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Carta
En una sala de alfombra
Puntos de vista
Fe de Erratas
Opinión
El sufrimiento
no asumido
en vez de redimir
esclaviza.
Paisaje
Quiebran el fondo alturas
plomizas. Una nostalgia sin rostro
colorea mi alma y entiendo cómo una brisa
puede ser áspera en la conciencia
y qué distancias nos faltan siempre
cuando verdaderamente buscamos.
El sol continúa como achicharrándome la sombra
en su ascenso por el día
que es una campana azul
cubriendo el riguroso altiplano
donde la voz más inútil
ha recogido
el silencio
derramado en las piedras.
Carta
No sé desde cuándo
he querido
escribirte desde dónde
ya sin exageraciones
ni fatuidades.
Qué trabajo tan molesto
resultaba a ratos su ausencia.
Y ese gris torpe de la distancia
tratando de ocultarme los colores
en pleno día.
¿Te quieren como buscabas?
El salto de tu risa en cualquier esquina
me partía en dos al oírte nombrar
tu piel me quemaba en mi piel
como si presintiera dolidamente
algunas noches
un vacío.
¿Te han colmado la ansiedad?
A partir de cero tuve que empezar
a olvidarte más a menudo
hasta donde puede el olvido
para que los árboles y las calles
vuelvan a sonreírme
y una rosa
sea otra vez rosa.
Marginalia
He pasado como un hombre sin rostro
junto a incipientes mercaderes
afanosos de pensamientos y sonrisas calculados
con la mayor exactitud
y
gota
a
gota
el asco
se-me-fundía-en-las-vísceras
mientras mis ojos preguntaban
entre semblantes vacíos y luces desenfrenadas
por otros ojos
para repetirme un poco
y encenderme
desde
el
fondo
como ayer.
Bajorrelieves
I
Si la voz no me engañara
y el ensimismamiento en las calles
no me hiciera torpe
antes los precisos manotazos del mundo
me gustaría poblar de imágenes
como dibujos mis palabras
aunque las verdades más pequeñas
del día
mueren como los sueños
en las telarañas del orden
de las cosas.
II
Más aquí del color de la llovizna
donde no puedo sentarme
en primera fila
habrá que poner
una piedra como un rito
para que el fruto permanezca
en nuestra tierra
como buscando una dignidad
sin gemidos tras los muros
una piedra que sostenga el alma
junto a nuestro cadáver.
Apuntes
I
También es posible reconocernos
en el olor a cadáver
que sale por nuestro aliento
como en los días que la violencia
hace un nido de alacranes
en la urdimbre de la sangre.
II
La verdad aparece
como que/
brándose
en un lenguaje difícil
cuando hombres puntuales
y casi exactos
en la sonrisa muerta
quieren negarnos
el derecho a llevar el alma en el cuerpo
con la ropa del día o la rusticidad de un árbol.
III
Nos encontramos a veces
tan
solos
para optar
entre el miedo y el odio
que el amor en un gesto
resulta casi el grito de un milagro recién nacido.
Poema para un Poema
Hablando de huérfanos
una mujer acaba de orinar en media calle
aunque usted no lo crea
su mirada nos despreciaba junto a las paredes las puertas la misma calle.
Tal vez usted hubiera intentado reprocharla (si olvidaba su cobardía).
Con tal motivo he roto varios poemas
y he bebido un trago largo.
Es difícil creer en nosotros mismos
es difícil creer que ocurra un poema semejante a esa mujer a media tarde
loca
rebelde
dueña del mundo
desafiando a la música de moda
desafiando como una flor a las piedras
sus aguas apenas mojaban unos veinte centímetros
veinte centímetros
¡toda una melodía!
Recuadro para un epílogo
Los caminos parecían llenarse de charcos
cuando te alejabas.
Mis zarpazos se perdían entre tus cabellos.
Canciones las calles eran canciones
Las plazas se desplegaban como banderas
cuando reíamos.
Me entregabas tu palabra como un puente.
Y ahora estos gestos de fuego en mis manos.
Y ahora esa mierda en tus zapatos.
Ha comenzado la época de manzanas.
No sé qué papeles manejas.
La ciudad se me ha hecho ajena.
Necesito olvidar
estos gestos destructivos en mis manos.
Por las rendijas se van los días.
Hay un recodo en el tiempo
donde crecen las distancias
y nos hacemos irremediables.
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