lunes, 15 de abril de 2024

POEMAS DE IRENE ARTIGAS ALBARELLI


ESPECIERO

A quien nombra

 

 

 

Ajonjolí

 

un vértigo que se condensa en coma

 

y fortuna de quien lo dice abrir.

 

 

 

Alcaravea

 

pauta de una cosquilla al paladar

 

cominos y prados en el centeno.

 

 

 

Anís

 

emanaciones de luna en la lengua

 

suavidad del polen al divagar.

 

 

 

Azafrán

 

estigmas y sándalo hechos alfombra

 

tintura fértil otoño anegado.

 

 

 

Bergamota

 

un toronjil en su disfraz de esencia

 

perfumado almíbar lento el hechizo.

 

 

 

Canela

 

nuez un poco moscada más el rojo

 

arrebato ají menos picante.

 

 

 

Cardamomo

 

el aire y la espiral en la semilla

 

pliegues de una sábana con jardín.

 

 

 

Clavo

 

estera pared recoveco en rama

 

bisagra en capullo seco color.

 

 

 

Jengibre

 

raíz de surrealismo y aguijón

 

la urgencia la armonía la madera.

 

 

 

Mostaza

 

privilegio de vinagrero en mosto

 

cataplasma curalotodo sol.

 

 

 

Pimienta

 

baya máscara que conserva el moho

 

en seco ennegrecer séptima llave.

 

 

 

Sal

 

del mar pausa que acentúa el acento

 

granulosa instantánea mineral.

 

 

 

Vainilla

 

leyenda próspera de vuelapluma

 

lluvia de orquídeas deleitoso aroma.

 

 

IMPRECISIONES

Dicen que con 140,000 cuásares

 

distantes

 

se mide la expansión

 

de las galaxias.

 

Y que todo exceso

 

de materia

 

se debe a las oscilaciones acústicas

 

de una única nube

 

de polvo y

 

de hielo.

 

 

 

Y dicen también

 

que existen organismos

 

protistas

 

unicelulares

 

que al ser

 

alterados

 

sin más

 

explicación

 

emiten bioluminiscencias

 

justo

 

al filo de las olas.

 

Que hay cristales

 

de silicio

 

pardamente grisáceos

 

prensados como memoria

 

metálica,

 

seca, confinada,

 

frágiles agravamientos

 

de la reconciliación.

 

 

 

Cuesta imaginar

 

lo que no es belleza

 

terrenal y palpable.

 

Lo que se activa

 

a otras escalas

 

o late en un vacío

 

gélido

 

y abstracto.

 

El índice

 

excéntrico

 

de una ecuación.

 

 

 

Cuesta imaginar

 

las cronometrías

 

de lo conciso.

 

Las inflexiones

 

de lo que no reverbera.

 

Los otros tiempos

 

milimétricos

 

en sus espacios.

 

El acento que borra

 

la nebulosidad,

 

lo perdido,

 

la arborescencia,

 

lo ambiguo.

 

 

 

De La escritura previa (2019)

Tomado de:

https://lamascarada.com.mx/2019/06/23/abrojos-y-rimas-irene-artigas-albarelli/

 

 

El ábaco

 

Asiéndome de un ábaco,

             de un panorama.

                            y treinta y tres tejados,

de noventa y seis grietas que desajustan cualquier válvula de presión,

             en cualquier ciudad.

 

Las múltiples hojas, al viento,

y los árboles son piezas que calculan inmanencias,

guardan ríos inconclusos,

residuos de las correspondencias en el mundo.

 

Tantean también, rapidísimo y de volada,

             un boleto para el día veinte,

                            una puerta en un octavo piso y hasta

                                           la figurita errante en que me convertí

aquel agosto que fue como un palo de agua,

             una sonaja de cuentas:

un guijarro suelto en el tablero del tiempo.

 

 

Derivas de insomnio

 

El insomnio es un remedio para no tener que despertar.

Es ese zumbido

que gana presencia.

Y que nos deshoja.

 

Aparece y cierra una cortina tenue en torno a quien inquieta.

Solo queda el sueño,

como un ángel líquido

sin orientación.

 

Tres gotas de insomnio colman, destiladas, una tempestad.

Cómplices de sombras,

siempre intermitentes,

llueven intranquilas.

 

No tiene insomnio. Está viajando. Amarga y desprotegida.

Desdoblando el mundo,

aligera el peso

de la realidad.

 

 

Solos los ecos de la aproximación

 

…porque siempre será cierto que nunca podré percibirlo al mismo tiempo

frente a mí en toda su inteligilibilidad.

 

Merleau-Ponty

 

La percepción es un escudo que nos expone y protege. Cada cosa acecha desde su zarpazo de tigre.

 

Las circunvoluciones de una nuez se vuelven laberintos mortales para el ojo desprevenido. Para el erudito, modelos a escala del mundo.

 

Las cuentas guardadas en una granada son moneda de cambio para transportar un paladar impreciso. Mero anzuelo entinturado para el sediento.

 

Algunos creen que la tibieza del ámbar perpetúa la revolución de un invernadero. Según otros, sólo encarna ocres transparentes de ligereza.

 

Para un oído atento, la caracola puede contener el desvarío de todos los susurros. El confiado no notará más que espuma breve, callando.

 

La suavidad perfumada del arroz hace a algunos ermitaños. A otros los vaporiza con las esencias más comunes, de apariencia inevitable.

 

Hay quien al soñar recolecta y cataloga la placidez, el olvido sereno, la justicia, la ligereza y el desapego. Otros sólo alcanzan a quedarse con el guante, vaciados de lo intrínseco, vulnerables en lo hueco, difuminados de sí.

 

La conciencia es una franja ultramar que distingue a quienes han decidido no liberarse de su nombre. Aunque hay algunos que creen que es un regreso. Que es ver cómo se reacomodan las cosas en lo que había parecido ser su lugar.

 

Tal vez vivimos al darnos cuenta del privilegio que es poder notar las peculiaridades de las cosas desde otro lugar. Ése es el verdadero asombro: atender el eco y deslizar la frontera.

 

 

El cobre especular

 

Los minutos de luz que ganas al acercarte gradualmente a la ventana cada atardecer.

Retrasando la lámpara, el deterioro, el cobre especular.

El gris como refugio cotidiano.

             Los instantes y su ilusionismo consumado.

                            La porción del cielo irrepetible. Su modo de dejar.

 

La luz que se filtra a la memoria es justo lo que llamamos memoria.

Un espacio de experiencia resignificado

             abstraído

                            desplazado.

El murmullo continuo del entorno que

             finalmente

                            sedimenta como dedos delgadísimos en la conciencia.

 

Si esperas lo suficiente, el naranja se dispersará.

             La urgencia del azafrán tornará el cielo en violeta.

                            Flor de la audacia.

En silencio pardo.

             Negro diluido.

Índigo excéntrico.

                                           Añil manejable.

 

El anacronismo de lo que repetimos.

             El grafito y su resplandor de horizonte.

                            La proximidad adormecida.

A veces la forma es la maquinaria. A veces, la constancia.

             A veces, la repetición.

                            Otras tantas veces todo sobra.

 

 

 

* Poemas pertenecientes a Ábacos (Mantis Editores, 2023).

Tomado de:

https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/indigo-excentrico/

 

 

8:01

 

Hay en el tiempo una cobra de barro;

 

preside lo que llueve en otras vidas.

 

 

9:16

 

El eco al límite, pronto, ululando,

 

la herrumbre equidistante acumulada.

 

 

9:17

 

El instante en el que se ha estado siempre,

 

la celosía a otra dimensión.

 

 

10:58

 

Goteo pródigo que hace que existas

 

umbral incontrolable. Aun fluyendo.

 

(“Las horas”, fragmento, Tomo II, página 16).

Tomado de:

https://www.milenio.com/cultura/laberinto/abacos-el-camino-que-nos-conduce-a-un-mapa

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