(10 de septiembre de 1930, São Luís, Maranhão, Brasil - 4 de diciembre de 2016)
Una sonrisa
Cuando
con mis manos de fogonazo
te enciendo y en rosa
abajo
te despetalás
cuando
con mi antorcha ardiente y ciega
penetro la noche de tu flor que exhala
orina
y miel
¿que busco yo con toda esa asesina
furia de macho?
¿que busco yo
en fuego
aquí abajo?
sino cojer con la repentina
mano del delirio
otra flor: ¿la de la sonrisa
que en lo alto tu rostro ilumina?
Canción para no morir
Cuando te vayas,
muchacha blanca, como la nieve,
llevame.
Si
acaso no podés
cargarme de la mano,
niña blanca de nieve,
llevame en el corazón.
cargarme de la mano,
niña blanca de nieve,
llevame en el corazón.
Si
en el corazón no podés
acaso llevarme,
muchacha de sueño y de nieve,
llevame en tu recuerdo.
acaso llevarme,
muchacha de sueño y de nieve,
llevame en tu recuerdo.
Y
si allí tampoco podés
por tanta cosa que lleves
conmovida en tu pensamiento
niña blanca de nieve
llevame en el olvido.
por tanta cosa que lleves
conmovida en tu pensamiento
niña blanca de nieve
llevame en el olvido.
Paseo en Lima
Bajo este árbol
siento en la cara el calor
de sus flores coloradas( como
si dentro de un relámpago
Podían ser de trapo
estas flores, podía
ser de tela este
fulgor vegetal-
que es la misma materia de la flor,
de la palabra
y de la alegría en el corazón del hombre.
La traducción es
una parte de mí
está todo el mundo;
otra parte es nadie:
fondo sin fondo.
Una parte de mí
es multitud:
otra de extrañeza
y soledad.
Una parte de mí
pesa reflexiona;
en otros lugares
delirios.
Una parte de mi
almuerzo y la cena;
otra parte
se sorprende.
Una parte de mí
es permanente;
otra parte
se conoce de repente.
Una parte de mí
sólo es el vértigo;
en otras partes,
el lenguaje.
Traducir una parte
en la otra parte
- que es una cuestión
de vida o muerte -
será el arte?
"Dos y dos son cuatro"
Al igual que dos y dos son cuatro
Sé que la vida vale la pena
Mientras que el pan es caro
y poca libertad
A medida que sus ojos son claros
y su piel, oscuro
como el océano azul
y la laguna, tranquila
como un tiempo de alegría
detrás de terror me hace señas
y la noche lleva a cabo
en su regazo amaryllis
- yo sé que dos y dos son cuatro
saber que la vida vale la pena
, incluso si el pan es caro
libertad y poco.
Perplejidades
la parte más efímera
de mí
es esta toma de conciencia de que existo
y todo lo que hay en ella
's raro!
y más extraño
aún
me es a conocerla
y saber
que esta conciencia dura menos
que un mechón de mi cabello
y más extraño aún
para saber que
es que
mientras que me dura se da
el universo de lentejuelas infinita
de trillones y trillones de la estrella
de las cuales una algunos de ellos
se puede ver
que brilla en el pasado, presente
No-cosa
lo que el poeta quiere decir
el discurso no es hasta
y decir que es saber
lo que no sabemos.
Una fruta una flor
un olor que Relume ...
Cómo saber el sabor,
el flash de su perfume?
A medida que finalmente se traduce
la lógica de escuchar
lo que la cosa es algo
que no tiene sentido?
Las características del lenguaje
de conceptos, nombres
, pero el sabor de la fruta
sólo se sabe que comer
sólo conocen el cuerpo de
los assimilas sabor
y que la boca es parte
de la saliva y los brotes
que invaden todo
este mar el oleaje
y la sumerge habla
y reduce un ruido,
un tumulto de voces
goces de espasmos,
vertiginosas y completos
como son los orgasmos
Sin embargo, el poeta
desafía lo imposible
y tratar el poema
decir lo indecible:
subvierte la sintaxis
del habla implosionan, se atreven
a inculcar en el idioma
de la densidad cosa
sin permitir, sin embargo,
pierden la transparencia
como la cosa ë cerrado
a la conciencia humana.
Lo que el poeta es
más de lo menciona
es para hacer que se vea
pura - y lo encendió.
Todo tiene peso:
una noche en su centro.
El poema es algo
que no tiene nada en el interior,
excepto el eco
de una voz inexacta
no quiere borrar
- esta voz que somos.
Los latinoamericanos
somos todos hermanos
, pero no porque tenemos
la misma madre y el mismo padre,
que son la misma pareja
que nos traiciona. Todos somos hermanos
no se dividen, porque
el mismo techo y la misma mesa:
vislumbrado la misma espada
sobre nuestra cabeza.
Todos somos hermanos
no porque tenemos
el mismo brazo, mismo apellido:
tenemos el mismo camino
de la rabia y el hambre. Todos somos hermanos
, no porque sea la misma sangre
que el cuerpo toma:
lo que es lo mismo es cierto
para el cobertizo.
No hay vacantes
El precio de los frijoles
No encaja en el poema. El precio
arroz
No encaja en el poema.
No encajan en el gas poema
encender el teléfono
evasión de impuestos
leche
carne
azúcar
pan
No encaja en el poema. El precio
arroz
No encaja en el poema.
No encajan en el gas poema
encender el teléfono
evasión de impuestos
leche
carne
azúcar
pan
el funcionario
No encaja en el poema
con sus salarios de hambre
su vida cerrada
archivos.
Ya que no encaja en el poema
el trabajador
que esmerila el acero día
y carbón
en talleres oscuros
No encaja en el poema
con sus salarios de hambre
su vida cerrada
archivos.
Ya que no encaja en el poema
el trabajador
que esmerila el acero día
y carbón
en talleres oscuros
- Debido a que el poema, señores,
está cerrado:
"No hay vacantes"
está cerrado:
"No hay vacantes"
Solo encaja en el poema
el hombre sin el estómago
mujer nube
fruta sin precio
el hombre sin el estómago
mujer nube
fruta sin precio
El poema, señores,
no huelen mal
u olores
no huelen mal
u olores
subversivo
poesía
Cuando llega
Respeta nada.
Cuando llega
Respeta nada.
Ni padre ni madre.
Cuando se trata de
Cualquiera de sus abismos
Cuando se trata de
Cualquiera de sus abismos
Sin darse cuenta de que el Estado y la
Sociedad Civil
Infringe el Código de Aguas
relinchos
Infringe el Código de Aguas
relinchos
como perra
nuevo
En frente del palacio presidencial.
nuevo
En frente del palacio presidencial.
Y sólo después de
Reconsidera: besos
En los ojos que están mal pagados
Acuna en sus brazos
Los que tienen sed de felicidad
Y la justicia.
Reconsidera: besos
En los ojos que están mal pagados
Acuna en sus brazos
Los que tienen sed de felicidad
Y la justicia.
Y promete encender el país.
Poema sucio(fragmentos)
opaco opaco
la opaca
mano del soplo
contra el muro
oscuro
menos menos
menos que oscuro
menos que blando y
duro menos que foso y muro: menos que hoyo
oscuro
más que oscuro:
claro
¿como agua? ¿como
pluma? Claro más que claro claro: alguna cosa
y el todo
(o casi)
un animal que el
universo fabrica y viene soñando desde las entrañas
azul
era el gato
azul
era el gallo
azul
el caballo
azul
tu culo
tu encía igual a tu
vulva que parecía sonreír entre las hojas de banana entre los olores de flor y
cagada de puerco abierta como una boca del cuerpo (no como tu boca de palabras)
como una entrada para
yo no sabía tú
no sabías
hacer girar la vida
con su montón de estrellas y océano
entrándonos en ti
bella bella
más que bella
¿pero cuál era su
nombre?
No era Helena ni Vera
ni Nara ni Gabriela
ni Teresa ni María
su nombre era…
Se perdió en la carne
fría
perdido en la
confusión de tanta noche y tanto día
perdido en la
profusión de las cosas acontecidas
constelaciones de alfabetos
noches escritas con gis
pastillas de cumpleaños
domingos de fútbol
entierros corsarios comicios
ruleta billar baraja
cambió de cara y
cabellos cambió de ojos y rizos cambió de casa
y de tiempo: pero
está conmigo está
perdido conmigo
tu nombre
en alguna gaveta
¿Qué importa un
nombre en este momento al anochecer en São Luis
de Maranhão a la mesa
del comedor bajo una luz de fiebre entre hermanos
y padres dentro de un
enigma?
Pero qué importa un nombre
debajo de este techo
de tejas mugrientas vigas a la vista entre
sillas y mesa entre
una vitrina y un armario delante de
tenedores y cuchillos
y platos de vajillas ya quebradas
un plato de vajilla ordinaria no dura tanto
y los cuchillos se pierden y los tenedores
se pierden por la vida caen
por las fallas del entablado y van a convivir con ratones
y
cucarachas o se oxidan en el jardín olvidados entre los pies de la cidrera
y las gruesas orejas
de menta
cuánta cosa que se pierde
en esta vida
Como se perdió de lo que ellos hablaban allí
masticando
mezclando frijoles con harina y pedazos de carne asada
y la tos de la tía en
el cuarto
y el resplandor del
sol muriendo en la barda frente a nuestra
ventana
tan reales que
se apagaron para siempre
¿O no?
No sé de qué tejido
está hecha esta carne y este vértigo
que me arrastra por
avenidas y vaginas entre olores a gas
y orina que consumen
mi cuerpo-antorcha sin flama
o dentro de un autobús
o en la barriga de un Boeing 707 sobre el Atlántico
sobre el arco iris
perfectamente afuera
del rigor cronológico
soñando
Tenedores oxidados
cuchillos desafilados sillas perforadas mesas gastadas
mostradores piedras
de la Calle de la Alegría bordes de casas
cubiertas de lodo
muros de musgos palabras dichas en la mesa
del comedor,
vuelas conmigo
sobre continentes y mares
Y también te
arrastras conmigo
por los túneles de
noches clandestinas
bajo el cielo constelado del país
entre fulgor y lepra
debajo de pañuelos de
lodo y de terror
te escapas conmigo, viejas mesas,
armarios obsoletos
gavetas perfumadas de pasado,
doblas conmigo las esquinas del susto
y esperas esperas
que venga el día
¿y después de tanto
qué importa un nombre?
Te cubro de flor,
pequeña, y te doy todos los nombres del mundo:
te nombro aurora
te nombro agua
te descubro en las
piedras coloreadas en las artistas de cine
en las apariciones del sueño
– ¡Y esta mujer que tose dentro de la casa!
Como si no bastara el
poco dinero, la lámpara flaca,
el perfume ordinario,
el amor escaso, las goteras en el invierno.
Y las hormigas
brotando por millones negras a chorros
dentro de la pared
(como si aquello fuera la esencia de la casa)
Y todos buscaban
en una sonrisa en un gesto
en las conversaciones de esquina
en el coito de pie en la calzada oscura del Cuartel
en el adulterio
en el robo
en el desciframiento del enigma
– ¿Qué hago entre
cosas?
– ¿De qué me defiendo?
En una maceta del
jardín de tierra negra crecían plantas y rosas
(¿Cómo puede el perfume
así nacer?)
Del lodo en los
bordes de las calles, del agua residual crecían
brotes de tomate
de las orillas de las
casas sobre las tejas crecían hierbas
más verdes que la esperanza
(o el fuego
de tus ojos)
era la vida que
explotaba por todas las grietas de la ciudad
bajo las sombras de la guerra:
la gestapo la wehrmacht ref feb el blitzkrieg catalinas ataques de
torpedo la quinta columna los fascistas los nazis los comunistas el reportero
eso la discusión en la plaza el queroseno el jabón de andiroba el
mercado negro el racionamiento el apagón las montañas de metales viejos el
italiano asesinado en la P Praça João Lisboa el olor a pólvora los cañones
alemanes tronando en las noches de tempestad por encima de nuestra casa.
Stalingrado resiste.
Por
mi padre que contrabandeaba cigarros, por mi primo que organizaba rifas, por el
tío que robaba estaño al ferrocarril, por su Neco que hacia puros ordinarios,
por el sargento Gonzaga que tomaba tiquira como
miel de abeja y trepaba con la ventana abierta,
por mi carnero manso
por mi ciudad azul
por el Brasil, salve, salve,
Stalingrado resiste.
En cada mañana nueva
en las ventanas en las esquinas en los titulares de los diarios
Pero la poesía aun no
existía.
Plantas. Animales. Olores. Ropas
Ojos. Brazos. Senos. Bocas.
Vitral verde, jazmín.
Bicicleta el domingo.
Papagayos de papel.
concierto en la plaza.
Luto.
Hombre muerto en el mercado
sangre humana en las legumbres.
Mundo sin voz, cosa opaca.
Ni Bilac ni Raimundo.
¿Tuba de alto clangor o lira sencilla?
Ni tuba ni lira
griega. Después sube: habla humana, voz de gente, barullo oscuro del cuerpo,
entrecortado de relámpagos.
Del cuerpo. ¿Pero qué es el cuerpo?
Mi cuerpo está hecho de carne y de hueso.
Ese hueso que no veo, maxilares, costillas,
flexible armazón que me sustenta en el espacio
que no me deja abatir como un saco
vacío
que guarda toda las vísceras
funcionando
como retortas y tubos
creando la sangre que
crea la carne y el pensamiento
y las palabras
y las mentiras
y los cariños más
dulces más crápulas
más sentidos
para explotar como
una galaxia
de leche
en el centro de tus muslos en el fondo
de tu noche ávida
olores de ombligo y
de vagina
graves olores indescifrables
como símbolos
del cuerpo
de tu cuerpo de mi
cuerpo
cuerpo
que puede un sable
rasgar
un pedazo de vidrio
una navaja
mi cuerpo lleno de
sangre
que lo irriga como a un continente
o un jardín
circulando por mis brazos
por mis dedos
mientras discuto camino
recuerdo rememoro
mi sangre hecha de
gases que aspiro
de los cielos de la ciudad extranjera
con la ayuda de los plátanos
y que puede – por un
descuido – evaporarse por mi
pulso
abierto
[…]
En una cosa que se pudre
— tomemos un antiguo
ejemplo:
una pera –
el tiempo
no escurre ni grita,
mejor
se ahonda en su propio abismo,
se pierde
en su propio vértigo,
aunque tan lento
que en lugar de transformarse en luz se transforma en
oscuridad:
el pudrimiento de una cosa
es de hecho la fabricación
de una noche:
sea esa cosa
una pera en un plato sea
un río en un barrio obrero
Es por ello que en la Baixinha
hay dos noches
metidas una en la otra: la noche
sub-urbana (sin agua
entubada) que se disipa con el sol
y la noche sub-humana
de la lodo
que permanece
a lo largo del día
extendida
como sebo
por kilómetros del manglar
la noche alta
del sueño (cuando
los obreros sueñan)
y la noche baja
del lodo debajo
de la casa
una noche metida en
la otra
como la lengua en la
boca
yo diría
como una gaveta de
armario
metida en el armario
(aunque
debajo: el miembro en
la vagina)
o como ropas negras
sin uso dentro de la
gaveta
o como una cosa sucia
(una culpa)
dentro de una persona
en fin, como
una gaveta de lama
dentro de un armario
de lodo,
así,
tal
vez fuera la noche en la Baixinha
princesa negra y
coronada
pudriéndose en los
manglares
Aunque para definir
bien esa noche
de
la Baixinha
no debe separarse
de la gente que vive
allí
— porque la noche no es
nada más
la conspiración de
las cosas –
ni separarla de la
fábrica
de hilos y paño
rayado
(del cual los hombres
hacen pantalones)
donde aquella gente
trabaja,
ni del salario mínimo
que aquella gente
recibe,
ni separar la fábrica
de lodo de la fábrica
de hilos
ni el hilo
del aliento
envenenado en la lama
que de heder tantos
años
ya es parte de
aquella gente
(como
el olor de un animal
puede ser parte
de otro animal)
y a tal punto
que ninguno de ellos
consigue
recordar alguna flor
que no tenga
aquella acidez de
lama
(y no obstante
se aman)
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