(Colombia, 1956)
SEGUNDO TIEMPO
Un día
dejarás a un lado tu sur del castigo por el recuerdo de tus hijos en las calles
hambrientas. Te prepararás para escapar antes de contar veintiún pasos al
patíbulo. Volverás al norte donde agonizaron tus madres. No recordarás el arma
que le mandó nueve silencios a tu cuerpo ni el monstruo que oprimió el gatillo.
Tampoco recordarás las manos que te obligaron a dejar tu niñez en el frío de tu
abuela muerta. Volverás a las apuestas por tus otras vidas y levantarás con más
fuerza la botella que te hace olvidar la oscuridad. Tirarás en el centro de la
gallera tu última gratitud, la que no estaba escrita, pero que ahora reconoces
en la mano que estira para dar de beber a tu victimario. Olvidarás un día,
Carlos, que pronto aprendiste a encontrar perdices para la cena de tu amo y a
gritar la noticia de puerta en puerta, donde tú eras el próximo de la lista.
LA LOCA
Quita almohadas y se sienta en
la boca que la sueña
hace homenajes a las ruinas que duermen de pie.
No tiene perfil ni lugar para una sonrisa.
hace homenajes a las ruinas que duermen de pie.
No tiene perfil ni lugar para una sonrisa.
El otro día llegó de rojo
y entró a los besos del baile.
Está en casa y aprende
de los abrazos en su torso.
Duerme y se anuda en los calambres del ciclista
que hace malabares en mil rostros fríos.
y entró a los besos del baile.
Está en casa y aprende
de los abrazos en su torso.
Duerme y se anuda en los calambres del ciclista
que hace malabares en mil rostros fríos.
La loca descansa en casa
para que los niños
puedan correr sin lluvia de barro en sus bocas
vacías.
para que los niños
puedan correr sin lluvia de barro en sus bocas
vacías.
LA FRONTERA
Preguntan y
no esperan las respuestas. Lloran en las calles, frente a las obras de arte
lloran. Lloran de perfil ante las listas de los desaparecidos. Están aquí y
allá. Después del horror pendulan un halo del abismo en diagonal a la razón. Ya
no firman las crónicas ni registran sus pertenencias. Son de aire sus pasos y
de salsa parece su vaivén.
SALMO
Saco el último vestigio en alas
de mariposas.
Enjabono y tuerzo.
Al tacto del viento con mis
manos
un olor confuso se aproxima por la acera izquierda.
Lo guardo,
trato de meterlo en la taza del baño,
pero en remolinos es vaciado a mi boca.
Tiento,
palpo cada pliegue del pecho.
un olor confuso se aproxima por la acera izquierda.
Lo guardo,
trato de meterlo en la taza del baño,
pero en remolinos es vaciado a mi boca.
Tiento,
palpo cada pliegue del pecho.
Hace falta mucho detergente
cuando mi país hasta en la ropa duele.
cuando mi país hasta en la ropa duele.
LA GUARDILLA
Dos cuerpos se necesitan
se dicen desde los poros.
Enredados en barrotes de humo
escriben país en las paredes de la guerra.
LUGAR TRES
Recostada
sobre su brazo derecho, en el borde de las cosas, ve pasar razones de papel.
Una mosca lee su pierna izquierda, ella construye pedales para sus horas de
quince sueños. Se mece, no puede decidir para dónde dejarse caer: a lado y lado
la esperan monstruos que vomitan la sangre de las orquídeas.
PATIO
Una mano fría trata de
entregarme
la salida.
La mujer que asesiné hace tiempo,
lava sus ropas con la sangre de mi boca.
la salida.
La mujer que asesiné hace tiempo,
lava sus ropas con la sangre de mi boca.
PERIÓDICO VIEJO
Cuando ya no importa
que los muertos se mojen
es fácil cubrirnos de la lluvia
con un periódico viejo
las manchas de las noticias
se deslizan por el cuello
dejando nombres propios en la piel.
Recorremos el invierno
atragantados con los mismos titulares
de ayer, de mañana y cien años más
con un hombre inmóvil en cada semáforo
como última señal
de que estamos cambiando de piel.
atragantados con los mismos titulares
de ayer, de mañana y cien años más
con un hombre inmóvil en cada semáforo
como última señal
de que estamos cambiando de piel.
LECCIONES ANTIGUAS
El camión avanza,
hombres aprietan últimos recuerdos en sus ojos.
Luego, de rodillas junto al río.
No alcanzan el frío, ni la
certeza de los peces en
sus bocas.
Papá ebrio se lanza al vacío hasta quedar con vida.
Aseguran que la flor nacional es una orquídea
negra.
sus bocas.
Papá ebrio se lanza al vacío hasta quedar con vida.
Aseguran que la flor nacional es una orquídea
negra.
SEÑOR JUEZ
Sabré mentir tantas veces
como usted quiera señor
no importan las agujas
tengo lleno el cuerpo de dedales.
como usted quiera señor
no importan las agujas
tengo lleno el cuerpo de dedales.
MI ETERNA LLUVIA
Me desnudo para sentirte
entre mis caderas.
Me desnudo
porque solo tus tempestades
ahorcan la muerte
que duerme en mis piernas.
entre mis caderas.
Me desnudo
porque solo tus tempestades
ahorcan la muerte
que duerme en mis piernas.
Desierto
Las
puntas de la lluvia en mis ojos.
Apacible, entre el olor a sudor de caballo, y gotas fuertes que aplastan la tierra rojiza reconozco el duelo. Desafío el miedo centímetro a centímetro y la tormenta me devuelve las imágenes cuando intentamos el vuelo de los sueños. La oscuridad es perfecta, la soledad amplia, larga la distancia. El disparo no despertará a mamá. |
SEPARACIONES
Piensas en los dedos de los cuerpos tibios,
se entrelazan y te duelen de nuevo las garzas tristes. Oyes los cantos de las
mujeres que se volvieron antiguas de tanto buscar. Ellas cruzan la plaza, con
sus tetas en el suelo y las ganas apagadas en la caída del agua. Ya no lavan
sus rostros para conservar el olor de sus hijos.
TELARES
Del olvido sabías, es una madeja de difícil
comienzo. Se desenreda el cadejo, se hacen telas donde se amontonan y guardan
historias de los cuartos fríos. Sabías que los mancos llevan con orgullo una
llave de dos manos para asegurar la angustia
Tú
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