sábado, 3 de diciembre de 2016

POEMAS DE PIERRE REVERDY

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(13 de septiembre de 1889, Narbona, Francia - 17 de junio de 1960, Abadía de Solesmes, Solesmes, Francia)


Blanco y negro


Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blanco
de aquella lámpara
               El anciano arrojó uno a uno sus dientes de marfil
Para qué seguir mordiendo a esos niños que no mueren nunca
               El anciano
                           Los dientes
                                  Sin embargo no era el mismo sueño
Y cuando se imaginó que era tan grande como Dios mismo cambió
su religión y abandonó su vieja cámara oscura
              Después compró nuevas corbatas y un armario
Pero ahora su cabeza tan blanca como un árbol ya no es en efecto
más que una miserable bolita abajo de las gradas
                                  De lejos la bola se mueve
             Hay un perro al lado y en su forma
De lejos cuando el perro se mueve ya no se sabe si es la bola

De "La guitarre endormie" 1919
Versión de César Moro



Cara a cara


     Se adelanta y la rigidez de su paso tímido traiciona su aplomo. 
Las miradas no abandonan sus pies. Todo lo que brilla en aquellos ojos, 
de donde brotan malos pensamientos, alumbra su caminar titubeante.
Va a caerse.
     En el fondo del salón una imagen conocida se yergue. Su mano tendida 
va hacia la suya. Ya no ve sino aquello; pero de pronto, tropieza 
contra sí mismo.


De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro



Corazón a corazón


Por fin heme de pie
He pasado por ello
Alguien pasa también por ello ahora
Como yo
Sin saber dónde va

Yo temblaba
Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también
Cómo pude franquear el umbral de esa puerta

Se podría gritar
                   Nadie oye
Se podría llorar
                           Nadie comprende

Encontré tu sombra en la oscuridad
Era más dulce que tú misma
Otrora
Estaba triste en un rincón

La muerte te ha traído esa tranquilidad
Pero hablas hablas todavía
Querría dejarte
Si solo viniera un poco de aire
Si el exterior nos permitiera aún ver claro
Nos asfixiamos
El techo pesa sobre mi cabeza y me empuja
Dónde ponerme dónde partir


No tengo bastante sitio para morir
Dónde van los pasos que se alejan de mí y que escucho
Allá lejos muy lejos
Estamos solos mi sombra y yo
La noche desciende


De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro



Dureza del corazón


Jamás hubiera querido volver a ver tu triste rostro
Tus mejillas hundidas y tus cabellos al viento
Me fui a campo traviesa
Bajo aquellos húmedos bosques
Noche y día
Bajo el sol y bajo la lluvia
Bajo mis pies crujían las hojas muertas
A veces brillaba la luna

Volvimos a encontrarnos cara a cara
Mirándonos sin decirnos nada
Y ya no tenía bastante sitio para irme de nuevo

Quedé mucho tiempo amarrado contra un árbol
Con tu amor terrible ante mí
Más angustiado que una pesadilla

Alguien más grande que tú, por fin, me liberó
Todas las miradas llorosas me persiguen
Y esta debilidad contra la que no se puede luchar
Huyo rápidamente hacia la maldad
Hacia la fuerza que yergue sus puños como armas

Sobre el monstruo que me arrancó de tu dulzura con sus garras
Lejos de la opresión blanda y suave de tus brazos
Me voy respirando a pleno pulmón
A campo traviesa a bosque traviesa
Hacia la ciudad milagrosa donde mi corazón palpita


De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro



El viento y el espíritu


     Es una quimera extraordinaria. La cabeza, más alta que aquel piso, 
se ubica entre los dos alambres y se arrellana y se mantiene, nada
se mueve.
     La cabeza desconocida habla y no comprendo una palabra, no oigo 
un sonido -abajo contra la tierra. Estoy siempre en la acera de enfrente 
y miro; miro las palabras que va a arrojar más lejos. La cabeza habla y
no oigo nada, el viento dispersa todo.
     Oh gran viento, burlón o lúgubre, he deseado tu muerte. Y pierdo 
mi sombrero que también tomaste. Nada tengo ya; pero dura mi odio 
¡ay más que tú mismo!


De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro




Envidia


     Visión abigarrada y tenue en su cabeza, huyes de la mía. Posee los astros 
y los animales de la tierra, los campesinos y las mujeres para servirse de ellos. 
Lo ha mecido el Océano, a mí el mar, y fue él quien recibió todas las estampas. 
Roza ligeramente los despojos que encuentra, todo se ordena y siento 
mi cabeza pesada que aplasta los frágiles tallos.
     Si creíste, destino, que podría partir me hubieras dado alas.


De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro



Horizonte


Mi dedo sangra
Con él
Te escribo
El reinado de los viejos reyes se acabó
El ensueño es un jamón
Pesado
Que cuelga del techo
Y la ceniza de tu cigarro
Contiene toda la luz

En la curva del camino
Los árboles sangran
El sol asesino
Ensangrienta los pinos
Y a los que pasan por la pradera húmeda

La tarde en que se durmió el primer mochuelo
Yo estaba ebrio
Mis miembros laxos cuelgan ahí
Y el cielo me sostiene
El cielo en que lavo mis ojos todas las mañanas


De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro




Nocturno


     La calle enteramente a oscuras y la estación no ha dejado huella. 
Hubiera querido salir y retienen mi puerta. Sin embargo, allá arriba,
alguien vela y la lámpara está apagada.
     Mientras que los reverberos no son más que sombras, los anuncios 
continúan a lo largo de las palizadas. Escucha, no se oye el paso de ningún 
caballo. Sin embargo, un caballero gigantesco se precipita sobre una 
bailarina y todo se pierde girando, detrás de un terreno baldío. Sólo la noche 
conoce el lugar donde se reúnen. Cuando llegue la mañana revestirán 
sus colores resplandecientes. Ahora todo calla. El cielo parpadea y la luna 
se oculta entre las chimeneas. Los agentes de policía mudos y sin ver nada 
mantienen el orden.


De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro


 Partida


El horizonte se inclina
                                              Los días son más largos


                                              Viaje
               Un corazón salta en una jaula
                                              Un pájaro canta
                                              Va a morir
Otra puerta se va a abrir
              Al fondo del corredor
                                              Donde se enciende
                                              Una estrella
Una mujer morena
              La linterna del tren que parte


De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro



4 Y 9


Las cuatro patas de los caballos tiemblan sobre el horizonte
La misma línea me sirve de tapa
El mundo está apagado bajo el toque de queda
Las ventanas brillan como ojos

Tenemos armas para reír
Y un corazón para morir

El general es un viejo señor

Sin ropa de civil

Una broma una buena broma para hacer

A un miembro de la familia

Es él quien ha asumido todo el heroísmo y el peligro

El patio es una prisión sin primer piso en la que damos vueltas sin

fin
Sólo falta una hora
Suben el rancho y las botas
La cara de un rey negro condecorado con la medalla de

salvamento
Para nada

Entre los salvajes

La música es mejor

Somos tres y yo estoy en el medio

¿Adónde van ustedes?

El placer y la muerte dan vueltas a nuestro alrededor.


Y ALLÁ


Alguien habla y yo estoy de pie
Voy a ir allá a la otra punta

Los árboles lloran
Porque a lo lejos otras cosas mueren

Ahora la cabeza se ha apoderado de todo

Pero todavía no te he comprendido
Sigo tus pasos sin saber quién soy
Hay que pasar por una puerta en la que nadie espera
Para un imposible reposo
Todo se aparta y nos vuelve la espalda

Un poco de vacío queda en torno
Y para revivir días pasados
Un alma desapegada se entretiene
Y arrastra todavía un cuerpo que se gasta
El último tiempo de un compás
Más tenaz y más desgarrador
Un dolor musical murmura



ENVIDIA


Visión multicolor y delicada en su cabeza, tú rehúyes la mía. Él posee los astros y los animales de la tierra, los campesinos y las mujeres para servirse de ellos. El Océano lo acunó, a mí el mar, y es él quien recibió todas las imágenes. Ligeramente, roza los despojos que levanta, todo se arregla y me siento la cabeza pesada
que aplasta los frágiles tallos.

Si creíste, destino, que yo podía partir, tendrías que haberme dado alas.



ENTRE DOS MUNDOS


La sombra baila
Ya no hay nada más
Que el viento que se precipita
El movimiento se extiende desde la pared

Y aumenta
Hay personajes que nacen
Por un minuto o por toda la Eternidad
La noche es la única que cambia

Y yo mismo al lado
Alguien a quien el remordimiento obsesiona
En el camino donde marca su paso

No se ve nada de lo que hay
Sólo la pared hace una mueca

Una seña de mi corazón se extiende hasta el mar
No hay nadie lo bastante grande para detener la tierra
Y ese movimiento que nos cansa
Cuando una estrella azul allá arriba da vueltas al revés



Correo 


Ni una sola cabeza sobresale 
Un dedo se alza 
Luego es la se?al que conocemos 
Una se?al 
Una nota breve 
Un hombre aparte 
All? arriba una nube que pasa 
Nadie regresa 
Y la noche guarda su secreto 



La Sombra del muro 


Un ojo reventado con una pluma 
L?grima que cae de la luna 
................Un lago 
EL mundo cabe dentro de un saco 
................La noche 
Los cipreses hacen la misma se?al 
En blanco la ruta los subraya 
El paisaje invernal es azul 
.........................Los dedos tiemblan 
Dos grandes cuadrados que se parecen 
Las sombras danzan en medio 
De las bestias que no se ven 
........................De las voces 
A todo lo largo del camino 
......................Llueve 


Siempre allí


Necesito no verme m?s y olvidarme 
De hablar a gente que no conozco 
De gritar sin ser o?do 
Para nada muy solo 
Conozco a todo el mundo y cada uno de vuestros pasos 
Quisiera contar y nadie me escucha 
Las cabezas y los ojos se partan de m? 
Hacia la noche 
Mi cabeza es un globo lleno y pesado 
Que rueda sobre la tierra con un poco de ruido 

Lejos 

Nada detr?s de m? y nada delante 
En el vac?o donde desciendo 
Algunas fuertes corrientes de aire 
Van a mi alrededor 
Crueles y fr?as 
Son puertas mal cerradas 
Sobre recuerdos no olvidados todav?a 
El mundo se ha detenido como un reloj 
La gente est? suspendida por la eternidad 
Un aviador desciende por un hilo como una ara?a 
Todo el mundo danza aligerado 
Entre cielo y tierra 
Pero un rayo de luz ha venido 
Desde la l?mpara que olvidaste apagar 
Sobre el rellano 
Ah esto no ha terminado 
El olvido no est? completo 
Y necesito todav?a aprender a conocerme 





Alegría 


El aire huele a mar 
El invierno tiene tanta altura que nos espanta 
No se sabe d?nde nacen los vientos 
Ni que direcci?n toman 
La casa cabecea como un barco 
Qu? mano nos mece 

Al grito lanzado desde fuera 
Sal? para ver 
Una mujer se ahogaba 
Una mujer desconocida 
La tend?a la mano 
La salv? 

Despu?s de haberle dicho mi nombre 
Que ella no conoc?a 
La puse a secar en un sitio m?s caliente 
La vi volver a la vida y embellecerse 
Luego como el calor aumentaba 
Desapreci? 
Evaporada 
Comenc? a gritar y llorar 
Y estall? 
En carcajadas 

Por un momento hab?a recogido el renombre 
En mi intimidad 
Abr? la puerta y ech? a correr 
A campo traviesa a cantar a voz en cuello 
Cuando volv? 
En mi casa se hab?a hecho la calma 
Y el fuego que se hab?a apagado 
Se encendi? de nuevo 


Excesivamente


Por Pierre Reverdy
Versión: Raúl Gustavo Aguirre


El mundo es mi prisión
Si estoy distante de lo que amo
No estás muy lejos verja del horizonte
El amor la libertad en el cielo demasiado vacío 
Sobre la tierra acuchillada de dolores
Un rostro ilumina y calienta las cosas duras
Que eran parte de la muerte
A partir de esta cara
De estos gestos de esta voz
No es sino yo quien habla
Mi corazón el que resuena y late
Una cortina de fuego pantalla suave
Entre los muros familiares de la noche
Círculo encantado de las soledades falsas
Haces de reflejos luminosos
Pesares
Todos estos despojos del tiempo crepitan en la hoguera
Todavía un plano que se desgarra 
Un acto que no acude al llamado 
Queda muy poco por tomar
De un hombre que va a morir

Le chava des morís, 1944-1948




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