domingo, 6 de octubre de 2024

POEMAS DE ABBAS BEYDOUN


LA VIDA ESTÁ EN OTRA PARTE

 

Los cardiacos, en la Corniche Al-Manara, no vuelven mucho la cabeza, pasan deprisa con el abrigo abotonado hasta arriba, sin pararse con nadie. Es una señal de la herida borrada de sus pechos, de que el cuerpo que se la ha tragado no está tranquilo. Temer no temen que salga de sus vidas, es el secreto que aún yace en el centro, tal vez el sentido anodino de sus rondas vespertinas.

 

Los cardiacos que van de acá para allá por la Corniche no vuelven mucho la cabeza. Quieren que la gente aprecie el vigor de sus pies: alzan sus zapatillas deportivas y vencen a cada paso a sus corazones traicioneros y los pisotean. Llevan de acá para allá la herida que es signo de su victoria, llevan su vida y la vencen de acá para allá. Estiran la vejez y la enfermedad por segunda vez, conscientes de que la vida está «en otra parte». Tal vez esté beoda y sea impotente, tal vez sea una mazorca de maíz tostada o una palmera vieja. Van de acá para allá y la piedra que se agranda en la pierna cae de la pierna, y el destino al que dan un puntapié se cumple otro día.

 

 

UN BILLETE

 

¿De qué me azoro ante la puerta de Brandeburgo? Pienso que debería tener un detalle con la Historia, que una herida en el pecho bastaría, pero no es cosa de enseñársela al conductor. De lo que debería avergonzarme es de haber subido al vagón y haberme sentado sintiéndome en falta, como si no tuviera billete. ¿Y si finjo que todo esto es incomprensible en mi lengua? ¿O me zafo del asunto palpándome el billete en el bolsillo y le entrego mi apuro al revisor?

 

Traducción de Luz Gómez García

Tomado de:

https://mahmuddarwix.blogspot.com/2010/04/dos-poemas-por-abbas-beydoun.html

 

 

Un deseo insatisfecho

 

Las hojas que enrojecen con fuerza antes de caer y los anhelos que se inflaman sin cumplirse, nos los frotamos contra la piel mientras el frío del otoño respira por la tela de nuestras camisas. Vemos montones, pero no podemos tirar, así como así nuestro placer en la calle, agobia la ceniza espesa del deseo insatisfecho.

 

 

El soldado

 

Ahora voy a ser el soldado de mi vida. La sirvo como sirvo a mi bandera. El soldadito de mi vida soy, mi sola tarea es desfilar. Yo con mis zapatos lo haré. El viento en la cara. En mi pecho canta, avanzo. Se enciende mi sangre, me chorrea la existencia por la camisa, avanzo. Firmes las rodillas, llenas de secretos y de fuerza, avanzo. Pasos rotundos y prietos, imprimo mi corazón, imprimo mi alma, le doy un puntapié, avanzo. A cada paso encierro y libero una vida bajo mi pie, levanto y aplasto mi destino. Ahí está, el soldadito de mi vida, mi sola tarea es desfilar.

 

 

Calles

 

Donde se encuentran dos calles, cuando necesito ser un punto me paro ahí. Con la intersección de cuatro me convierto en una esquina. Cuando mis ojos se encuentran con el asfalto, no me devuelve la mirada y huye a toda prisa. Quizá se pare antes del final y se vuelva y me mire. Mi alma le sigue y se diluye en la lejanía. Mi mirada se difumina en la luminosidad. Se vacía sin trazas de ceguera. Quizá me esté observando sin yo saberlo. Quizá se funda con el aire y la luz y se esparza con ellos. La calle no me devuelve mi cara, en su negro ojo asfáltico no me es posible reconocerme, no logro verla en el trasiego incesante de cuatro calles. Tengo la esperanza de que el tráfico pare y el silbato del guardia me despierte, tengo la esperanza de que mi alma, que ha enloquecido con las prisas y el trasiego, vuelva a mí. En realidad, nada se para, todavía no necesito mis pasos, mis ojos son esa negrura asfáltica y mi alma mi camino.

 

 

La inspiración

 

Los poemas que le he arrancado al hastío a la vista está que me han costado. Que fue dura la batalla, que disputé cada palabra tumbado en la cama. Salieron a trancas y barrancas y hasta de la pluma con que los escribí me hube de ganar con paciencia la tinta clara. Si he de decirlo con imágenes, diría que, al escarbar, surgieron con heridas en el rostro de las palabras, no llegaron fácilmente, vinieron llenos de rasguños y todos cubiertos de polvo.

Resumiendo, no llegaron por inspiración ni por ningún otro arte de magia. Fueron cosa, sin duda, de mis huesos anquilosados, mi oído duro al que le costaba captarlos, y mi dificultad para respirar que aumentaba según los perseguía.

Fueron cuatro poemas que me dejé bajo un montón en un hotel, y cuando sin saber cómo, los recuperé, vi que servían, que el destino los había señalado. Pero no siempre fue así, la estilográfica borboteó y me dejó en los dedos unas manchas oscuras que me recordaron la lucha en la cama, que los extraje uno a uno del hastío y la soledad, quizá de un desierto anímico, por la noche. Pero la tinta se fue al mero contacto con el agua, y lo único que significó aquello es que otra vez, quizá por mucho tiempo, había perdido la inspiración.

Trad. Luz Gómez García

Tomado de:

https://stylozano.com/category/abbas-beydoun/

 

 

Llegarás

 

No llegarás de un camino menos peligroso

Pero llegarás

Un poco deshabituada

Pondrás tus maletas delante de la puerta

Antes de saludar

Y no llegarás

Hasta que no te pierda un poco

Hasta que algo de tu rostro

Huya hacia ese camino

Donde te esperan las paradas de tu fuga.

 

 

Tumbas de cristal

 

Perros invisibles ladran en los subterráneos, en las células, en las trincheras, en los vestíbulos y en los confines

Ladran desde la imaginación entera

Y en la noche cruzan las rejillas y atraviesan los sueños en silencio

Ladrido tras ladrido como relámpagos secos

Un ladrido detrás de las puertas macizas de abajo

Trampas en el pórtico

El trueno hueco sobre la ósea tierra

Un ladrido

Y ya no nos vemos

Onzas caminan sobre los alambres de espino.

 

Este tren inmenso que avanza como una solitaria

Huye con sus generales muertos y sus cadáveres, fijando los urinarios

Y con sus tumbas de cristal

Vemos tumbas blancas en lo infinito

Vemos cajones blancos abiertos

Tarjetas y cartas que se extienden hasta el fondo

Gangrena que se renace a partir de los recuerdos

Aroma creador

Tomado de:

https://vientodelsureditores.blogspot.com/2011/03/muestra-de-poesia-libanesa-moderna.html

 

 

La vida en una maleta

Se puede reducir la vida a una maleta: no es más que el conjunto de lo que se queda y de lo que hay que llevar. Puede luchar en una laringe herida o golpear en un bronquio. Es que tú no sabes en qué momento estás solo en tu garganta o en una vértebra, o en el espíritu que se desprende de tus uñas. Se puede reducir la vida a una sola maleta, con unos zapatos relucientes y un libro nuevo —tú no te irás con bártulos viejos, dejas junto lo que se queda y prefieres comprarlo nuevo. Pero los muertos no viajan, residen en un palmo de recuerdos y es difícil arrancarlos del suelo; de todos modos, y sin que sepamos cómo, llegan antes que nosotros.

Tomado de:

https://veronicaaranda.blogspot.com/2013/02/resena-del-poemario-de-abbas-beydoun.html

 

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