viernes, 17 de junio de 2016

PEQUEÑA MUESTRA DE POESÍA PRECOLOMBINA




Oración primera al hacedor


Causa del ser, Viracocha,
Dios siempre presente,
Juez que en todo está,
Dios que gobierna y provee,
Que crea con sólo decir:
‘’ Sea hombre, sea mujer’’,
Que viva libre y en paz
El ser que pusiste
Y criaste.
¿Dónde estás? ¿Afuera,
O adentro, en la nube
O en la sombra?
Oyeme, contéstame
Haz que viva muchos días,
Hasta la edad en que deba
Encanecer.
Entonces, levántame
Tómame en tus brazos
Y si me canso, auxíliame
Doquiera estés, Padre Viracocha


Canto por un niño pequeño, con las hojas de palma consagradas en el humo del incienso (poema maya)





Guarda a mi hijo mi señor
que no tenga dolor, que no tenga fiebre
no lo castigues con la muerte
mi niño juega se divierte.
Que no le aprisione el dolor en los pies
no le castigues con fiebre en su sien
no castigues a mi hijo con mordeduras de serpiente
no lo castigues con la muerte
mi niño juega se divierte
guarda a mi hijo mi señor
que no tenga dolor, que no tenga fiebre.
Cuando crezca el te hará ofrenda de 
pozol,
cuando crezca el te hará ofrenda de 
copal,
cuando crezca mi niño, el te dará sus danzas
guarda a mi hijo mi señor
que no tenga dolor, que no tenga fiebre
no lo castigues con la muerte
mi niño sueña, te presiente.
Cuando crezca el te hará ofrenda de pozol,
cuando crezca el te hará ofrenda de copal,
cuando crezca el te hará ofrenda de maíz,
cuando crezca mi niño, el te dará su cariño.


Sólo un breve instante


NETZAHUALCOYOTL (poema nahuatl)
Sólo un breve instante
¿Acaso es verdad que se vive en la tierra, ¡ay!
¿Acaso para siempre en la tierra?
Hasta las piedras finas se resquebrajan,
Hasta el oro se destroza,
Hasta las plumas preciosas se desgarran.
¿Acaso para siempre en la tierra?
¡Sólo un breve instante aquí!

CANTO DE NUESTRO SEÑOR EL DESOLLADO, BEBEDOR DE LA SANGRE





CANTO DE NUESTRO SEÑOR EL DESOLLADO, BEBEDOR DE LA SANGRE
(Xippe Totec Yohuallahuana)
Oh bebedor de la noche, ¿por qué ahora te disfrazas?
Ponte tu ropaje de oro, revístete de la lluvia.
¡Oh mi dios!, dádiva de piedras preciosas, tu agua,
Al bajar sobre los acueductos, trueca en plumas de quetzal al sabino.
La preciosa serpiente de fuego al fin me dejó.
No vaya yo a perecer, yo la tierna mata del maíz:
Mi corazón es cual esmeralda: he de ver el oro.
Mi corazón se refrigerará; el hombre madurará,
Habrá nacido el caudillo de la guerra.
¡Oh mi dios!, haya abundancia de maíz; la tierna mata de maíz:
Se estremece ante ti, tiene fija en ti
La vista hacia tus montañas, te adora.
Mi corazón se refrigerará; el hombre madurará,
Habrá nacido el caudillo de la guerra.

Alegraos


Alegraos con las flores que embriagan,
Las que están en nuestras manos.
Que sean puestos ya
Los collares de flores.
Nuestras flores del tiempo de lluvia,
Fragantes flores,
Abren ya sus corolas.
Por allí anda el ave,
Parlotea y canta,
Viene a conocer la casa de dios.
Sólo con nuestros cantos
Perece vuestra tristeza.
Oh señores, con esto,
Vuestro disgusto se disipa.
Las inventa el Dador de la vida,
Las ha hecho descender
El inventor de sí mismo,
Flores placenteras,

Con ellas vuestro disgusto se disipa.


Y todo fue destruido...(Anónimo)


… Todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con suerte lamentosa nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados con sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos, es como si hubiéramos bebido
agua de salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia nuestra red de agujeros.
En los escudos fue su resguardo:
¡pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad!
Hemos comido palos de eritrina,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, ratones, tierra en polvo, gusanos.
Todo esto pasó con nosotros.



Canto de primavera


En la casa de las pinturas
Comienza a cantar,
Ensaya el canto,
Derrama flores,
Alegra el canto.

Resuena el canto,
Los cascabeles se hacen oír,
A ellos responden
Nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
Alegra el canto.

Sobre las flores canta
El hermoso faisán,
Su canto despliega
En el interior de las aguas.
A él responden
Variados pájaros rojos.
El hermoso pájaro rojo
Bellamente canta.

Libro de pinturas es tu corazón
Has venido a cantar,
Haces resonar tus tambores,
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera
Alegras a las gentes

Tú sólo repartes
Flores que embriagan
Flores preciosas.

Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
Alegras a las gentes.


Un Recuerdo que Dejo


¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos


Hablando con la gente de a tierra de arriba - Elicura Chihuailaf


Cabalgo en círculo, llevado por el aliento
de los animales
que te ofrecí en sacrificio
Galopo, galopo, soñando voy
por los caminos del cielo
De todos lados vienen a saludarme
las estrellas
Oo !, Anciana, Anciano
Doncella y Joven de la Tierra
de Arriba
en vuestro Azul se regocija mi sangre.



¿A dónde iremos?

¿ A dónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:

Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
Los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá para siempre.


Yo lo Pregunto

Yo Netzahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.


Con Flores Escribes…


Con flores escribes, Dador de la vida,
Con cantos das color,
Con cantos sombreas
A los que han de vivir en la tierra.
Después destruirás a águilas y tigres,
Sólo en tu libro de pinturas vivimos,
Aquí sobre la tierra.
Con tinta negra borrarás
Lo que fue la hermandad,
La comunidad, la nobleza.
Tú sombreas a los que han de vivir en la tierra.


El espíritu de Lautaro - Leonel Lienlaf


Anda cerca de la vertiente
bebiendo el agua fresca
y grita en las montañas
llamando a sus guerreros.
El espíritu de Lautaro
camina cerca de mi corazón
mirando
escuchando
llamándome todas las mañanas.
Lautaro viene a buscarme,
a buscar a su gente
para luchar con el espíritu
y el canto.
Tu espíritu Lautaro
anda de pie
sobre esta tierra.

Canto de Netzahualcóyotl de Acolhuacan 
(Con que saludó a Moctezuma el viejo, cuando estaba éste enfermo) 


Miradme, he llegado.
Soy blanca flor, soy faisán,
se yergue mi abanico de plumas,
soy Netzahualcóyotl.
Las flores se esparcen,
de allá vengo, de Acolhuacan.
Escuchadme, elevaré mi canto,
vengo a alegrar a Motecuhzoma.
¡Tatalili, papapapa, achalalili, achalalili!

¡Que sea para bien!
¡Que sea en buen momento!
Donde están erguidas las columnas de jade,
donde están ellas en fila,
aquí es México,
donde en las obscuras aguas
se yerguen los blancos sauces,
aquí te merecieron tus abuelos,
aquel Huitzilíhuitl, aquel Acamapichtli.
¡Por ellos llora, oh Motecuhzoma!
Por ellos tú guardas su estera y su solio.
Él te ha visto con compasión,
él se ha apiadado de ti, ¡oh Motecuhzoma!
A tu cargo tienes la ciudad y el solio.

Por ello llora, ¡oh Motecuhzoma!
Estás contemplando el agua y el monte, la ciudad,
allí ya miras a tu enfermo,
¡oh Netzahualcóyotl!
Aquí en las obscuras aguas,
en medio del musgo acuático,
haces tu llegada a México.
Aquí tú haces merecimiento,
aquí ya miras a tu enfermo.
Tú, Netzahualcóyotl.

El águila grazna,
el ocelote ruge,
aquí es México,
donde tú gobernabas Itzcóatl.
Por él, tienes tú ahora estera y solio.
Donde hay sauces blancos
sólo tú reinas.
Donde hay blancas cañas,
donde se extiende el agua de jade,
aquí es México.

Tú, con sauces preciosos,
verdes como jade,
engalanas la ciudad.

La niebla sobre nosotros se extiende,
¡que broten flores preciosas!
¡Que permanezcan en vuestras manos!
Son vuestro canto, vuestra palabra.
Haces vibrar tu abanico de plumas finas,
lo contempla la garza
lo contempla el quetzal.
¡Son amigos los príncipes
Netzahualcóyotl y Motecuhzoma!

La niebla sobre nosotros se extiende,
¡que broten flores preciosas!
¡Que permanezcan en vuestras manos!
Son vuestro canto, vuestra palabra.
Flores luminosas abren sus corolas,
donde se extiende el musgo acuático,
aquí es México.
Sin violencia permanece y prospera
en medio de sus libros y pinturas,
existe la ciudad de Tenochtitlan.
Él la extiende y la hace florecer,
él tiene aquí fijos sus ojos,
los tiene fijos en medio del lago.

Se han levantado columnas de jade,
de en medio del lago se yerguen las columnas,
es el Dios que sustenta la tierra
y lleva sobre sí al Anáhuac
sobre el agua celeste.
Flores preciosas hay en vuestras manos,
con verdes sauces habéis matizado la ciudad,
a todo aquello que las aguas rodean,
y en la plenitud del día.
Habéis hecho una pintura del agua celeste,
la tierra del Anáhuac habéis matizado,
¡oh vosotros señores!
A ti, Nezahualcóyotl,
a ti, Motecuhzoma,
el Dador de la Vida os ha inventado,
os ha forjado,
nuestro padre, el Dios,
en el interior mismo del agua.


En laguna de cristal
En laguna de cristal voy a peinarme,
En laguna de cristal
Yo, mujer fuerte,
Mujer que camino
Por dentro de las huabillas.
Yo me voy por donde quiero
… por el cerro de Huamaní.

A nada temo.
Soy mujercita andariega,
Caminaré libremente
Por el cerro de Huamaní.

¡Qué mujer! ¡Cómo se peina
En laguna de cristal!
Por dentro de las huabillas
Camina libre y mujer.
Poema quichua.

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