(7 de octubre de 1939, Kogarah, Australia - 24 de
noviembre de 2019, Cambridge, Reino Unido)
RETRATO DE UN ESCRITOR
Me deslumbra tu piel mientras me pintas.
Tus veinticuatro años: un milagro
de juventud turgente cuando esbozas
las manchas que hacen de mi cara guerra
perdida contra el tiempo.
Así comienzas
-dando profundidad a los contornos-
tu vida como artista.
Yo la acabo.
No omitas el relato que mi boca
posando inmóvil cuenta: cómo tuve
el don de entretener.
Fui un juglar;
solía fingir penas con esfuerzo.
Mis ojos legañosos, pozos secos,
antes brillaban, hoy segregan líquido.
Dales vislumbres del fulgor perdido.
Fiel a tu integridad, intransigente,
ignoras mis plegarias silenciosas
representando el daño de los años.
Procuras ser veraz aunque no guste.
Y lentamente surge este otro hombre,
que no es el yo que yo quisiera ser,
sino más bien el yo que tanto evito.
Imagina que escribo mientras pintas
tu descripción cabal.
Todos dirían
que el texto es irreal, inverosímil.
No hay nadie cuyos labios brillen tanto.
“¿A eso ha llegado? ¡Seda por pestañas!”
Tu retrato en palabras suena incierto,
pero la vista atesta su verdad.
¿Creemos en lo bello si se muestra
ante nosotros? Deja
sin aliento.
La cuenta atrás mortal se reinicia,
hasta el último día tictaquea:
gocemos esta luz mientras podamos.
La pausa del almuerzo.
¿Algún progreso?
Ah sí, soy yo –me temo-enteramente.
WHITMAN Y LA POLILLA
En su vejez, Walt Whitman-cuenta Brooks-,
desnudo y con sombrero, sentado en un estanque,
atestaba de apuntes sus últimas libretas
nombrando los arbustos, las aves, los insectos…
No lo abatió la guerra, pero vio
horrores de hospital que hielan almas.
Al fin asegurada, la Unión se volvió ruin:
proselitista, al mando, reinaba la codicia.
Tiempos de desconsuelo.
Solo fueron paliados
viendo a la creación reinar suprema.
Se quebró una crisálida, surgió una mariposa:
América emergente despertó de su sueño.
A orillas del estanque, caminaba
y en barro dulce untaba pies dolientes.
Conoció a una polilla: trabaron amistad:
se posaba en su mano como en busca de sangre.
Pero algo los unía, sus respectivos límites,
el espacio de encuentro del Arte con mayúsculas:
Whitman bailó y cantó, volar le fue imposible;
la polilla no pudo crear Hojas de hierba.
Formaban una imagen de intercambio
entre la mente y todo lo que excede,
sin deber alejarse.
Nada raro
había en extender la mano amiga
a un ser tan frágil, suave como el polvo.
Sintiendo el frío estanque con luz de atardecer,
bendijo a la polilla, nueva vida
llegada a tiempo para ver su muerte.
LA SOMBRA LO SABE
Mira cómo la sombra del yo que fui en vida
recorre la cocina recogiendo los platos.
El lavaplatos rinde su tesoro escondido
de futuros fragmentos de un presente remoto.
Los tazones azules vuelven a la alacena.
Voy con frecuencia a casa, pues las sombras
son débiles y tienden al retorno.
Ahora que he acabado mi trabajo,
la paz que amo está aquí.
Y puedes escucharme
más claramente ahora que cuando hablaba ausente.
Soy la sombra y el viudo, pues corté
el hilo de la vida: tu inocencia.
Pero aquí estás, real, muy por encima
de todos mis triunfos.
Por ti pienso
en el amor que en otro tiempo fuimos.
PRIMAVERA NIEVE BAILARINA
Nieve y hielo hasta abril. En las grajas de Gales,
corderos no nacidos fallecen congelados.
Si bien el aire hiere mis pulmones,
hay luz primaveral.
Brillante y gélida,
el alba falsa es nuevo ardid del frío.
Nací, viví, y aprendo a dar las gracias
por mi larga existencia, que se escurre,
no sin antes brindarme el espectáculo
de la contigüidad de vida y muerte.
Sirva de ejemplo el cuadro de esta tarde:
mi nieta, tan veloz como mis ojos,
dio pasos de ballet en la cocina.
Me quedé sin aliento por la suerte
de haber visto bailar a mi cordero.
Más pronto no podré volver a verla.
Clive James
Fin de fiesta
Traducción al español de Luis Castellví Laukamp
Pre-textos, 2021
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/clive-james-2/
ARCE JAPONÉS
Tu muerte cercana llega fácil.
Se desvanece sin traer dolor alguno.
Mi aliento frágil
Incomoda. Al sentir la ausencia de energía, sólo tu
pensamiento y la vista quedan,
quizá más.
Dime cuándo has visto tan delicada
belleza, cuales gotas de rocío
resbalan por las hojas del arce; saturan los muros rojos de
ladrillo,
¿de tantos cuartos Ámbar de paredes reflectantes de
cristal?
Todo se torna aún más profuso al anochecer.
De centellas se llena el aire
Infinitamente.
Le seguirá esperando cuandoquiera que la lluvia llegue.
Más allá de mi tiempo, que asumo ahora.
A petición de mi hija, un nuevo arce.
Otoño llega y sus hojas van de ceniza.
Vivir para ver eso debo. Así
Acabará este juego para mí. No obstante, esta vida sigue
siendo igual
A puertas llenas del rocío de mis ojos,
Dando vida a una última ola de color
Mientras mi mente perece en llamas,
Fuego iniciado por una visión
de aquel mundo
que brilló tan resplandeciente al final,
Hasta extinguirse.
Traducción: Nathye Serrano
TIEMPO DE DESCUENTO
Bonito truco del destino hacerme
pensar en que podría fallecer
mañana, y luego darme algo de tiempo.
Siento que me quedé más de la cuenta.
Cada noche me enfrento a la ascensión
que parece una cuesta hacia los cielos:
subir el Himalaya hasta mi cama,
muevo los pies como si los peldaños
fueran troncos rodantes, y allí sueño
que al alba sigo vivo y vuelvo abajo.
Este sueño podría ser real,
pero no perpetuarse. Mi libreta
un día yacerá sin ser usada
para mostrar el tiempo que tardó
el silencio en cumplir su cometido.
(Clive James, Fin de fiesta. Últimos poemas. Pre-Textos,
2021. Traducción: Luis Castellví Laukamp).
Tomado de:
http://www.jorgeordaz.com/2021/05/un-poema-de-clive-james.html
Esposa golpeando
La puerta se cierra de golpe
Hola cariño, estoy en casa
Anoche todavía está vívida en su mente
Platos rotos
Sangre arremolinándose por el fregadero
Los moretones todavía están en carne viva en su cuerpo
Ella finge felicidad
Él cambiará
Algún día
El bar 66
El bar estaba vacío
Acerqué un taburete
La camarera se acercó
Cerveza por favor
Horas más tarde me sentí tan vivo
Eléctrico
Extasiado
Rey del mundo
El bar todavía estaba vacío
Matadero surrealista
Mujer mortal
La femme fatale de la palabra
Estos inquisidores
Apelan a las brujas excéntricas
Como miran viejos espectadores
Más que atractivo El
sexo es mujer
Ella es verde
Ella con la envidia es más
Glamour se zambulló en el mar
Tomado de:
https://www.poemhunter.com/james-clive/poems/
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