ESTROFAS
No lloraré porque me vayas a dejar,
no hay nada aquí que amar.
Y doblemente el mundo oscuro me entristecerá
mientras tu corazón sufra en él.
No lloraré, porque la delicia del verano
siempre debe terminar en amargura;
y hasta la historia más feliz, cuando concluye,
lo hace con una tumba.
Y estoy cansada de la angustia
que hace los inviernos insoportables,
cansada de ver languidecer el espíritu
durante años de desesperación mortal.
Así que, si una lágrima, cuando te estés
muriendo,
llegara a derramar,
es solo que mi alma está suspirando
por marcharse y descansar contigo.
Extraído de Emily Brontë, Poesía Completa – Alba
Poesía
REMEMBRANZA
¡Frío bajo tierra… y la profunda nieve amontonada
sobre ti,
lejano, aislado, frío en la tumba sombría!
¿Me habré olvidado de amarte, mi único Amor,
separados al fin por la ola del Tiempo que todo
lo separa?
Ahora, cuando esté sola, ¿dejarán mis
pensamientos
de sobrevolar las montañas hacia esa costa del
norte,
reposarán sus alas donde el brezo y el helecho
cubren tu noble corazón para siempre, por siempre
jamás?
Frío bajo tierra… y quince diciembres desolados,
desde aquellas colinas doradas, se han derretido
en la primavera:
¡en verdad es leal el espíritu que recuerda
después de tantos años de mudanza y sufrimiento!
Dulce Amor de juventud, perdóname si te olvido
mientras la marea del mundo me arrastra consigo;
otros deseos y otras esperanzas me asedian,
esperanzas que pueden ensombrecerte mas no
hacerte daño.
Ninguna nueva luz ha iluminado mi cielo,
ninguna mañana ha vuelto a brillar para mí;
toda la dicha de mi vida se entregó con tu vida,
toda la dicha de mi vida está enterrada en la
tumba contigo.
Pero, cuando se fueron los días de los sueños
dorados
y la Desesperación no tenía ya poder para
destruir,
entonces aprendí cómo amar la existencia,
fortalecerla y alimentarla sin ayuda de la
alegría.
Entonces refrené las lágrimas de la pasión
inútil,
desenganché mi joven alma del anhelo de la tuya,
con firmeza rechacé su ardiente deseo de
precipitarse
a descender a esa tumba que ya era más que mía.
Mas todavía no me atrevo a dejar que desfallezca,
no me atrevo a complacerme en el extasiado dolor
de la memoria
tras haber apurado esta angustia divina,
¿cómo podría adentrarme en el vano mundo otra
vez?
Extraído de Emily Brontë, Poesía Completa – Alba
Poesía
EL VIEJO ESTOICO
Las riquezas tengo en poca estima;
y del amor me río con desprecio;
y el deseo de la fama no fue más que un sueño
que desapareció con la mañana.
Y si rezo, la única oración
que mueve mis labios es:
“¡Deja que se vaya el corazón que ahora soporto
y dame libertad!”.
Sí, cuando mis días veloces se acercan a su meta,
eso es todo lo que imploro:
en la vida y en la muerte¡, un alma sin cadenas,
con valor para resistir.
Extraído de Emily Brontë, Poesía Completa – Alba
Poesía
ESPERANZA
La Esperanza solo fue una amiga asustadiza;
se sentaba al otro lado de la reja de mi celda
a observar cómo se iba cumpliendo mi destino,
igual que hacían los hombres de corazón egoísta.
En su miedo, podía llegar a ser cruel:
a través de los barrotes, un lúgubre día,
miré hacia fuera para verla ahí,
¡y ella apartó su rostro!
Como un falso guardián haciendo una guardia
falsa,
aun cuando había lucha, ella susurraba paz;
cantaba mientras yo lloraba,
pero, si yo escuchaba, se callaba.
Era falsa e implacable:
cuando mis últimas alegrías cubrían el suelo
y hasta la Pena miraba con remordimientos
aquellas tristes reliquias desperdigadas,
la Esperanza, en cambio, cuyo rostro habría sido
un bálsamo para mi convulso dolor,
abrió sus alas y se remontó a los cielos,
se marchó, ¡y jamás volvió!
Extraído de Emily Brontë, Poesía Completa – Alba
Poesía
Tomado de:
https://revista.poemame.com/2021/02/09/cinco-poemas-de-emily-bronte/
Una escena de muerte
¡Oh, día! Él no puede morir
Cuando tu cálido arte aún brilla,
Oh, Sol, en ese glorioso cielo,
Declinando con tranquilidad.
Él no puede dejarte ahora,
Mientras la fresca brisa sopla del oeste,
Y todo alrededor de su juvenil frente
Es la corona de tu alegre luz.
Edward, despierta, despierta.
La dorada noche palpita,
Húmeda y clara sobre el lago del bosque,
Arrebatándote de tus sueños.
Junto a ti, de rodillas,
Mi querido amigo, yo ruego
Que tu paso sobre el mar eterno
Se demore al menos una hora.
Oigo a las olas rugir,
Veo su espuma elevarse;
Pero ningún atisbo de lejanas costas
Ha bendecido mi fatigado ojo.
No creas a quienes te convocan
Desde las distantes islas del Edén,
Retorna de aquel llamado tempestuoso
Hacia tu propia tierra natal.
No es la Muerte, sino el dolor
El que se debate en tu pecho.
Regresa Edward, surge otra vez,
No puedo dejar que descanses.
Una larga mirada me atraviesa, reprobando
Las penas que no puedo cargar,
Una silenciosa mirada agita mi sufrimiento,
Mi oración es inútil, así como el
arrepentimiento.
Con súbito arrebato, la fuerza
De la distracción ha pasado:
Ningún signo más de duelo
Revolvió mi alma en aquel horrible día.
Pálido, lentamente, el dulce sol cayó,
Hundido en paz entre la brisa crepuscular:
El verano pasó suavemente, mojando
El valle, el claro, y los mudos árboles.
Entonces, sus ojos comenzaron a agotarse
Bajo el peso de un sueño mortal,
A crecer en extrañas tristezas,
A nublarse, como si pudiesen llorar.
Pero no lloró, no ha cambiado.
No se movieron, nunca se han cerrado:
Observan fijo, y nunca han variado,
Jamás vagaron, y nunca reposaron.
Supe que él estaba muriendo:
Me arrodillé, y tomé su lánguida cabeza,
No sentí su aliento, ni oí ningún suspiro;
Entonces supe que estaba muerto.
Tomado de:
https://ciudadseva.com/texto/una-escena-de-muerte/
La tumba de mi señora
[Poema - Texto completo.]
El pájaro habita en la escarpada aurora,
La alondra traza el aire en silencio,
La abeja danza entre las campanas del brezo
Que ocultan a mi bella Señora.
El venado salvaje sobre su pecho con frialdad,
Las aves silvestres elevan sus alas calientes;
Y Ella a todos les sonríe indiferente,
¡La han dejado sola en su soledad!
Supuse que cuando el oscuro muro de su tumba
Retuvo su delicada y femenina forma,
Nadie evocaría la dicha que recorta
La Luz efímera de la alegría.
Pensaron que la ola de la tristeza pasaría
Sin dejar huellas en los años futuros;
¿Pero dónde están ahora todas las angustias?
¿Y dónde aquellas lágrimas?
Deja que luchen por el honor del aliento,
O por el placer sombrío y fuerte,
El morador de la Tierra de la Muerte
Es inconstante e indiferente también.
Y si sus ojos han de observar y llorar
Hasta que la fuente del dolor se seque,
Ella no retornará -de su tranquilo sueño-
Ni devolverá nuestros vanos suspiros.
Sopla, viento del oeste, sobre el árido túmulo:
¡Murmuren, arroyos del verano!
No hay necesidad de otros sonidos
Para custodiar a mi dama en su descanso.
Tomado de:
https://ciudadseva.com/texto/la-tumba-de-mi-senora/
Aun censurada, siempre regreso…
[Poema - Texto completo.]
Aun censurada, siempre regreso
a los viejos sentimientos que nacieron conmigo.
Abandono la búsqueda agitada de riquezas,
los vanos sueños que nunca ocurrirán.
Ya no busco más la región de las sombras.
Monótona se expande su estéril vastedad,
y legión tras legión se alzan mis visiones
y me acercan, qué extraño, el mundo irreal.
Caminaré, mas no sobre viejas huellas heroicas,
no por los senderos de la alta moralidad
y no entre rostros inciertos,
nebulosas formas del rancio pasado.
Caminaré adonde mi naturaleza me lleve,
pues me humillaría elegir otro guía.
Allí donde pastan entre helechos los grises
rebaños,
allí, a la montaña, donde brama el viento
salvaje.
¿Qué importantes secretos revelan los montes
solitarios?
Gloria y aflicción inenarrables.
La Tierra, al despertar el corazón humano,
une ambos mundos, el Cielo y el Infierno.
Tomado de:
https://ciudadseva.com/texto/aun-censurada-siempre-regreso/
Qué claro ella brilla
[Poema - Texto completo.]
¡Qué claro Ella brilla! Qué inmóvil
Yacía yo debajo de su guardián de luz;
Mientras el Cielo y la Tierra me susurraban:
Despierta mañana, y sueña esta noche.
¡Ven, mi elegante, mi encantador Amor!
Estos templos palpitantes besan suavemente;
Dobla mi solitario lecho encima,
Y dadme reposo, dadme toda la dicha.
El mundo huye: ¡oscuro mundo, adiós!
Amargo mundo, ocúltate hasta el amanecer,
El corazón que no has podido someter
Aún ha de resistir, mientras vagas ausente.
Tu Amor yo nunca, nunca compartiré.
Tu Odio sólo despierta una sonrisa;
Tus Lamentos podrán herir,
Tus Errores podrán llorar;
¡Pero tus mentiras jamás cautivarán!
Mientras observaba a las estrellas brillando
En ese mar apacible, sobre mí,
Deseé con fe que todas las aflicciones
Del universo sepan, y se celebren en tí.
Este será mi sueño nocturno.
Pienso que el cielo de esferas gloriosas
Recorre su curso luminoso,
Cubierto de eternas dichas
A través de interminables años.
Pienso que no hay otro mundo allí arriba
Más lejano que aquel que contemplan estos ojos,
Donde la Sabiduría nunca se burló del Amor,
Donde la Virtud nunca se sometió a la Infamia.
Tomado de:
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