LIBRO DE HORAS
Aquí, frente a mí mismo
yo, pecador, me confieso
de ser así como soy.
Me confieso lo bueno y lo malo
que va en el timón de la nave
en esta deriva en que voy.
Me confieso
poseso
de virtudes teologales
que son tres,
y de los pecados mortales,
que son siete,
cuando la tierra no repite
que son más.
Me confieso
el dueño de mis horas
de las cuchilladas ciegas y rabiosas
y de las ternuras lúcida y mansas.
Y de ser, de cualquier modo
andanzas
del mismo todo.
Me confieso de ser charco
y luna de charco, la mezcla.
De ser la cuerda del arco
que tira las saetas por arriba
y debajo de mi estatura.
Me confieso de ser todo
lo que pueda nacer de mí.
De tener raíces en el suelo
de mi propia condición.
Me confieso de Abel y de Caín.
Me confieso de ser hombre.
De ser un ángel caído
del cielo que dios gobierna;
de ser un monstruo salido
del hoyo más hondo de la caverna.
Me confieso de ser yo.
¡Yo, tal como vengo
a decir que soy yo
delante de mí!
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2013/04/breve-muestra-de-poesia-portuguesa-del-siglo-xx/
PROSPECCIÓN
No son pepitas de oro lo que busco.
¡Oro dentro de mí, tierra estéril!
Busco solamente aquella
Riqueza universal
Del hombre que revuelve la soledad:
El tesoro sagrado
De ninguna certeza,
Soterrado
Por mil certezas de aluvión.
Cavo,
Lavo,
Cribo, pero sólo quiero la fortuna
De encontrarme.
Poeta antes de los versos
Y sed antes de la fuente.
Puro como un desierto.
Íntegramente desnudo y descubierto.
MADRE
Madre:
¿Qué desgracia sucedió en la vida
que quedaste fría e insensible?
¿Por qué todo tu perfil se endureció
en una línea severamente trazada?
Como las estatuas, que son gente nuestra
Cansada de palabras y ternura,
Así tú me pareces en tu lecho.
Presencia cincelada en dura piedra
Que no tiene corazón dentro del pecho.
A gritos voy llamándote – no me respondes.
Te beso las manos y el rostro – siento frío.
O eres otra, o me engañas, o te escondes
Detrás del terror de este vacío.
Madre:
Al menos abre los ojos, ¡di que sí!
Di que todavía me ves y me quieres.
¡Que eres la eterna mujer entre las mujeres
¡Y que ni la muerte te apartó de mí!
LA TIERRA
¡También yo quiero abrirte y sembrar
Un grano de poesía en tu seno!
Anda todo a labrarse,
Todo a enterrar centeno,
Y son horas de ponerme yo a germinar
La simiente de los versos que cultivo.
En la cosecha madura del mañana
Sin dueños ni fronteras,
Ha de existir la plaga del panizo,
La voluptuosidad del sueño
De la amapola roja y precoz,
Y el alegre abandono
De una banal cigarra.
Pero de las alas que agite,
¡El poema que cante
Será gracia y límite
Del pendón que levante
¡La fe que a tu fuerza resucite!
¡Nos casó Dios, el mito!
Y cada imagen que me viene
Es un retoño tuyo, o un grito
Que yo sencillamente repito
En la melodía que el poema tiene.
¡Tierra, aliada mía
En la creación!
Sea fecunda la tierra labrada,
Sea a la superficie del suelo,
¡Nada fecundas, nada,
¡Que yo no fermente también de inspiración!
Por eso te roturo de magia
Y te lanzo en los brazos la cosecha
Que has de parir después…
Poesía deshecha,
Fruto maduro de nosotros dos.
¡Tierra, mujer mía!
Un amor es el gesto,
¡Otro la calentura que se quiere
Dentro de un cuerpo desnudo, moreno!
La arada de los surcos no concibe
Una bellota que no de robles;
La mía planta rocíos…
Agua que la mañana bebe
En el pudor de los obstáculos.
¡Tierra, mi canción!
Oda alzada de polo a polo
¡Por la belleza que no sabe a pan
¡Pero sí al gusto de la vida!
SAN JUAN DE LA CRUZ
¡Un santo y un poeta cogidos de la mano!
Uno negando al otro, y siempre unidos…
Uno en el cielo de las vivencias sublimadas,
El otro penando en el infierno de los sentidos…
¡Ah, Castilla, Castilla, madre de tierra y luz!
¡Qué extraordinaria jornada
A la sombra de una cruz
¡Tan leve y tan pesada!
El alma ya liberada por el éxtasis;
El cuerpo todavía apresado a cada verso;
Y el deseo de ser hombre, mantenido
En esa totalidad
Contradictoria.
El Carmelo subido y recordado…
La paz de la eternidad
Sin sosiego posible en la memoria.
IBERIA
Tierra.
Cuanto la palabra diera, y nada más.
Sólo así la resume
Quien la contempla desde lo más alto de la cumbre,
Cargada de sol y de pinares.
Tierra-tumor-de-angustia de saber
Si el mar es profundo y al fin deja pasar…
Una antena de Europa para recibir
La voz lejana que le quiere hablar…
Tierra de pan y vino
(El hambre y la sed sólo vendrán después,
cuando la espuma salada fuere camino
donde uno camina desdoblado en dos).
Tierra desnuda e inmensa
Que en ella caben el Viejo Mundo y el Nuevo…
Que en ella caben Portugal y España
Y la locura con alas de su pueblo.
García Lorca, hermano:
Soy yo, una vez más…
Vengo a negar a la condición humana
La humana pequeñez
De la ingratitud.
Vengo y vendré mientras exista poesía,
Pueblo y ensueño en Iberia.
Vengo y vendré y a tu romería
para ofrecerte la miseria
De una oración lusiada y sombría.
BRASIL
Brasil
Donde viví,
Brasil donde pené,
Brasil de mis asombros de muchacho:
Hace ya mucho tiempo que te dejé,
¡Muelle del otro lado de mi destino!
¡Cuántas millas de angustia en el mar de la saudade!
¡Cuánto salado llanto en la cubierta de la ausencia!
Llegar.
Perderte más.
Otra orfandad,
Ahora sin el amparo de la inocencia.
¡Dos polos de atracción en el pensamiento!
¡Dos ansias opuestas en los sentidos!
Un purgatorio en el cual el sufrimiento
Nunca avista uno de los dos cielos apetecidos.
¡Ah, destierro del rostro en cada cara,
Tristeza de un regazo repartido!
Que antes naufragase la desesperación
Entre el suelo encontrado y el suelo perdido.
Tomado de:
SÍSIFO
Recomienza…
Si pudieras,
sin angustia
y sin prisa.
Y los pasos que des,
en ese camino duro
del futuro
dalos en libertad.
Mientras no llegues
no descanses.
De ningún fruto quieras apenas la mitad.
Y, nunca saciado,
ve cogiendo ilusiones sucesivas del vergel.
Siempre soñando y viendo
el engaño de la aventura.
¡Eres hombre, no lo olvides!
Solo es tuya la locura
donde, con lucidez, te reconozcas.
Tomado de:
https://airenuestro.com/2020/05/04/poemas-escogidos-miguel-torga/
A LA BELLEZA
No tienes cuerpo, patria, ni familia,
Ni al yugo te sometes de tiranos
No tienes precio entre los humanos,
Ni el tiempo te corroe.
Eres la esencia de los años,
Lo que fue y lo que viene.
Eres la carne de los dioses,
La risa de las piedras,
Y el candor del instinto.
Eres el alimento
De quien, harto de pan, anda hambriento.
Eres sal de la vida en todas partes,
O en el arte,
O en la sencilla verdad.
Eres el clavel bermejo,
O la moza en espejo,
Que tras verte se persuade.
Eres un verso perfecto
Que en sí lleva el vigor de lo que dice.
Eres el genio
Que tiene, antes de maestro, el aprendiz.
¡Eres belleza, en fin! ¡Eres tu nombre!
Un milagro, una luz, una armonía,
Una línea sin trazo…
¡Mas sin cuerpo, sin patria y sin familia,
¡Todo reposa en paz en tu regazo!
Tomado de:
https://www.fronterad.com/wp-content/img/nro262/lanube/nube.html
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