viernes, 17 de septiembre de 2021

POEMAS DE ALEXANDER VUTIMSKI

 


(30 de agosto de 1919, Svoge, Bulgaria -  23 de septiembre de 1943, Surdulica, Serbia)



Júbilos cielos

 

 

No sufras por ser diferente

 

ni por no parecerte a los demás.

 

¿No ves cómo los niños corren

 

siguiendo las nubes que se fugan?

 

 

 

Ama al viento, al agua

 

anda, toca y canta con la lluvia

 

Y a través del sinfín del mundo

 

baila tú solo en la oscuridad.

 

 

 

Tus ojos verán el bello, inmenso

 

y azul del cielo…

 

Y en este desierto de la felicidad

 

muchos colores emergerán…

 

 

 

Junto al universo tú vivirás

 

y los árboles florecerán

 

al igual que la gente crece

 

al igual los continentes se mueven.

 

 

 

En tu madurez tú solo aparecerás

 

apaciblemente entre la gente

 

y con simples palabras les hablarás

 

de los júbilos cielos.

 

 

 

¿Llegaré a vivir algún día?

 

 

La luna se acerca a mi ventana

 

justo cuando las agujas del reloj se detienen.

 

La luna desciende sobre una nube dorada

 

y sobre la cornisa se asienta frente a ti.

 

 

 

La luna es tan fría como yo,

 

pero tú nunca me has visto de noche…

 

Lentamente por las paredes me subo,

 

mientras tus manos yo toco, permanezco en silencio,

 

mudo y frío como la luna.

 

Entonces no debes moverte tú.

 

 

 

La luna deambula solo en noches taciturnas.

 

¿Verdad que no la has visto de día?

 

De día yo soy como ella

 

un mero reflejo, infinito y pálido,

 

apenas reconocible e innecesario.

 

 

 

En la mudez de la noche quiero yo que me veas,

 

y que desciendas sobre mí, pero no sé yo

 

si con el roce tuyo acabaré marchito…

 

Marchito como polvo de luna.

 

 

El poeta Aleksandar Vutimski y su hermano K. Kotsev.

1938

 

 

 

Poemas a un muchacho

 

 

I

 

El muchacho estaba paseando por el viejo y oscuro bosque.

 

Del rocío sus botas hace tiempo que se cubrieron de plata.

 

Él iba silbando, con los árboles hablaba,

 

y con sus manos rozaba su corteza

 

……………………………………………..rojo-dorada.

 

 

 

Los pájaros silentemente cantaban escondidos entre las oscuras

 

………………………………………………………………………………………..ramas,

 

el muchacho con tristeza les alzaba la mano, él llevaba

 

…………………………………………….una pluma sobre su sombrero,

 

 

 

El bosque llegaba a su fin por la tarde. Un gran horizonte

 

…………………………………………………………………………….se expandió.

 

Una carroza viajaba junto a caballos viejos, cubiertos de polvo.

 

 

 

El muchacho se detuvo en el camino y miró el dorado

 

……………………………………………………………………………atardecer.

 

La carroza azul en el crepúsculo; el bosque, oscuro

 

…………………………………………………………..……..y silencioso.

 

Con su frente dorada por el sol,

 

……………………………………..…con sus ojos en llamas y rojizos,

 

el muchacho se puso a llorar en silencio y la noche

 

……………………………………………………..…..en tristeza aconteció.

 

 

 

II

 

Yo soy aquel muchacho que viaja por un oscuro bosque.

 

El sol está enfermo, el aire está enfermo,

 

…………………………….….los pájaros están enfermos.

 

Tal como flor endeble, crecida en algún lugar

 

……………………………………….a la oscuridad,

 

así de bello y débil es el muchacho de oscuras pupilas.

 

 

 

Yo no vivo al sol, yo respiro, yo crezco

 

……………………………….………….entre tinieblas.

 

 

 

Yo amo las habitaciones sombrías, aquellas con retratos y cómodas

 

………………………………………………………………………………………..amarillentas,

 

mi espejo, aquél que reflejaba la oscuridad, junto a la pared;

 

a su lado el gato – el morador de las tinieblas –

 

……………………………………………….él es mi mejor compañero.

 

 

 

Yo amo las grandes y vacías tabernas,

 

……………………..…inaccesibles para el sol azul.

 

Yo deliraba horizontes morados, farolas

 

………………………………..…bailando en lo negro.

 

Yo estoy loco, yo estoy enfermo, el aire sobre mí contagiado

 

………………………………………………………………………………….….está.

 

Ciérrate, enorme horizonte… Cerrad,

 

cerrad la antesala.

 

 

 

III

 

El muchacho bajo la vieja y triste farola sonríe

 

……………………………………………………..…con impotencia.

 

No toquéis nunca sus dedos, ni tampoco sus oscuros

 

…………………………………………………………………………….ojos.

 

Su contagio penetrará en vuestro tranquilo, feliz

 

…………………………………………………………………y apacible hogar.

 

Entonces despreciaréis el mundo, aquél que sufre y canta

 

……………………………………………………………………..…….bajo el sol.

 

¿Por qué?

 

 

¿Por qué me acaricias mis manos tú?

 

¿Por qué tan serenamente besas

 

las palmas de mis manos?

 

¿Por qué sonríes en silencio

 

mientras me tocas la mano?

 

 

 

¿Por qué junto a mis labios respiras

 

en la esquina junto al silente mostrador?

 

¿Por qué tan sigilosamente bailas tú

 

al anochecer mientras llueve?

 

 

 

¿Será esta noche lluviosa y azul

 

en la que nos hundamos ebrios en el silencio?

 

Bajo la sombra en la oscuridad de algún parque

 

¿Gemiremos abrazados de nuevo los dos?

 

 

 

¿Por qué en esta vieja taberna siempre

 

me buscas tú y yo te busco solo?

 

Solo de día pero sediento de noche

 

sediento de tu voz, de tu baile, de ti…

 

 

 

Siéntate a mi lado ahora… Baila más conmigo…

 

…Aunque caiga rendido…

 

El tabernero mañana me dirá en voz baja:

 

“De nuevo está usted solo, amigo, ¿por qué?”

 

 

 

Poemas al muchacho azul

 

 

1.

 

El muchacho de plata,

 

aquél de las boinas azules y las charreteras

 

resultó ser un sueño.

 

Que me halle hablando con gatos y estrellas

 

posiblemente al ron se deba.

 

 

 

Yo no he vivido en un patio entre árboles

 

bajo nubes y anaranjados atardeceres.

 

Para el muchacho de plata cogí yo el retrato

 

del negro del calendario francés.

 

 

 

Borrachos y dorados ángeles he anhelado.

 

No ha llovido, pero la lluvia yo he oído.

 

En la oscuridad atardeceres yo he presenciado

 

y no son manos lo que he besado, sino farolas…

 

 

 

Desde el azul yo mismo he contemplado

 

labios y ojos imaginarios

 

tazas vacías, lágrimas y bailes…

 

He estado ebrio y entiendo que he estado loco.

 

 

 

Ya no te espero… ¿Marcharás tú junto al sol

 

que se escabulle?

 

Acaso de nuevo desaparecerás tú

 

sin llamas, sin sangre ni lágrimas…

 

Viaja, fúndete en el crepúsculo, saluda a la lluvia.

 

 

 

No soy yo quién te beso, no soy yo el que llora, ni siquiera quien sonríe.

 

…Me temo que solo has sido un ángel imaginario.

 

Y tú te eclipsas.

 

 

 

Pero el muchacho azul no ha sido

 

el muchacho del gorro azul y plata

 

con ojos de baile sureño,

 

aquél ebrio muchacho que de lejos susurraba: Sasha

 

………………………………………………Y esta noche

 

…Ay, la vieja farola me llevaba a la iglesia

 

……………………..bajo el horizonte nocturno.

 

Cúpulas de niebla, luna e invierno.

 

Yo también he caído en la nieve

 

bajo dos fríos y mudos ojos.

 

¡Policía!

 

Sálveme de mis recuerdos

 

¡Policía!

 

Haz que el día tenga lugar…

 

………………………….Pero no voy a llorar…

 

 

 

Es posible que el muchacho azul no haya existido.

Tomado de:

https://www.vallejoandcompany.com/aunque-caiga-rendido-5-poemas-de-aleksandar-vutimski/

 

La Europa depredadora

 

1

 

El mundo estallando y nosotros ensordecidos,

 

abrumados por las noticias, los discursos, los eventos.

 

Las noticias vuelan como un rayo.

 

Y tú ajeno ante este panorama.

 

Europa pierde su aliento por la destrucción,

 

asolada bajo banderas de guerra.

 

París está muerto. Londres desolado

 

se derriba por todos los tiempos.

 

Un desagradable líder fanático

 

traza una cruz sobre los dos polos.

 

Ya está decidido que desde hoy mismo

 

lo que Europa necesita no son libros sino bayonetas.

 

¿Qué más da que de este mismo aire aquí

 

hayan respirado Rembrandt, Kant y Dostoyevski?

 

Con una bayoneta Europa apunta decidida

 

a su propia cultura y a su progreso.

 

¿Será en el oeste donde la puesta de sol acontezca,

 

o un nuevo mundo bajo los estruendos nacerá?…

 

El mundo estallando y nosotros ensordecidos,

 

una desgracia que ante todo nos hayamos vuelto impasibles.

 

2

 

Ellos eran pequeños pero tu ferrocarril

 

y tus ciudades han construido.

 

Tus tierras en búsqueda de minerales han excavado.

 

Con tractores, palas y heroísmo

 

han surcado tus tierras, tus llanuras,

 

con la esperanza de que nunca los patearías

 

ni los ignorarías como a tristes y malvados hombres:

 

tus trabajadores, oh, Europa.

 

Y así ocurre: que por tus pecados estás pagando.

 

Habiendo olvidado que existe la justicia,

 

mimada, sofisticada y avariciosa,

 

el oro de los continentes tú has chupado.

 

Has robado dátiles y diamantes,

 

cacao, fruta, hierro, carbón,

 

a cambio de una miseria los has saqueado

 

frente a los ojos de las mulas de carga:

 

tus trabajadores, Europa.

 

Ahora aterrada y patética te escondes

 

en las oscuras mazmorras de Londres.

 

Ya no bostezas de aburrimiento detrás del abanico,

 

no escuchas jazz y no, ya no bailas más.

 

Los estallidos son ahora tu música

 

y los incendios tu digno atrezo.

 

Pero otra vez, por desgracia, por ti mueren

 

bajo el resonante estruendo de las bombas, desgarrados:

 

tus trabajadores, oh, Europa.

 

3

 

Yo no detesto a tus pueblos.

 

Y creo que ya agonizas.

 

Y no será sobre la tumba de tus trabajadores

 

donde logres acabar con tu oficio depredador.

 

Estas manos, que todo construyeron,

 

para demolerlo servirán

 

y toda la tierra distinta será.

 

Eh, Europa, mátame… mátame, bruja.

 

Sobre tus calderas de sangre y oro

 

yo respiraba alcohol vaporizado.

 

Bailaba, cantaba, escribía versos.

 

Y aquí estoy ahora, mírame, más viejo que tú

 

y al igual que tú, amenazado de muerte.

 

Los listillos al leer mis versos sabiamente

 

sonreirán. Luego los ignorarán.

 

Poeta reaccionario, exclamarán.

 

Por enésima vez no desaprovecharán la ocasión

 

de charlar sobre fundamentos y posiciones.

 

Ellos seguirán discutiendo sobre Hitler

 

y viviendo en su estética sublime

 

de panfleto de barrio.

 

Oh, Europa depredadora, tú tienes hijos:

 

un rebaño de imbéciles parlanchines.

 

Oh, Europa, deja que al menos ellos sirvan

 

de abono para un fructífero y deseable futuro.

 

Retuércete, muérete y maldice.

 

Eh tú, bruja… ojalá toda la gentuza se extinga junto a ti.

 

Yo ya tengo de qué morir.

Tomado de:

https://kaosenlared.net/la-europa-depredadora-un-poema-de-aleksandar-vutimski/

 

Restaurante

 

 

 

¡Ay! ¡Este restaurante ruidoso y brillante!

 

¡Ay! ¡Estas mesas ordenadas y limpias!

 

Escuchar la atronadora y salvaje banda de jazz

 

desde la esquina, escuchar también, ensimismado,

 

las agradables y resonantes voces

 

de las damas, aquellas vestidas con estupendos

 

trajes de noche: ¡Oh, restaurante!

 

¿Cómo es que esta noche he acabado aquí?…

 

 

 

Pero todo esto me es tan ajeno.

 

Pero todo esto me produce tanto rechazo:

 

No puedo aguantar estas risas.

 

No puedo aguantar esta gente.

 

En otro lugar he crecido y vivido.

 

El hambre, el insomnio, la necesidad yo he conocido

 

y me he acostumbrado a vivir y a luchar

 

por mi mundo: el de los oprimidos e injuriados,

 

el de los barrios periféricos, las buhardillas,

 

el de los sofocados sótanos de la ciudad.

 

 

 

¡Ay! ¡Este restaurante tan brillante!

 

¡Ay! ¡Esta atronadora y salvaje banda de jazz!

 

Caballeros contentos y despreocupados,

 

perfumados con el cuello bien planchado,

 

y vosotras, damas con preciadas joyas:

 

 

 

si yo os llevara

 

ahora a aquel pobre y viejo barrio,

 

donde yo he crecido, sufrido y vivido:

 

¿resonaría acaso vuestra risa despreocupada

 

sobre el barro pegajoso

 

y las viejas cercas rotas?

 

 

 

Oh, puede ser

 

que vuestros corazones latan de alegría,

 

al ver que ustedes no sois como aquellos

 

que sufren

 

bajo los bajos y perforados tejados…

 

Y puede ser también que os sintáis mal:

 

pero solamente

 

cuando veáis vuestro estupendo y brillante calzado

 

cubierto de fango y encharcado…

 

 

 

¡Ay! ¡Este restaurante ruidoso y brillante!

 

¡Ay! ¡Esta salvaje canción de la banda de jazz!…

 

No puedo estar más tiempo aquí.

 

Mi corazón lucha con toda su fuerza

 

por la gente sufrida y de rostros demacrados.

 

Mi corazón late, palpita locamente,

 

envuelto de la esperanza, del entusiasmo

 

de aquella gente necesitada.

 

Y ustedes, ustedes, espléndidos caballeros

 

del restaurante, ¡me sois totalmente ajenos!

 

 

 

El vagabundo y los cuervos

 

 

 

Hojas

 

esparcidas.

 

El otoño.

 

Cuervos:

 

bandadas negras

 

arrastradas

 

por graznidos.

 

 

 

Sobre casas,

 

jardines

 

y calles,

 

sobre los árboles

sacudidos:

 

por el viento

ellos vuelan

 

vuelan

 

y vuelan.

Sobre los árboles

 

sacudidos

 

cuervos.

 

 

 

Yo los miro

 

desde la calle desierta.

 

Sobre ellos

 

el cielo

 

está pálido

 

y helado.

 

Y ellos se están congelando:

 

sin hogar,

 

grises y

 

con los pelos de punta…

 

 

 

Cuervos,

 

intranquilas aves

 

graznando,

 

esparcidas

 

por cables

 

y ramas.

 

Como vosotros

 

a estas horas

 

sin cobijo alguno

 

yo deambulo en el frío

 

por la ciudad

 

con mis manos congeladas.

 

 

 

Como vosotros

 

con la voz helada

 

y el corazón inquieto,

 

graznando,

 

cuervos:

 

yo espero

 

el hielo

 

y el silencio,

 

tan severo

 

y malicioso

 

del duro invierno.

 

 

 

…El viento azota

 

con furia,

 

fuertemente

 

mis ojos.

 

No puedo soportar más el otoño.

 

 

 

Calles heladas.

 

Hojas

 

esparcidas.

 

En negras bandadas

 

cuervos

 

en la escarcha otoñal

 

con sus graznidos

 

siempre volando,

 

siempre volando,

 

volando.

 

 

EL MUCHACHO AZUL: 1 (Español) Tapa blanda – 18 julio 2020

 

de Aleksandar Vutimski (Autor), Vania Valkova (Ilustrador), Eduardo Nabal Aragón (Prólogo)

Tomado de:

http://dueloliterae.blogspot.com/2020/10/el-muchacho-azul-alexander-vutimski-5.html

1 comentario:

  1. Hola: agradecería que en el cuerpo del post se mencionara también la autoría del traductor. Saludos, Marco Vidal González

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