Canción rota
Siempre que iba a cantar
algo se interponía
y a mí no me importaba,
¡había tanto tiempo!
Mi canción se quedaba en el alero,
confiada,
meciéndose en la espera
cuajada de horizontes.
Si alguna vez con mudo gesto
antiguo
acaricio las cuerdas,
el aire se retira
y el corazón me late nuevamente
con aquellos latidos turbulentos,
heraldos de mi canto.
¡Ay, mi canción truncada!
Yo nunca tenía prisa
y la dejaba siempre,
amor,
para después.
Por el mundo adelante
Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.
Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante.
Tomado de:
https://blogpoemas.com/carmen-martin-gaite/
Farmacia de guardia
No es Valium ni Orfidal,
no me ha entendido.
Se trata de la fe. Sí: de la fe.
Comprendo que es muy tarde
y no son horas
de andar telefoneando a una
farmacia
con tales quintaesencias.
Lo que yo necesito
para entrar confiada en el vientre
del sueño
es algún específico protector de
la fe.
¿Que le ponga un ejemplo más
concreto?
Pues no sé… Necesito
creerme que este saco
cerrado por la boca
y en cuya superficie
se aprecia la joroba
de envoltorios estáticos
puede volver a abrirse alguna vez
a provocar deseos y sorpresas
bajo la luz del sol y de la luna,
bajo el fervor clemente
de los dioses del mar.
¡Oh, volver a sentir lo que era
eso!
Y ni siquiera necesito tanto
ya es menos lo que pido;
simplemente creerme
que un día lo sentí
intempestivamente
cuando más descuidada andaba
de esperarlo,
y supe con certeza
que sí, que se podía,
que un corazón doméstico
cuando al fin se desboca
es porque está latiendo sin
saberlo
desde otro muy cercano.
Ya. Que no tienen nada.
Pues perdone.
Comprendo que es muy tarde
para hacerle perder a usted el
tiempo
con tales quintaesencias.
Ya me lo figuraba.
Buenas noches.
Muerte necia
Se me ha gastado el día,
atropelladamente
en idas y venidas,
en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba.
necesarios.
Desperdiciado, débil y oscilante,
el número equis ene de mis
días
era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la
mañana.
El sol se hunde en silencio
y sopla las bujías
y se envuelve en su manto como
un rey.
El número equis ene de mis
días
murió de muerte necia.
Ahora lo estoy llorando
cuando veo a las nubes
ponerse un traje grana
para morir también.
Tomado de:
https://www.isliada.org/poetas/carmen-martin-gaite/
Tres eran tres
Tres eran tres mis bienes de
antaño:
tu letra, tu voz y un pañuelo
blanco.
Tu letra entre miles reconocería,
la T de "te quiero", el A de
"alma
mía";
tu voz brasa y miel en la noche
fría.
Y desde el balcón, al rayar el día,
el pañuelo "vuelve" y "adiós" te
decía.
Tres eran tres mis bienes de
antaño,
y los tres son hoy recuerdo
aventado.
Tu voz se me pierde por esos
barrancos,
las cartas las lleva el viento a
otro lado.
Ni letra, ni voz,
ni el pañuelo sabe
a quién dice adiós.
(Carmen Martín Gaite, en Poemas, 2001)
Tomado de:
http://elhacedordesuenos.blogspot.com/2012/07/tres-eran-tres-de-carmen-martin-gaite.html
Amor nómada
Cada pitillo una carta
y cada carta un amor
y cada amor una herida.
Así vas tú por la vida,
dulce poeta menor
de la palabra fingida.
Cuando han prendido la llama
tus ojos levantan vuelo
a hacer noche en otra tierra,
ciegos a quien los reclama
y a su celo,
corazón de fuego y guerra
que conquista y nunca ama.
No hay reposo ni guarida
para tu breve fulgor,
incierta hoguera aterida.
Así vas tú por la vida,
dulce poeta menor
de la palabra fingida.
Tomado de:
https://lecturadialogica.blogspot.com/2020/02/amor-nomada-un-poema-de-carmen-martin.html
CERTEZA
Habéis empujado hacia mí estas
piedras.
Me habéis amurallado
para que me acostumbre.
Pero aunque ahora no pueda
ni intente dar un paso,
ni siquiera proyecte fuga alguna,
ya sé que es por allí
por donde quiero ir,
sé por dónde se va.
Mirad, os lo señalo:
Por aquella ranura de poniente.
¿ERA POR AQUÍ?
¿Era por aquí?
¿O he perdido el camino?
Casi llego a lo alto de la cima
y aún la vislumbro un poco,
si vuelvo la cabeza,
serpeando allá abajo,
la veredita aquella
orlada de manzanos.
Tal vez era la mía.
Y las voces de antaño me
despiertan.
Sopla un viento muy frío,
noto un poco de vértigo
y tengo que seguir
subiendo como pueda,
sin mirar para atrás.
Ya casi estoy llegando
a lo alto de la cima,
y me pregunto si era por aquí.
Tomado de:
http://micuaderno1.blogspot.com/2015/05/tres-poemas-de-carmen-martin-gaite.html
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