lunes, 4 de abril de 2016

POEMAS DE VASKO POPA

(GrebenacVoivodina29 de junio de 1922 — Belgrado5 de enero de1991)



El cactus


Pincha
En la bermeja nube de la palma
La lluvia también miente

Pincha las lenguas candentes
De mulas y soles
Y con cuchillos besa al cielo

No piensa casar a su sombra
Y con la belleza de las lejanías
Engaña al viento

Pincha los muslos generosos
De noches versadas y olas ingenuas
No piensa casar a su risa verde
Y muerde el aire

La roca que lo parió
Tiene razón
Pincha pincha pincha

De “Lista”, en Corteza

22

Nuestro día es una manzana verde
Partida en dos

Te miro
Tú no me ves
Entre nosotros está el sol ciego

En las escaleras
Nuestro abrazo despedazado

Me llamas
No te oigo
Entre nosotros está el aire sordo

En los aparadores
Mis labios buscan
Tu sonrisa

En el crucero
Nuestro beso atropellado

Te di la mano
Tú no la sientes
El vacío te ha abrazado

En las explanadas
Tu lágrima busca
Mis ojos

Por la noche mi día muerto
Con tu día muerto se reúne

Solo en el sueño
Recorremos los mismos paisajes

De “Lejos en nosotros”, en Corteza

“El canto pacificador”


Los guerreros limpian las armas
Y se jactan de la batalla
Que ganaron mañana
Que ganarán ayer

Los cantores comulgan el canto con el vino
De las nubes de gloria

El canto sobrio no se deja
Se queja consigo mismo

En él los cantores son piedras preciosas
Los guerreros una serpiente de fuego
Que pare y come las piedras

En él el canto es viento
El último viento portador de fuego

Los guerreros vuelan con los cantores
En la ebria nube de gloria
Y cantan el canto que no oyen




Negra sea tu lengua negro tu mediodía negra tu esperanza
Sea todo negro menos mi honor blanco
Esté mi lobo en tu garganta

Sea la tormenta tu lecho
mi miedo la almohada
ancho tu campo de desasosiego

tu aliento de fuego tus dientes de cera
Ahora mastica glotón
Mastica cuanto quieras

Sordo sea tu viento sordo sordas flores de ceguera
Sea todo sordo menos mi fuerte rechinar de dientes
Mi halcón esté en tu corazón

Terror tu madre sea desolación 


***


He borrado tu cara de mi cara
He rasgado tu sombra de mi sombra

Allanado en ti las colinas
Convertido en montes tus llanuras

He desnortado en ti las estaciones
He puesto boca abajo todo el mundo desde ti en torno a ti
He enrollado el camino de mi vida

Mi impenetrable mi imposible camino

Ahora, precisamente, intenta encontrarme




UN DRAGÓN EN EL VIENTRE



Un fiero dragón en el vientre
En el dragón una roja cueva
En la cueva un cordero blanco

Alimentamos el dragón con tierra
Lo queríamos domar
Y robar el antiguo cielo

Nos quedamos sin tierra
No sabíamos dónde ir luego
Montamos en la cola del dragón

El dragón nos miró furioso
Nos dio miedo nuestro propio rostro
En los ojos del dragón

Saltamos a las fauces del dragón
Nos agachamos detrás de sus dientes

Y esperamos que el fuego nos salvara





UNA PALOMA EN LA CABEZA




Una paloma transparente en la cabeza
En la paloma un arca de cerámica
En el arca un mar muerto
En el mar una maravillosa luna

Partimos la paloma
Hicimos pedazos el arca
Partimos el mar muerto

Acometimos el mar
Llegamos al fondo
Hondo bajo el fondo
Vimos la paloma transparente
Y en ella una joven luna

Llegamos a la superficie

Alto sobre la superficie
De nuevo vimos la paloma
En ella una luna llena

Empezamos a beber el mar muerto





NADA




 
Nada estabas dormida
Y soñabas que eras algo

En el algo prendió fuego
la llama se retorció
En agonías ciegas

Tú despertaste nada
Y calentaste tu dorso
Con la llama del sueño

No viste la agonía de la llama
Mundos enteros de agonía
Miope es tu espalda

Nada te dormiste de nuevo
Y soñaste que eras nada

La llama se apagó
Sus agonías recibieron su mirada
Y también ellas dichosas se apagaron

Roja botita perdida 


Mi tatarabuela Sultana Urošević 
Navegaba por el cielo en una tina de madera 
Y cazaba nubes lluviosas 

Con el lobuno y demás ungüentos 
Hacía otros muchos milagros 
Pequeños y grandes 

Después de su muerte 
Seguía entrometiéndose 
En los asuntos de los vivos 

La desenterraron 
Para enseñarle a comportarse 
Y enterrarla mejor 

Ella yacía con las mejillas sonrosadas 
En su caja de roble 

Solo en un pie llevaba 
Una botita roja 
Con huellas de lodo frescas 

La otra botita perdida 
La buscaré hasta el final de mi vida 


Poema de la gran urbe 


Hace poco me dijo mi mujer 
Por la que haría todo 

Me gustaría tener 
Un pequeño árbol verde 
Que me siguiera por la calle corriendo 



“A las semillas”

Uno siembra a otro
Lo siembra en su cabeza
Aplana bien la tierra

Espera que la semilla germine
La semilla le vacía la cabeza
La convierte en ratonera
Los ratones se comen la semilla

Enseguida se mueren
En la cabeza vacía se instala el viento
Y pare brisas multicolores


“Loba de fuego”

1
La loba yace
Al pie del cielo

Su cuerpo de brasas vivas
Está revestido de hierba
Está cubierto de polvo solar

Las montañas en su pecho
Se levantan amenazando
Y bajan perdonando

Por sus venas braman los ríos
En sus ojos relampaguean los lagos

En su corazón infinito
Las menas se derriten de amor
En el séptuple fuego

Los lobos juegan en su espalda
Y viven en su vientre transparente
Antes del primer aullido y después del último


2
Encierran a la loba
En el fuego subterráneo

Allí la obligan a construir
Torres de humo y
Amasar panes de carbón

La ceban con brasas solas
Y la abrevan
Con la caliente leche mercurial

La obligan a aparearse
Con hurgones candentes
Y taladros oxidados

La loba se aferra con los dientes
A la rubia estrella
Y se hace regresar al pie del cielo


3
Atrapan a la loba con cepo de acero
Tendido de uno a otro horizonte

Quitan de su hocico el bozal dorado
Y arrancan las hierbas secretas
Entre sus piernas

Azuzan contra ella amarrada
Perros rastreros y perforadores del viento
Para deshonrarla

La cortan en pedazos
Y la dejan
A las tenazas buitreras

La loba recoge con su lengua cortada
Agua viva de las fauces de las nubes
Y se compone de nuevo


4
La loba se baña en el azul
Y lava las cenizas caninas de su cuerpo

En el fondo de los torrentes
Que corren por su cara inmóvil
Desovan los relámpagos

En sus fauces abiertas
La luna esconde su hacha de día
El sol de noche sus puñales

El latido de su corazón de cobre
Acalla las lejanías ladradoras
Y adormece el gorjeante aire

En los abismos
Bajo sus boscosas cejas
Los truenos están dispuestos a todo


5
La loba se levanta sobre sus patas traseras
Al pie del cielo

Se levanta junto con los lobos
Petrificados en su vientre

Se levanta despacio
Entre el mediodía y la medianoche
Entre dos guaridas lobunas

Se levanta con dificultad
Liberando de una guarida su hocico
De la otra su grande cola

Se levanta con un grito salado
Atorado en su garganta seca

Se levanta muerta de sed
Hacia un punto claro en la cima del cielo
Hacia el abrevadero de estrellas fugaces


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