sábado, 12 de octubre de 2024

POEMAS DE VÍCTOR DE LA CRUZ


LOS DIOSES DEL AGUA

 

Los dioses del agua llamaron al agua

 

y el agua acudió presurosa a mi casa.

 

Los dioses de piedra,

 

dormidos en las gavetas del librero,

 

bebieron el agua;

 

pero los libros no pudieron hacerlo

 

y se anegaron en las aguas del río Las Nutrias

 

que invadió la casa esa noche.

 

Los dioses del agua y los dioses de piedra

 

están de fiesta en este verano,

 

agua de piedra preciosa;

 

pero mi corazón también está anegado

 

de tristeza en este invierno.

 

Laoyaga, Oaxaca, invierno de 2010

Tomado de:

https://www.jornada.com.mx/2011/04/09/oja168-victodlcruz.html

 

 

CONSTANCIA DE SAN CRISTÓBAL

Lo único permanente es esa lluvia,

esa llovizna bajo cuya sombra

crece un hinojo.

Hablamos durante toda la noche

de enfermedades y muertes,

seguramente

por que la muerte es un por que la muerte es un hecho amoroso. hecho amoroso.

Al día siguiente regresé

con una colección de con una colección de mariposas, mariposas,

que escogí entre la variedad de colores

de los lagos de Montebello,

para que las guardaras en los tuyos.

¿A dónde andabas, mariposa?

 

 

EN TORNO A TUS ISLAS

Iridiscencia:

el agua recorre tus costas salobres.

De las islas de tu mar océano

se llena de e se llena de espuma embravecida spuma embravecida

la isla negra entre tus muslos.

La imaginación al servicio de la mano.

Aromas marítimos en torno a ti

y pétalos radiantes

enredados entre los dedos.

 

 

BUENOS DÍAS COMPAÑERA

Saluda al sol, araña, no seas rencorosa

Rubén Darío

Buenos días mesa,

buenos días sillas,

buenos días campesino

amaneciendo en la milpa;

buenos días obreros hacia la fábrica

de cal y cemento,

buenos días compañera

del aire que respiro.

Perdón sol que no te Perdón sol que no te haya visto, haya visto,

perdón pasto que te haya pisado

siguiendo las huellas de la soledad.

Dime ahora, tú,

piedra pulida,

piedra basalto,

granito o cantera verde;

dime cómo llamaban a Monte Albán

nuestros antepasados comunes.

Dime cómo ama,

si ama,

cuando grito su nombre

de piedra a piedra,

de pirámide a pirámide,

del templo a la del templo a la tumba.

Buenos días lluvia,

tierra mojada y bosque húmedo.

Buenos días camarada ausente en este día.

 

 

ESTE DURO OFICIO

Ha sido dura esta larga tarea

de hacerse hombre.

Haber bebido de tarde en tarde

el trago dulce y amargo

de la vida cotidiana,

el trago amargo y dulce

de la vida doméstica.

Ha sido duro este endurecerse

en este edificio cayéndose.

¿No oyen cómo crujen a nuestros pies

las viejas estructuras,

desde el húmedo sótano de las torturas

al asta bandera del palacio?

Nuestra moneda rueda por la pendiente del dólar

empujada por el peso de la empujada por el peso de la corrupción. corrupción.

Este país se está derrumbando,

y nosotros en nosotros en él como si él como si nada.

Ha sido duro este endurecerse

para vivir en las ruinas.

 

 

PRIMERA ELEGÍA

Tengo la espina dorsal terriblemente adolorida.

De repente parece que el aire ya no fuera

sino un bostezo a medio día,

entre tulipanes y bugambilias

o una voz quebrada en tus pulmones.

De repente esto sucede

como sucede un crimen a otro en este país

y no como las estaciones del año

que cuelgan de que cuelgan de nuestros párpados nuestros párpados

o de los eucaliptos enhiestos.

Sucede esto

y me cercioro que el soñado paraíso

nunca ha existido

y en su lugar hay un terreno baldío

donde perros y marranos

disputan nuestros cadáveres a los zopilotes.

Si supieras que el sol aún brilla

y Copilco y la Ciudad Universitaria

y Cuicuilco se mueren de asfixia,

como dicen que moriste.

En tu pulmón estaba la muerte,

te cazaba en cada sorbo de oxígeno

y al fin salió por un orificio

de calibre cuarenta y cinco.

O en tu pulmón estaba la O en tu pulmón estaba la vida

y de ahí la sacó un proyectil

para que entrara la muerte a presidirte.

La vida, una estera de La vida, una estera de muertes, muertes,

es acaso la luz.

La muerte, una línea de La muerte, una línea de vidas

trazada sobre el polvo.

 

 

A VECES SUCEDE

Suele suceder a veces

que alguien se enamora de alguien

y el amor se encaja en nuestro cuerpo

como la mala hierba en la tierra.

Suele suceder que algunas veces

el amor nos duele

cuando se encarama se encarama sobre nos sobre nosotros

con todos sus garfios

aferrándose a nuestra piel.

Suele suceder todo esto

y uno no acaba de salir y uno no acaba de salir de su asombro de su asombro

por que el amor nos mantiene en la inocencia.

Suele suceder que el amor nos levante

o nos aniquile el dolor.

Yo no sé,

pero hay amores que duelen.

 

 

EN DONDE NACEN LAS LIBÉLULAS

Afluente de la vida

que fluyes a ti misma,

atrae mis cansadas aguas

a tu corriente impetuosa;

purifícalas

para que se posen en mi piel

las límpidas libélulas

nacidas en nuestro origen,

en donde se parten las aguas

y hace delta tu cuerpo.

¿O quieres que suba

sobre tu sedoso lomo,

como barco a la deriva,

hasta naufragar en ti?

Tomado de:

https://es.scribd.com/document/325523051/Antologia-de-Victor-de-La-Cruz

 

 

ZAPOTECO

Hablar, decir sí a la noche;

decir sí a la oscuridad.

¿con quién hablar, qué decir

si no hay nadie en esta casa

si tan sólo oigo el gemir del grillo?

Si digo sí, si digo no,

fa quién digo sí, a quién digo no?

¿oe dónde salió este no y este sí

y con quién hablo en medio de esta oscuridad?

¿Quién puso estas palabras sobre el papel?

¿por qué se escribe sobre el papel

en vez de escribir sobre la tierra?

Ella es grande,

es ancha, es larga.

¿por qué no escribimos en la superficie del cielo

todo lo que dicen nuestras mentes,

lo que nace en nuestros corazones?

¿por qué no escribimos sobre las verdes hojas,

sobre las nubes, sobre el agua,

en la palma de la mano?

¿por qué sobre el papel?

¿dónde nació el papel,

que nació blanco

y aprisiona la palabra nuestra?

La palabra que esculpieron nuestros abuelos

sobre las piedras,

la que cantaron en la noche,

cuando danzaron,

la que usaron para decorar sus casas,

dentro de sus santuarios,

en sus palacios reales.

Quien trajo la segunda lengua

vino a matarnos y también a nuestra palabra,

vino a pisotear a la gente del pueblo,

como si fuéramos gusanos

caídos del árbol, tirados en la tierra.

¿Quiénes somos, cuál es nuestro nombre?

Tomado de:

https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/414/414_04_11_TuLaanu.pdf

 

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