miércoles, 16 de julio de 2014


DE LA POESÍA MEJICANA.
Una visión pequeña
Fausto Marcelo Ávila Ávila
Cada vez que encuentro, descubro o releo a un poeta mejicano me queda la satisfacción de encontrar magia y mucha riqueza en el lenguaje.
La poesía mejicana está llena de magia, sensibilidad y mucho corazón; admiro la calidad del lenguaje y el juicio, entendido como disciplina, del poeta mejicano. Siempre vuelvo sobre unos pocos, que como en todo obedece a cierto nivel de identidad, y día a día descubro por medio de antologías o por búsqueda en la computadora a nuevos poetas, no necesariamente jóvenes sino desconocidos para mí, como el caso de los estridentistas.
En las antologías he encontrado un vasto universo lírico mejicano, parece que en cada década del siglo pasado Méjico ha entregado una buena cosecha de poetas, los hay serios y juiciosos como Paz o Rubén Bonifaz Nuño, hay quienes nos hablan al oído como  Jaime Sabines, también existen por supuesto los por así decirlo inmortales como Amado Nervo o Sor Juana Inés de la Cruz, quienes son los primeros que encontré, y de ahí en adelante toda una gama multicolor de poetas que se extienden claramente hasta este siglo.
Y, por supuesto sabemos que es muy dinámica la poesía mejicana así que vendrá la renovación en la cual no me aventuro a dar nombres por puro desconocimiento.
Con esto, no sólo quiero resaltar la importancia y el gusto que siempre he tenido por la poesía de este país, agradezco haber podido acercarme a varios de sus autores, a unos, realmente muy pocos, uno o dos máximo los logré ver vivos, a los otros los he encontrado en páginas de revistas o libros y otros a través de amigos que me anuncian su existencia. Espero no perder esta comunicación con estos poetas mejicanos de quienes me he nutrido y de quienes admiro su amor por el oficio y su gran imaginación.
Espero seguir encontrando en las esquinas de los libros más de los poetas de este país y seguir nutriéndome de toda la magia que son capaces de llevarnos a esos universos que van de los mitos a los sueños y de ahí al poema.


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