martes, 30 de junio de 2020

POEMAS DE OSCAR W. DE LUBICZ MILOSZ


Symphonies eBook por Oscar Venceslas de Lubicz-Milosz ...

(28 de mayo de 1877, Moguilov, Bielorrusia - 2 de marzo de 1939, Fontainebleau, Francia)


El viejo día



El viejo día sin meta quiere que vivamos
Y que lloremos y nos empapemos con su lluvia y su viento.
¿Por qué no quiere dormir siempre en el albergue de las noches
El día que amenaza las horas con su palo de mendigo?
Tibia es la luz en los dormitorios del hospital de la vida;
Queridos pensamientos forman el paciente blancor de los muros.
Y la piedad que ve que la dicha se aburre
Hace nevar el cielo vacío sobre los pobres pájaros heridos.
No despiertes la lámpara, el crepúsculo es nuestro amigo,
Nunca viene sin traernos un poco de buen viejo tiempo.
Si lo echases de nuestra habitación, la lluvia y el viento
Se burlarían de su triste manto gris.
Por cierto, ah, si existe dulzura aquí abajo
Sólo puede estar en los viejos cementerios graves y buenos
Donde ya no dice sí la debilidad, donde el orgullo ya no dice no,
Donde la esperanza no atormenta más a los hombres cansados.
Por cierto, ah, allá, bajo las cruces, cerca del mar indiferente
Que sólo piensa en el tiempo pasado, los que buscan
Hallarán por fin sus almas de sonrisas ansiosas por la espera
Y los seguros consuelos de las noches mejores.
Echa al fuego este alcohol, cierra bien la puerta,
Hay en mí pecho seres abandonados que tiritan de frío.
Se diría realmente que toda la música está muerta
Y las horas son tan largas.
No, no quiero verte más como mi amiga:
Sólo debes ser algo, créeme, sumamente grato,
Humo en el techo de una choza, en el ocaso:
Tienes el rostro de la buena jornada de tu vida.
Posa tu dulce cabeza otoñal en mis rodillas, cuéntame
Que hay un gran navío, muy solo, muy solo, mar adentro;
No olvides decirme que sus luces tienen frío
Y que sus ropajes de tela le dan risa al invierno.
Háblame de los amigos muertos desde hace largo tiempo.
Duermen en tumbas que no veremos nunca jamás,
Allá muy lejos, en un país color de silencio y de tiempo.
Si volviesen, ¡cómo sabríamos amarlos!
En la taberna junto al río hay viejos huérfanos
Que cantan porque el silencio de sus almas les da miedo.
De pie en el umbral de oro de la casa de las horas
La sombra hace el signo de la cruz sobre el vino y el pan.


En un país de infancia...



En un país de infancia vuelta a encontrar, llorando,
En una ciudad de latidos de corazones muertos,
(Arrullador estrépito de vuelos que comienzan
De aleteos de los pájaros de la muerte,
Chapotear de alas negras en el agua de muerte).
En un pasado fuera del tiempo, enfermo de encanto,
Los queridos ojos de luto del amor arden aún
Con suave fuego de mineral rojizo, con triste encanto;
En un país de infancia vuelta a encontrar, llorando...
-Pero sobre el vacío de todo llueve el día.
¿Por qué, por qué me sonreíste en la luz vieja
Y por qué y cómo me reconociste,
Extraña joven de arcangélicos párpados,
De risueños, azulados, suspirantes párpados,
Hiedra de noche de estío en la luna de las piedras;
Y por qué y cómo, sin haber conocido nunca
Ni mi cara, ni mi duelo, ni la miseria
De los días, me reconociste tan repentinamente
Tibia, musical, brumosa, pálida, querible,
Por quien morir en la noche grande de tus párpados?
-Pero sobre el vacío de todo llueve el día.
¿Qué palabras, qué músicas terriblemente viejas
Con tu presencia irreal tiemblan en mí,
Paloma obscura de los días lejos, tibia, bella,
Qué ecos de músicas en el sueño?
¿Debajo de qué frondas de soledad muy vieja,
En qué silencio, en qué melodía, en qué
Voz de niño enfermo volver a hallarte, oh bella,
Oh casta, oh música oída en sueños?
-Pero sobre el vacío de todo llueve el día.


Los terrenos baldíos



¿Cómo llegaste a mí, tú, tan humilde, tan doliente? Ya no lo sé.
Sin duda como el pensamiento de la muerte, con la vida misma.
Pero, de mi cenicienta Lituania a las gargantas infernales del Rummel,
De Bow-Street al Marais y de la infancia a la vejez,
Amo (como amo a los hombres, con un viejo amor
Gastado por la compasión, el enojo y la soledad) esos terrenos olvidados
Donde crece, muy despacio aquí y allí muy rápido,
Como los niños blancos en las calles sin sol, una hierba
De ciudad, fría y sucia, sin sueño, como la idea fija,
Traída por el viento del cementerio, quizás
En uno de esos bultos de tela negra, lisa y lustrosa, almohadas
De las viejas durmientes de los muelles, en los terribles ocasos.
De toda mi juventud consumida en el sur
Y en el norte, retuve esto sobre todo: mi alma
Está enferma, de paso, como la hierba sedienta de los muros,
Y la olvidaron, y la dejaron aquí.
Sé de uno al que da sombra un cedro del Líbano. Vestigio
De algún hermoso jardín del amor virginal. Y yo sé que el árbol santo
Fue plantado allí, antaño, en su tiempo justo, a fin
De dar testimonio; y el juramento cayó en la muda eternidad,
Y el hombre y la mujer sin nombre están muertos, y su amor
Está muerto, ¿y quién se acuerda acaso? ¿Quién? Tú, quizás,
Tú, triste, triste ruido de la lluvia sobre la lluvia,
O tú, alma mía. Pero pronto olvidarás eso y el resto.
Y ese otro donde el fuerte viento, la lluvia y la niebla tienen su iglesia.
Cuando llegaba el invierno de los suburbios; cuando la barcaza
Viajaba en la bruma de Francia, ¡qué grato me era,
San Julián el Pobre, pasearme
¡Por tu jardín! Yo vivía en la disipación
Más amarga; pero ya el corazón de la tierra
Me atraía; y yo sabía que late no debajo del rosal
Mimado, sino allí donde crece mi hermana la ortiga,
obscura, abandonada.
Así pues, si quieres serme agradable —¡después! ¡lejos de aquí! Tú
Susurrante, desbordante de flores resucitadas, tú, jardín
En el que toda soledad tendrá un rostro y un nombre
Y será una esposa,
Reserva al pie del muro cubierto de musgo cuyas rajaduras
Dejan ver la ciudad Ariel en los castos vapores,
Para mi amor amargo un rincón amigo del frío y del moho
Y del silencio; y cuando la virgen de pechos de Tumím y de Urím
Me tome de la mano y me lleve allí, que los tristes terrestres
Recuerden otra vez, me reconozcan, me saluden: el cardo y la alta Ortiga,
y la enemiga de infancia belladona.
Ellos saben, saben.
Tomado de:




lunes, 29 de junio de 2020

POEMAS DE JENŐ HELTAI


HELTAI JENŐ EBOOK | HEGEDÜS GÉZA | Descargar libro PDF o EPUB ...
(11 de agosto de 1871, Pest, Budapest - 3 de septiembre de 1957, Budapest, Hungría)



La grandeza de mi canción


"La gran mayoría de mis canciones,
hermosa Clarisa, son poemas
que evocan la débil dulzura
e incitan la esperanza, que se
escribe con el corazón y el alma,
y si ahora muriera de cruel tristeza,
mi culpa serían mis canciones. "
Tomado de:

ARS POETICA:


No espere hasta que lo inviten.
Poeta, reclama tu lugar
en la tribuna. Advierta a los vecinos
de la amenaza que enfrentan.

Comparte tu corazón con su mundo frío.
Comparte cada miedo, cada cicatriz.
Arroja tu armadura, arroja tu ropa:
muestra todo lo que eres.

No esperes hasta que te silencien
para no volver a cantar nunca más.
Nunca, nunca, contenga la lengua.
Grita tu dolor.

Mira a los racistas revoltosos.
Marque las mentiras que generan:
la noche es larga, oscura y mortal,
pero espere el amanecer.

Las calumnias duelen ... pero tu canción es verdadera.
Sobrevivirá a cualquier mentira.
Bebe tu veneno si es necesario,
pero canta hasta que mueras.
Tomado de:

domo profesional

Mis queridos colegas rurales,
interesados ​​en mi persona,
que
lograron un bonito resultado con sus poemas en Danubio-Szekcső, cayeron sobre
mi pobre cabeza,
porque no soy lo suficientemente húngaro
y porque todavía no he cantado sobre la tierra
que nutre y cubre.

Y debido a que no cantaba lo suficiente sobre mi abuela
y mi abuelo,
arrastré a
las "mujeres" alegres a un halo :
se precipitaron hacia mí con un enojo salvaje de
que no había moral en mis canciones,
y mi personaje es ciertamente
fabulosamente débil.

Y porque mi musa no es una
mujer alta y marmórea,
sino una mujer traviesa y elegante
que besa, ríe, vive,
fueron buscados en el registro de registros, ¿
quién es él, qué es él y dónde vive?
Y si tocas en mi pequeña habitación, ¿
se quedará allí hasta el amanecer?

Estimados colegas rurales,
¿por qué es esta indiscreción?
También escribiste más izse
para vivir bello, amar bien. Sin embargo,
cortejar a mujeres hermosas
es más
que retirarse del mundo
y hacer un instrumento.

Entonces, ¿estoy ligado a la musa por un
sentimiento platónico?
Estimados colegas rurales,
nadie tiene nada que ver con esto.
No me pregunto
quién te amaba,
y si la musa vino a ti, ¿
hubo algún agradecimiento?

Si mi corazón se enfría
y mi estimado cerebro se ablandará, cantaré sobre los
placeres familiares
y el gran lavado.
Mis queridos colegas rurales,
entonces denme su mano
e ingresen al gremio
si yo también soy impotente.
Tomado de:
http://tiltingourheadsup.blogspot.com/2020/03/heltai-jeno-pro-domo.html

CONFESIÓN

No nos entendemos querida señora,
Lamento mucho decirlo
pero si no me quieres como amante
de lo contrario no estoy disponible.

Por ejemplo para lo que tu
describes con entusiasmo muchas veces,
que me convierto en el mejor amigo
de su pobre corazón atormentado.

Mejor amigo, wow
es una tarea muy honorable
pero no soy lo suficientemente mayor
y ella es muy joven.

Ella está llena de vida, huele,
persianas, brillos y quemaduras, inflamaciones,
¿Cómo no podría desear su beso?
que angel soy

Es tan poco lo que deseo
y aunque compartir no es bueno,
que es el alma de otra persona,
Su cuerpo será suficiente.

Quien también tiene un amigo
con quien charlar es un placer,
pero que loco y torpe
No seré ese amigo.

Que tiene todo lo que es poesía,
y yo lo que es concreto
él resolverá sus problemas,
mientras que la ropa solo yo.

Que este discurso es inaudito
para ella, no lo dudo en absoluto,
pero nos entendemos bien señora,
Esto es realmente necesario.

Que el Señor que da el bien y el mal
con las mismas manos
darle su peor moral
o mejor para mi!
poema Confesión:
Traducción de Fausto Marcelo Ávila Ávila
Con ayuda del traductor google.


domingo, 28 de junio de 2020

POEMAS DE GEORGE BACOVIA


De ce a fost nefericit Bacovia. Poetul era văzut ca un „bărbat ...(17 de septiembre de 1881, Bacău - 22 de mayo de 1957, Bucarest, Rumanía)



OH ANOCHECERES…

Oh anocheceres violetas…

Viene ya el invierno
con quejas de flautín…

En el parque abandonado,
estridentes lamentos
y un negro croar…

Eternidad,
agravación…
Bandas funerarias de latón
proclaman la agonía del otoño…

Un congelante viento ha arribado;
y bajo los miembros de un esqueleto
un demente aúlla.

No es un trance de usted.
—Ella viene. Ella no viene…

Oh anocheceres violetas…

DICIEMBRE

Ve cómo nieva en diciembre.
Mira la nieve en la ventana, mi amada.
Pide que traigan más leña,
para poder el fuego escuchar rugir.

Empuja el sillón cerca de la estufa,
que en la chimenea lo hemos de oír.
Debo aprender la sinfonía de la tormenta
o de mis días –es lo mismo–.

Pide también que traigan el té
y ven más cerca, más cerca, por favor.
Léeme algo sobre los polos.
Deja que la nieve nos sepulte… Nos sepulte.

Qué tibieza aquí en tu casa;
para mí es totalmente sagrada.
Mira cómo nieva en diciembre.
No rías. Sigue tú leyendo…

Es de día ¡y que oscuridad hay!
Necesitamos una lámpara… ¿La traerás?
Mira, la nieve es ya tan alta como la cerca,
el cerrojo de la puerta se ha atascado por la escarcha.

Hoy no iré a ningún lado:
el pórtico y el patio se han inundado de nieve.
Mira cómo nieva en diciembre.
No rías. Sigue tú leyendo…

ANOCHECER DE INVIERNO

Sombrío y metálico anochecer invernal.
Vasta y redonda, la blanca llanura.
Un cuervo viene graznando de un paraje lejano,
cortando el horizonte circular.

Árboles de temporada como cristales de nieve.
Los anhelos de desaparecer me van sorbiendo,
mientras el mismo cuervo regresa en silencio,
cortando el horizonte circular…

EN INVIERNO

Azul,
rojo,
malva,
blanco.
Duerme de ahora en adelante.
Flores abandonadas.
La nieve blanca
cae sobre ti,
más fríamente,
en el sembradío,
a espaldas de la casa.
Tomado de:

ANHELANDO



Amanece y hay un frío de otoño;

y el humo se riza en mechones.

Tan lejos como tus ojos ven

hay una niebla sobre los huertos.



En los campos desiertos

suena un eco de voces quejumbrosas.

En las laderas de los viñedos,

un chasqueo y un llamado son escuchados.



Los niños corren con cometas

y te sientes como uno de esos niños

y lloras…. Hay un frío de otoño

y una niebla sobre los huertos.


OTOÑO

Un poderoso disparo de reporte

ruge en las laderas de la ciudad.

El metal suena a trompetas, allá,

bajo las barrancas… Es otoño.



Una campana de escuela es escuchada

en la mañana desierta, venturosa.
Papeles y hojas revolotean en la esquina

en círculos que marean, al azar.

 Con un pináculo dominante y severo

la catedral mira siempre al horizonte.

Los jardines del pueblo están desgarrados

y sus hojas se deshacen en todas direcciones.



Y como en los viejos tiempos,

un cuerno viene de las laderas en alarma.

El metal suena a trompetas, allá,

abajo, en los barrancos… Es otoño.
Tomado de:

Todo plomo

Las conchas de la muerte dormidas son todas de plomo perfecto,
todas llevan la flor y la tela inquietantes también -
Solo sonidos de tumba silenciosa el viento gritaría
Cuando lloraran las coronas, todo plomo ...

Lo llamé, pero mi amor muerto era todo plomo, del
mismo modo que la pira de plomo florece alrededor -
Los muertos que guardé dormían en un sonido sin alegría,
sin arcilla sometiéndose a sus alas de plomo ...
traducción por Axel H.Lenn © por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Para una Virgen


Mam'selle siempre está leyendo.
Toca el piano, pinta.
Y noche tras noche permanece despierta.
Quizás es por eso que adelgaza.

Se cree, y algunos incluso dicen,
pero este es un secreto guardado,
Mam'selle sueña con un poeta,
extraño, solitario, loco.

Frío


, estoy cerca de una valla rota,
y el viento golpea con
hojas mojadas . Soy más feo, perdido.
El sudor frío en el cristal.

En la calle que desciende cuesta abajo
Es un otoño como un viejo poema:
faldas de mujer empujadas por el viento, ya
no puedo ser pareja con una de ellas.

El otoño rasga carteles y flores.
Aún es más triste en los barrancos.
Enciende el fuego varias veces al día;
Oh, debe ser más triste aún lejos en los barrancos ...
Copos de nieve vagando ...

Por la mañana



Una taza de café negro ... y una lluvia helada.
Mientras aún está en la habitación, el espíritu arde
Colores: un resplandor en un libro, en mi ropa,
Y mis pasos me conducen a la mañana.

Cómo el frío, temblando como las noticias,
Gime por lo que es mío y lo que es tuyo ...
Cada vez más me queda lo que es,
Y está lloviendo, lloviendo arrepentimiento.

Olvidé si camino ... todavía estoy enamorado ...
Llegué a tiempo y hay un lugar para sentarme.
Pero el pensamiento presiona con su pesado bloque ...
Solo hay visión ... ya no puedo hablar ...

Notas de primavera


Verde fresco, verde fresco ...
Brote blanco y rosado y puro,
Sueño azul y azul,
te veo, te escucho de nuevo.

Oh sol, sol,
inyecta con tus llamas
Me duele todo el cuerpo
En el juego de los tiempos.

Primavera,
en una flauta de sauce, una
niña descansando en el pozo
Te hace eco
sobre la llanura clara ...

Verde fresco, verde fresco ...
Brote blanco y rosado y puro,
te veo, te escucho de nuevo,
Sueño de azul y de azul
Tomado de:


sábado, 27 de junio de 2020

POEMAS DE HENRIKAS NAGYS


Henrikas Nagys projektas - mokslobaze.lt(12 de octubre de 1920, Mažeikiai, Lituania - 3 de agosto de 1996, Montreal, Canadá)



Los robles

Vienen: una gran multitud enojada.
Sus pesadas cimas se balancean lentamente,
y como truenos lejanos, como tambores, hacen
eco de su extraña canción que estremece la piel:

- llevamos los cielos -
- llevamos los cielos sangrientos -
- llevamos los cielos muertos -
- traemos la noche.

Sus grandes manos oscuras,
dedos retorcidos por las heridas,
sostienen una nube rígida:
como un gran ataúd negro.

Vienen. Llevan la puesta de sol.
La gran multitud enojada se balancea lentamente.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos


Tabula Rasa

El silencio de la nieve que cae supera las palabras: un pájaro azul
volando - islas de tiza perdidas en la niebla. La cumbre de Ararat
congelada en vientos y nubes. Estalactitas, puntiagudas
como carámbanos. Una mortaja de lino blanco sobre la cara muerta.
La mirada en tus ojos. En los ojos de tu hermano.

Un ángel ha grabado una cara en la pared blanqueada de una iglesia
donde contemplar los viñedos de Vevey, en el deslumbrante aleteo de las velas,
en el lago verde de Ginebra. El ángel ha esculpido tus ojos
con agua transparente del río de mi Aukstaitija.
Y cubriste tus hombros con el silencio de la nieve que cae.

Al otro lado de tu choza pasaron los brillantes pies del Maestro. Tu seguiste.
Remos, redes, bote, abandonaste. El pan, el pescado y el vino se multiplicaron,
pero no para ti. En la boda de Canna, en los viñedos de Vevey,
en las arenas de mi río, mi Musa,
el pájaro pálido, la isla te alimentó , la nieve, la mortaja y el milagro.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Cinco letras no escritas
Primera carta:

ADELAIDE

Has venido solo. La espesa niebla del puerto de Adelaida
huele a alquitrán y amapolas. El peculiar sol amarillo
de una primavera desconocida arde: una bola naranja
flotando en un amplio charco fangoso de cielo.

Caminaste hasta la orilla, soñando con las aguas negras del puerto,
como Gulliver remolcando tras tus
pequeños botes de cristal. Sobre los torrenes que fluyen lentamente,
la línea vibrante de un puente atraviesa la noche.

En la antigua ciudad alemana (¿recuerdas?), Esos plátanos
que te han confiado ahora crujían por otro puente sobre un río poco profundo:
por la mañana los niños atrapan truchas de plata en sus manos, las
hojas susurran en la orilla, los vientos juegan en la plaza.

El reloj de la catedral marca la hora de las ruinas.
La luz blanca de la luna se desmorona. A la sombra de las pesadas fuerzas opuestas,
donde un ángel toca la trompeta del juicio,
nuestros pasos se quedaron y resonaron. En Adelaide,

sueñas en invierno con un barco de corteza ligera en la nieve.
En el parloteo de los loros, buscas un pájaro gris perdido.
Puentes La puerta de ladrillo es roja. El sol gira
como una esfera naranja en tu sueño. En Adelaida

Segunda letra:

HONG KONG

La luna recién nacida florece en el huerto de cerezos.
En Hong Kong.
Amarillo y redondo, como una placa de cobre.
Como un gong
Mi hermanita con ojos almendrados, dedos de porcelana,
observa cómo los tejedores de seda mueren indiferentemente
en las frágiles barandillas del puente en Hong Kong.

El whisky de centeno es dulce. Las sombras sobre la seda delgada
flotan como cañas huecas en una tenue acuarela.
El pan del hambre se pega en la garganta.
Las sombras deambulan desde los suburbios grises a
través del humo de marihuana del café como marionetas.

Y la luna florece amarilla en el desierto. En el puerto
En Hong Kong.
Brillante y redondo, como un plato de cobre.
Como un gong
Mi hermana olvidó hace mil años
que sabe reír y llorar. En la superficie del estanque
bajo las frágiles barandillas del puente en Hong Kong,
Gioconda me mira con ojos almendrados.

Tercera carta:

COSTA DE ORO

Efua,
lagos de la luna blanca leche ondean
en tu sueño. Flexible
en tu piel negra, como el
bosque sagrado Modder en la noche. Efua, tu joven
corazón es como el latir de tus
pies descalzos y borrachos , el tom-tom de la batería y la canción rítmica de la cosecha.

Efua, en tu sueño ha madurado el sol naranja, la
novia desnuda de la mañana y la piedra de la inocencia.
Las muñecas de tus manos son ligeras, como los
huesos huecos de las aves. Como una caña en el viento: tu cintura.

El cabello dorado de maíz suspira en tu sueño.
Un río de agua de cobre hierve. Las manos de la palmera
golpearon el viento flojo en la sombra. Mantienes
el arco y la flecha en alto. Efua, tu camino sinuoso

es seguido por el ojo astuto del tigre. Pero tu
vencerá a la bestia y al follaje oscuro, donde
cuelgan los extraños sueños de los monos y los cuchillos frescos del viento cuelgan
después de cortar una nube suave. Los cálidos lagos
de leche de luna humean en tu sueño.
Efua, en tu largo, largo sueño.


Cuarta carta:

BUDAPEST BALLAD

Imre, ¿fuiste tú el que estaba parado
(con la cabeza descubierta con el abrigo de lana de un estudiante y los ojos de un niño)
en los escalones del monumento de un poeta esa extraordinaria tarde de octubre
y gritó en el silencio muerto sobre el interminable mar de cabezas,
ronco de tu cabeza? los desiertos del país y el tibio viento del Danubio
y los latidos de tu sangre joven:
"¡Levántate húngaros, tu patria te llama! ¡
Ha llegado el momento! ¡Ahora o nunca!
¡En nombre del Dios de todos los húngaros, juramos, juramos
nunca más ser esclavos! "
¿Fuiste tú, Imre, que luego repitió con la multitud
y la tierra, y el viento y el agua, este amargo juramento de libertad?
        ....................................
        ............ ........................
Imre, ¿fuiste tú quien escribió
(en sangre, ¡qué patetismo! - en tu sangre joven y cálida)
con perforaciones de bala entumecida la mano por la primera helada de otoño,
en letras rectas y rojas en los ladrillos blancos del muelle,
para que todos pudieran ver: los fisgones, cobardes, cohortes, y enemigos,
en letras altas, el grito coagulada: muerte a los opresores
Mi la tierra vivirá para siempre!
        ....................................
        .............. ......................
Imre, ¿fuiste tú quien se cubrió
con tu grueso abrigo de lana (y la bandera, de la cual se
había cortado la mano de tu amigo, como un absceso: la vergonzosa estrella de la esclavitud)
, el cuerpo demacrado y demacrado, el cabello amarillo suelto de tu hermana
y palabras escritas en el pavimento de la calle, desgarradas
por las huellas de los tanques:
duerme tranquilamente, pequeña niña de Budapest,
tu muerte no fue en vano ... .
        ....................................
        ............. .......................
Imre, ¿eres tú quien ha escrito
en una cinta de papel estrecha
esas frases inolvidables para nosotros?
desde esa noche más allá, desde ese pueblo convulsionado por la muerte
(mientras los truenos negros de la desesperación caen ... el Danubio reluce
bajo puentes vacíos ... y bayonetas ... estrechos ojos mongoles ...
el bárbaro está a las puertas de la ciudad ... ),
Imre, ¿nos escribiste
desde esa última noche terrible e inmortal:
"Dios, salva Hungría.
Dios, salva nuestras almas.
Adiós, compañeros ..."?


Quinta letra:

LOS ÁNGELES

En la orilla del océano, ángeles descalzos están bailando.
Gargantas de latón de trompetas gritan tristeza azul.
Los poetas borrachos recitan en los cafés (sombras afiladas
de pájaros legendarios cortan con delgadas alas
la cortina estridente de humo)
Las chicas con el pelo suelto que cubren sus rostros miran
el mar tranquilo, apático, plano, como un espejo ...

Sobre el asfalto caliente, los ángeles descalzos están bailando.
Los tambores de la selva palpitan el ritmo de la sangre salvaje.
Los poetas negros cantan el mediodía, el día abrasador:
de palmeras cenicientas, bandadas de pájaros se derraman
sobre la ciudad que baila, grita, delirante ...
El ojo del sol quemado arde en la bandera de carnaval.
En el muelle del puerto, ángeles descalzos están bailando.

En los cafés y tabernas los ángeles descalzos están bailando.
Ángeles Negros. Ángeles blancos Ángeles Azules.
Los poetas han resucitado del humo una isla de coral verde
y la patria del albatros. Trompetas de jazz de latón
rasgar las ramas de las palmeras y romper la piedra de los rascacielos.
Las vidrieras se desmoronan y los escaparates se rompen.
Las lunas artificiales huyen a través del espacio sin estrellas.

Sobre las estrellas y los cristales rotos, los ángeles descalzos están bailando.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativo

Mors Atomica

No somos más que animales en una isla desierta.
Bestias que no podían caber en el arca de Noé, impulsadas
por flechas invisibles y lanzas.
Nadie envió un bote para salvarnos.
Nadie escribió en letras de fuego en las nubes.

Esperamos sumisamente la última noche
de espadas azules despiadadas. Todos los barcos,
con velas de pánico levantadas, nos pasan.
No hay pájaros Viento. Los manantiales de la isla
se secaron. Los árboles de pan son infructuosos.

Sentimos la arena fría y salada con nuestros labios.
La cercanía de los ojos y el cabello de los que se derrumbaron cerca de nosotros,
su respiración agitada, cortando rítmicamente la eternidad
en los pequeños segundos del presente. El silencio
y la ola final que nos lava los pies.

Somos las bestias que las Escrituras no mencionan. Impulsado
por las flechas y lanzas del apocalipsis
en la desierta isla de coral vacía.
Nadie envió un bote para salvarnos.
El agua no quitó nuestros nombres de las arenas movedizas.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Primavera

El hielo se ha ido.
Detrás del parabrisas
, ahora puedes agarrar
un puñado
de viento
como un pequeño pájaro indefenso
arrojado del nido
que
solo busca el calor
de tus manos
y sangre.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Fragmento de la infancia

Cadenas de locomotoras sin vida. Rieles oxidados en la niebla.
En el patio de trabajo, los dientes de león salpicados de alquitrán se mecen con el viento.
Pequeñas manos sucias las recogen y las llevan a casa.
Detrás de las ventanas humeantes del sótano, una anciana sonríe mientras duerme.

Las mujeres que lloran llevan cestas de frutas sangrantes
y se encogen cuando los trenes gritan. Multitudes de álamos se
han reunido en el barranco para enterrar el sol muerto.
Escucho su canto mientras espero el regreso del padre:

su linterna roja se balancea lejos en la noche.
Pesados ​​pasos familiares! Con una mano áspera y sudorosa
, acaricia mi cabello ... Más allá del río, los soldados cantan ...
En la puerta en llamas, la madre nos espera.
Silenciosamente crepitante, la noche arde en el corazón.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos
Tomado de: