo celebra a lo grande sus

viajeros de bolsillos con agujeros nucas al viento

con las melopeas de la embriaguez. Está más vacío

hoy que la locura del señor de las aguas

de los aires y de los subsuelos. Casi divino capital con

máscara reptil. Una hoja de cálculo emancipada dirige al

cliente hacia una imagen nueva. El navío de pesado

motor prehistórico es el último aliento del

mar girando en el vacío para la belleza. Está

tanto más solo que no cuesta gran

cosa. Sin ricachones alrededor los demás sin papel

ni sueños por encima de la borda. Las finanzas como

lloronas diletantes se enrollan sobre sí mismas

haciéndose alternativamente las víctimas y las iluminadas.

No más historia no más globo terrestre una naturalidad

volátil de sabio fantasma. Cuál es este arte de

cortar simultáneamente y sin dolor la

barca y la mano que la acaricia…

 

 

 

Aturdida por lluvia a qué puede estar jugando

Cada nota de música dispersa calle Bobillot

hacia el final de la tarde.

 

Vuelo planeado Ícaro en ella choca contra el asfalto

humus resplandeciente de sueño fracturado.

 

El ángel con abrigo rojo en mil notas

atónitas.

 

 

 

lo que reclamaba el poeta profundamente dormido

pero sin contar con el eco deformante

lo que reclamaba este príncipe inocente

agua pura agua redonda

unión del fuego de hacha y de la O

voda voda de un paso de baile

ka respondía el eco

ka ka ka falsificaba el eco lejano después próximo

vod ka vod ka

vodka antes del funeral vodka antes del adiós

vodka como la pérdida de un recuerdo el dolor

hoja apenas afilada cantando a voz en grito

el poeta conciliador se encomienda a todos sus diablos

para celebrar la cruz invisible y el tiempo ridículamente vestido

de tantos hermosos corazones

 

 

 

hay libros que abrimos tan poco tan poco a

cuentagotas de rocío negro

 

las palabras huyen hacia los acantilados estas bolas

de fuego descienden por el alto gel imaginario

 

brecha de avioneta sobre jungla guatemalteca

el deseo bloquea el motor

 

libros de forja oxidada aliento sacudiendo restos

de puros y asesinos de los buenos tiempos

 

sueño ligero olor de pólvora fresca para

recibir al alba unicornios se apoderan del

crucifijo

 

 

 

todo tiene tejido de toda la seda de China y la

de los murmullos el golpe de suerte y la madera hendida

en la médula el tacto y el deseo el amor

en conflicto y el volcán que devuelve el eco

de un ogro geólogo

 

todo en todo los brazos caídos y la flecha en

llamas la hamaca tempestad hastío y fuente de todo

de nada de todo de nada a la conquista de las palabras

que sugieren otras para la navegación nocturna

 

de todo de nada las manos atravesadas las

manos milagrosas como panes y lluvia

para celebrar la ausencia

 

una ausencia y todo desaparece nada desaparece

en lo nuevo de sí mismo sin pasos ni mirada

una ficción invadiendo todo el espacio del frente

de batalla ternura irreverente a caballo solo

flaquea el exceso de aire

 

 

 

como estas chicas que hienden el silencio de una

cicatriz el agua aflora el volcán

 

las voces se desgarran al unísono gaviotas

aturdidas por la pérdida de luz

 

corazones remachados por el vuelo

 

esta vez ningún palacio surgirá de la sonrisa

de los demás tan solo una tregua

 

como estas chicas que nos atrapan en el espejo

de nosotros mismos alumbran la estridencia de las

gaviotas

 

la plegaria enmascara el crepúsculo y aspira al

nadador extraviado

 

mientras el aire confisca toda tentativa de fusión

bordeamos el nacimiento de la aventura

 

los barcos de la ensenada nos observan aturdidos

por el temblor de nuestras velas en ausencia de

viento

Tomado de:

https://www.laotrarevista.com/2017/05/michel-cassir-muestra-poetica-en-espanol/