sábado, 31 de diciembre de 2016
POEMAS DE CIRO MENDIA
(1 de mayo de 1892, Caldas - 4 de octubre de 1979, La Ceja)
LAS DOS AVENIDAS
.
Por
la avenida del olvido, lento
iba
mi corazón convaleciente,
iba
medio feliz, medio sonriente,
casi
sin un dolor, casi contento.
.
Ya
no tenía nubes en la frente
y
estaba más sumiso el pensamiento,
y
en ese fino y cálido momento
nada
oscuro guardaba ya en la mente.
.
Yo
miraba las aves y las hojas,
la
tarde ardía de pinturas rojas,
cuando
te ví de nuevo y no me viste.
.
Yo
dejé del olvido la avenida
y
tomé del amor, la conocida,
y
por la del olvido tú seguiste.
SOLEDADES
.
Pesa
el ambiente y un doliente peso
hace
llorar la página del día;
se
me rompen la voz y la alegría
en
esta soledad de carne y hueso.
.
Se
me clava la ausencia de tu beso
y
hace sangre mi luz. Yo te diría
que
ya mi corazón perdió la vía,
porque
el tuyo ha olvidado su regreso.
.
A
esta casa sin miel y sin objeto,
hasta
la lumbre le faltó al respeto
y
el viento y el amor la han golpeado.
.
Es
una isla conmovida, en donde
se
oye de noche, pávido, y se esconde,
el
grito de un fantasma enamorado.
TRAGEDIA DE UNA VIRGEN
Era una buena chica, bien plantada,
Vivaz, alegre, fina, coquetona,
Era una gran delicia su persona
Por dioses y por diosas alabada.
Las tres gracias le dieron la corona,
Y por grandes poetas celebrada
Fue en el alto Parnaso señalada
Como la más picante y la más mona.
Pero el amor –el bicho entre los bichos-
Que tiene sus manías y caprichos
De su moral va siempre a la defensa.
-Virgen y rica soy… me dijo un día,
Y exclamé sin creer lo que decía:
¿Virgen y millonaria? ¡Que vergüenza!
Cambio de Escena
Yo vivía al derecho y
buenamente,
era dueño y señor de mi pobreza,
pero nunca faltaron en mi mesa
el pan ni la botella de aguardiente.
era dueño y señor de mi pobreza,
pero nunca faltaron en mi mesa
el pan ni la botella de aguardiente.
Yo era el amigo de la buena
gente,
yo no dejaba entrar a la tristeza
en mi sangre y reía con largueza
y era ingenioso y casi inteligente.
yo no dejaba entrar a la tristeza
en mi sangre y reía con largueza
y era ingenioso y casi inteligente.
Me divertía con sabrosas
ganas
y al aire echaba canas, tantas canas,
que invadió la calvicie mi cabeza.
y al aire echaba canas, tantas canas,
que invadió la calvicie mi cabeza.
Pero un día la muerte
—actriz notable—
abrió otra vez mi puerta respetable
y la velada convirtió en tragedia.
abrió otra vez mi puerta respetable
y la velada convirtió en tragedia.
En Casa
Yo soñaba en mi casa,
viejo, oscuro,
entre libros y lágrimas y penas,
y aspiraba a quitarme las cadenas
y huir, saltando por el alto muro.
entre libros y lágrimas y penas,
y aspiraba a quitarme las cadenas
y huir, saltando por el alto muro.
Ya mi razón se iba del
seguro,
mis manos no eran ya las manos buenas
que de heridas con sal se alzaban llenas
y a un milímetro estaba del cianuro.
mis manos no eran ya las manos buenas
que de heridas con sal se alzaban llenas
y a un milímetro estaba del cianuro.
Entró una sombra azul, qué
bien lucía,
y dijo en baja voz —¿Decirme quiere
si vive aquí el cantor Ciro Mendía?
y dijo en baja voz —¿Decirme quiere
si vive aquí el cantor Ciro Mendía?
Yo que al piano ensayaba un
miserere,
le dije sin creer lo que veía:
—No, señor, aquí muere.
le dije sin creer lo que veía:
—No, señor, aquí muere.
En los Funerales de un Amigo
Qué exequias más hermosas,
qué gentío,
cuántas flores y sombras, cuánta pena,
con su mutis quedó sola la escena,
cuántas hojas caídas sin rocío.
cuántas flores y sombras, cuánta pena,
con su mutis quedó sola la escena,
cuántas hojas caídas sin rocío.
Qué silencio en las voces,
y qué frío
por el amigo muerto. Gime llena
de angustia el alma por el alma buena,
cómo me dueles, compañero mío.
por el amigo muerto. Gime llena
de angustia el alma por el alma buena,
cómo me dueles, compañero mío.
La amistad y el amor están
presentes,
la pluma y el talento están de luto,
nieblas hay en los ojos, en las frentes.
la pluma y el talento están de luto,
nieblas hay en los ojos, en las frentes.
Y pienso al ver el fúnebre
ajetreo
que por razones de mi ceño hirsuto
no irá a mi entierro nadie, ni yo, creo.
que por razones de mi ceño hirsuto
no irá a mi entierro nadie, ni yo, creo.
Nada de Misereres
Yo no quiero morir, morir
me asusta
y la muerte se me hace muy pesada,
me cae gorda la desnarigada,
pues no sabe de amor, ni a nadie gusta.
y la muerte se me hace muy pesada,
me cae gorda la desnarigada,
pues no sabe de amor, ni a nadie gusta.
Me molesta y fastidia con
su fusta
y con perdón, no sirve para nada,
es una pobre hembra fracasada,
y es aguafiestas y además injusta.
y con perdón, no sirve para nada,
es una pobre hembra fracasada,
y es aguafiestas y además injusta.
Yo no quiero morirme ni de
broma,
me gusta más la pera que el fibroma,
más la luz que los largos apagones.
me gusta más la pera que el fibroma,
más la luz que los largos apagones.
Me gusta más la risa que el
lumbago,
por un responso que me den un trago
y el cielo se lo dejo a los gorriones.
por un responso que me den un trago
y el cielo se lo dejo a los gorriones.
Discurso del Homenaje
En el mar de mi vida, un
oleaje
cortó mi nave con su doble filo
y un dolor negro con su viejo estilo
ha malogrado mi terrestre viaje.
cortó mi nave con su doble filo
y un dolor negro con su viejo estilo
ha malogrado mi terrestre viaje.
Para poder venir a este
homenaje
tuve que alzar mi corazón en vilo;
saqué mi alma de su helado asilo
y hasta mi casa con amor la traje.
tuve que alzar mi corazón en vilo;
saqué mi alma de su helado asilo
y hasta mi casa con amor la traje.
Y al corazón le dije:
—Viejo, vamos
a agradecer honores. Y aquí estamos
en esta noche grata pero yerma.
a agradecer honores. Y aquí estamos
en esta noche grata pero yerma.
Mas sabed que mi alma azul
no vino,
porque del goce ya olvidó el camino,
y porque estaba demasiado enferma…
porque del goce ya olvidó el camino,
y porque estaba demasiado enferma…
Antes de Caer el Telón
Muy bien, queridos, en
morir consiento,
me les entrego ya de pies y manos,
preparen la madera y los gusanos,
que está finando aquí mi último aliento.
me les entrego ya de pies y manos,
preparen la madera y los gusanos,
que está finando aquí mi último aliento.
Se terminó esta farsa y
este cuento,
yo les deseo permanezcan sanos.
Va a caer el telón… ¿Decís, hermanos,
que deje blanca para el gran momento?
yo les deseo permanezcan sanos.
Va a caer el telón… ¿Decís, hermanos,
que deje blanca para el gran momento?
Nada de misas ni de
plañideras,
ni músicas, ni mármoles, ni ceras,
yo me niego a dejar —rotundo, ufano—
ni músicas, ni mármoles, ni ceras,
yo me niego a dejar —rotundo, ufano—
para tales minucias mis
dineros.
Me entierran en el hueco más cercano,
o los apesto gratis, caballeros.
Me entierran en el hueco más cercano,
o los apesto gratis, caballeros.
Sacándole el Cuerpo
Permita el moribundo me
retire
que a la muerte le tengo mucho miedo,
nunca en sus mañas viejas yo me enredo
y ni siquiera admito que me mire.
que a la muerte le tengo mucho miedo,
nunca en sus mañas viejas yo me enredo
y ni siquiera admito que me mire.
Mas yo quiero saber si
cuando estire
mi ilustre pata —si es que hacerlo puedo—
y cuando quede por completo quedo,
mi modo de morirme se me admire.
mi ilustre pata —si es que hacerlo puedo—
y cuando quede por completo quedo,
mi modo de morirme se me admire.
Como homenaje póstumo
quisiera
que amigos ebrios a mi cabecera
celebraran mi último suspiro.
que amigos ebrios a mi cabecera
celebraran mi último suspiro.
No soy rey —ni de copas— te
lo advierto,
pero qué grato oír después de muerto:
¡Ciro Mendía ha muerto! ¡Viva Ciro!
pero qué grato oír después de muerto:
¡Ciro Mendía ha muerto! ¡Viva Ciro!
Camino de sus labios
Que una fiesta de viento y
brisa alabe
tu cuerpo, cuerda que en las arpas debe,
el tallo de una risa rosa, leve,
un tallo Azul de nube y uva y ave.
tu cuerpo, cuerda que en las arpas debe,
el tallo de una risa rosa, leve,
un tallo Azul de nube y uva y ave.
Es un tallo de nieve y ola
breve,
es un tallo de música tan suave,
que el corazón -tu corazón- no sabe
si es el amor o el tallo que se mueve.
es un tallo de música tan suave,
que el corazón -tu corazón- no sabe
si es el amor o el tallo que se mueve.
En ese tallo -es flor tu
cabellera-
está de punta en blanco la blancura
y amapolando gracias se consume.
está de punta en blanco la blancura
y amapolando gracias se consume.
Un tallo tan sotil que si
no fuera
por la luz que sostiene tu cintura,
hasta lo doblaría tu perfume.
por la luz que sostiene tu cintura,
hasta lo doblaría tu perfume.
Invitación a la muerte
Es más difícil vivir que ahorcarse.
Harmann Hesse
I
Yo no sé —ni saber quiero—
si estoy viviendo o llorando.
Para comer con la muerte,
me voy a morir un rato.
Me voy a morir de senos,
me voy a morir de labios.
Para hacerme otra envoltura,
me voy a morir un rato.
No quiero morir de Ciro,
me quiero morir de Carlos.
Para conocer la tierra,
me voy a morir un rato.
No quiero morir de muerte,
me quiero morir de sano.
Para saber si estoy vivo,
me voy a morir un rato.
No quiero morir de lunes,
me quiero morir de sábado.
Para castigar mi sexo,
me voy a morir un rato,
No quiero morir de cisne,
quiero morir de lagarto.
Para Jugar con mis huesos,
me voy a morir un rato.
No quiero morir de hoja,
mo quiero morir de pájaros
Para ver mi calavera,
me voy a morir un rato.
Me voy a morir de amigo,
me voy a morir de mármol.
Para cambiarme de ojos,
me voy a morir un rato.
Me voy a morir de vida,
me voy a morir de barro.
Para detener mi sangre,
me voy a morir un rato.
Me voy a morir de risa,
me voy a morir de árbol.
Me voy a morir un poco,
me voy a morir un rato...
¿Quién no se llama Carlos?
César Vallejo
II
Ha muerto Carlos Mejía
(¡al fin se murió de Carlos!).
En la esquina de la muerte
se lo llevaron los diablos.
Resucitó el mismo día
Y el record le quitó a Lázaro.
Su muerte y su vida fea
por fortuna no cantaron,
aedas de a dos por cinco,
juglares de tres al cuarto.
Yo no sé —ni saber quiero—
si está viviendo o llorando.
----------------------------------------
Por el camino de árboles morenos
en su coche —dragón de lejanías—
va la señora de mis buenos días,
de buenos ojos y de labios buenos.
Quedan los cielos y la tierra llenos
de aquellas sus fragantes jerarquías,
cuando la tarde rompe sus estrías
y se queda a dormir sobre sus senos.
De hoja en hoja y de ala en ala
la sigue mi sediento pensamiento
en un viaje de escalas florestales.
Y al pasar de la miel la maríscala,
sus armas de perfumes y de viento,
presentan los soldados vegetales.
***
Mi pensamiento va a tu lecho rosa
a buscar en sus márgenes tu fuego,
y vestido de insomnio en él delego
mi amor de mar, de tierra y mariposa.
Sobre tu sueño pálido se posa
el ruiseñor de plata de mi ruego,
y a su aliento de almibares entrego
la copa de mi vida silenciosa.
Cuando apareces a mi afán desnuda,
el heraldo nocturno te saluda.
Y el pensamiento —amante sigiloso—
para no despertar su norte y senda,
se aleja de tu alcoba, temeroso
de que el sol en tus brazos lo sorprenda.
***
No para en casa el pensamiento. Corre
con crépidas de viento a tu presencia
a rondar por tu egiógiea eminencia,
mástil de amor, de mi alegría torre.
Playas de espanto por tu pan recorre
—saeta de lejana transparencia—
y si tu sangre duerme y se silencia,
con mi anhélito amigo te socorre.
Rival del gamo, del centauro guía,
ya a fu lecho —de frutos melodía—
a tocar en tu carne y en tus huesos.
Con pies de brisa, de suspiro y pluma,
llega a tus muslos de rosada espuma
y sube... y sube prodigando besos.
***
(Casi soneto)
En medio de cadáveres de olas,
de sirenas, de yodos y de sales,
soy una isla insomne, inexplorada
de voz lejana y corazón distante.
Soy una isla fértil, extendida
en la epilepsia de malditos mares;
una isla de poros y sentidos
donde aullan los huesos y la sangre.
Una isla de fuego guarnecida
de niños, de fantasmas y gigantes;
una isla de sueños y alaridos
donde tú sola habitas —sol de carne—,
Una isla... una isla... absurda... absorta...
rodeada de amor por todas partes.
Con su roca a la espalda
Yo vi cómo aquel hombre se comía los horizontes con sus pasos,
cómo rompía vallas de diamantes con los dientes y las uñas;
yo vi cómo en sus sienes palpitaba una fuerza de agua hirviendo,
un torrentoso anhelo de destrucción, un macizo de iras y de odios;
yo vi cómo cruzaba océanos, montañas, parques, desiertos, pantanos,
selvas, jardines y ciudades, desmelenado, abierto, furente, trepidante,
con la frente enramada de estrellas y futuros, de sudores y pólvora,
No era un hombre, era un cataclismo, una bestia con palabras y látigo.
Con los brazos tatuados de símbolos, el corazón con ruedas de fuego,
perforando nieblas y tinieblas, árboles dormidos y puentes temblorosos,
daba el pecho al grito de las tempestades, rugiendo, apostelando,
sin parar un momento, sin caer un momento, sin dejar de esperar su sombra,
aquella sombra rota que aún tenía frescas las heridas del último tormento.
Otra brisa diabólica había hinchado, pálida, su velamen de angustias.
En sus manzanos y perales flotó el humo de hierro de la nueva hecatombe
y la voz de la muerte se oyó en su huerto con oboes de lágrimas.
Y el viento y el rayo no sabían por qué aquel pedazo de hombre corría tanto.
Yo vi cómo una noche se cortó los cabellos —los cabellos de épicos cordajes—
para hacerle una almohada a un niño enlutecido de Corea.
Lo vi llorar para calmar la sed oscura de un hermano caído y destruido.
Porque aquel ser de bálsamos malditos, volaba sin tener alas,
Corría y sus pies y sus piernas se habían quedado en otra parte.
Era él el mútilo, la flecha paralítica, la saeta partida, pero tenia piernas
pies y alas en el corazón, en los músculos, en la mente,
porque partía a defender el orgullo multicolor de los pavos reales
y porque —con cara de diluvio— los diplomáticos dijeron —voz canosa—
que se mataran otra vez los hombres a ver si eran tan hombres como éllos.
Hizo trinar cañones y creyó que eran flautas las ametralladoras;
en la hoja de su cuchillo quedaron grabadas las mascarillas de sus víctimas
y en su afán ecuménico mató a quemarropa águilas, alondras, colibríes,
la Osa Mayor y a su gitano, las Siete Cabrillas y a su pastor sonámbulo
y más de una bala suya cayó a los pies del Padre Eterno.
¿Por qué corría tanto aquel hombre, saldo de dioses extraviados?
Porque la probidad heroica del pueblo no da espera ni cede ni vacila
y porque Prometeo continúa corriendo con su roca a la espalda.
Corría para ganar su cacho de pan, su cama negra, su vino de alimañas,
para que no destruyeran su pocilga, para que no partieran en dos a sus hijos
y a su mujer preñada; para que los ángeles y serafines de Wall Street
no fueran robados por los otros ladrones; para que su bandera
no fuese destrozada después de haber sido vendida por un bistec de hormiga.
Para espantar su miseria y la farsa económica y las falsas arengas,
para que las máquinas cantaran su canción pingüe al amo absoluto
y porque ya la patria la forman los gobiernos inútiles, los ociosos magnates,
y el trigo a media asta para que no lo vean las pupilas vestidas de hambre.
Y porque aquel hombre vacío que corría como el viento crinado,
conto eI gamo de goma, como el rayo de mástiles indómitos,
lo impulsaba un ideal clavado en la piel, en la luz en el llanto,
una pasión, la pasión máxima, la pasión vesubiana, la pasión que sostiene,
la pasión que se eleva y rebota, que es la pasión de la libertad íntegra.
Corría... volaba... —exhalación pensadora— para alcanzar al viento, al gamo, al rayo,
porque en el viento, en el gamo y en el rayo, está la ruta del hombre libre.
Por qué corría tanto aquel hombre, saldo de dioses extraviados?
Porque la prohibidad heroica del pueblo no da espera ni cede ni vacila
y porque Prometeo continúa corriendo con su roca a la espalda.
Pasó por playas de terror, por abismos de espanto, por cúpulas de cráneos,
por praderas de entrañas; bebió sangre ya negra, mascó dolor y carne de caballo
y en el idioma de la muerte habló con todos los cadáveres del mundo,
porque de todo ese mundo que miraron sus ojos, no quedó una copa de tierra
que no se llevara a sus labios aquel inocente turista del infierno.
Hasta que un día sin sonido, un día sin horas, sin lumbre, sin espacio,
—porque ya las encinas no quieren dar su sombra a los escogidos—
cuando hubo llegado a la meta segura, a la meta de cuero de la muerte,
ese mártir giróvago, ese San Sebastián de las trincheras,
se acordó que no tenía pies ni piernas ni alas, ni corazón, ni patria,
ni pasión, ni destino, ni libertad, ni sangre.
Y fue así como el gamo de goma —a la zaga— les preguntó aI viento y al rayo
por qué y para qué aquel fragmento de hombre había corrido tanto.
Callaron rayo y viento. Porque adelante iba Prometeo con la roca la espalda.
Fantasía para un sábado sin límites (Con un tratado sobre el amor al alcance todos) (Fragmento)
Hay que
levantar la vida a fuerza de sábados
a punta de sábados
de sábados maduros y futuros,
de sábados con cresta y alegría,
de sábados con olas y con hilos,
con cohetes y papagayos.
Borrar todos los días y hacer del almanaque
un sábado grande, abierto,
largo, largo,
que el sábado es la almendra bisiesta
y porque la semana está llena de espantapájaros.
Un sábado con lunes grises, martes feos,
con miércoles sin brisa, con jueves sin garbanzos,
con viernes rotos
y domingos heridos,
porque en el sábado hay madera para hacer de él mil años.
Un sábado de vino sin eneros ni diciembres,
un sempiterno y constante sábado.
Yo tuve una novia que no me besaba sino los sábados,
porque su boca estaba llena de azúcares
y sus senos eran dos sábados.
Por eso aquella novia mecánica,
de frutales convites,
se me murió un lunes
y yo no tuve un domingo para llorarla
ni para rezar por sus manos.
Y el día que yo vi, oí y sentí a Dulcinea,
-que me enredé en sus labios-
fue un sábado de gloria, de dulce de esmeraldas,
un enorme, un inmenso sábado, un prodigioso sábado.
Porque Dulcinea vino de una tierra sin hojas,
de un país sin pantanos,
en donde las golondrinas y los niños
conocen cuando es sábado.
Aquel sábado fértil, de repente,
yo estaba enamorado, definitivamente enamorado,
enamorado como el anillo de su dedo,
como la luz de la bombilla,
como la enredadera de su muro,
como un par de dados.
Porque el sábado es demócrata y risueño,
viste overol y camisa de nardos
y todo el día se embriaga
y manda sus problemas al diablo.
Se corona de rosas de piedras preciosas,
de besos y de estrellas del todo alcaparrado.
a punta de sábados
de sábados maduros y futuros,
de sábados con cresta y alegría,
de sábados con olas y con hilos,
con cohetes y papagayos.
Borrar todos los días y hacer del almanaque
un sábado grande, abierto,
largo, largo,
que el sábado es la almendra bisiesta
y porque la semana está llena de espantapájaros.
Un sábado con lunes grises, martes feos,
con miércoles sin brisa, con jueves sin garbanzos,
con viernes rotos
y domingos heridos,
porque en el sábado hay madera para hacer de él mil años.
Un sábado de vino sin eneros ni diciembres,
un sempiterno y constante sábado.
Yo tuve una novia que no me besaba sino los sábados,
porque su boca estaba llena de azúcares
y sus senos eran dos sábados.
Por eso aquella novia mecánica,
de frutales convites,
se me murió un lunes
y yo no tuve un domingo para llorarla
ni para rezar por sus manos.
Y el día que yo vi, oí y sentí a Dulcinea,
-que me enredé en sus labios-
fue un sábado de gloria, de dulce de esmeraldas,
un enorme, un inmenso sábado, un prodigioso sábado.
Porque Dulcinea vino de una tierra sin hojas,
de un país sin pantanos,
en donde las golondrinas y los niños
conocen cuando es sábado.
Aquel sábado fértil, de repente,
yo estaba enamorado, definitivamente enamorado,
enamorado como el anillo de su dedo,
como la luz de la bombilla,
como la enredadera de su muro,
como un par de dados.
Porque el sábado es demócrata y risueño,
viste overol y camisa de nardos
y todo el día se embriaga
y manda sus problemas al diablo.
Se corona de rosas de piedras preciosas,
de besos y de estrellas del todo alcaparrado.
viernes, 30 de diciembre de 2016
POEMAS DE LANGSTON HUGHES
(1 de febrero de 1902, Joplin, Misuri, Estados Unidos - 22 de mayo de 1967, Nueva York, Nueva York, Estados Unidos)
A medida que crecía
Fue hace mucho tiempo.
Casi he olvidado mi sueño.
Pero fue allí entonces,
Delante de mí,
brillante como un sol
Mi sueño.
Y a continuación, la pared se levantó,
se levantó lentamente,
poco a poco,
entre yo y mi sueño.
Subió hasta tocar el cielo-
La pared.
Sombra.
Soy negro.
Me tumbo en la sombra.
Ya no la luz de mi sueño delante de mí,
encima de mí.
Sólo la pared gruesa.
Sólo la sombra.
¡Mis manos!
Mis manos oscuras!
Romper a través de la pared!
Encuentra mi sueño!
Ayúdame a hacer añicos esta oscuridad,
para aplastar esta noche,
Para romper esta sombra
en mil luces del sol,
En mil girando sueños
de Sun!
Ardella
Yo te comparo
Para una noche sin estrellas
Si no fuera por sus ojos.
Yo te comparo
a un sueño sin sueños
Si no fuera por sus canciones.
Canción de lluvia de abril
Deje que el beso de lluvia que
dejar que el ritmo de la lluvia sobre su cabeza
con las gotas de líquido de plata
dejó que la lluvia que una canción de cuna
cantar
La lluvia hace aún piscinas en la acera
La lluvia hace que las piscinas que se ejecutan
en la cuneta
La lluvia juega una canción del sueño en nuestra
azotea en noche
y me encanta la lluvia.
Anuncio para el Waldorf-Astoria
La buena vida. . . ¿a
la carta?
Ven al Waldorf-Astoria!
ESCUCHAR los hambrientos!
¡Mira! Vea
lo que dice la revista Vanity Fair sobre la
nueva Waldorf-Astoria:
"... Todos los lujos de la casa
privada."
Ahora, no habrá que ser encantador cuando el
último fracaso de la casa
que ha rechazado este invierno?
Por otra parte:
"Es mucho más allá de lo que hasta ahora
intentado en el hotel
mundo...." Costó veinte y ocho millones de
dólares. La fa-
mous Oscar Tschirky está a cargo de banquetes.
Alexandre Gastaud es chef. Será un distinguido
fondo para la sociedad.
Así que cuando usted tiene otro lugar a donde
ir, hambrientas y sin hogar
queridos, elegir el Waldorf como un fondo para
su rags--
(O ¿sigue considerando el metro después de la
medianoche buena
suficiente?)
Roomers
tomar una habitación en el nuevo Waldorf,
abajo-y-outers--
durmientes en flop casas de caridad donde Dios
tira de una
cara larga, y hay que orar para conseguir una
cama.
Sirven tablero de oleaje en el Waldorf-Astoria. Mirar el menú, tendrá
que:
GUMBO CRIOLLA
carne de cangrejo en cassolette
FALDA de buey cocido
pequeñas cebollas EN CREMA
BERROS ENSALADA
MELOCOTÓN MELBA
Tienes almuerzo esta tarde, todo lo que sin
trabajo.
Por qué no?
Cenar con algunos de los hombres y mujeres que
se han enriquecido fuera de
su trabajo, que recortar cupones con los dedos
limpios y blancos
porque sus manos se clavaron carbón, piedra
perforados, cosían prendas
mentos, se vierte el acero para que otras
personas sacan dividendos
y viven fácil.
(O no has tenido suficiente todavía de las
líneas y de sopa de bits del
pan ter de la caridad?)
Paseo por Peacock Alley noche antes de la cena,
y obtener
caliente, de todos modos. No tienes nada más que hacer.
Aceptación
Dios en su infinita sabiduría
no me hizo muy wise-
Así que cuando mis acciones son estúpidos
Apenas se toman a Dios por sorpresa
50-50
Estoy sola en este mundo, dijo,
no tengo a nadie a compartir mi cama,
no tengo a nadie para sostener mi mano
La verdad de la materia de la
que no se obtuvo ningún hombre.
Big Boy abrió la boca y dijo:
Tu problema es
Usted no tiene ninguna cabeza!
Si usted tenía una cabeza y utilizó su mente
Usted podría tener con usted
todo el tiempo.
Ella respondió, Babe, ¿qué debo hacer?
El dijo: Comparte tu cama-
y su dinero, también.
Mal por la mañana
Aquí me siento
con mis zapatos en yugo desigual.
Lawdy-piedad!
Me está frustrado!
riqueza
De Cristo a Gandhi
aparece esta verdad:
San Francisco de Asís
lo demuestra, también:
La bondad se convierte en grandeza
Superando poder de reyes.
Halos de bondad
brillan más
que las coronas de oro,
y más brillante
que los diamantes ricos
Sparkles
El simple rocío
del amor.
Cuando Sue viste de rojo
Cuando Susanna Jones viste de rojo
su cara es como un antiguo camafeo
vuelto marrón por las edades.
Ven con una ráfaga de trumphets, Jesús!
Cuando Susanna Jones viste de rojo
Una reina de una noche egipcia de tiempo muerto
Camina una vez más.
Blow trumphets, Jesús!
Y la belleza de Susanna Jones en rojo
quemaduras en mi corazón un amor del fuego
afilada como un dolor.
Trumphets plata dulce, Jesús!
Bouquet
Recopilar rápidamente
Fuera de la oscuridad
Todas las canciones que conoces
, y los echan en el sol
antes de que se derriten
como la nieve
El Blues Abatido
Zumba una melodía somnolienta y sincopada
Meciéndose adelante y atrás en un canto suave,
Escuché un negro tocar.
La otra noche en la avenida Lenox
Bajo la penumbra pálida de una vieja luz de gas
Se balanceaba lento...
Se balanceaba lento...
Al compás de este Blues Abatido.
Sus manos de ébano sobre las teclas de marfil
Haciendo gemir al pobre piano con melodías.
¡Oh Blues!
Balanceándose en su taburete desvencijado
Tocaba esa melodía tan triste como un tonto
musical
¡Dulce Blues!
Sale del alma de un hombre negro.
¡Oh Blues!
Con una voz profunda canta ese tono melancólico
Escuché un negro cantar, y ese viejo piano que
gime—
"No tengo a nadie en este mundo,
No tengo nadie más que yo.
Ya es es hora de dejar esta cara
Y guardar mis problemas."
Pum, pum, pum golpeó el suelo con el pie.
Tocó algunos acordes y después cantó un poco más
—
"Tengo el Blues Abatido
Y no me puedo contentar.
Tengo el Blues Abatido
Y no me puedo contentar—
Nunca más seré felíz
quisiera morír."
Hasta bien entrada la noche canturreó esa
melodía.
Las estrellas salieron y también la luna.
El cantante dejó de tocar y me fui a la cama
con el Blues Abatido todavía en la cabeza.
Durmió como una roca o un hombre que estaba
muerto.
Las escupideras de latón
Limpiar las escupideras, muchacho.
Detroit,
Chicago,
Atlantic City,
Palm Beach.
Limpiar las escupideras.
El vapor de agua en cocinas de hoteles,
y el humo en los pasillos del hotel,
y el limo en las escupideras de hoteles:
Una parte de mi vida.
Hey, chico!
Una de níquel,
un centavo,
un dólar,
dos dólares al día.
Hey, chico!
Una de níquel,
un centavo,
un dólar,
dos dólares
comprar zapatos para el bebé.
Alquiler de casa para pagar.
Gin el sábado,
la iglesia el domingo.
¡Dios mío!
Los bebés y la ginebra y la iglesia
y las mujeres y Domingo
todo mezclado con monedas de diez centavos y
dólares y escupideras limpias
y alquilar casa para pagar.
Hey, chico!
Un tazón de fuente luminosa de bronce es hermoso
al Señor.
Latón pulido brillante como los platillos
de bailarines del rey David,
igual que las copas de vino de Salomón.
Hey, chico!
Una escupidera limpia en el altar del Señor.
Una escupidera brillante limpio todos los recién
polished-
Al menos puedo ofrecer eso.
Com'mere, muchacho!
Catch
Big Boy llegó
Llevar una sirena
Sobre sus hombros
Y la sirena
tenía su cola
curvada
bajo el brazo.
Siendo un muchacho del pescador,
Había encontrado un pez
Para Traspaso
de pescado mitad,
mitad chica
para casarse.
Rimas infantiles
Por lo envía
a los niños blancos
no se envía:
Yo sé que no puedo
ser presidente.
Lo que no hacemos insecto
ellos niños blancos
seguro me molesta:
Sabemos que todo el mundo
no es libre.
Las mentiras escritas
para los blancos
no es para nosotros una de altura:
La Libertad Y Justice--
Eh - Para
Todos?
Cruz
Mi viejo es un anciano blanco
y negro de mi anciana madre.
Si alguna vez maldije mi viejo blanco
tomo mis maldiciones hacia atrás.
Si alguna vez maldije mi madre negro viejo
y deseó estar en el infierno,
lo siento por ese deseo el mal
Y ahora le deseo bien
mi viejo murió en una casa grande y fina.
Mi madre murió en una choza.
Me pregunto dónde voy a morir,
que no es ni blanco ni negro?
Intercambio cultural
En el barrio de los negros
donde las puertas son puertas de papel
polvo de átomos sucias
sopla un sonido chirriante.
Amorfa alcaparra jack-o'-linternas
Y el viento no esperarán a la medianoche
Para la diversión de golpe las puertas hacia
abajo.
Por el río y el ferrocarril
Con goind lejanos fluidos
límites bind desatar
un torbellino de whisteles soplado.
No hay trenes o barcos de vapor going--
embargo desembalaje de Leontyne.
En el barrio de los negros
Cuando el pomo de la puerta deja entrar Lieder
Más de alemán nunca aburrir,
ella ayer pasado grandpa--
no de su propia doing--
en una olla de col rizada
Se cuece suavemente.
Carritos plegar y desplegar
en un mar de supermercados.
Y mejor que lo averigüemos, mamá,
¿Dónde está la lavandería de color
Como nos movemos DUP a Mount Vernon.
En la olla begind las puertas de papel
en la vieja estufa de hierro qué está cocinando?
Lo que está oliendo, Leontyne?
Lieder, precioso lieder
y una hoja de col verde.
Preciosa Lieder, Leontyne.
Ya sabes, a la derecha en la Navidad
Me preguntaron si mi negrura,
¿Sería frotar?
Le dije: Pregunta a tu madre.
¡Sueños y pesadillas!
Pesadillas, sueños, oh!
Soñando que los negros
del sur han tenido over--
Votado todo el Dixiecrats
Nada más sacarlo de poder--
Comes the HORA DE COLOR:
Martin Luther King es el gobernador de Georgia,
el Dr. Clemente Rufus su Asesor Jefe,
A. Philip Randolph Alto Gran Digno.
En mansiones con columnas blancas
que se sienta en sus amplias galerías,
los negros ricos tienen sirvientes blancos,
aparceros blancos trabajar en las plantaciones
de negro,
y los niños tienen de color blanco mammies:
Mamita Faubus
Mammy Eastland
Mammy Wallace
Vaya, vaya querida mammies-- blanco viejo
veces, incluso enterrado con nuestra familia.
Queridos viejos
Faubus Mammy!
Cultura, dicen, es una calle de dos vías:
páseme el julepe de menta, mammny.
¡Darse prisa!
¡Darse prisa!
En el amanecer de Alabama
Cuando llego a ser un compositor
que soy me va a escribir algo de música sobre
la alba en Alabama
Y voy a poner las canciones purtiest en ella
se levanta de la tierra como una niebla pantano
Y cayendo del cielo como el rocío suave.
Voy a poner algunos árboles altos altos en ella
y el olor de agujas de pino
y el olor de la arcilla roja después de la
lluvia
y largos cuellos rojos
y rostros de color de amapola
y grandes brazos morenos
y el campo margarita ojos
del pueblo negro blanco negro blanco y negro
y voy a poner manos blancas
y las manos negras y las manos marrón y amarillo
y las manos de arcilla de tierra roja en la que
toca a todo el mundo con los dedos amables
y tocándose entre sí natural como el rocío
en ese amanecer de la música cuando yo
llegar a ser un compositor
y escribir sobre amanecer
en Alabama.
EL NEGRO HABLA DEL RÍO
He conocido ríos:
He conocido ríos tan ancianos como el mundo
y más antiguos que el fluir de la sangre en las venas humanas.
Mi alma se ha vuelto tan profunda como los ríos.
Yo me bañé en el Eufrates cuando aún eran jóvenes los amaneceres.
Yo construí mi choza junto al Congo y él me arrulló.
Yo miré el Nilo y construí las pirámides por encima de él.
Yo escuché la canción del Mississipi
cuando Abe Lincoln bajó a Nueva Orleans y he visto
su seno fangoso dorarse con los atardeceres.
He conocido ríos:
Viejos, brumosos ríos.
Mi alma se ha vuelto tan profunda como ellos.
LAS HISTORIAS DE TÍA SUE
Tía Sue tenía la cabeza llena de historias.
Tía Sue tenía un corazón lleno de ellas.
Noches de verano en el porche
Tía Sue acurrucaba en su pecho el rostro moreno del niño
Y le contaba historias.
Los esclavos negros
Trabajando bajo el sol ardiente
Y los esclavos negros
Caminando en la noche húmeda
Y los esclavos negros
Cantando canciones tristes a la orilla de un caudaloso río
Mezclados en voz baja
En las oscuras sombras que iban y venían
En las historias de Tía Sue.
Y el rostro moreno del niño escucha
Sabe que las historias de Tía Sue son historias reales.
El sabe que Tía Sue no tomó esas historias
De ningún libro
Pero que son ciertas
Como su propia vida.
Callado, el rostro moreno del niño,
En una noche de verano
Escucha las historias de Tía Sue.
NEGRO
Yo soy un Negro:
Negro como la noche es negra.
Negro como lo profundo de mi África.
He sido esclavo:
César me ordenó mantener limpio su umbral.
Lustré las botas de Washington.
He sido obrero:
De mis manos surgieron la pirámides.
Yo hice la mezcla para el Woolworth Building.
He sido cantante:
Todo el camino, de África a Georgia,
cargué con mis canciones tristes.
Yo inventé el ragtime.
He sido víctima:
Los belgas cortaron mis manos en el Congo.
Me siguen linchando en Mississipi.
Yo soy un Negro:
Negro como la noche es negra.
Negro como lo profundo de mi África.
PREGUNTA
¿Cuándo la muerte, esa vieja indeseable,
viene por un cuerpo
arrojado al costal del olvido,
me pregunto qué si encontrara
el cadáver de un multimillonario blanco,
este valdría más centavos de eternidad
que el oscuro torso de
un negro que cosecha algodón?
MUJER EN UN MERCADO MEXICANO
Esta vieja hechicera
Sentada en el piso
Vendiendo su escasa mercancía,
De sol a sol,
Conoce las altas montañas barridas por el viento
Y ha vuelto el sol
Su piel más oscura.
PARA ALGUNOS INTELECTUALES
Tú no eres amigo mío
Porque soy pobre,
Negro,
Ignorante y lento.
No soy de tu tipo.
Tu mismo
Has dicho muchas veces
No ser mi amigo.
YO, TAMBIÉN
Yo, también, le canto a América.
Soy el hermano oscuro.
Me mandan a comer a la cocina
Cuando vienen las visitas, pero yo me río,
Y me alimento bien,
Y crezco fuerte.
Mañana,
Me sentaré a la mesa
Cuando vengan las visitas.
Nadie se atreverá
A decirme
“Come en la cocina”
De nuevo.
Entonces,
Ellos verán cuan hermoso soy
Y se avergonzarán.
Yo, también, soy América.
NOSTALGIA BLUES
Del puente ferroviario
Viene una canción triste.
Del puente ferroviario
Viene una canción triste.
Cuando los trenes pasan
Me quisiera ir con ellos.
Cuando fui a la estación
Mi corazón latía desbocado.
Cuando fui a la estación
Mi corazón latía desbocado.
Viendo hacia los vagones
Que me llevarían al sur.
Esta triste nostalgia, oh Señor,
Es algo muy terrible.
Esta triste nostalgia
es algo algo muy terrible.
Y para no llorar
me río a carcajadas.
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