«Te agradezco Señor»
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí
la suma de todos los dolores,
y puesto sobre mi cabeza, el Mundo.
Visto la librea del Centauro
y llevo el Mundo desde la primera aurora.
El blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y llevo el Mundo desde el primer crepúsculo.
Estoy contento
con la forma de mi cabeza
hecha para llevar el Mundo,
Satisfecho
de la forma de mi nariz
que debe aspirar todo el viento del Mundo,
Feliz
Con la forma de mis piernas
proveas a correr todas las etapas del Mundo.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí, la suma de todos los dolores.
Treinta y seis espadas han traspasado mi corazón.
Treinta y seis braseros han quemado mi cuerpo.
Y mi sangre sobre todos los calvarios ha enrojecido la
nieve.
Y mi sangre en todos los nacientes ha enrojecido el
horizonte.
Pero lo mismo estoy
Contento con llevar el Mundo,
Contento con mis brazos cortos,
con mis brazos largos
con el espesor de mis labios.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro, blanco es
un color de
circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y yo llevo el Mundo desde el alba de los tiempos.
Y mi risa sobre el Mundo, en la noche, crea el Día.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro.
Tomado de:
https://trianarts.com/voces-de-africa-dadie-bernard/#sthash.kiQ4MTFj.dpbs
Tam-tam festivo
Salta,
Salta,
hechicera.
¿Escuchas? Con el estruendo del
tam-tam
te llama el viento en derredor.
Cuba,
joven
reina,
para ti son
todos los
compases
el ritmo de Salum
el ritmo de Baule.
¿Por qué la luna
alumbra con tan viva luz?
Ilumina en
derredor
de la violenta danza.
¿Qué es esto, pues?
Una canción
la canción del
festivo tam-tam.
Salta,
Salta,
danzarina.
¿Escuchas? Con el estruendo del
tam-tam
te llama al viento en derredor.
Salum, es un río del Senegal
Baule, nacionalidad que vive en el territorio de Costa de
Marfil
¡Seca las lágrimas!
¿Será, África, las lágrimas!
Vuelven tus hijos,
a través de tormentas y huracanes vienen
de su
infructuoso vagabundear.
Bajo la risa del oleaje y el susurro de la brisa
en el oro del alba,
en el purpura del ocaso,
desde las arrogantes cimas,
desde las llanuras inundadas de sol,
vienen hacia ti,
a través de tormentas y huracanes,
de su
infructuoso vagabundear.
¡Seca, África, las lágrimas!
Nuestras almas han bebido un poco
de todas las fuentes,
de la
amarga fortuna
y de la
gloria.
Nuestras almas abiertas
al resplandor de tu belleza,
a los aromas de tus bosques,
al hechizo de tus aguas,
al azul de tus cielos.
A la caricia de tus rayos,
al sortilegio del verdor en las perlas de rocío.
¡Seca, África, las lágrimas!
Vuelven tus hijos.
En las palmas de sus manos traen un regalo
para el corazón: amor.
Vuelven para vestirte
con ropas de sueños y esperanzas.
Versiones de Antonia María Tristá y David Chericián
Manos
Manos libres,
vivas manos
que saben abrazar
y no ahogar,
regalar,
no quitar.
Manos creadas para percutir ritmo,
para limpiar de maldad el mundo.
Manos ramosas,
nudosas,
callosas manos
de picapedrero,
de leñador,
de terraplenero,
de pescador,
de jornalero de plantaciones de café,
de algodón,
y de caña
de azúcar,
demacrados por el trabajo,
templados al viento,
¡quemados como carbón!
Las manos hablan
francamente y hasta el final,
cavan hacia las raíces,
se levantan hacia arriba,
se encuentran,
se tocan,
se estrechan en fraternal apretón.
Los puños, cual brotes desarrollados,
símbolos de la vida, símbolo de la unidad.
La mano del niño,
la palma de la mano del anciano, más pesada por la
sabiduría
los dedos de la mujer que irradian compasión…
Las manos lavan el cansancio y el polvo,
las manos señalan el camino,
las manos disipan las tinieblas,
las manos ¡son adorno, hombre!
Las manos negras
conservan el amor,
adquieren callos,
barren la maldad,
quitan el resabio amargo de los días,
arrancan las máscaras de los falsos dioses.
¡Manos, yo les pongo
el brazalete de la alegría y la esperanza!
Manos negras,
¡tomen
el martillo y los clavos!
“¡La caza de las personas está prohibida!”
Manos de mendigos y de oprimidos,
manos, desde el Congo hasta el Misisipi,
en los desfiladeros entre rascacielos,
¡en los caminos que conducen al corazón!
Manos del constructor y del hombre:
en la tierra y en el cielo,
a la luz del día,
bajo las estrellas de la noche,
en los rocíos mañaneros,
en la suavidad de las sombras,
hoy, ayer, mañana,
¡en todo lo que vive y canta
y gira en una danza!
Manos negras,
manos de hermano
he tendido hacia ti
sobre océanos y montañas
para que se fundan
los colores de nuestras manos,
para encontrarse
y saludarte,
¡Amigo!
Versión de Antonia María Tristá
Tomado de:
https://www.revistaelgolem.com/2019/07/12/poes%C3%ADa-de-bernard-boua-dadi%C3%A9/
Las líneas de nuestras manos
Las líneas de nuestras manos
No son paralelos
De senderos de montaña
Grietas en los troncos de los árboles
Huellas de batallas homéricas.
Las líneas de nuestras manos
No son longitudes
De trincheras
Surcos en llanuras
Rayos en el cabello
Caminos en el monte
No son
Callejones del dolor
Canales de lágrimas
Canales de odio
Cuerdas para colgar / linchar / colgar
Ni porciones
Ni rodajas
Ni partes
De esto ... de
eso ...
Las líneas de nuestras manos
No amarillo
Negro
blanco
No son fronteras
Pozos / acequias entre nuestros pueblos
Cuerdas para atar paquetes de rencor.
Las líneas de nuestras manos
Son líneas de vida
Líneas de
destino
Líneas de
corazón
Líneas de
amor.
Cadenas blandas
Que nos unen (enlace)
Uno al otro
De los vivos a los muertos.
Las líneas de nuestras manos
No blanco
No negro
Ni amarillo,
Las líneas de nuestras manos
Une los ramos de nuestros sueños.
Tomado de:
https://afrolegends.com/tag/bernard-dadie-poems/
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