Angustia
Hoy no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
de todos los pecados de un pueblo que te ama,
ni a alzar tormentas tristes en tu impura melena
bajo el tedio incurable que mi labio derrama.
Pido a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
con que duermes después de tu engaño, extenuada,
tras el telón ignoto de los remordimientos,
tú que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.
Porque el Vicio, royendo mi majestad innata,
con su esterilidad como a ti me ha marcado;
pero mientras tu seno sin compasión recata
un corazón que nada turba, yo huyo, deshecho,
pálido, por el lúgubre sudario obsesionado,
¡con terror de morir cuando voy solo al lecho!
Versión de Andrés Holguín
Angustia (Otra versión)
Yo no vengo esta noche para vencer tu cuerpo,
en el que están los pecados de un pueblo ni para,
en tu impuro cabello, alzar tormenta
bajo el fastidio incurable. que destilan mis besos.
Pido a tu lecho el pesado sueño sin fantasmas
deslizándose a través de las cortinas ignoradas del remordimiento,
que tú puedes saborear después de tus negras mentiras.
Tú que sobre la nada sabes más que los muertos.
Pues el vicio, royendo mi nativa nobleza,
me ha marcado, como a ti, con el sello de la esterilidad;
mas en tanto que tu seno de piedra lo habita
un corazón que la garra de ningún crimen hiere,
yo huyo, pálido, deshecho, obsesionado por mi sudario,
temiendo morir cuando duermo solo.
Versión de L. S.
Aparición
La luna se entristecía. Serafines llorando
sueñan, el arquillo en los dedos, en la calma de las flores
vaporosas, sacaban de las lánguidas violas
blancos sollozos resbalando por el azul de las corolas,
Era el día bendito de tu primer beso.
Mi ensueño que se complace en martirizarme
se embriagaba sabiamente con el perfume de tristeza
Que incluso sin pena y sin disgusto deja
el recoger de su sueño al corazón que lo ha acogido.
Vagaba, pues, con la mirada fija en el viejo enlosado,
cuando con el sol en los cabellos, en la calle
y en la tarde, tú te me apareciste sonriente,
y yo creí ver el hada del brillante sombrero,
que otrora aparecía en mis sueños de niño
mimado, dejando siempre, de sus manos mal cerradas,
cien blancos ramilletes de estrellas perfumadas.
Versión de L. S.
Brisa marina
Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel en blanco que defiende su albura
retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.
Y tal vez, son tus mástiles de los que el viento lanza
sobre perdidos náufragos que no encuentran maderos,
sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza...
Corazón, oye cómo cantan los marineros!
Versión de Andrés Holguín
Tomado de:
http://amediavoz.com/mallarme.htm
DON DEL POEMA
¡Te traigo aquí a la hija de una noche idumea!
Negra, de ala sangrienta y pálida e implume,
por el vidrio que incendian los aromas y el oro,
por heladas ventanas opacas todavía,
la aurora se arrojó sobre el candil angélico,
¡palmas! y cuando ya mostraba esa reliquia
al padre que enemiga sonrisa aventuraba,
la estéril soledad azul se estremecía.
¡Oh arrulladora, con tu niña y la inocencia
de tus helados pies el nacimiento horrible
acoge, y con tu voz que viola y clave evoca!
¿Oprimirán tus dedos marchitos ese pecho
del que mana en blancura sibilina la hembra
hacia labios que el aire del azul virgen tienta?
Trad.: Ulalume González de León
SANTA
En la ventana está ocultando
desdorados sándalos viejos
de su viola resplandeciente
—flauta o laúd en otro tiempo—
la pálida Santa que extiende
el libro viejo que prodiga
el Magnificat deslumbrante
según las completas y vísperas.
Roza el vitral de ese ostensorio
el arpa alada de algún Ángel
creada en el vuelo vespertino
para el primor de su falange.
Y deja el sándalo y el libro,
y acariciante pasa el dedo
sobre el plumaje instrumental
la tañedora del silencio.
Trad.:
Mauricio Bacarisse
SI TODA EL ALMA…
Si toda el alma resumo
cuando lentamente espira
abolida y nueva espira
en cada espira de humo
algún cigarro compruebo
docto en arder, aunque aprisa
no se aparte la ceniza
del claro beso de fuego
así al coro de canciones
que al labio vuela servil
suprime cuando lo entones
todo lo real por vil
que lo muy preciso estraga
tu literatura vaga.
Trad.
Ulalume González de León
OTROS POEMAS Y SONETOS
I
De la noche el Orgullo humea
cual antorcha en revuelo ahogada
sin que pueda la llamarada
inmortal diferir su entrega.
La antigua estancia, rica un día,
hoy con decrépitos trofeos,
no entibiaría el heredero
si apareciera en la crujía.
¡Oh necesario horror de un muerto
ayer!: con garras aferrando
la tumba de una palinodia,
bajo el denso mármol desierto
su único fuego dispensando
y fulgurante, una consola.
II
Surgido del salto y la grupa
de efímero cuerpo de vidrio,
sin florear la amarga velada
se interrumpe el cuello ignorado.
Yo creo que nunca dos bocas
—de su amante y mi madre— me han
bebido en la misma Quimera,
a mí, silfo del frío techo,
vaso puro de ningún filtro
que en la viudez inagotable
agoniza, pero no cede,
beso ingenuo de los más fúnebres
que anuncia sin nada espirar
una rosa entre las tinieblas.
III
Un encaje queda abolido
en la duda del Juego extremo,
al sólo entreabrir, ¡oh blasfemo!,
un lecho desaparecido.
El blanco, unánime altercado
de una guirnalda con la misma
huye, y más flota que se abisma,
por vidrios lívidos cercado.
En quien el sueño de oro viste,
una mandola duerme triste
en hueca Nada musical
que hacia alguna ventana hiciera,
no de otro vientre sino tal,
que alguien, filial, nacer pudiera.
Trad.: Ulalume González de León
Tomado de:
https://materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/stephane-mallarme.pdf
CANSADO DEL AMARGO REPOSO...
Cansado del amargo reposo donde ofende
mi pereza una gloria por la que huí antaño
de la infancia adorable de los bosques de rosas
bajo azul natural, cansado siete veces
del exigente pacto de cavar por velada
nueva fosa en la tierra frígida y avarienta
de mi propio cerebro,
de la esterilidad cruel sepulturero.
-¿Qué decirle a esta Aurora, oh Sueños, visitado
por las rosas, con miedo de las lívidas, cuando
junte el extenso osario los vacuos agujeros?
Renunciar quiero al Arte voraz de un cruel país
y sonriente para los caducos reproches
que me hacen mis amigos, el pasado y el genio,
y mi lámpara que conoce mi agonía,
imitar al sutil chino de fino y límpido
corazón cuyo albo éxtasis está en pintar el fin,
sobre tazas de nieve de una arrobada luna,
de una flor peregrina que perfuma su vida
transparente, la flor que sintió cuando niño
a la azul filigrana del alma injertándosele.
Para la muerte como solo sueño del sabio,
sereno, escogeré un juvenil paisaje
que he de pintar aún, distraído, en las tazas.
Un pálido y delgado trazo de azul sería
un lago, entre el cielo de nuda porcelana,
nítida media luna perdida en blanca nube
baña su quieto cuerno en las heladas aguas
no lejos de tres juncos, pestañas de esmeralda.
(TRAD. JAVIER SOLOGUREN)
UNA NEGRA...
Una negra por el demonio sacudida
Quiso en un niño triste gustar de nuevos frutos
Y criminales bajo su veste agujereada.
Esta voraz prepara sus trabajos astutos:
Con su vientre compara dos airosos pezones
Y allá donde la mano no consigue ascender
Eleva el golpeteo sordo de sus tacones
Como una rara lengua torpe para el placer.
Contra la desnudez miedosa de gacela
Que tiembla, sobre el dorso, como un gran elefante
Enajenada aguarda y se admira y encela
Y ríe con sus dientes ingenuos al infante.
Y entre sus piernas donde su víctima se acuesta,
Bajo la crin la negra piel abierta al azar,
La extraña boca su paladar manifiesta
Pálido y rosa como un caracol de mar.
(TRAD. RAÚL GUSTAVO AGUIRRE)
El CIGARRO
Toda el alma resumida
cuando lenta la consumo
entre cada rueda de humo
en otra rueda abolida.
El cigarro dice luego
por poco que arda a conciencia:
la ceniza es decadencia
del claro beso de fuego.
Tal el coro de leyendas
hasta tu labio aletea.
Si has de empezar suelta en prendas
lo vil por real que sea.
Lo muy preciso tritura
tu vaga literatura.
(TRAD. ALFONSO REYES)
Tomado de:
https://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/LA%20SIESTA%20DE%20UN%20FAUNO%20Y%20OTROS%20POE.pdf
Las cuatro estaciones
1. Resurgir
Primavera enfermiza tristemente ha expulsado
Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,
Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,
La impotencia se estira en un largo bostezo.
Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo
Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba
Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago
Por campos do la inmensa savia se pavonea.
Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,
Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,
Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,
Espero que, al hundirme, mi desgana se alce…
-Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta
Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.
2. Tristeza de verano
El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,
Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro
Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,
Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.
De ese blanco flameo esa inmutable calma
Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:
“¡Nunca seremos una sola momia
Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!”
¡Pero tu cabellera es un río tibio,
Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!
Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,
Por ver si sabe dar al corazón que heriste
La insensibilidad del azur y las piedras.
3. Suspiro
Mi alma hacia tu frente donde sueña
Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,
Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos
Asciende, como en un melancólico parque,
Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.
-Hacia el Azur eternecido de octubre puro y pálido
Que mira en los estanques su languidez sin fin
Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje
Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,
Arrastrarse al sol gualda de un larguisimo rayo.
4. Invierno
¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
El glaciar transparente de los vuelos no huidos!
Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
Por no haber cantado la región do vivir
Cuando ha esplendido el tedio del estéril invierno.
Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.
Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
Que entre su exilio inútil viste el Cisne.
Traducción de: Aníbal Núñez
Tomado de:
https://www.zendalibros.com/5-poemas-mallarme/
Galantería macabra*.
En uno de esos barrios donde van las
caravanas De traperos a pelear y a besar
galantemente Una vieja tela que huele a piel
de cortesana
Y a lapidar los gatos que en el amor se abisman,
Como ellos iba: mi alma vagaba por un cielo
apagado Parecida al fulgor pleno de vago pánico
Que sobre los muros lívidos esbozan sus linternas
Cuya mañana enrojece la llama un día frío.
Y vi un cuadro fúnebremente grotesco
Cuyo sueño aún me pena,
y que expongo:
Una mujer, muy joven, una indigente, a punto
De dar a luz, estaba muerta en un tugurio
oscuro.
–Sin sacramentos y como un perro–dijo su
vecina. Un andrajo negro allí cuelga y por
lágrimas de plata
Muestra el muro demacrado por sus agujeros: la
avaricia Y el incienso rancio van en sus pliegues
dando vueltas.
Tres sillas esperan al féretro: en el suelo, un
cirio Cuya cera ha llorado ya más de un muerto, y
luego Un candelero que dejaba, bajo su plata
austera, Reír al cobre y, bajo la lluvia, una brizna
de boj…
Tomado de:
https://es.scribd.com/document/42669917/Seleccion-de-poemas-Stephane-Mallarme
No hay comentarios.:
Publicar un comentario