viernes, 12 de mayo de 2017

POEMAS DE IZET SARAJLIC

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(1930, Bosnia y Herzegovina -  2002, Sarajevo, Bosnia)


UNA GRANADA LANZADA DESDE EL MRKOVIĆI


Desde hace treinta horas
las granadas
llueven sobre nosotros desde todas partes.
Una de ellas
ha sobrevolado ahora
este poema.
Ha sido lanzada desde el Mrkovići
donde antes de la guerra cogía margaritas
con la mujer que amo.

  

HERMANAS


Las de Esenin
se llamaban Shura y Katia.
Las de Majakowskij,
Ludimilla y Olia.
Las mías,
Nina y Raza.
Todas han muerto.
Raza y Nina
con sólo cincuenta días de distancia.
Han muerto
o a decir verdad
han sido asesinadas por la necesidad.
Ahora debo buscar en cualquier parte
una nueva hermana,
porque yo no puedo
vivir sin ser hermano.

  

UNA CALLE PARA MI NOMBRE


Paseo por la ciudad de nuestra juventud
y busco una calle para mi nombre.
Las calles grandes, ruidosas,
se las dejo a los grandes de la historia.
¿Qué hacía yo mientras se hacía la historia?
Simplemente te amaba.
Busco una calle pequeña, simple, cotidiana,
a través de la cual, sin llamar la atención de nadie,
podamos pasear incluso después de la muerte.
No es importante que tenga un paisaje hermoso,
tampoco que haya pájaros.
Lo importante es que en ella puedan tener refugio
cualquier hombre o perro en peligro.
Sería hermoso que estuviera empedrada,
pero tampoco esto es imprescindible.
Lo más importante es que
en la calle que lleve mi nombre
no le suceda nunca a nadie una desgracia.


AQUEL MIRLO


¿Qué habrá sido de aquel mirlo
que cantaba la primavera pasada
cuando esperábamos el tren
en la estación de Dovlici?
Pero, ¿puede un poema sobre el mirlo
sustituir el canto del mirlo?
¿Puede?
Lo dudo.
1967. Traducción de Juan Vicente Piqueras.

LOS CRÍTICOS DE POESÍA

¿Por qué los críticos de poesía
no escriben poesía
visto que saben todo de poesía?
Si supieran, tal vez preferirían
escribir poesía en vez que de poesía.
Los críticos de poesía son como los viejos.
También ellos saben todo sobre el amor.
Lo que no pueden es hacer el amor.
1982. Traducción de Juan Vicente Piqueras.

DESDE ALGÚN TIEMPO

Desde hace algún tiempo
no me interesa en absoluto la poesía.
Me interesa la vida.
Los peores lugares en la poesía son, en realidad, la poesía.
En cuanto la vida irrumpe en la poesía,
los versos, casi sin la intervención del autor,
se convierten en poesía.
1988. Traducción de Juan Vicente Piqueras.


LA SUERTE A LA MANERA DE SARAJEVO


En Sarajevo,
en esta primavera de 1992,
cualquier cosa es posible.

Estás en una cola para comprar el pan
y despiertas en un hospital
con una pierna amputada.

Después, incluso reconoces que has tenido mucha suerte.

.....

LA QUEMA DE LOS LIBROS


Para protestar contra la indiferencia de la opinión pública internacional
algunos miembros de la Unión de Escritores
han anunciado que hoy
quemarán en público sus propios libros.

En su comunicado
veo que figura también mi nombre.

Es cierto,
apruebo de corazón esta protesta
contra la indiferencia del mundo,
pero yo nunca quemaré mis libros.

En primer lugar, porque los amo
y después porque será mejor
enviárselos a Ismar,
que hoy trabaja como farmacéutico en Suiza,
para que recuerde
la época en que reparaba mi techo
tapando los agujeros causados por las granadas.

.....

TEORÍA DE LA DISTANCIA


La teoría de la distancia la han inventado los estrictos,
aquellos que no quieren arriesgar en nada.

Yo pertenezco a aquellos
que creen que del lunes
se debe hablar el lunes;
es probable que el martes sea demasiado tarde.

Obviamente es difícil estando en la cantina,
mientras caen los proyectiles,
escribir poesía.

La única cosa más difícil es no escribir.

.....

NUESTROS ENCUENTROS DE AMOR EN EL LEÓN


Qué hermosa vejez pudimos haber tenido
tú y yo
sin toda esta locura nacionalista eslavo meridional.

Y en cambio,
después de todo sólo nos han quedado
estos encuentros de amor tristes
en el cementerio del León.

Ahora quiero decirte
que por momentos logro ser feliz
en medio de esta infelicidad
cuando en el cementerio me sorprende la lluvia.

Cuánto me gusta empaparme junto a ti.



A los amigos de la ex Yugoslavia


¿Qué nos ha ocurrido de repente,
amigos?

No sé qué hacéis.
Qué escribís.
Con quién bebéis. 
Qué libros leéis.

No sé siquiera
si seguimos siendo amigos.



Viudez


Todas vuelven de algún lugar.
Zelja de Regensburg.
Sanja de Trieste.
Asja de Mallorca.
Daniela de Túnez.
Nieves de Roma.
Mirka de Budapest.
Sandra Lucic de Tucêpi.
Nusa Kajetan del mercado.
Zaga del hospital.
Lucy de clase.

Todas vuelven de algún lugar.
Sólo tú no vuelves.

  

Último tango en Sarajevo 


La Sarajevo amorosa no se rinde.
Sobre la mesa la invitación para el baile matutino en el "Sloga".
¡Y, por supuesto, vamos!
Mis pantalones están un tanto deslucidos
y tu vestido no es de Via Veneto.
Pero nosotros no estamos en Roma,
nosotros estamos en guerra.
Llega también Jovan Divjak, En las botas se ve
que acaba de llegar de la primera línea.
Cuando te dice ¿bailas? te sientes confundida.
Es la primera vez que bailas con un general.
El general no sabe el honor que te hace
y que tú le haces a él.
Ha bailado con la más celebrada señora de Sarajevo.
Pero ahora este tango... ¡es sólo nuestro!
Nos da vueltas, cansados, la cabeza.
Amor mío, se acaba nuestra maravillosa vida.
Llora, llora, si quieres, no estamos en Via Veneto
y tal vez sea éste nuestro último baile.



SARAJEVO

Ahora también duermen nuestros queridos inmortales.
Frente al colegio femenino,
crecido bajo el puente discurre el río Miljacka.
Mañana será domingo.
Coged el primer tranvía a Ilidža,
un lugar en el que, como es natural, nunca cae la lluvia,
la aburrida y larga lluvia de Sarajevo.
¡Quién sabe cómo se sentiría sin ella Cabrinović en prisión!
Nosotros la maldecimos, blasfemamos,
y sin embargo, mientras cae,
fijamos los encuentros de amor
como si estuviéramos en el corazón de mayo.
Nosotros la maldecimos, blasfemamos,
conscientes de que nunca podrá convertir el río Miljacka
en el Guadalquivir o en el Sena.
Y entonces, ¿será un motivo suficiente para amarte menos
o hacerte sufrir menos ante la desgracia?
¿Será por ello menor mi hambre de ti
y mi derecho amargo
de no dormir mientras el mundo está amenazado
por una guerra o la peste
o cuando las únicas palabras posibles son “no olvidar” y “adiós”?
Además,
es posible que ni siquiera sea esta la ciudad en la que moriré
pero en todo caso habría sido digna
de un yo incomparablemente más sereno.
Esta ciudad en donde, a decir verdad,
no siempre he tenido mucha suerte
pero en donde cada cosa es mía y donde siempre puedo
amaros a cada uno de vosotros
y deciros que estoy desesperadamente solo.
Tal vez en Moscú podría hacer lo mismo
pero Esenjin ha muerto
y Evtušenko estará viajando por cualquier parte de Georgia…
¿Cómo iba a pedir yo auxilio en París
si ni siquiera han respondido a la llamada de Villon?
Aquí, en Sarajevo, si necesito ayuda
incluso los sauces, que son mis conciudadanos,
conocerán aquello que me hace sufrir.
Porque en esta ciudad, a decir verdad, no he tenido
mucha suerte
pero en ella la lluvia, cuando cae,
no es sólo lluvia.


CAMBIO DE DIRECCIÓN

A menudo mis amigos
cambian de dirección.
Ahora también Alfonso Gatto.
Hasta ayer habitaba en Roma
en la alegre calle Margutta.
Ahora se ha mudado
al cementerio de Salerno.
Esta es la peor
de las veintiocho direcciones
que ha tenido en la vida.
Era mejor incluso
aquella en época de Mussolini:
Alfonso Gatto,
cárcel central,
Milán.
Este es el poema.
En todo este tiempo también yo he cambiado de dirección.
Vivía en la feliz y espléndida ciudad europea de Sarajevo,
ahora vivo en la cárcel central de Europa.
Pero,
volvamos a los tranvías de Sarajevo,
un historiador diría:
Sarajevo estuvo entre las primeras ciudades de Europa
en tener servicio de tranvías.
Yo no soy un historiador,
incluso hubiese querido que estos años que me quedan
hubieran pasado de algún modo fuera de la historia.
También, cuando era más joven, lo deseaba.
En un viejo poema escribí:
Querida,
¿cómo podríamos huir de la historia?
A los bosnios y a los chechenos
desafortunadamente
según un idéntico guión
les ha tocado la parte más cruel de la historia.
Pero
sobreviviremos de cualquier manera también a esto.
No tenemos elección.
No quiero más poemas sobre el tranvía de Sarajevo
cuyos viajeros son el objetivo cotidiano
de los francotiradores de Grbavica,
no más poemas sobre esta tremenda guerra,
menos todavía
poemas sobre algún campo de concentración;
no, yo no veo la hora de poder regresar,
por segunda vez en mi vida,
a escribir mi poesía de posguerra.

La guerra llegó hasta nosotros tan desprevenida

Hoy es el décimo día de guerra
Y todavía no podemos odiar.

Para Boro Spasojevic,
El arquitecto, el amigo, el ser humano

Antes de que estallara la guerra
te lo prometí
Que escribiría un poema sobre Sarajevo.
Al día
cuando vi
Cómo lloraste la ciudad destruida
Antes de las cámaras de televisión,
Escribiste mi poema para mí.

Todo lo que queda por hacer
Es poner mi nombre después de las líneas.
  

El cementerio judío

Desde la dirección de Marindvor
El fuego más mortífero
Sale del cementerio judío.
Aunque puso su ametralladora detrás de su tumba,
El mercenario de Milosevic no tenía forma de saber
Quien Isak Samokovlija fue,
Ni quiénes fueron aplanados por sus balas de salida.
Él, simplemente, para cada vida apagada,
Ya sea un médico de primeros auxilios
O por casualidad un conductor de tranvía,
Llena 100 marcas alemanas en su bolsillo.

Buena suerte, Sarajevo

En Sarajevo
Primavera de 1992 todo es posible:
Te metes en una línea
Comprar pan
Y terminan en una sala de emergencia
Entre las piernas desgarradas.

Y todavía se puede decir
Que tuviste suerte

Detalle del trabajo

Hemos limpiado la basura
De ambas calles.

Pero, ¿cómo se puede limpiar
De las colinas circundantes?


Déjame vivir esto

Que he vivido todo esto,
Además de mis líneas de verso,
Puedo agradecer a diez a quince personas comunes.
Los santos de Sarajevo,
Quien antes de la guerra apenas sabía.
El Estado también mostró cierta comprensión
Sobre mi situación,
Pero cada vez que llamaba a su puerta
Nunca fue el hogar
Ido a Genf,
Ido a Nueva York.

 

Después de que me hirieran

Esa noche soñé
Que Slobodan Markovic se acercó a mí,
Para pedir perdones por mis heridas.

Hasta ahora eso ha sido el único
Acto de perdón de un serbio.

Y eso vino en un sueño,
Además de un poeta muerto.


LAS VACACIONES DE MIS PADRES


Desde hace quince años, cada 5 de septiembre, mis pa­dres hacen las maletas y van, cargados de un montón de cosas inútiles, a pasar quince días a Herceg Novi. Mi pa­dre no soporta el mar, mi madre tampoco es entusiasta, pero pueden verla desde lejos, sentada en una silla junto a la orilla, cuando cae la tarde, contemplando la isla de Manula donde su hijo mayor, Ešo, fue fusilado el 16 de julio de 1942. Yo estoy seguro de que mi madre lleva en un tarro un poco de mermelada de cerezas. Ešo la roba­ba siempre en la cocina. Así mis padres, en el crepúsculo de Herceg Novi, fijan con la mirada el punto que fue su último refugio terrestre. Turismo horrible aquel de la tris­teza. No se lo deseo a nadie.


TEORÍA DE LA DISTANCIA “DEL LUNES SE DEBE HABLAR EL LUNES…”


La teoría de la distancia fue inventada por los eternos rezagados
los que nunca arriesgan nada.

Yo soy de aquellos que consideran
que el lunes se debe hablar el lunes; el martes podría ser ya
demasiado tarde.

Naturalmente, es difícil escribir poesía en el sótano
mientras arriba vuelan las granadas.

Hay algo más difícil aún:
no escribirla.

AQUELLOS DOS ABRAZADOS


Aquellos dos abrazados a orillas del Rin en Gothlieben
podríamos ser tú y yo.
Pero tú y yo no volveremos nunca a pasear
abrazados a orillas de ningún río.

Ven, paseemos al menos en este poema


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