Cinco poemas
1
La muerte
sola es caos.
¿Alguien ha
visto un caos?
No tiene
piernas, brazos.
Muerte en
silla de ruedas.
Muerte, no
tiene caso
ni suerte, y
ruedas, ruedas.
2
Se dicen los
adioses
finales.
¿Por qué lloras?
Es que no
hallo las horas
de morir. Y
no hay caso.
Marcho paso
tras paso
detrás de
las señoras
fatales.
¿Por qué lloras?
No me
quieren los dioses.
3
Líbrame:
flojo y aburrido
me saco
chispas de centolla,
bestia
redonda me suicido,
en este
mundo ¿quién me apoya?
En este
mundo, en este nido
no cabes,
muerte, en esta olla.
4
Y cómo
quisiera estar muerto,
en traje de
muerto,
con cofia y
este par
de ojos
negros abiertos.
5
Es muy
probable que no seas
ni aquello
ni lo otro
ni esto ni
lo uno.
Adiós,
adiós. ¿Qué hubo?
Qué me
resta.
Críticas de México
Los muertos
que fuimos ya se aburrieron
de estar
muertos. No renacimos sino que nacimos
mal hechos
unas furias, maltrechos y con caras
de ningunos
amigos de nadie en absoluto.
En eso
estamos. Nos barrieron
debajo de
los pies con escobas de arbusto.
Luego
después de lo cual nuevamente nos fuimos
a las
regiones lóbregas desde donde apagamos
... las
lámparas.
No
comprendeís aún la vida,
¿como
querríais comprender la muerte?
Empezad por
la vida. Está compuesta de esta
incomprensión.
La pregunta atrevida
no la
perturba. (Desperécela y vierta
en su
útero). Dormid con ella siesta.
Los ataúdes
I
Sic transit
gloria mundi, y las miserias
también son
transitorias –las frecuentes
desgracias y
la muerte de las fuentes
que se secan
–el pasto de las eras
se estraga
–y en las ferias
de los
vivientes danzan calaveras.
Los muertos
sufren calambres, pruritos
y otros
males. Nadie hay para atenderlos.
Están en el
hotel deshabitado
que se llama
Ataúd. Es un estado
sin parangón.
Los acucian los hielos,
pero son
insensibles y ríen con sus rictus.
Ex –hombre
con caras de tiza
metidos en
cajas que se abren
como los
tarros de hojalata,
decid: cómo
es ese otro mundo.
Es inmundo.
Propio para
la rata.
Se sufren
hambres.
No digáis
más, que el corazón se triza.
“Aiai, aai”,
siempre habremos de morir,
somos tan
transitorios como las flores,
como los
perros, e iremos a dar
a los
montones excrementicios o a los hoyos
de donde no
se sale aplastados por un dedo
pulgar. Así
se cesa.
“No dudo de
Dios, no: dudo de mí.”
“Un mundo
que es una carroña fofa”
hizo de mí
esta baja estofa,
esta calaña,
esta ralea, y -
y lo que es
peor, me gobernó el gusano.
No tengo un
solo hueso sano.
“Fétidas de
miseria” mis heridas
que ya no
quiero llamar mías (miasmas)
De qué les
sirve la poesía.
Ni siquiera
la leen.
Creen que es
mariposas
efímeras.
Sentados en sus comités
arrellanados
en sus fosas
cómodos
cuidan sus hidropesías
La poesía se
mete en la boca
de los
tontos, diciendo: “No tenemos
más destino”.
Lo dijo el almirante
con
vestidura de muerte o de loca.
Los poetas
estamos en veremos
Esperando
que se saque los guantes.
II
Los asesinos
a la espera
de cuerpos
del delito.
Ay, no
tenemos más destino,
dicen,
lavándose las manos
en sangre
tinta negra.
Mientras los
muertos retuercen sus manos.
III
Nunca se
supo del destino
de los
muertos botados bajo el signo
de la
desolación al agua sucia
de mares,
ríos, lagos, ductos
de
alcantarillas inconclusas.
Manando
seguirán los vestidos de luto.
Tomado de:
Tomado de:
Críticas a la vida sexual
Ciudades
complicadas y secretas
y los
terceros pisos en penumbra!
Libros de
estampas japonesas,
Grabados en
los muros, y abanicos,
Borlas de terciopelo
y correas de seda,
Espejo
grande oblicuo.
Amarrada a
los pulsos, de los pies amarrada.
Sonrisa
dolorosa con rouge color violeta.
Y la grupa
es un grupo de amores que retozan
Con suaves
movimientos de caballo las crines al aire del aliento.
Crimen de la
virtud y delicia del vicio,
Anchas
manchas violáceas, moretones
Dulcísimos,
saliva como jugo
De agua
marina, joyas en anillos
plateados,
instrumentos de torturas
vehementes,
el sol nos deja ciegos
con su
relámpago y su rayo que desnuca.
Críticas de miedo
Los muertos
que fuimos ya se aburrieron
de estar
muertos. No renacimos sino que nacimos
mal hechos
unas furias, maltrechos y con caras
de ningunos
amigos de nadie en absoluto.
En eso
estamos. Nos barrieron
debajo de
los pies con escobas de arbusto.
Luego
después de lo cual nuevamente nos fuimos
a las
regiones lóbregas desde donde apagamos
… las
lámparas.
NO COMPRENDEÍS AÚN la vida,
¿cómo
querríais comprender la muerte?
Empezad por
la vida. Está compuesta de esta
incomprensión.
La pregunta atrevida
no la
perturba. (Desperécela y vierta
en su
útero). Dormid con ella siesta.
NO TE AMO, amo los celos que te tengo,
son lo único
tuyo que me queda,
los celos y
la rabia que te tengo,
hidrófobo de
ti me ahogo en vino.
No te amo,
amo mis celos, esos celos
son lo único
tuyo que me queda.
Cuando
desaparezca en esos cielos
de odio te
ladraré porque no vienes.
SOY POBRE COMO LA RATA
Triste como
tía
y toco esta
corneta de cartón de cumpleaños
de pequeños
deformes
Y la
guitarra del cielo suena sola
Con la
indolente angustia de la noche
Y las
palomas de las oraciones
Vuelan
cenizas por la tierra muda.
YO, DE POETA, fui prosaico
desde joven
y hasta de viejo,
me
contentaba el entrecejo
fruncido, y
el aire de arcaico
que la
fealdad adorna al uso
de otro
mundo dado, susodicho.
Tomado de:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario