POEMAS DE MARIA MERCÈ MARÇAL
Vencidas, no. Desposeidas
Vencidas,
no. Desposeídas
de
la raíz, o bien cerradas
sin
camino, clavadas cuerpo adentro.
De
la mirada viva que recuerda,
en
un secuestro de sal arrancadas
rígida
camisa de fuerza,
dolor
fósil o
sometidas
a ley de extranjería
sin
interrupción.
Morir,
quizá tan sólo
perder
forma y contornos
deshacerse,
ser
succionada
hacia adentro
del
útero vivo,
matriz
de dios
madre:
desnacer.
Te quiero
porque sí
Te
quiero porque sí. Porque el cuerpo me lo pide.
Porque
vienes de la ola sin orden ni concierto.
Porque
la maleza del bosque te enrama la cabaña
sin
cerrojos ni barrotes, en verde desvarío.
Porque
quiero. Porque me sorbe la raíz de la locura.
Porque
es el amor, segado, que ha granado mi cama.
Porque
albergo, aferrado, el jadeo del madero
que
provoca el salitre y encrespa la bahía.
Porque
soy extremadamente frágil para erigir barreras
a
la marea viva que va y me niega a tientas.
Porque
soy demasiado fuerte para doblegarme a un destino
que
han firmado, sin mí, las hebras del estrago.
Porque
el agua más profunda no quiere ni paz ni tregua
y
proclama bien alto que soy de estirpe romera.
Sal abierta
Nunca
ningún amante osó llegar
a
los lugares que tú me acaricias.
De
dentro a fuera, amor, siento las olas
y
me hago arenal y duna y peñasco.
Recuerdo
de mañana, arena, manos,
del
riesgo, ardiendo espejo de la sombra
del
ayer que a ti te hizo huésped mío,
yo
vivo en ti, en tus acometidas.
Vives
en mí, en el común cercado
-agua
atenta a las voces de la tierra
que
con sal borra el rastro de la guerra-
¿Oyes
cómo el levante tienta, alma en ayuno,
muelles
remotos donde el orgullo me cesa?
Creciendo
en ti, el mar y yo ya somos uno.
¿Dónde encontrarnos...
¿Dónde
encontrarnos, lejos de este espacio marcado, bajo el sello real del gavilán, en
que para vivir, desde el principio, nos hemos traicionado? Rehacer el viejo
pacto de sangre roto saber dónde estás tú, dónde estoy yo, Quién lo sabe...
nosotras...
Y otro nombre, os
lo ruego, dadme para el amor.
La
impostora
Quién
me dicta las palabras cuando te hablo?
Quién
me incrusta gestos y muecas?
Quién
hace y habla por mi? Es la impostora.
Me
habitaba sin que lo supiera
hasta
que tu viniste. Entonces surgió
no
se de que desván, igual que una sombra,
y
me posee como un amante tirano
y
me mueve como una marioneta de feria.
Y
a menudo, en el espejo, la veo a Ella
rescatada
de no sé que cenizas.
No
le hagas caso cuando te Ella te habla,
aunque
me usurpe voz y rostro.
Y
si te impide la salida por la puerta
con
su cuerpo amoroso y brutal
tienes
que matarla sin pena alguna.
Hazlo
por mi también y en mi nombre:
Vive
tan dentro de mi que no sabría
detenerme
en el dintel del suicidio.
PUNK IS NOT DEAD
Palabras para Àngela
Hija oscura del fuego
inextinguible. Amor
violento del desierto:
coraje de palmera.
Ángel no, sino ángela
rebelde, sin un cielo
que perder o ganar.
Sólo, rígido azul,
la pregunta, en abismo.
Tienes agudo el filo
como astros que un alud
de unas sombras de presa,
a sangre, desarmaba,
y con cresta sangrante,
brutalmente, en el alba
han rearmado los gallos.
Chillan los espolones
arrancados, el miedo,
la venganza del día
que el cuchillo ha cegado.
La pena calza orgullo
de bota militar
y el mal busca las altas
torres en que colgar
la alegría-jirón
de bandera robada
al enemigo. Amor
violento de un desierto
sin espejismos. Negro
despertar de una mar
temeraria. ¿Comprendes?
Porque te vi los ojos
entrando con el paso
descalzo de tus verdes
por el bosque expoliado
sin herir el minúsculo
sueño de aquella hierba.
Porque te vi los ojos,
el horror viene a mí
como un pájaro agónico
que reclama un tributo
debido, con impúdico,
vil chantaje de amor.
Y no sé, oscura hija
de la mar y del fuego,
qué arma o qué reclamo
puede echar a este viejo
desleal del futuro.
Ni encima de qué puente
de barcas astilladas
el fuego de una ola
nos unirá en la lucha.
Palabras para Àngela
Hija oscura del fuego
inextinguible. Amor
violento del desierto:
coraje de palmera.
Ángel no, sino ángela
rebelde, sin un cielo
que perder o ganar.
Sólo, rígido azul,
la pregunta, en abismo.
Tienes agudo el filo
como astros que un alud
de unas sombras de presa,
a sangre, desarmaba,
y con cresta sangrante,
brutalmente, en el alba
han rearmado los gallos.
Chillan los espolones
arrancados, el miedo,
la venganza del día
que el cuchillo ha cegado.
La pena calza orgullo
de bota militar
y el mal busca las altas
torres en que colgar
la alegría-jirón
de bandera robada
al enemigo. Amor
violento de un desierto
sin espejismos. Negro
despertar de una mar
temeraria. ¿Comprendes?
Porque te vi los ojos
entrando con el paso
descalzo de tus verdes
por el bosque expoliado
sin herir el minúsculo
sueño de aquella hierba.
Porque te vi los ojos,
el horror viene a mí
como un pájaro agónico
que reclama un tributo
debido, con impúdico,
vil chantaje de amor.
Y no sé, oscura hija
de la mar y del fuego,
qué arma o qué reclamo
puede echar a este viejo
desleal del futuro.
Ni encima de qué puente
de barcas astilladas
el fuego de una ola
nos unirá en la lucha.
DIVISA
Al azar agradezco tres dones: haber
nacido mujer,
de clase baja y nación oprimida.
Y el turbio azul de ser tres veces
rebelde.
(De Cau de llunes, Cubil de lunas)
———————————–
No estrangules a la niña que vive,
rebelde, en mí
que me incita al candor, a encender
la mirada,
a estrenar bosques donde los lobos
anochecen
y a creer en el poder de las
palabras:
insecto extraño que incluso clavado
en su minúsculo estertor
impenitente enarbola
el reto de su vuelo
(De Desglaç, Deshielo)
lengua abolida
-
Como el asesino que
vuelve al lugar del crimen
habiendo perdido
memoria y olvido
y en el umbral
encuentra que creía muerto
y se hace esclavo sin
saber por qué
y se vuelve perro, y
le vela el casal
contra la muerte,
contra este ladrón ausente
que puede robarle el
precio de su rescate,
así volvía yo al
lugar del amor.
Bajo este viento se
avivan
rescoldos de antiguas
jerez mal enterradas ...
extraño cal.lidoscopi
donde lo viejo se
vuelve nieve intacta
- Oferta a ti, para
que dejes huellas
y en Soller la pureza
demasiado estéril -
y donde lo nuevo
pierde ley de extranjería ...!
En ti amo todo mi
pasado
fraguado en un solo
nombre ritual:
los arrabales oscuros
del deseo, el mal,
Mar soleada y la
cuna.
Cada recodo de tu
cuerpo me alimenta
otros paisajes que el
olvido no fue:
el fuego enciende de
nuevo cada campana
y se cierra la
añoranza, al reencontrarse vivos,
hechos carne en ti, y
tú les das sentido.
No borraría ninguna
curva, culpa,
rastro de cuchillo,
ni la sombra del estrago,
ni el desierto ni la
sangre sembrada a raíz de una,
muerta, ni los verdes
oasis diezmados, ni ningún espejismo,
ni el grito
fosforescente de los huesos que los chacales
han asado y abandonan
cansados ...:
Tomo el camino que me
ha llevado a ti.
-
Para los vencidos el
amor es un pan amargo,
arrebatado a
contraley de los pliegues
de un país devastado,
sembrado de sal
por el enemigo sin
rostro.
Y la sangre, alimento
para el incendio
que borre
serramostres de cosecha,
queme rastrojos,
calcine ley y culpa.
Subiré la tristeza
arriba desván
con la muñeca sin
ojos y el paraguas roto,
el cartapacio
vencido, la tarlatana vieja.
Y bajaré las grados
con traje de alegría
que deberán tejido
arañas sin cordura.
Habrá amor migajas en
el fondo de los bolsillos.
Dos dientes han
dejado
un rastro de granada
en mi pecho, cuando
todavía
tú no tienes por
clavarlas
en lo que se te
derrite.
Al azar agradezco
tres dones: haber nacido mujer,
de clase baja y
nación oprimida.
Y el turbio azur de
ser tres veces rebelde.
LA SOMBRA DE LA OTRA FIESTA
Buenos días, amor que
triunfas de la sombra
y obras fuego nuevo
en el giro de la campana.
Que t'arbres con el
esfuerzo de raíz y copa
y, dado a dado,
desmontes el paisaje
del derribo, y te
haces mina de bosques
y de la migaja sacas
otra fiesta.
IGUAL QUE
EL ASESINO VUELVE AL LUGAR DEL CRIMEN
Igual que el asesino vuelve al lugar del crimen
tras perder la memoria y el olvido
y en el umbral encuentra al que creía
muerto
y se vuelve su esclavo sin saber el
porqué
y se convierte en perro, y vigila la
casa
en contra de la muerte, contra el
ladrón ausente
que quizá le robara el precio del
rescate,
así yo regresaba al lugar del amor.
(Traducción
de Clara Curell)
(IV)
Turbiamente te amo. Todo el poso
se removió. La copa como un mar
encrespado me arroja, a contrasangre,
restos de otros naufragios, maderos,
altivez
de olvidados suicidios, alquitrán
enquistado en la ola, muerte y algas.
Yo no puedo romperla. Ni, sedienta,
vaciar de un trago todos sus embates
sin salpicar ni herirte, sin
arrastrarte
conmigo a la escollera.
NO SÉ QUERERTE…
No sé quererte sin el fardo
de sombra que mi espalda ha deformado
-como los desperdicios más obscenos
a contraluz del canto que ahora nace.
No sé quererte sin el peso,
peso muerto que lastra barca y sombra
-como el ala baldía del delirio
a contra-ley del angustioso sueño.
No sé quererte sin la muerte:
zarpa el amor, demente como un rey
que, envenenado, busca su remedio
en alta mar y en plena noche.
A contra-luz, a contra-ley
no sé quererte sin la muerte.
No sé quererte sin el fardo
de sombra que mi espalda ha deformado
-como los desperdicios más obscenos
a contraluz del canto que ahora nace.
No sé quererte sin el peso,
peso muerto que lastra barca y sombra
-como el ala baldía del delirio
a contra-ley del angustioso sueño.
No sé quererte sin la muerte:
zarpa el amor, demente como un rey
que, envenenado, busca su remedio
en alta mar y en plena noche.
A contra-luz, a contra-ley
no sé quererte sin la muerte.
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