miércoles, 31 de enero de 2024

POEMAS DE CATHERINE POZZI

 

Escopolamina

El vino que por mis venas fluye

Ahogó mi corazón y se lo lleva

Y por el cielo yo navegaré

En un corazón sin capitán

Donde el olvido es blanda miel.

 

Mi corazón es astro aparecido,

Que nada en el divino sinigual.

¡Deriva, extraño acontecido!

Oh viaje, largo viaje hacia la luz—

Sonido nuevo y nunca interrumpido

Es la tejida trama de tu sueño.

 

Mi corazón abandonó mi historia

Adiós Forma ya no siento más

Estoy a salvo al fin estoy perdido

Me voy buscando en lo desconocido

Un nombre libre de la memoria.

 

 

Nova

En un mundo futuro en que tengo la vida

Que no llegó a formarse en el cielo de hoy,

En el flamante espacio adonde va el querer

En el virgen momento del astro que rehuyo

Vivirás, mi esplendor, mi salvación, mi pena

Mi extremo corazón con mi sangre formado,

Mi mirada, mi aliento, mi tacto, mi deseo,

Mi más terrestre bien para el azul perdido.

 

¡Elude el porvenir, Imagen perseguida!

De vosotros he muerto, oh mis actos queridos

Deshácete disípate no aceptes ser desata

Denuncia ese deseo que yo nunca elegí.

 

No completes mi día, alma de mi locura, —

Abandona el destino que no llegué a cumplir.

 

 

Maya

Desciendo los peldaños de siglos y de arena

Que el instante angustiado conducen hacia ti

Tierra de templos de oro, en tu fábula entro

Atlántico adorado.

 

De un cuerpo ya no mío que la llama rehúye

Caro nombre es el Alma, que detesta el destino —

Que se detenga el tiempo, que se hunda la trama,

Sobre mis pasos vuelvo al abismo infantil.

 

En el viento los pájaros hacia el marino oeste

Vuelan, hay que volar, dicha, al verano antiguo

Sumido en sueño allí donde cesa la orilla

Rocas, el canto, el rey, árbol que el viento mece,

Astros de antiguo unidos a mi rostro primero,

 

Extraordinario sol de calma coronado.

 

 

NYX

A Louise también de Lyón y de Italia

 

Oh noches mías, oh sombras esperadas

Oh tierra altiva, oh secretos tenaces

Oh lentos ojos, oh nubes fulminantes

Oh vuelo libre más allá de los cielos.

 

Oh gran afán, oh expandida sorpresa

Oh bella marcha del alma embelesada

Oh mal supremo, oh gracia descendida

Oh puerta abierta por la que nadie entró

 

No sé por qué me muero yo y me ahogo

Antes de entrar en la eterna morada.

Cómo saber de quién yo soy la presa.

Cómo saber de quién soy el amor.

 

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/catherine-pozzi/

 

 

AVE

 

Muy alto amor, si acaso yo muriese

Sin saber nunca dónde te encontré,

En qué planeta estaba tu morada

Tu tiempo en qué pasado, en qué hora

Te amaba yo,

 

Muy alto amor que escapas al recuerdo,

Fuego sin foco que fue todo mi sol,

En qué sino trazabas mi existencia,

En qué sueño tu gloria se veía,

Oh mi aposento

 

Cuando para mí misma esté perdida

Y dividida en abismo infinito,

Cuando rota ya esté infinitamente,

Cuando sea traidor este presente

Que me reviste,

 

Quebrada por el mundo en mil fragmentos,

De mil instantes aún no reunidos,

De ceniza cernida hasta la nada,

Para un extraño tiempo harás de nuevo

Sólo un tesoro

 

 

De nuevo harás mi imagen y mi nombre

Con mil cuerpos robados por el día,

Viva unidad sin nombre y sin figura,

Centro del alma, raíz del espejismo

Muy alto amor.

 

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

Tomado de:

https://literaturafrancesatraducciones.blogspot.com/2014/03/catherine-pozzi-ave.html

martes, 30 de enero de 2024

POEMAS DE RENÉ CREVEL


Proyecto de futuro

 

Los dedos de nuestros pies tocarán escalas.

Tras el juego de anagramas,

un poeta

islas

cree

en porcelana de histeria.

En la calle cuenta los pisos,

desde el octavo de las casas nuevas

caen, caen los amores.

Entre los continentes meterán diques de piedra.

Sin embargo, Jérôme ya no será un nombre de flor.

 

 

Mirada

 

Tu mirada color de río

es el agua dócil que cambia

con el día que abreva.

Madrugada, túnica de ángel

un trozo de abrigo celeste

bajo tus pestañas, entre las riberas

ha encallado. Fluye, fluye, agua viva.

La noche se va, pero el amor permanece

y mi mano siente latir un corazón.

El alba quiso engalanar nuestros cuerpos con su candor.

Corpus Cristi.

El deseo matinal volvió a tomar nuestros cuerpos desnudos

para esculpir una carne que creímos fatigada.

A lo lejos, sobre los ríos ya pasan los barcos.

Nuestras pieles, tras del amor, tienen el olor del pan caliente.

Si el agua de los ríos es para nuestros miembros,

tus ojos lavarán mi alma;

pero tu mirada líquida, en el mediodía que temo,

¿se volverá de plomo?

Tengo miedo del día, del día demasiado largo,

del día que da de beber a tu mirada color de río,

oro en una noche cubierta de triunfos dobles.

Si la victoria grita la voluptuosidad de los ángeles,

que se revele en él la majestad de un Ganges.

 

 

No basta la elocuencia

 

No basta la elocuencia.

Esta noche mi corazón se balancea

y se desliza al borde de un párpado,

lámpara de desgracia

que no me ilumina la noche.

Hombre negro pero no de ónice,

hombre color de despecho

titubeando en el pantano de los odios pequeños,

quisieras, como una alondra su espejo,

un sol donde morir con tu pena.

Buscas pero eres demasiado inquieto

como para hallar tu Monumento.

Nada brilla,

ni los ojos, ni el hierro, ni el amante anónimo

liberan de sus mil clavos

tu dolor,

donde el enjambre de moscas de vuelo cojo,

de moscas con una sola ala,

alumbra con estrellas pobres la sangre.

Malabarista,

malabarista de palabras,

tus palabras se machacan contra los muros.

Tu angustia –todavía una cinta frívola–

corona

un cerebro que ha jugado por demasiado tiempo al veo-veo.

Las cartas de la desesperanza

esta noche

son iguales a las cartas de la felicidad de antaño.

¡Qué puedo decir entonces!

Qué podría decirte,

hermano nacido de mis pies,

sobre un suelo donde nada más vives para espiarme.

Vereda que he seguido

en su mentira de granito.

Olvidé que allá abajo estaba el mar

y hui del agua espejo de estrellas

para cantar una mano

en otra mano.

Río verde.

Infancia suave,

piedad para el hombre que pasa,

el hombre que muerde su labio

en sus labios,

porque teme olvidar el sabor de la boca.

Timonel moreno, bajo la tela azul,

la piel color de cabellos,

¡hola! Bello viajero,

ibas hacia el mar,

ahora caminas sobre el oleaje

y yo, que busco en el cielo un hueco, una ventanilla,

estoy ahogado de tierras.

Di que no es demasiado tarde,

orgullo mío, para jugar al faro.

Y sobre el colchón de hierbas tiernas,

cae en triángulos de metal.

Mi corazón quisiera aullar su mal,

con mi corazón yo haría cordeles,

cordeles que sabría tender

o retorcer en cifras

más definitivas

que los huevos en sus cáscaras

y las momias en su túnica de oro.

Y tú, cuerpo mío, maldice los sentidos como un enfermo

maldice sus muletas.

Versiones del francés de Adalber Salas Hernández.

Tomado de:

https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/la-gran-maniqui/

 

 

Noche

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

 

Suavemente para dormir a la sombra del olvido

esta noche

mataré a los merodeadores

silenciosos bailarines

nocturnos

y cuyos pies de terciopelo negro

son un suplicio para mi carne desnuda

un suplicio suave como el ala de los murciélagos

tan sutil que lleva el espanto

a los puntos en que la piel se vuelve temerosa, se conmueve

para amar mejor, para tener miedo

de otro cuerpo y del frío.

Pero, ¿en qué río huir de esta noche oh razón mía?

Es la hora de los muchachos malos

la hora de los malos bandidos.

Dos grandes ojos de sombra en la noche

serían tan dulces para mí, tan dulces.

Prisionero de las tristes estaciones

estoy solo, un bello crimen ha resplandecido

allá, allá en el horizonte

alguna serpiente acaso, helada de no amar.

Pero, ¿dónde fluye, dónde fluye a lo lejos

el río que necesita

mi razón para huir de esta noche?

Por las orillas van las jóvenes

sus ojos están cansados, sus cabellos brillan.

Nada sé decirles a esas jóvenes

de las que los muchachos malos

son

de las que ellos

son

los orgullosos revendedores.

Estoy solo, un bello crimen ha resplandecido.

Dos grandes ojos de sombra en la noche

serían tan dulces para mí, tan dulces.

Es la hora de los malos bandidos.

 

 

No basta la elocuencia

Elle ne suffit l’éloquence

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

 

No basta la elocuencia.

Esta noche mi oscila corazón

Y se desliza por el borde de un párpado

Farol de miseria

Que no alumbra mi noche.

Hombre negro pero no de ónix

Hombre color de despecho

Que titubeas en el pantano de los odios pequeños

Tú querrías

Como una alondra quiere su espejo [1]

Un sol donde morir con tu pena.

Buscas pero demasiado inquieto

Para encontrar tu Reposo.

Nada brilla

Ni los ojos, ni el hierro, ni el imán anónimo

Que liberan de miles de clavos

Tus dolores

En que el enjambre de moscas de vuelo cojeante

Moscas de sólo un ala

Encienden míseras estrellas de sangre.

Malabarista

Malabarista de palabras

Tus palabras se hacen trizas contra los muros.

Tu angustia —otra cinta frívola—

Corona

Un cerebro que demasiado tiempo jugó al “Antón Pirulero”

Las cartas de la desesperación

Esta noche

Son iguales a las cartas de las dichas pasadas.

¿Qué diré entonces?

Qué te diré a ti,

Hermano nacido de mis pies.

En un suelo en el que sólo vives para espiarme.

Aceras en que anduve

Por su mentira de granito.

Olvidé que allá estaba el mar

Y huí del agua espejo de estrellas

Para cantar una mano

En otra mano.

Río verde

Suave infancia

Piedad para el hombre que pasa

El hombre que se muerde el labio

En sus labios

Porque teme olvidar el gusto a boca.

Timonel moreno, bajo la ropa azul

La piel del color de los cabellos

Detente, hermoso viajero

Ibas hacia el mar

Ahora caminas por el cielo, un agujero un ojo de buey.

Soy el ahogado de las tierras.

Dime que no es demasiado tarde

Oh orgullo mío, para jugar al faro.

Y en el colchón del pasto blando

Déjate caer en triángulos de metal.

Será en vano que mi corazón grite su dolor

Con mi corazón haré vendas

Vendas que sabré teñir

O retorcerlas en forma de cifras

Más definitivas

Que los huevos en sus cáscaras

Y las momias en su atuendo de oro.

Y tú, cuerpo mío, maldice los sentidos como un enfermo sus muletas.

 

1924

[1] Corresponde a la expresión «miroir aux alouettes», trampa para cazar este tipo de pájaros. Se emplea también en sentido figurado para significar «promesa engañosa».

Tomado de:

https://www.eldigoras.com/09/000/09_000_07.html#cabecera

lunes, 29 de enero de 2024

POEMAS DE GEORGE MARION MCCLELLAN


EL 11 DE JUNIO.

El 11 de junio ha llegado con todos sus tintes brillantes,

su aliento meloso, sus ráfagas y suspiros balsámicos,

en los campos y las tierras altas, claros y cañadas,

y en las altas y humildes guaridas de los hombres,

con gloria incomparable florecen las flores. Y

vienen cielos iluminados por el sol y horas de ensueño.

La tierra de la mañana está toda cubierta de rocío,

la abeja trabajadora pasa las horas felices a través

de Tararea suavemente su melodía seductora,

mientras recoge los dulces más dulces de junio.

Murmurando en voz baja, el arroyo de cristal se abre

camino a través de campos y senderos y prados esmeralda.

Los campos de tréboles son rojos y de dulce aroma.

Las tierras de pasto, donde pasta el ganado contenido.

El maíz se mece con la brisa que pasa,

y por todas partes florece el centeno.

Ya sobre el trigo barbudo se ve

el oro que tienta a la hoz del labrador,

y casi puedo ver la hoja reluciente

por la que se deposita humildemente el grano de oro;

Y escuchar el canto de la guadaña y el pisoteo de los pies,

Y ver los golpes de trigo en forma de cono.

Todos los paisajes resplandecientes a lo largo y ancho

anuncian una promesa justa para la marea de la cosecha.

El junio ha llegado con cielos y resplandor de verano,

reflejando la dicha y los junios de hace mucho tiempo,

los pies descalzos y las bandas de niños

errantes y descuidados que rondaban lagos y arroyos con alegrías felices,

el arco y la flecha, el coto de caza y las trampas,

el vuelo repentino de codornices y liebres merodeadoras,

los gritos salvajes y alegres a lo largo de la cañada

regresan nuevamente durante todo el mes de junio.

Luego, otros días y sueños solitarios

regresan con destellos de llameantes destellos,

donde pájaros rojos cruzaban los claros abiertos,

en busca de matorrales más profundos, de sombras más profundas.

De nuevo tierra adentro, sigo y sigo,

donde se extienden sombras refrescantes y alfombras verdes

y modestamente las violetas florecen y absorben

el rocío; y brillan las doradas ranúnculas;

Y dulce el olor de los bosques que huelo

Donde se gastan perfumes de mil tipos.

Y tendido en el suelo,

me acuesto y observo las hojas y escucho su sonido

y me pregunto qué incluyen sus susurros

para contar la vida pasada en tal soledad.

Aquí, soñando sobre el olvido del tiempo y de los hombres,

el mes de junio trae de nuevo un millón de visiones,

en imágenes tan raras de eso y esto,

una agitación que se olvida de uno mismo, una dicha sin nombre.

Invisible pero sentido, el espíritu de la madera.

Sin dogma enseña del bien

En Dios sublime. Un sentido omnipresente

está en todas partes de su inmenso recurso,

su amor inefable, poder infinito,

en los robles que resisten la tormenta y en la flor púrpura

que apenas levanta su cabeza a una pulgada del suelo

se ve igual, y con el sonido alegre

que Robin-Redbreast desde la copa de un árbol trina

La confesión ortodoxa completa viene y llena

El corazón. El labio es mudo pero profundo un suspiro

El espíritu envía hacia el cielo

Bautizado en la fe, su adoración, amor,

Un credo del alma, a Dios arriba.

El junio ha llegado con todos sus tintes brillantes,

su aliento meloso, sus ráfagas balsámicas y sus suspiros.

La suave luz del sol desciende inclinada sobre las colinas,

Con el dulce perfume de la madreselva llena

la atmósfera de verano en millas a la redonda,

Y todas las arboledas y campos son dulces con el sonido,

Mientras que las colinas, los bosques, los valles y las laderas cubiertas de hierba

Están repletos de vida y esperanza por todas partes...

Salid, hijos de los hombres de la calle y del barrio,

salid de nuevo al prado bienvenido,

al menos por un breve día dejad los cuidados arduos

en las oficinas y los bancos asfixiantes y llevad

el espíritu juvenil sobre el campo y la cañada,

bebed profundamente una vez más de todo. sus alegrías nuevamente.

El camino no es tan largo: el arroyo ha perdido tamaño

ante piernas más largas y ojos viriles,

pero su suave murmullo a lo largo de la mañana

sigue siendo una canción de cuna; y el amor es verdadero

en los arroyos, en los campos, en los cielos, en los valles y en los valles,

para todos los cambiantes e infieles hijos de los hombres.

En estas acaloradas contiendas, ni luchas interminables,

ni corazones doloridos, ni la codicia de la vida que consume,

ni las concupiscencias que corrompen el alma, ni el pecado degradante,

ni las vidas arruinadas donde ha estado la inocencia,

 nunca serán traídas por junio. Pero para aliviar

las penas de la humanidad de época en época,

un encanto sutil, una dicha, una melodía alegre

habitan en el regazo campestre de junio.

Salid donde la bondadosa naturaleza teje hábilmente

Sus refrescantes enramadas con las tiernas hojas.

Vosotros, esposas cansadas y maridos molestos por el cuidado.

Y encuentra el verdadero elixir de la vida en el aire.

Que el tintineo de las campanillas de los rebaños y el pastoreo de los rebaños,

el canto de los arroyos y el gorjeo del pájaro

se unan con las voces de los niños en sus gritos

de alegría y alegría en todo el prado circundante,

y que vengan las doncellas con las mejillas sonrosadas

y los muchachos alegres con valentía que habla.

Del amor naciente y del sentimiento mejor

que jamás haya llegado a hinchar el pecho humano;

Que todos salgan en disposición navideña

Del cuidado y siente la dicha de un día de junio.

 

 

DESPEDIDA DEL OCTAGONO

Oh amor, adiós, un largo adiós,

diez mil veces buenas noches,

la bendición de Dios permanece contigo

y guía tus pasos correctamente.

Nos separamos esta noche; Debe ser así. Es

lo mejor para ti y para mí,

pero mi verdadero corazón nunca podrá saber

que el amor disminuye por ti.

Las promesas de amor no eran más que un mito,

una burla y una farsa; He vivido para saber

que estoy contaminado con

la sangre maldita de Cam.

Querido amor, ¿cómo podría saber cuándo te

entregué todo mi corazón,

que tan lejos como está la tierra del cielo,

nuestras vidas deben estar separadas?

Sin embargo, nunca podré lamentar el día,

aunque extraño todo el mundo,

porque la muerte misma no puede pesar más que

mi dicha momentánea:

 

 

LA PROMESA DE LA MARCHA.

Cuando las nubes grises se rompen en los cielos del sur

y los vientos de marzo comienzan a soplar,

nuestras fantasías corren hacia los suspiros del verano,

que tanto susurran y nos deleitan.

Porque en este tormentoso mes de vientos,

se siente el primer nuevo pulso de vida,

cuando comienza la primavera con todos sus dulces,

donde han habitado el hielo y la nieve del invierno.

El pájaro azul canta su nota,

Un preludio al campo circundante,

De campanadas a unos días más de distancia,

A las que resonará el bosque.

La canción del labrador, el repique del bosque,

El césped ujiturno, la escena del campo,

Anuncian un tiempo de resurrección

En aire y cielo y brotando verdes.

Oh, bendita esperanza de vida nueva

Que surge de la muerte cuando comienza la primavera;

La vida después de la muerte, una promesa verdadera,

llega con los vientos tormentosos de marzo.

 

 

FLORES DE MADERA.

A las languideces soñadoras y a la niebla violeta

de comienzos de la primavera, el valle profundo y apartado

ofrece primero su niebla azul pálida de Miami, "

Donde alegremente vierte el cuento anual del cuco

De promesas de verano y tierno verde,

De una nueva vida y belleza aún no vistas.

Los árboles del bosque Todavía tengo una boca que suspira,

donde los moribundos vientos de marzo balancean sus ramas,

mientras arriba desde el soñador y soleado Sur,

una mano invisible guía la primavera.

Su ronda de flor en flor comienza la abeja

con un canto volador, y bebe vino de prímula.

Donde, ante los cálidos y pasajeros vientos del sur,

las azaleas balancean suavemente sus copas amarillas.

Pronto por todas partes, con gloria de principio a fin,

los campos se extenderán con cada tono brillante.

Pero en lo alto, sobre todo el temprano tren floral,

donde la suavidad todo el cielo arqueado. currículums,

El cornejo danza al son del viento,

En gloria inmaculada extiende sus flores nevadas.

 

 

UNA SERENATA.

Querido corazón, quisiera que supieras

cómo, como el ardiente resplandor de Marte,

Mi amor aquí vigila debajo de

Tu ventana y las estrellas de medianoche.

Qué dulce es ahora el aliento de la noche,

De dulces guardan la rosa y el jazmín;

Id, vientos, con esto y besadla en la frente,

y llevadle mi amor mientras duerme.

¡Oh!  un amor así, que la ama tanto,

con tan poco espacio de separación,

debería pasar por esa ventana abierta

y conmover suavemente su corazón soñador.

Querido corazón, sigue durmiendo sin miedo,

aunque todo inconscientemente para ti,

mi amor debe mirar, mirar tan cerca,

hace incluso eso una dicha para mí.

 

 

ETERNIDAD.

Mecedme para dormir, olas, y llevad mi barco

con suaves ondulaciones mar adentro;

Tal vez donde el cielo y las olas visten un mismo manto azul,

Mi corazón encontrará algún remoto descanso escondido.

Mi espíritu se desmaya y todos mis sentidos lloran:

el pecho de Tor Ocean y la cobertura del cielo.

Mecedme para dormir, olas, y salid hacia afuera,

sólo dejadme alejarme del trabajo y el cuidado,

donde el chapoteo de las olas será el sonido,

que se mezcla con los vientos que

me llevan suavemente entre un mar pacífico y un cielo.

Para hacer mi relajante y dormida canción de cuna.

Así, flotando una y otra vez sobre tu pecho,

Mi corazón se dormirá, descansará y descansará.

 

 

MANTENER LA ESPERANZA.

 

 Adiós, queridísima y mejor, 

¿qué importa si el nombre es Paloma,

querido corazón, y todas las dulces palabras a instancias del amor,

si nadie puede expresar mi amor?

Quedarme está más allá de mi poder;

¡Oh, amor, querido corazón mío, adiós, adiós!

Por ti respiraré cada hora que pase,

un suspiro cariñoso y secreto.

Pero, querida, aunque sea larga,

esta esperanza entre escenas distantes y compañeros

me guiará, en soledad o en multitud,

a que nos volvamos a encontrar.

Tomado de:

https://scalar.lehigh.edu/african-american-poetry-a-digital-anthology/george-marion-mcclellan-poems-1895

 

 

UNA NOCHE DE SEPTIEMBRE

La luna llena de septiembre arroja torrentes de luz,

y todo el rostro del pantano está adornado de estrellas,

salvo donde caen sombras fantásticas

desde los sicómoros y los cipreses cubiertos de musgo.

Con sonido adormecido, las aguas medio dormidas

avanzan lentamente en su camino, entre juncos rancios,

a través de pantanos y tierras bajas que se extienden hasta el golfo.

Rodeada de campos de algodón, Anguila se sienta

como un pájaro, soñando en su nido de verano.

Entre sus higos y rosas extendidos, todavía

en flor con todos sus matices de primavera y verano,

cuelgan granadas con mejillas moteadas y completamente maduras,

y sobre toda la ciudad

cae una neblina de ensueño. Las grandes plantaciones, que se extienden muy

lejos, son llanuras de algodón, de un blanco suave.

Oh, gloriosa es esta noche de sonidos alegres;

Demasiado lleno para dormir. Aromas salvajes y dulces,

De muscadina, jazmín de floración tardía,

Y rosas, todo el aire pesado se impregna.

Débiles bramidos de los caimanes vienen

de pantanos lejanos, donde lagunas perezosas

les dan un hogar tranquilo. Los saltamontes

lanzan gritos incesantes. Las alas de diez mil insectos

se agitan en la bruma de la luz de la luna y los gritos alegres

del canto y la alegría de los negros despiertan con fuerza con

el baile de la cabaña. ¡Oh, gloriosa es esta noche!

La dulzura del verano llena mi corazón de canciones,

no puedo cantar, de amores no puedo hablar.

 

 

UN DIENTE DE LEÓN DE ENERO

Todo Nashville es un escalofrío. Y en todas partes,

como la arena del desierto, cuando soplan los vientos,

cada momento se filtra en el aire,

una ráfaga de nieve en polvo de enero.

¡Oh! El irreflexivo diente de león, al dejarse engañar

por unos días cálidos para abandonar tu lecho natural,

fue una locura crecer y florecer pronto.

Y, sin embargo, maldita gema cubierta de amarillo,

muchos corazones tienen sólo un don común

contigo, que ahora se congela en tu esbelto tallo.

Cuando el corazón ha florecido con el toque del cálido aliento del amor,

luego se deja y la nieve helada se tamiza,

aún puede latir, pero hay explosión y muerte

para toda esa vida floreciente que pudo haber existido.

 

 

FLORES DE CORNEJO

A las languideces soñadoras y a la niebla violeta

   de comienzos de la primavera, el valle profundo y secuestrado

entrega primero su niebla azul pálida de Miami,

    donde alegremente vierte el cuento anual del cuco

De promesas de verano y verde tierno,

    De una nueva vida y belleza aún no vistas.

Los árboles del bosque todavía tienen una boca suspirante,

    donde los moribundos vientos de marzo balancean sus ramas,

mientras que, desde el sur soñador y soleado,

    una mano invisible conduce hacia la primavera.

 

Su recorrido de flor en flor comienza la abeja

    con un canto volador, y bebe vino de prímula,

donde, al cálido y pasajero viento del sur,

    las azaleas balancean suavemente sus copas amarillas.

Pronto en todas partes, con gloria de principio a fin,

    Los campos se extenderán con todos los tonos brillantes.

Pero en lo alto de todo el tren floral temprano,

    donde la suavidad se reanuda en todo el cielo arqueado,

el cornejo bailando al son del estribillo de los vientos,

    en gloria inmaculada extiende sus flores nevadas.

Tomado de:

https://www.brinkerhoffpoetry.org/poets/george-marion-mcclellan