miércoles, 25 de marzo de 2015

POEMAS DE LEON DE GREIFF

ADMONICIÓN A LOS IMPERTINENTES
Yo deseo estar solo. Non curo de compaña.
Quiero catar silencio. Non me peta mormurio
ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña
de la canción adviene, que advenga con sordina:
si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio;
si tráe mucha música, que en el Hades se taña
o en cualquiera región al negro Hades vecina...
Ruido: ¡Callad! Pregón de aciago augurio!
Yo deseo estar solo. Non curo de compaña.
Quiero catar silencio, mi sóla golosina.

Como yo soy el Solitario,
como yo soy el Taciturno,
dejadme solo.

Como yo soy el Hosco, el Arbitrario,
como soy el Lucífugo, el Nocturno,
dejadme solo.

Mi sandalia (o mi abarca o mi coturno)
no los piséis, tumulto tumultuario,
dejadme solo.

Judeo, quéchua, orangutánida, ario,
—como soy de la estirpe de Saturno—
dejadme solo.

Decanto en mi rincón mínimo canto,
silencioso; alquimista soy señero,
juglar oculto, absconto fabulante.
Dejadme solo.

Buen catador (soto mísero manto)
Buen tañedor (sin Amati o Guarniero)
Alto cantor (aunque bajo cantante)
Dejadme solo.

Dejadme solo. Non quiero compaña.
Dejadme esquivo. Non gusto coreo.
Non paventad: non presumo de Orfeo
desasnador de cerril alimaña.

Dejadme solo soplando mi caña
silvestre. Non pétame pueril ronroneo.
Non son adamado. Non son sigisbeo.
Son áspero, másculo. Son rudo, sin plaña.

Sin queja. Más mudo que Beethoven sordo.
Sin laude. Más zurdo que Cervantes manco.
Sin "pathos”. Más seco que no Falstaff gordo.
Solitario. Adusto. Voy único a bordo.
Espíritu en negro. Corazón en blanco.

Y esquivo dejadme. Soy notas-arranco
de mi clavecino. Soy fábulas-bordo
sobre el cañamazo de mi pentacordo.
Soy facecias-urdo. Por dentro me estanco.
Dejadme señero: jamás me desbordo.

Como yo soy el Solitario,
como yo soy el Taciturno,
como yo soy el Hosco, el Arbitrario,
como soy el Lucífugo, el Nocturno,
dejadme solo.

Como soy Leo Atrabiliario,
como soy Sergio el Estepario,
como soy Proclo Extravagario,
como ya tengo el Cuervo y el Vulturno
de los acerbos choznos de Saturno,
dejadme solo.

Dejadme solo. Non quiero compaña.
Dejadme esquivo. Non gusto coreo.
Non paventad. Non presumo de Orfeo
desasnador de cerril alimaña.

No viene a mí, ni voy a la montaña.
Ni vasallo ni César, Juez ni Reo:
Sergio Estepario, Estrafalario Leo.
Con mi tonel. De mi cruz cirineo.
Rey de Burlas, soberbio: cetro o caña
pares le son a mi elación huraña.
Dejadme solo.
ADMONICIÓN A LOS IMPERTINENTES
Yo deseo estar solo. Non curo de compaña.
Quiero catar silencio. Non me peta mormurio
ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña
de la canción adviene, que advenga con sordina:
si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio;
si tráe mucha música, que en el Hades se taña
o en cualquiera región al negro Hades vecina...
Ruido: ¡Callad! Pregón de aciago augurio!
Yo deseo estar solo. Non curo de compaña.
Quiero catar silencio, mi sóla golosina.

Como yo soy el Solitario,
como yo soy el Taciturno,
dejadme solo.

Como yo soy el Hosco, el Arbitrario,
como soy el Lucífugo, el Nocturno,
dejadme solo.

Mi sandalia (o mi abarca o mi coturno)
no los piséis, tumulto tumultuario,
dejadme solo.

Judeo, quéchua, orangutánida, ario,
—como soy de la estirpe de Saturno—
dejadme solo.

Decanto en mi rincón mínimo canto,
silencioso; alquimista soy señero,
juglar oculto, absconto fabulante.
Dejadme solo.

Buen catador (soto mísero manto)
Buen tañedor (sin Amati o Guarniero)
Alto cantor (aunque bajo cantante)
Dejadme solo.

Dejadme solo. Non quiero compaña.
Dejadme esquivo. Non gusto coreo.
Non paventad: non presumo de Orfeo
desasnador de cerril alimaña.

Dejadme solo soplando mi caña
silvestre. Non pétame pueril ronroneo.
Non son adamado. Non son sigisbeo.
Son áspero, másculo. Son rudo, sin plaña.

Sin queja. Más mudo que Beethoven sordo.
Sin laude. Más zurdo que Cervantes manco.
Sin "pathos”. Más seco que no Falstaff gordo.
Solitario. Adusto. Voy único a bordo.
Espíritu en negro. Corazón en blanco.

Y esquivo dejadme. Soy notas-arranco
de mi clavecino. Soy fábulas-bordo
sobre el cañamazo de mi pentacordo.
Soy facecias-urdo. Por dentro me estanco.
Dejadme señero: jamás me desbordo.

Como yo soy el Solitario,
como yo soy el Taciturno,
como yo soy el Hosco, el Arbitrario,
como soy el Lucífugo, el Nocturno,
dejadme solo.

Como soy Leo Atrabiliario,
como soy Sergio el Estepario,
como soy Proclo Extravagario,
como ya tengo el Cuervo y el Vulturno
de los acerbos choznos de Saturno,
dejadme solo.

Dejadme solo. Non quiero compaña.
Dejadme esquivo. Non gusto coreo.
Non paventad. Non presumo de Orfeo
desasnador de cerril alimaña.

No viene a mí, ni voy a la montaña.
Ni vasallo ni César, Juez ni Reo:
Sergio Estepario, Estrafalario Leo.
Con mi tonel. De mi cruz cirineo.
Rey de Burlas, soberbio: cetro o caña
pares le son a mi elación huraña.
Dejadme solo.ARIETAS
A Roberto Liévano
Al son de músicas dolientes
—rabeles, guzlas y laúdes—
por cerros, llanos y taludes
o por senderos y pendientes...

Al son de músicas dolientes
van a caza de los nepentes
por las extrañas latitudes:
por donde moran las virtudes
siempre vibrantes y latentes...

Van a caza de los nepentes,
locos poetas incoherentes
—flora de exóticas paludes—
afiebrados de lasitudes
—pálidos fantasmas huyentes,
locos poetas incoherentes...—

Al son de músicas dolientes,
—rabeles, guzlas y laúdes
en medio a las vicisitudes
de andar a caza del nepentes,
van los poetas incoherentes
por las extrañas latitudes...
al són de músicas dolientes
—rabeles, guzlas y laúdes—



BALADA DEL DISPARATORIO BAQUICO, IMPREGNADA DE MULTIPLES ROMANTICISMOS. -DICELA"EL EBRIO"
Aquesto dixo "El Ebrio", una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.

Yo dello non sé nada.

"Bebamos en las cráteras de oro
que laboró el cincel benvenutino,
champagne, bulbente y bullicioso vino".

"Bebamos en las ánforas de barro
doria hidromiel; en el panzudo jarro
blonda cerveza, y en las cristalinas
frágiles copas el anís sonoro
así como las finas
mixturas sibilinas".

"Porque es dulce olvidar".

"Bebamos en las cráteras de oro
el líquido tesoro
que enloquece las mentes
y elide los deseos,
y que sume los sueños impotentes
en helados Leteos!".

"Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido
quedar merece en el cerebro? Nada!
Porque es dulce olvidar..."

"El viento azota
la cima de los árboles, tedioso;
vacila el corazón ante la rota!
El espíritu vago!
¡La voluntad errátil
es un tortuoso Yago!
y el soñar aterido...:
¡el soñar aterido y nó vibrátil
ni altanero!... y nostálgico, anheloso
de una distinta vida..."

"Los jardines románticos
horros están de idilios.
Y son hueros los cánticos
jocundos de Himeneo!"

"Dormita ya el Deseo!
Ya dormita el Amor!".
"Y yerra —enloquecida—
por sus ludies exilios
de Dolor,
l’alma pura de Ofelia,
mientras Hamlet, moroso y taciturno
sepultóse en sí mismo!"

"Ya no existe
la verdad, si ha existido... Ya no es nada
la belleza, y lo es todo! y la tristeza
¡cómo es asaz vulgar y adocenada!"

"Yo bucéo un abismo
y el tal abismo es hueco!
Todo es superficial, mentido y triste.
Todo: el Amor y la Naturaleza,
el Mar, las Nubes, la ideal Belleza:
sólo restan cinismo,
rutina, y el enteco
sentido de lo práctico y la cómica
metafísica vómica!"

"Es preciso beber la sangre cálida
de los magos elixires!
Complicados brebajes, quinta-esencia,
sudor de las retortas y alambiques;
todos los filtros químicos y alquímicos
el díctamo, el nepentes,
súmanme en la demencia!"

"En el absintio quiero que se esconda
—tras de sus de sirena glaucos ojos—
mi espíritu arbitrario,
mi corazón, y toda la amargura
de abolidos despojos!"

"Es preciso beber la sangre cálida,
sangre morena
o sangre blonda!
En el absintio quiero que se esconda
—tras de sus glaucos ojos de sirena—
mi corazón, y toda la amargura!"

"La azul locura pálida,
soberana locura,
se asile en mi cerebro solitario!"

"Bebamos en las cráteras de oro
todo el licor que corre por la vena
de la pródiga uva;
y hagamos la serena
—la serena o la loca—
vida del que en sí propio no se toca
y que en nada se halla...:

—Búdico sér en éxtasis,
Jaiyám bajo los astros,
Edgar en la taberna,
Diógenes en su cuba...
Desdeñosos e impávidos,
sonrientes,
mirando la batalla
sempiterna, mirando la batalla
de apetitos, la gresca y el estridir de dientes
y el vulgar forcejeo
para ascender, para medrar, para vivir..."

"Nosotros —sí, nosotros—
olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro:
claudicantes e irónicos,
sonrientes espectadores del simulacro,
sin recordar, sin añorar,
sin anhelar,
¡sin un solo deseo!"

"Brtiña el trágico véspero
con sus hórridas lumbres
incendiarias;
dóre el amanecer con vagas lumbres
y medias-tintas de atediada suavidad;
o aljofáre la luna
del bebedor la cabellera bruna
o la blonda o endrina cabellera
nimbada de doliente claridad,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino!"

Aquesto dixo el Ebrio una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.

Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada
BALADA TRIVAL DE LOS 13 PANIDAS
                  I
Músicos, rápsodas, prosistas,
poetas, poetas, poetas,
pintores, caricaturistas,
eruditos, nimios estetas;
románticos o clasicistas,
y decadentes, —si os parece—
pero, eso sí, locos y artistas
los Panidas éramos trece!
                  II
Melenudos de líneas netas,
líricos de aires anarquistas,
hieráticos anacoretas,
dandys, troveros, ensayistas,
en fin, sabios o analfabetas,
y muy pedantes, —si os parece—
explotado res de agrias vetas
los Panidas éramos trece!
                  III
De atormentados macabristas
figuras lívidas y quietas,
rollizas caras de hacendistas,
trágicos rostros de profetas...;
y satíricos y humoristas,
o muy ingenuos, —si os parece—
en el café de los Mokistas
los Panidas éramos trece!
                  IV
Sutiles frases y discretas,
y paradojas exotistas,
sentencias, sólidas, escuetas,
y jeroglíficos sofistas;
y las mordaces cuchufletas
envenenadas, —si os parece—
que en el Concilio de Agoretas
los Panidas éramos trece!
                  V
Y orquestaciones wagneristas,
—trompas y tubas y trompetas—,
o  serenatas mozartistas
y sinfonías y retretas
de los maestros exorcistas,
beethovenianos, —si os parece—,
que en el Salón (bombos o arpistas)
los Panidas éramos trece!
                  VI
Y los de pluma o de paletas,
altos poetas o coplistas,
los violinistas y cornetas,
en veladas aquelarristas
—sesiones íntimas, secretas!—
y en bodegones —si os parece—
en esas citas indiscretas
los Panidas éramos trece!
                  VII
Fumívoros y cafeístas
y bebedores musagetas!
Grandilocuentes, camorristas,
Crispines de elásticas tretas;
inconsolables, optimistas,
o indiferentes, —si os parece—
en nuestros Sábbats liturgistas
los Panidas éramos trece!
                  ENVÍO
Ilustres críticos —ascetas
serios, solemnes, metodistas,
tribu de vacuos logotetas!:
andad al diablo! —si os parece—:
nosotros, —Bárbaros sanchistas!—,
los Panidas éramos trece!
CANCIÓN DE SERGIO STEPANSKY
A Hernando De La Calle
En el recodo de todo camino
la vida me depare el bravo amor:
y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino,
de arak o vodka o kirsch, o de ginebra;
un verso libre —audaz como el azor—,
una canción, un perfume calino,
un grifo, un gerifalte un búho, una culebra...

(y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!)

En el recodo de cada calleja
la vida me depare el raro albur:
—con el tabardo roto, con la cachimba vieja
y el chambergo agorero y el buido reojo,
vagar so la alta noche de enlutecido azur:
murciélago macabro, sortílega corneja,
ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo...

|(y el raro albur, el raro albur, el raroalbur!)

En el recodo de todo sendero
la vida me depare a ésa mujer:
|y un horizonte para mi sed de aventurero,
una música honda para surcar sus ondas,
un corto día, un lento amanecer,
un lastrado silencio hosco y austero,
la soledad, de pupilas redondas...

(y ésa mujer, ésa mujer, ésa mujer!)

En el recodo de cada vereda
la vida me depare el ebrio azar:
absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda
vibre yo —Prometeo de mi tontura pávida—;
ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar:
su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda!
y exalte mi delirio su furia fría |y ávida...

(el ebrio azar, el ebrio azar el ebrio azar!)

Y en el recodo de todo camino
la vida me depare “un bel morir":
despéineme un balazo del pecho el vello fino,
destríce un tajo acerbo mi sien osada y frágil:
—de mi cansancio el terco ir |y venir:
la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—,
mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa |y ágil...—

(un bel morir, un bel morir, un bel morir!) PLEGARIA A POE
        (RAPSODIAS DE ANTAÑO)
A Jorge Zalamea
Once upon a midnight dreary...
E.A.P.
Oh Pöe! oh Pöe! oh Pöe!
Genio del signo fatídico!
Alma que en mí domina!
Faro de luces negras...!:

Acógeme en tu lóbrego
retiro de silencio.
Acógeme en tu místico
retiro de pavura...
Y en el retiro cándido
de tus amores puros!

Oh Pöe! Oh Pöe! Oh Pöe!
Faro de luces negras...!
Alma que en mí domina...!
Transpórtame a las tierras de Weir, de sombras llenas!
Transpórtame a las tierras de Weir, donde Ulalume
regó sobre tu alma
su fragante perfume...

Condúceme a tu reino,
a ese reino lejano
donde nació Annabel, “envidia de los ángeles”!

Donde se vé su tumba
cerca del mar sereno,
bajo del cielo torvo donde tu estrella árde!

Llévame a ver el cuervo.
Llévame a ver el cuervo
cogitabundo y hosco
Llévame a ver el cuervo
—sobre el busto de Palas—
que en su trágico orgullo te azotó con sus alas!

Llévame a ver el cuervo,
cogitabundo y fosco,
llévame a ver el cuervo...:
ese cuervo fatídico
—alma que en mí domina!—
—faro de luces negras!—
ese cuervo es mi signo,
y a sus influjos pávidos
obedecen mis flierzas, de horror y sombra llenas!

Llévame a ver el cuervo,
que en un país lejano,
—en el país quimérico
de demonios y ángeles—
sobre el marmóreo busto,
cogitabundo y torvo,
sarcástico y sereno,
mira, impávido y sordo,
el dolor que en tí ärde...

Transpórtame a las tierras de Eulalia y de Ligeïa!
Transpórtame a las tierras de Weir, donde Ulalume
regó sobre tu alma
su fragante perfume...!
Acógeme en tu lóbrego
retiro de silencio...
Oh Pöe! Oh Pöe! Oh Pöe!
faro de luces negras!
Acógeme en tu místico
retiro de pavura...
Oh Pöe! Oh Pöe! Oh Pöe!
genio del signo fatídico...!

Y en el retiro cándido
de tus amores puros!
Oh Pöe! Oh Pöe! Oh Pöe!
alma que en mí domina!

Llévame a ver el cuervo
cogitabundo y torvo!
Llévame a ver el cuervo
—sobre el busto de Palas—
que en su trágico orgullo
te azotó con sus alas!

RELATO DE SERGIO STEPANSKY
¡Juego mi vida!
¡Bien poco valía!
¡La llevo perdida
sin remedio!
Erik Fjordsson
Juego mi vida, cambio mi vida,
de todos modos
la llevo perdida...
Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...
La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
a todo lo ancho y a todo lo hondo
—en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo...—
Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.
Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo rüin, lo trivial, lo perfecto, lo malo...
Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.
Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:
—por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil:
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota rubia;
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: —para echar a rodar la bola...
Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca...
o por esa muñeca que llora
como cualquier poeta.
Cambio mi vida —al fiado— por una fábrica de crepúsculos
(con arreboles);
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra—
o por su naricilla que está en algún Museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas...
¡o por dos huequecillos minúsculos
—en las sienes— por donde se me fugue, en grises podres,
la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres...!
Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida...
AVILAS
Todas las músicas naufragaron en el piélago:
con los dedos unidos se hundieron verticales
—buzos maravillosos—
y se quedaron adormidas sobre el túrbido seno
fluvial: pues ni siquiera en linfas saturadas de sales!

¡en aguas dulces zozobraron mis musicales alborozos!

Danzando venían —tanagras sensüales,
lujuriosas mozuelas—, ondulaban los senos gordezuelos,
el vientre sobrio, los muslos calipigios.

Todas las músicas naufragaron en el vórtice
cuando hacia mí venían —grávidas de prodigios—
cuando hacia mí tornaban —pletóricas de vuelos—.

Con los dedos unidos, mis alborozos musicales
se hundieron verticales.

León de Greiff
FILOSOFISMOS
Como esto ha de seguir —al decir de las gentes—
oh las intonsas gentes dando siempre opiniones!
yo habré de liar mis bártulos para ignotas regiones,
regiones muy lejanas, raras y diferentes...

Y será por los lados de mágicos Orientes,
o tal vez más allá..., donde los aquilones
surgen para abismar birremes y galeones
en el ávido océano de las fauces potentes!

O será hacia Occidente, o hacia el Sur o hacia el Norte:
de ese Norte recóndito vinieron mis abuelos,
bravos escandinavos de gigantesco porte,

con los ojos azules, y orgullosos y apáticos...
Acaso mis nostalgias vendrán de aquellos hielos,
y mis soberbias, y mis vicios aristocráticos!LEO LEGRIS
A Pablo de la Cruz, Arch.
Leo Legris es el nombre que porta
—para esquivar el irónico gesto—
mi extravagancia, que, riendo, soporta
la burla, la estultez, y el elogio indigesto.

Mi aburrimiento es largo, pero la vida es corta.
Mi vanidad... ¡Mi vanidad no vale el resto...!
Y el resto es casi siempre lo que a ninguno importa...
Vanidad —para mí— es la toga de asbesto:

pues nunca deja que me quemen las rabias,
ni que de necios me atosigue la acerbia,
ni que el aplauso me torne menos mío!

“Leo Legris que habita las Ilusorias Babias”...
—Concedido... — “y la torre feudal de su soberbia!”CANCIONCILLA
Héteme al linde del otoño, logrado
plenamente, preludio del descenso.
La euforia aún conmigo: corazón desalado
y espíritu burlón e iluso al par:
          Amo aún, sueño aún, divago, pienso...
          No es oportuno todavía descansar.

          Sino seguir pugnando, con humor e indolencia.
No es el crepúsculo, es apenas la media tarde: no ha llegado el crepúsculo.
Medio día a la zaga —próximo y en vigencia—
caracol resonante, guarda el eco del mar.
          Amo aún, sueño aún. Hay mente. Hay músculo.
          No es oportuno todavía descansar.

          Sino seguir pugnando, sino insistir, desaprensivo:
ni ambicioso ni claudicante... ¡Oxte, melancolía!
Desdeñoso ni acre: siempre alacre —y sarcástico y esquivo—,
seguir pugnando con el viento y la estulticia y el azar.
          Amo aún. Sueño aún. Hay fervor y armonía.
          No es oportuno todavía descansar.

          Sino seguir pugnando, sino insistir, cáustico, sonriente
si cogitante, bufón befante —si filosofista—.
Ni pueril ni senil. Ni didascálico, monitorio ni incongruente.

Seguir pugnando escéptico ante el vacío especular.
          Amo aún. Sueño aún. Nada me vence nicontrista
          No es oportuno todavía descansar.
—Aceptado... y en prueba, mirad cómo sonrío...!

 SONETO
Poeta soy, si es ello ser poeta.
Lontano, absconto, sibilino. Dura
lasca de corindón, vislumbre obscura,
gota abisal de música secreta.
Amor apercibida la saeta.
Dolor en ristre lanza de amargura.
El espíritu absorto, en su clausura.
Inmóvil, quieto, el corazón veleta.
Poeta soy si ser poeta es ello.
Angustia lancinante. Pavor sordo.
Velada melodía en contrapunto.
Callado enigma tras intacto sello.
Mi ensueño en fuga. Hastiado y cejijunto.
Y en mi nao fantasma único a bordo.IVAGACIÓN NOCTURNA
A Rafael Jaramillo Arango
Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...

En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear,
tu voz que me dice muy paso
que no me quieres olvidar...

En el silencio de mis noches,
—como la luna sobre el mar—
riela en mi alma tu recuerdo...

Veo el undívago vibrar
de las estrellas, en tus ojos...

Me embriaga el cálido aromar
de tu melena tenebrosa...
Tu frente, —un milagro lunar—
trasluce los puros anhelos
de tu querer, de tu ensoñar

Se van mis horas solitarias
tras tu recuerdo, en un girar
de sueños y sueños ilusos...
(No los podremos realizar?)

Melancólico ensueño ilusorio
que justifica el vegetar
del ánima mía soberbia,
de mi espíritu singular...
Melancólico ensueño ilusorio...
(no lo podremos realizar..?)

Riela en mi alma tu recuerdo...
Siento en mi boca palpitar
el beso trémulo y perenne
con que nos hemos de besar...
Miro en tus ojos de misterio
—como si fueran a llorar...—
todo el poema de la vida
que no pudimos realizar...
En tu nocturna cabellera
—nardos y lirios y azahar—
aspiro todos los perfumes
con que quisiera aletargar
mi quimérica pantomima
de soñar y soñar y soñar!
Está en tu grácil cuerpo fino
toda la euritmia del rimar...
Son tus manos palidecidas
—parece que fuera a nevar...—,
tus manos, lánguidas y breves,
pareja de lirios sin par!
Tus manos, que bendijeron
con su perdón, mi divagar
por árduos caminos oscuros
y muelles sendas del pecar...

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...
En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear...,
tu voz, que me dice muy paso
que no me quieres olvidar!
Siento en mi frente ensombrecida
tus manos cándidas posar...
Siento en mi ardida frente gélida
el balsámico palpitar
de tus labios, que borran culpas
y que me quieren perdonar...

¡Melancólico ensueño ilusorio
de mi incoherente divagar!
Fantasía disparatada
de mi espíritu singular!
Delirio ingenuo que se trueca
—irónico y duro— en pesar...
¡Melancólico ensueño ilusorio
que no podremos realizar...!

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...!

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