Lucania
Me acompaña el silbo de los grillos
y el son de la campana en el cuello
de una inquieta cabrita.
El viento me envuelve
con sutilísimas cintas de plata
y allá, en la sombra de las nubes perdido
yace hecho pedazos un pueblito lucano.
Tomado de:
https://campodemaniobras.blogspot.com/2012/04/rocco-scotellaro-dos-poemas-lucanos.html
A LA HIJA DEL ARRASTRADOR
Yo ya no sé vivir a tu lado
alguien me ata la voz en el pecho
eres la hija del arrastrador
que me quita el aliento en la boca.
Porque aquí debajo de nosotros en el establo
los mulos se mueven durante el sueño
porque tu padre resopla cerca de nosotros
y todavía no va alto en el carro
a ahuyentar las estrellas con su látigo.
EN LA CALLE SOPPORTICO DELLE API
En la calle Sopportico delle Api
pegadas en las paredes nuestras iniciales
con el color de la paja quemada.
Nuestro amor creció aquí
en el establo vecino.
Y yo viéndote levantar tierna sombra,
medía tus palabras cálidas
buscándote los labios con mis dedos.
Sombras de nosotros que estamos huyendo
se alargan, desaparecen
cuando el candil del mulatero
hace que los animales se estremezcan ante el forraje.
ESPONSALES
Un día de rígido invierno con la nieve
cuando las mujeres no aman conversar
sentadas y atareadas alrededor de las mesas
de sus varones que beben alborotan,
mi vestal solitaria
del fuego de follaje
qué esperas que yo te haga
la visita de media hora
cada tarde porque estamos prometidos,
entonces será el tiempo maduro para casarnos
cuando podamos estar calientes juntos.
Y nos escaparemos de los convidados aclamando,
uno de ellos girará la llave,
y nuestra cama estará lista
y nosotros violaremos el secreto de los blancos confites
puestos en la manta dorada entre las flores
que el día después se marchitarán
y los árboles pulidos en la ventana
serán nuestros compañeros y sufriremos
la dichosa soledad de los novios,
cuando ocurrirá, mi amor.
A partir de entonces veré tu cara amarilla.
CASA
¿Cómo pudiste, madre, transcurrir
los años cerca de las cenizas del hogar?,
ya no te asomas a la ventana, nunca más.
Y pierdes las hojas, tu marido, tus hijos lejanos,
y la fe en dios se te cayó de las manos,
la casa es tuya ahora que te vas.
LOS RATONES
Los ratones sienten los ojos
cuando me levanto para verlos.
Se mueven con piernas largas
de hombre en la habitación.
Resisten porque saben
que yo también al final me duermo
y para ellos será un libre juego.
Su cola es la gran ala
que raspa y con ella
el ratón vuela de los agujeros
bala desde el alma
de las escopetas dando en el blanco.
Oh mi corazón antiguo, ratón
solemne que no se asoma
y no tiene libre salida
como no la tiene el desprendimiento
de la ciudad de los hombres encendida y giratoria;
y no sientes los ojos
de quien entre las mujeres ‒menos
cruel
y menos vacilante‒ sin
embargo, te mira lejana.
NOSOTROS NO NOS BAÑAREMOS
Nosotros no nos bañaremos en las playas
nosotros iremos a segar
y el sol nos cocerá como a la corteza del pan.
Tenemos el pescuezo duro, la cara
de tierra tenemos y los brazos
de leña seca del color de los ladrillos.
Tenemos mendrugos para comer
embutidos en las mangas
de los jubones en bandolera.
Dormimos en las eras
atados a los cabestros de los mulos.
No siente nuestra carne
el mosquito que cosquillea
y nos chupa la sangre.
Cada uno tiene los huesos torcidos
no sueña con subirse encima de las mujeres
que duermen frescas en sus vestidos cortos.
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/rocco-scotellaro-2/
campesina Marsellesa
No me
llames más, no soples
tus cálidos alientos campesinos en mi corazón.
Bebamos juntos una copa llena de vino
que
nuestro viento desesperado calma en el hilarante momento de
la velada.
Las cabezas de los bandidos aún brotan de los postes, y la cueva,
el oasis verde de la triste esperanza,
lindo conserva una almohada de piedra ...
Pero no hay vuelta atrás en los caminos.
Otras alas huirán
de la paja de la prole,
porque con el paso del tiempo
el amanecer es nuevo, es nuevo.
Tomado de:
https://circololettori.it/2017/04/19/rocco-scotellaro/
Mediodía (1943)
Las tumbas de los nombres efímeros se descuidan en sus
muros :
es el callejón lleno de sol.
Amargura (1943)
Sufres, lo siento
por el viento intrépido que lava
tu rostro oscurecido por el cabello
que llueve sin adornos.
Mírame para ayudarte y por qué donas
la mitad que echas de menos
mientras la naturaleza me implora cuando
está abandonada en la dura papada .
Filomena, una mano dócil te
apacigua el pelo y me halaga que te haya
dado la paz con ese acto.
Pero mi camino es solo
aunque te cuelgues del brazo
y me supliques, por cien me gustaría
salvar de las niñas enfermas
y quien me salve no lo encuentro - en el viaje
todas las noches - ¡en callejones abismales!
No puedo y no me es dado amarte, mira
mi mujer caerá de las estrellas
en la oscuridad para consolarme. Adiós.
Mentiroso el alma (1943)
Estirado sobre una mezcla informe de cosas
había un antiguo chal negro de noche.
Y el olvido es solo consuelo en el
vagabundeo de los días.
Un tiempo que vuelve de la infancia
borra
los caminos transversales de la vida como en una pizarra
negra .
Tarde está comenzando de nuevo.
Los ojos dóciles ahora dan paso al sueño.
También la razón es sofocar el cansancio.
Camino que reanudo con el sol mañana
junto con el agricultor.
Cantó Gallus. Me desgarró el sueño.
Más gallos cantaban la traición de
mi inofensivo perjurio todas las noches.
Quería azotar mi cuerpo
con sangre como frailes con cadenas de hierro.
¡Mi cuerpo inocente!
Mentiroso el alma se hubiera quemado
¡Hombres y el mundo, apuesta por la venganza!
Paso en el tren (1943)
La tierra gira convulsionando en moléculas.
Los árboles bailan peligrosamente en el avión
pero el horizonte no se aleja mucho.
Siento en mi rostro las caricias perdidas del mundo que
abandonan
el sonido de muchas campanas de mil canciones
de una voz enferma, velada pero dulce.
Y la cadencia del vagón sobre el hierro
y no capto ni un pensamiento
no pisé ese camino
que la veloz ola del tren ahoga.
¡Aquí! entre dos mundos inconexos
que la máquina engancha con rabia
entre el padre muerto y yo uniéndome a él.
Fiesta en la estación (en el aeropuerto Grassano - Garaguso - Tricarico; 1944)
Voces estridentes, en pleno verano,
y procesiones con estandartes
de los pueblos cercanos.
Así los prados y
las mujeres tan coloridas.
Se oye la trompeta anunciando un comienzo
,
se golpea el suelo
y las almas piadosas se intoxican y el tren ruge,
la gran bestia
murmura
con un rebuzno tembloroso, las mariposas acuden
en bandada sobre la hierba amarilla , el llanto del sapo
es largo en el río
.
Libres, hombres, el prisionero (1945)
Mientras persiste esta lluvia
que trae tanta luz a la habitación, la
suficiente para las cálidas capillas, los andrajosos
campesinos
golpearon la tuya en silencio
,
los tísicos zapateros pintaron
como agua sucia de la suela.
¡Siento que en el libro las palabras
recuperan el calor de la llama!
La hora de los halcones solitarios
conduce al refresco
de la sombra de las acacias.
Las voces son maldiciones
de los segadores contra el sol:
no es momento de que tu mano inerte
dibuje lemas sibilinos
en la arena caldeada.
Tienes un prisionero en tu corazón
colgando de sus barrotes,
tal como eres.
Los segadores se entregaron
conferencia de esta noche
para golpear los puños en los bancos.
Conocen la mano
del empleador en el hombro.
Y siento que la oración surge
entre sus cánticos y blasfemias:
Liberad, hombres, al prisionero.
Juventud verde (1945)
Hay momentos en que abundan las
lagartijas en los viñedos
y algunas nuevas colas azules,
cuando
impacientes gavillas de fuego brotan en los campos
y la cigarra ensordece y detiene
mi oído ante las campanas, los cantos,
la larga llamada de mamá
que me quiere de regreso y ella.
Cuando el arroyo es blanco ...
Entonces quiero vaciar la jarra
y acostarme en el suelo
sin más memoria que
el joven verde.
Conciencia
(1946-50)
Tomado de:
https://www.ilbarbuto.blog/2021/04/19/rocco-scotellaro-il-poeta-contadino-di-tricarico/
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