(12 de diciembre de 1934, Salamiyah - 3 de abril de 2006, Damasco, Siria)
INVIERNO
Como lobos en
una estación seca
Germinamos por todas partes
Amando la lluvia,
Adorando el otoño.
Un día incluso pensamos en mandar
Una carta de agradecimiento al cielo
Y en lugar de un sello
Pegarle
Una hoja de otoño.
Creíamos que las montañas se desvanecerían,
Los mares se desvanecerían,
Las civilizaciones se desvanecerían
Pero permanecería el amor.
De pronto nos separamos:
A ella le gustan los grandes sofás
Y a mí me gustan los grandes barcos,
A ella le gusta susurrar y suspirar en los cafés
Y a mí me gusta saltar y gritar en las calles.
A pesar de todo
Mis brazos se abren al universo
Esperándola.
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Del poemario: La alegría no es mi profesión
(Al-farah laysa mihnati)
ARDEN LAS PALABRAS
Poesía, inmortal cadáver, me aburres.
Líbano arde,
Brinca cual yegua herida al borde del desierto
Mientras yo busco a una chica robusta
Para rozarla en el autobús,
A un hombre de rasgos árabes
Para derribarlo en cualquier sitio.
Mi país se desploma,
Tiembla desnudo cual cachorro de león
Mientras yo busco un rincón retirado
Y a una aldeana desesperada para seducirla.
Diosa de la poesía
Que penetras en mi corazón cual cuchillo
Cuando pienso que compongo poemas
A una chica desconocida,
A un país mudo
Que come y duerme con cualquiera.
Puedo reírme hasta que la sangre
Fluya por mis labios.
Yo soy la flor letal,
El águila que golpea a su presa sin piedad.
Árabes,
Montañas de harina y placer,
Campos de balas ciegas,
¿queréis un poema sobre Palestina,
sobre conquista y sangre?
Yo soy un hombre extraño:
Tengo el pecho de lluvia
Y en mis ojos ausentes
Hay cuatro naciones heridas buscando su muerte.
Estaba hambriento,
Escuchando la triste música
Y dando vueltas en la cama cual gusano de seda
Cuando saltó la primera chispa.
Desierto: tú mientes.
¿Para quién es esta muerte púrpura
y la flor recogida bajo el puente?
¿Para quiénes son estas tumbas
inclinadas bajo las estrellas,
esta arena que nos das
cada año cual cárcel o poema?
Ayer regresó este héroe de labios delgados
Acompañado por el viento, los tristes cañones
Y su larga lanza brillando cual puñales desnudos.
Dadle un anciano o una prostituta,
Dadle estas estrellas y las arenas judías.
Allí
En medio de la frente
Donde cientos de palabras agonizan
Quiero la bala de gracia.
Hermanos,
He olvidado vuestros rasgos,
Aquellos seductores ojos.
¡Dios mío!
Cuatro continentes heridos en mi pecho.
Creía que conquistaría el mundo
Con mis ojos azules y mi mirada poética.
Líbano: mujer blanca bajo el agua,
Montañas de pechos y garras.
Grita, mudo,
Alza los brazos
Hasta que estallen las axilas
Y sígueme.
Yo soy el barco vacío,
El viento cubierto de campanas.
Sobre los rostros de las madres y los cautivos,
Sobre los versos y metros decadentes
Verteré fuentes de miel,
Escribiré sobre árboles o zapatos,
Rosas o muchachos.
Aléjate, desgracia,
Bello muchacho encorvado.
Mis dedos son largos cual agujas
Y mis ojos son dos héroes heridos.
Desde hoy no habrá versos.
Cuando te derriben, Líbano,
Y se acaben las noches de poesía y frivolidad
Dispararé la bala en mi garganta.
Del poemario: Tristeza a la luz de la luna (Huzn fi
daw al-qamar)
Traducción del árabe:
María Luisa Prieto
Tomado de:
El miedo del cartero
Prisioneros en todas partes
Envíame todo lo que tienes
Miedos, gritos y aburrimiento.
Pescador de todas las playas
Envíame todo lo que tienes
Redes vacías y mareo
-
Campesinos de todas las tierras
Envíame todo lo que tienes
Trapos de flores
Senos mutilados
Vientres rotos
Y uñas rasgadas
A mi dirección ... cualquier café
Cualquier calle del mundo
Estoy preparando un archivo enorme
Sobre el sufrimiento humano
Para presentar a Dios
Una vez firmado por los labios del hambriento
Y los párpados de aquellos que aún esperan
Eres miserable en todas partes
Lo que más temo es
Dios puede ser analfabeto
Tomado de:
El huérfano
¡Oh, el sueño! ¡El sueño!
Mi robusto carro dorado
ha colapsado
Sus ruedas se han dispersado como gitanos.
Una noche soñé con la primavera
y cuando desperté
Las flores cubrían mi almohada.
Una vez soñé con el mar.
Por la mañana mi cama era rica
con conchas y aletas.
Pero cuando soñé con la libertad
lanzas rodearon mi cuello
con halo de la mañana
De ahora en adelante no me encontrarás
en puertos o entre trenes
pero en bibliotecas públicas
durmiendo cabeza abajo en los mapas del mundo
mientras el huérfano duerme en el pavimento
donde mis labios tocarán más de un río
y mis lágrimas fluyen del continente
al continente
Tomado de:
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