lunes, 20 de junio de 2016

POEMAS DE LI BAI


(China, 701 d.C.- 762d.C)


POEMA

Gracias al sol florecen los perales y duraznos,
¡qué lujo y seducción esparcen sus bellas flores!
El viento del Este acaricia todas las cosas,
y árboles, y hierbas parecen querer hablar.
Las ramas desnudas se visten de follaje
y la fuente seca reemprende su curso.
La fuerza suprema hace girar el cielo y la tierra,
el tiempo jamás deja su látigo en reposo…
Hasta el oro y la piedra se convertirán en polvo,
nada se perpetúa bajo el viento y la helada.
En el temor de morir, después que el sol y la luna se pongan,
propongámonos estar contentos, bebamos y cantemos.
El hielo del otoño atacará de pronto sin piedad los débiles sauces y las cañas.

MIRANDO ALEJARSE A MEN HO-JAN HACIA YANGCHOW, DESDE LA TORRE DE LA GRULLA AMARILLA

En la Torre de la Grulla Amarilla, en el Oeste,
mi viejo amigo dice adiós.
Entre la bruma y las flores de primavera
desciende hacia Yangchow.
Vela solitaria, sombra distante,
se desvanece en el vacío azul.
Sólo veo el gran río fluyendo
en el horizonte lejano.

EL SAPO ATACA A LA LUNA DE YAO-TAI


El sapo ataca a la luna de Yao-Tai
y se la traga.
El disco brillante se extingue en el seno del firmamento,
las tinieblas se engullen el alma de oro.
El arcoiris atraviesa las constelaciones de Sen-Wei,
el sol naciente opaca la luz matinal.
Las nubes flotantes separan a los dos astros,
todo es incierto como en un sueño.
Aislado, aislado el palacio de Tchang Men:
antes inspiraba a nuestros antepasados, ¡ahora no existe ya!
El laurel roído por los insectos florece, pero no trae frutos,
el cielo duplica su desgracia cubriéndolo de escarcha.
Me entristece. Suspiro en la larga noche solitaria
y las lágrimas humedecen mi ropa.

Conversación en la montaña


¿Me preguntas por qué habito
en estas colinas verdes jade?
Yo sonrío. No hay palabras para expresar
el sosiego de mi corazón.
¡Que fascinante la flor del melocotón
arrastrada por la corriente del agua!
Aquí vivo en otro reino
más allá del mundo de los hombres.


Alabanza al vino


No amara el cielo el generoso vino
el «astro-vino» en la serena noche
no diera al hombre el celestial derroche
de su fulgor lejano purpurino.
Ni roja fiesta en tibia primavera
llenara de alegría las campiñas
si el jugo embriagador no nos lo diera
el alma tierra con sus dulces viñas.
Si cielo y tierra el vino te ofreciera
¿Por qué temer tan santa borrachera?
Hubo famosos sabios borrachines;
con tres copas no más el cielo se abre
y es tuyo el universo y sus confines.
Es un rapto fugaz a lo ignorado
que al abstemio infeliz nunca le es dado. 

Un día de verano, en la montaña


Agito suavemente un abanico de plumas blancas,
sentado, la camisa abierta, entre las hojas verdes.
Me quito el sombrero y lo cuelgo de un saliente en la roca;
Desde los pinos la brisa se desliza
sobre mi cabeza desnuda.


Los cuervos que graznan por la tarde

Doradas nubes bañan la muralla.
Los negros cuervos graznan sobre sus nidos,
nidos en los que quisieran descansar.
En tanto, la joven esposa suspira, sola y triste,
sus manos abandonan el telar,
sus ojos están fijos en la azul cortina del cielo,
cortina que parece separarla del mundo,
como la leve niebla oscurece el río.
Está sola: el esposo viaja por países lejanos;
todas las noches está sola en su alcoba.
La soledad le oprime el corazón,
y sus lágrimas, como fina lluvia, caen en tierra.

Escuchando la mandolina de un sacerdote budista


El sacerdote budista de Chou tiene una mandolina:
baja del Monte de las Cejas hacia el poniente,
y hace sonar sus cuerdas en mi honor.
Sus vibrantes notas se parecen al alboroto
de un bosquecillo de pinos mecidos por el viento.
Mi corazón se siente purificado
como si lo hubiesen lavado las aguas del río.
La dulce melodía se une a los lejanos tañidos de una campana.
Insensiblemente desciende, en torno, el crepúsculo,
y los montes se esfuman en la bruma ligera.


Bebiendo a solas con la Luna


De una olla de vino, entre las flores,
Bebí a solas sin compañero alguno.
Levantando la copa, le pedí a la brillante Luna
Me trajera mi sombra y nos hiciera tres.
La Luna no puede entender mi forma de beber,
Mi sombra prosigue su silencio donde ella vaya.
La Luna acompaña temporalmente a la sombra,
Aprovecho la oportunidad para darme alguna alegría.
La luz de Luna deambula mientras canto,
La sombra flota a lo largo mientras bailo.
Disfrutando la amistad mientras estoy despierto,
Su compañía termina mientras estoy borracho.
Permítenos ser amigos para siempre,
Nuevamente nos encontrarnos en el vasto cielo.

Pensamientos nocturnos firmes


La luna brilla en frente de mi cama,
La tomé por escarcha encima de la tierra.
Levantando mi cabeza, miro la brillante Luna,
Inclinando mi cabeza, me encamino a casa.

Ante el monte Ching-t’ing


Pájaros que se pierden en la altura.
Pasa una nube, quieta, a la deriva.
Solos y frente a frente, el monte y yo
No nos hemos cansado de mirarnos.

Tomo una botella de vino


Tomo una botella de vino
y me voy a beberla entre las flores.
Siempre somos tres,
contando a mi sombra y a mi amiga, la Luna. 
Cuando canto, la Luna me escucha,
cuando bailo, mis sombra también baila.
Terminada la fiesta...
Los invitados deben partir.
Yo..., desconozco esa tristeza:
cuando marcho a mi casa,
siempre somos tres:
me acompaña la Luna y me sigue mi sombra.


Subo alta y miran en los cuatro mares, 
El cielo y la tierra, extendiéndose hasta el momento. 
mantas heladas todo el material de otoño, 
El viento sopla por el frío de la gran desierto. 
El agua que fluye hacia el este es inmenso, 
Todas las diez mil cosas ondulan. 
desvanece brillo paso del sol blanco, 
nubes flotantes parecen no tener fin. 
Golondrinas y gorriones anidan en el árbol Wutong, 
Yuan y las aves se posan Luan entre las espinas azufaifo. 
Ahora es el momento de la cabeza en la espalda de nuevo, 
Me Flick mi espada y cantar tomando el camino duro. 


adrido de un perro en medio del sonido del agua, 
Flor de durazno que se hace más gruesa por la lluvia. 
En lo profundo de los árboles, a veces veo un ciervo, 
Y á la corriente no escucho la campana del mediodía. 
bambú salvaje divide la niebla verde, 
Un resorte volar cuelga del pico de Jasper. 
Nadie sabe el lugar al que se ha ido, 
Por desgracia, me apoyo en dos o tres pinos.


Solos y que bebe debajo de la luna 

Entre las flores I
Estoy solo con mi olla de vino
beber por mí mismo; luego levantando
Me preguntó mi taza de la luna
beber conmigo, su reflejo
y la mía en la copa de vino, simplemente
Nosotros tres; entonces yo suspiro
para la luna no puede beber,
y mi sombra va a lo largo de vacíamente
conmigo sin decir una palabra;
sin otros amigos aquí, puedo
pero el uso de estos dos para la compañía;
en el momento de la felicidad,
también debe ser feliz con todo
a mi alrededor; Me siento y cantar
y es como si la luna
me acompaña; a continuación, si
baile, es mi sombra que se
baila conmigo; mientras
Todavía no borracho, me alegro
para hacer que la luna y mi sombra
en amigos, pero luego, cuando
He bebido demasiado,
toda parte; sin embargo, éstos son
amigos que siempre puede contar con
éstos que no tienen la emoción
lo que; Espero que un día
los tres nos encontraremos de nuevo,
profundo en la Vía Láctea. 

En medio de las flores Una jarra de vino 

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