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(1955 -8 de enero de 1993 , Madrid, España)
Santa tierra desterrada
Tú sigues siendo
el misterio de las apariciones que nunca aparecen
pero
dentro de mí
alguien
cambió
y no volverá a cambiar
jamás
ya no hay llanuras en mis montañas
ya no hay llanuras y yo
yo olvido un sótano de recuerdos dos sótanos llenos
y persigo sombreros alegres para dejar de olvidar
aunque ya se sabe
los sombreros huyen
y la alegría
y los gatos que no nos felicitan.
Olvido.
Olvido porque ya soy viejo o ya soy joven:
he sido tantos alborotos
que ya soy viejo
he visto a tantos morir mi muerte
que ya soy joven
he servido a tantos príncipes
he ambicionado piedra he falsificado labios y he
jadeado
no he faltado a la cita y ahora
ya no hay fuego en mi fuego
o todas mis mentiras son mentirosas
y sólo el cansancio me da vida
y sólo tocas mi cansancio
y ahora
hoy nada me duele y tú no me dueles
las tiendas de ultramarinos y los cines de verano
y los guerreros indefensos
desaparecieron
ni siquiera los fabrican
fíjate qué triste
herrumbrosas y ajenas
nuestra soledad es siempre de los otros
herrumbrosas y ajenas y tan herrumbre
las soledades que en mi acontecen
sin ruidos y sin silencios
hoy nadie me duele y tú no me dueles
mujer
tan callada y pobre
como una grieta
santa tierra desterrada
yo que para escandalizarte he robado escándalos
sólo Judas pudo amarte como yo te amo
sólo Judas y sobre ti veo
al cielo que ganó el concurso de cielos
y al cielo loco que ganó el concurso de nubes
y hasta al único caballo que cabalga
santa tierra desterrada
tierra santa
mi tierra prometida
dama de la mayor distancia
te he deseado siempre
desde el primer reloj
pero
dentro de mí
alguien
cambió
así que pronto llorarán mis risas
y se arrastrarán mis vuelos
pronto
oiré un viento raptando hojas
y las noches sabrán ser días
entonces
inmediatamente
Ayúdame
soy un cristo que no tiene cruz
soy un cristo de crucigrama
ayúdame
tú la espina más remota
tú sueño que se desmaya
tú pequeña niebla de piel
tú que no mereces ser el cepillo de dientes de
María Magdalena
tú puedes ayudarme
tú puedes ayudarme complicándome la vida
complícame la vida
complícamela
tú que árida siempre te alejas
dame abrazo y herida
dame abrazo y herida para tener abrazo
tu que no existes
sólo tú puedes
1980
Tu mezquita y tu río
Una prostituta
ella es la única mujer por mí invadida
o
acaso
tampoco
ella
porque por más que me recuento
no hallo vestigio
de perfume o de célula o de compra o de club
o de aquel taxi
aunque allí estábamos todos,
madre,
los bienaventurados y los aventureros
allí estábamos todos
en la edad del vagabundeo y sin piernas
sin piernas como el pobre Mori Ahio
como él mordidos por un tren hambriento
pescadores de Galilea ha llegado la hora de la
repesca.
Le dije que me llamaba Azul
y gracias al cielo no era tan blanca como la
peluquería Noëlle
así que busqué en ella a las hijas del Atlas
ambos sin el virus del amor
aquel día la noche había bajado veloz por su
tobogán de luces
y sus estrellas eran nubes.
Madre,
eres la mujer más lista del mundo después de Madame
Curie
o empatada con Madame Curie
si exageramos un poco
y yo por tí exagero un poco
y hasta mucho más que un poco
de azúcar
en mi ruso
señor camarero árabe
poblando de parálisis mi alma
mi museo de aromas
tan mísero de aromas
mi monotonía de caja de música
orgulloso de soledades
y de maldad
pero sobre todo de bondad
soy todo lo bondadoso que puede ser un buitre
que no es mucho
y todo lo viejo que sabe ser un viejo
que ya va siendo más
mi alma de reposición y filmoteca
tan fanática
a su lado los locos se convierten en loqueros.
Minutos con ella
entonces pronunciar las palabras mágicas
palabras como
baobab
arrayán
y otra vez baobab
pero no las pronuncié
sobre su carne para perros
carne para perros Lassíe
soy el perro que en la luna escarba una hoguera de
signos
y
sólo
la
muerte
me hace
la vida
imposible.
Madre
madre yo solo qué hielo soy
yo que desconozco el argot del amor
para tí quemo las penas que me frecuentan
ven aquí donde te midan mis penas
mezquinas como aritméticas
madre,
tu imperdible
el imperdible de tu tiempo
tu tiempo imperdible
siempre
he aquí tu permanecer
sobre nuestra permanencia
he aquí
tu mezquita
y tu río
30 de marzo 1979
Tomado de:
Biografía
1985
si
alguna
vez
muero
quiero azaleas encima de mí
quiero una
ausencia de cruces
azaleas encima de mí
si
alguna
vez
vivo
quiero azaleas para mis brazos
quiero agua
para las flores
estrellas encima de mí
¡Ella es!
16 de enero de 1987
¡Detrás de un cristal hay tres!
¡Es la tercera!
¿Ella es?
¡Roja como un diccionario
y mucho más suave que el papel!
¡Ojos en cuclillas y grises!
¡Ella es!
¡Muchos días tiene el 16 de enero
en el sueño de Manuela!
Y el hielo...
ahora juegan al ajedrez
el hielo y su noche
¡Trabajadora su cuna,
perezosos los pasos de Manuela!
Dinos qué exclama tu silencio,
dinos cómo será tu voz.
El universo hambriento...
¿cuándo le darás una cucharada de tu risa?
¡Que espere el universo!
¡Paciencia, luna! jManuela duerme!
Esta soledad
para Juan (regalo)
c. 1980
esta soledad es hija de una altura equivocada
yo tengo el vicio del cielo
soy el único propietario
del aire huesudo y de los pájaros fáciles
los huesos azules del cielo
forman un espacio largo y delgado
y se quiebran en tormenta
y bajan en agua
para acabar en lápida sin nombre
el rojo de mis manos es un misterio
porque brota de ríos blancos que se inclinan como
lápidas
a través de la tela metálica
cabizbaja la mala hierba roba el principio del
otoño
en otoño los ladrones de cielo
llevan silencio en el pico y tumba en las alas
me agarro a la tela metálica
y no tengo dinero
las mujeres redondas siempre tienen dinero
pero cuando miran hacia lo alto para celebrar una
cama nueva
alguien impide el cielo con una navaja de aire
me agarro a la tela metálica
y no tengo mujer redonda
yo tengo el vicio del cielo porque tengo miedo
Porque soy cobarde
mujer entera no puedo darte nada plancha mi
tormenta
LA CENA ES A LAS 6.
YO SOY EL CAMARERO.
Falsearé la leyenda
1976
Quiero pintar de blanco la hierba de la pradera
y el compacto césped que recubre los jardines;
todos pensarán que venció la fuerza del desierto
y yo seré durante años el Dueño de la vida,
dejando que me acaricie la tibieza del sueño alado
y tiñendo al atardecer lo que brotó del rocío;
mi pincel será la cascada cuyo estruendo nunca
percibo
y mi pintura las aguas que en ella se enroscan
furiosas,
y los que por los aires naveguen
verán surgir la nieve del pecho abierto del Verano,
variarán de canción los motores aceitosos
y enarcarán las cejas los pilotos sin mirada.
Danzaré entre las hojas chamuscadas por el frío
y los demás conmigo,
pero ellos caerán extenuados
y sus músculos heridos servirán para tensar mi
nuevo arco
y clavar en sus corazones suplicantes mensajes de
amor
que sin duda secará el aliento de la lluvia;
y arrebataré a los niños la dejadez que me
apasiona,
se marchitará colgada de las moreras,
como los plásticos sucios en el invierno espinoso.
Beberé el líquido que corre con el Nilo,
despojaré de su piel al fornido rinoceronte,
falsearé la leyenda y ésta me pertenecerá,
poseeré los campos de maíz y los quejidos sin
motivo,
dividiré el tesoro del pirata para llevármelo
entero,
y, llegado el momento,
cuando las ilusiones ahoguen el desengaño,
nada quedará sin ser devuelto
y mi alma os alegrará con una sonrisa.
Knock-out
1979
ella afirma que pertenece a la Iglesia Evangélica.
yo la creo.
me dice que debo unirme a su Iglesia.
toco su ronca boca y oigo su voz suave.
ahora intenta adivinar mi profesión:
¿eres marinero?
¿estás loco?
¿vendes cítaras?
yo no respondo.
vivo tan lejos de sus preguntas,
dentro de un corazón alquilado.
todas las mujeres son vuelos,
¿es ella un vuelo chárter
en un avión que se avería?
silbo mientras pienso la respuesta.
aquí no hay ventanas,
pero sé que llueve,
una lluvia triste como gallo sin cresta.
siempre agua,
jamás maná.
me dice que silbo descaradamente mal.
estamos en la cama casi desnudos
(yo aún llevo mi camiseta o mi coraza.
y una medalla tapa un círculo
de su piel).
algo hay entre mis dientes.
no sé qué es,
quizá un último billete.
quizá una declaración de amor disfrazada de billete
de mil.
ella está evangelizándome,
me dice que debo unirme a su Iglesia.
busco calma en su extraña fe.
ella tiene tantas almas como un noble ruso,
no dejaré que me salve hoy.
mis garras acarician,
cuando me vaya de aquí
recobraré la felicidad de mis garras desgarrando la
vida.
ella me mira,
yo numero sus lunares como antes numeré sus penas.
le digo que soy militar retirado con jugosa
pensión,
finquita y Jaguar,
y ella me dice:
cierra la boca,
cielo,
yo soy una ciudad de chicas.
quiero amarla, quiero quererla.
pienso en otra mujer,
me destruía sentada en un bidé.
ya no pienso,
ya no.
cojo un cigarrillo,
y mi mechero abre su ojo de llama.
ella ve cómo fumo nuestra pobre pipa de la paz.
a las diez y cinco nos damos cuenta de que el Juego
sobrevive.
jugamos.
la empujo
y cae
sobre la cama blanca como ermita.
knock-out.
La vida dudada
c. 1983
La vida dudada
la vida es tan
corta
que un solo minuto
podría ocultarla.
Gimen de infinito
las catedrales
suben sus sombras
todo lo tapan
todas las vidas
también la espalda
del ángel sabio
también la nuca
del
escarabajo alto.
Todo lo
enlutan
las vidas
dudadas.
Y la boca
de
la catedral tatuada
grita de
vidrio
y ensombrece el invierno.
Bendita condena
si nos alarga
porque el hombre enfermo
ama
la roca
que lo
endurece
ama el silencio
que lo supera
también los dientes
y su ternura.
Campanas llaman
al campanario
y muy lejos
remolino de carne
todo precio es poco
para lo que no
acorta la vida.
Alas
débiles la vida
se tambalea y nubla
la vida dudada
un solo
minuto.
La vida
tiembla en el campo
de la esfinge
una llama de alegría
contra un incendio vivo.
La vida
parte
hacia cielos
enterrados
cuidado con
la vida
con la mujer que
planta
cipreses
y
tormentas huérfanas.
La vida hiere
la vida lanza
piedras de pájaro sin
nido
contra las catedrales altas
y saltan los
cristales
se convierten en
ceniza
que nos abriga.
Para vivir lanzamos
estas
piedras peligrosas
y
sencillas
para vivir curamos
los tatuajes y los campos.
Vivir
bendito castigo
si nos lleva
hacia el
amor
en
almohadas
de roca y sangre.
Nada remedia
la ingratitud del
olmo
la vida hiere
nada riega
los abedules secos.
Corazones sin traje
para vivir
y el
desierto resuena
con
nuestras pisadas.
Mil
pies tiene el camino
y nosotros quietos
se yergue el camino
y nosotros
quietos
para no morir.
La vida dudada
la misma vida otra
vez.
Tomado de:
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