sábado, 17 de enero de 2015

SUSURROS


SUSURROS
Cerca de las 3 de la mañana salí, estaba aun un poco turbado por el alcohol y los cigarros, el eco lejano de las risas y las conversaciones me golpeaban en la cabeza como un martillo neumático…
Caminé por un par de cuadras, cuando sentí su presencia, era un hombre alto, no corpulento pero alto… con unos zapatos brillantes, y con un largo abrigo que cubría su cuerpo hasta los tobillos… sentí su mano fría sobre mi cabeza, y su pregunta que me escupió a la cara… y donde la dejaste?

No supe que decir, no sabía a quién se refería, siempre he estado solo

Pero un recuerdo lejano, aunque de esa misma noche… como un recuerdo que se niega a ser recordado, pero que persiste en ese instante me atrapó; elevé mi mano hasta casi rozar la nariz de esa mujer? si creo que era mujer… no estaba seguro… un plumaje multicolor y aromático salía de su cabeza, era extraño pero cautivante, recordé que tomé sus delgados brazos y rodee su cintura con los míos. Una suerte de lento baile nos cobijó. Yo intentaba ver tras sus ojos que mítica creatura era, o si estaba alucinando, pero todo era tan real, sus plumas me provocaban estentóreos estornudos, y una resequedad en la garganta, pero aun así no quería soltarme de ella, estaba asido totalmente, y gustosamente. No era nada del otro mundo, solo una extraña figura de formas abundantes, de pechos generosos y piernas regordetas que sobresalían y contrastaban con la delgadez extrema de sus brazos.

Era fenomenal, de su cuerpo salía un perfume dulzón, algo como de vino y miel… era embriagador
Luego de bailar bailar y bailar
Cuando pensé que estaba algo agotada le invité un trago… lo pensó un momento y entonces aceptó haciendo una mueca con sus labios rojos… pero no un rojo encendido sino algo más cercano al violeta. Al siguiente instante me dijo que quería subir  a la azotea.  Eso me cayó muy bien, pues ya necesitaba aire, y la idea de subir solos me parecía muy bien, pues desde hace rato deseaba estar a solas con ella, tenía tantas preguntas, las únicas que un joven de 16 años puede tener: tienes novio, estudias en donde, como es tu casa, te puedo llamar, me das tu número, que canciones te gustan, toda esta serie de preguntas tontas que uno hace, y quería saberlo todo…
Subimos lentamente, escalón por  escalón, yo quería demorar la marcha, el tiempo a su lado era maravilloso, yo quería verme en sus ojos, y porque no besarla, era de los pocos que en las fiestas siempre salía con las manos vacías y sin una historia. Pero esta vez sería diferente, eso lo sentía en el corazón.

Llegamos a la azotea, nos sentamos en unas viejas cajas de madera, la luna apenas asomaba por entre las nubes y un frío recorría toda la ciudad… temblamos. Con cuidado me fui acercando, me fui embriagando del aroma de su plumaje, quería estar cerca, muy cerca… así que apreté mi cuerpo contra el suyo, y puse mi mejilla al alcance de sus labios, un frío recorrió mi cuerpo, un pinchazo como de aguja encendió mi corazón, no sentía su aire, pese a la cercanía no escuchaba exhalar su aire… la sentí lejana… muy lejana…me abracé aun más fuerte a ella, y ella no dijo ni hizo nada diferente a extender sus manos y atarme a ella, esta situación me agradaba… parecía que pensábamos igual, yo no la había visto con nadie en el salón… y sus respuestas acerca de su novio siempre fueron bastante escurridizas, ni afirmando ni negando, era como si quisiera decir que si, y luego se arrepintiera, yo lo tomé por un juego, ella se hacía la interesante y yo, seguía el juego. Pero, su abrazo era cada vez más fuerte, sus labios se acercaban y yo temblaba, mis piernas querían huir, pero la situación era de una emoción que me era imposible moverme, así que me entregué totalmente a la situación apenas dibujé una sonrisa y me deje llevar…, igual seguía preguntando si tenía pareja, me asustaba terminar en líos con algún muchacho, pues no me gustan los problemas, pero me tenía tan seducido esta mujer que me sentía incapaz siquiera de intentar huir.
Su rostro contra la luna era pálido, pero un pálido agradable, no un pálido espectral, era como si un delgado halo cubriera todo su ser, un delicado halo de perfume desconocido y agradable, la luna se reflejaba en sus ojos y estos como dos luceros incandescentes penetraban en mi alma, sentí frío, pero un frío agradable, como un leve viento en la frente.

Su rostro, cada vez más cerca del mío era la promesa, era la sentencia de un beso que esperaba… pero la noche ocurría, inevitable las horas pasaban, cada momento algo dentro de mi gritaba, su aroma cada vez más fuerte a vino me llegaba a la base del cerebro, la suavidad de sus manos me recordaban la tersura de un bebé, pero no eran tan rozagantes, eran pálidas, pálidas y con una luz que se desprendían de ellas, era como una luz, más que un aire, era luz, mucha luz… algo de ella me atraía mucho, mucho, era algo diferente, algo que no me explico aun, pues a la vez que sentía miedo, sentía fascinación, le tomé las manos y le miré a sus ojos, eran unos ojos profundamente azules, como compactos, pero infinitos…

Sentí de pronto fuego en mi boca, fuego, sus dientes se hincaron fuertemente sobre mi labio superior, y un delgado grito salió de mis entrañas, sus brazos con fuerza me tomaron de la cintura, y sus palabras taladraron mis oídos: Quieres viajar conmigo? Asentí fuertemente con mi cabeza, todo empezó a girar… y un viento fuerte y gris nos envolvió… sentí la falta de gravedad, sentí que mi alma giraba, giraba y giraba, el cielo y las nubes se arremolinaron en mi cabeza, el vértigo invadió todo mi cuerpo, y sus labios, sus labios absorbían los míos, y un calor llagó a mis piernas… que mundo de sensaciones.

De pronto he sentido la firmeza del piso… a que horas llegué? Cuando caí.

Estoy aquí cerca del parque, y mil voces se agolpan en mi cabeza, y ella, no se, ha desaparecido… ella… donde, hacia donde, no está, sin embargo su perfume me rodea, y su voz taladra mi cabeza…
Ahora veo los anuncios de la muerte, en los diarios, y es ella, no puedo creerlo, ella estaba conmigo… y ahora en los diarios la fotografía de su cadáver me hace estremecer, ella no puede ser ella, ella estaba en mis brazos y ahora es un cadáver en la prensa, sus labios están en mis labios, su perfume está en mis ropas… y sus palabras son un susurro en la memoria.

Solo me quedan preguntas y el rumor de sus besos…
Solo me queda un recuerdo hermoso lejano


Susurros en la noche todo eso me queda.

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