De la imagen tensa
De la imagen tensa
vigilo el instante
con inminencia de espera –
y no espero a nadie:
en la sombra encendida
espío la campanilla
que imperceptible expande
un polen de sonido –
y no espero a nadie:
entre cuatro muros
estupefactos de espacio
más que un desierto
no espero a nadie.
Mas debe venir,
vendrá, si resisto
a florecer sin ser visto,
vendrá de improviso,
cuando menos lo advierto.
Vendrá casi perdón
de cuanto hace morir,
vendrá a cerciorarme
de su tesoro y el mío,
vendrá a resarcir
mis penas y las suyas,
vendrá, quizá ya viene
su susurro.
Tomado de:
http://campodemaniobras.blogspot.com/2017/01/clemente-rebora-de-la-imagen-tensa.html
Tiempo
abro ventanas y puertas -
pero nada sale,
nadie entra:
Inerte adentro,
afuera el aire es la lluvia.
Las gotas de un hilo estirado
caen todas, con una sacudida.
Abro mi alma y mis ojos,
pero la mirada no sale, el
pensamiento no entra:
inerte por dentro,
la vida es muerte por fuera.
Las lágrimas de un nervio tenso
caen todas, con una sacudida.
Lo que fue ya no es,
lo que vendrá se irá,
pero no sale, no entra
, el presente siempre es tenso –
lágrimas goteando
en un sobresalto del tiempo.
Esperanza
Estaba esperando por mí mismo: pero la nada me agarra.
Esperaba tiempo, pero pasa, pasa;
en una cosa creada: no basta, y nos deja.
Esperaba el bien que vendrá, en la tierra:
pero todo acaba, abrumado, en la angustia.
He pecado, he sufrido, he buscado, he escuchado
la Voz del Amor que llama y no desfallece:
y aquí está la esperanza cierta: la Cruz.
Encontré Quien primero me amó
y me ama y me lava, en la Sangre que es fuego,
Jesús, el Todo bien, el Amor infinito,
el Amor que da Amor,
el Amor que vive bien dentro del corazón.
Amor de Cristo que ya aquí en el mundo
comienza y enseña la mejor manera de vivir:
amor feliz del Espíritu Santo
que transfigura
la oscura miseria en gracia y muerte y lágrimas, del alma y
del cuerpo:
Trinidad eterna, donde al fin estás hermosos
– acabando con el mundo – serán cuerpos y corazones
en el seno del Padre con la dulce Madre
por siempre en Cristo amándonos hermanos.
Aleluya.
Voz de vigía muerto
Hay un cuerpo en pulpa
con la cara arrugada, emergiendo
en el hedor del aire desgarrado.
Fraude a la tierra.
Loco no lloro:
asunto de quien puede, y barro.
Pero si
vuelves como hombre, no digas guerra
a los ignorantes;
no digas la cosa, donde el hombre
y la vida todavía significan el uno al otro.
Pero apresa a la mujer
una noche, después de un torbellino de besos,
si puedes volver;
susúrrale que nada en el mundo
redimirá lo perdido
de nosotros, los putrefactos aquí;
aprieta su corazón para estrangularla:
y si ella te ama, lo entenderás
más tarde en la vida, o nunca.
¡Oh lluvia feroz,
oh lluvia feroz que
lavas las inmundicias y mentiras
en las almas impuras,
las arrugas
y los muertos vivientes, las penas!
Cuando hace sol, los escombros
y las piedras de los corsos
parecen gemas y plumas,
y entre la gente y el trabajo
brilla como el oro
, y el vacío remordimiento se llena;
pero en oscuro asombro
en medio del terror de la profecía
tú, a través de la oscuridad desnuda
de tu peine de curry crudo y goteante
los que vivían del trueque y la escoria:
él busca a tientas en su memoria,
o se mezcla con otros desechos,
o se va aturdido por las corrientes de purgas
que tú las barres.
Pero para nosotros, fría e implacable Amazona,
oh lluvia de hachas y flechas,
eres la redentora adorada
del bien renegado;
para nosotros, que sentimos misterio insoluble
cuando la vida se acuesta a las cosas,
mientras lo eterno en el martirio de las pruebas
nos parece la pureza espontánea de la verdad,
surges como el silencio
donde la naturaleza es más fuerte, trabajas
como la muerte
donde el pensamiento es inmortal.
Ay, lava y desnuda y barre a
los que entre los engañadores del mundo no quisieron tener
bazza:
al fregar las escorias lúgubres
que nos envidiaron al pueblo,
desnudarás el oro y la gloria
que no se venden ni se complacen,
pero brilla en un instante
que irradia invisible sobre los demás con Dios.
Viático
Oh herido allá abajo en el pequeño valle,
tanto invocaste
si tres compañeros enteros
se enamoraron de ti que casi te pierdes.
Entre lodo y sangre,
tronco
y tu lamento otra vez,
nosotros dejados
boquiabiertos y la hora no tiene fin,
acelera la agonía,
puedes terminar,
y puede consolarte
en la locura que no puede enloquecer,
mientras el momento
duerme en el cerebro,
callemos –
gracias hermano.
Tomado de:
http://www.italian-poetry.org/clemente-rebora/
último rito
Oh hombre herido allá abajo en el desfiladero
Gritaste tan fuerte
Tres camaradas sanos
Caídos para ayudarte que estabas tan cerca de pasarlo,
En el barro y la sangre
Un tronco sin piernas
Y todavía gritas
Ten piedad de nosotros los sobrevivientes
Quedamos en nuestra La muerte resuena y la hora nunca
termina,
La agonía de la muerte se acelera,
Pero tú puedes terminarla
Y el consuelo será tuyo
En la locura que a nadie vuelve loco,
Mientras tanto el momento trae pausa,
El cerebro duerme
Y tú nos dejas en paz –
Gracias hermano.
1916
Tomado de:
https://seamussweeney.net/2018/11/11/an-italian-poem-of-world-war-i-last-rite-clemente-rebora/
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