martes, 6 de marzo de 2018

POEMAS DE ANTONIA POZZI


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(13 de febrero de 1912, Milán, Italia - 3 de diciembre de 1938, Milán, Italia)

GRITO


No tener un Dios,
no tener una tumba,
no tener nada firme,
tan sólo cosas vivas que se escapan;
vivir sin ayer,
vivir sin futuro,
y cegarse en la nada
(socorro)
a causa de la miseria
que no tiene fin.
10 febrero 1932

PRADOS


Tal vez ni siquiera es verdad
lo que en tu corazón oyes gritar a veces:
que esta vida es nada
para tu ser
y lo que conocemos como luz
es un deslumbramiento,
deslumbramiento último
de tus dolientes ojos.

Acaso sólo es la vida
lo que el saber en días jóvenes:
anhelo eterno que busca,
de cielo en cielo,
quién sabe qué horizonte.

Somos como la hierba de los prados
que siente sobre sí soplar el viento
y canta plena en el viento
y vive siempre en el viento
y sin embargo no supo crecer
de forma que aquietase aquel vuelo supremo
ni levantarse de la tierra
para anegarse en él.


LÍMITES


Cuánto me acuerdo
de mi cartera escolar,
manoseada, gris,
que toda yo estrechaba con mis libros
en un único abrazo
seguro.
No conocía entonces
este acezante trascender,
este desbordamiento estéril,
este perderse
que todavía no es morir.
Cuántas veces me apeno, pensando
en mi cartera escolar.

LUZ BLANCA


Entré, al alba,
en un pequeño cementerio.

Fue en un país lejano,
al pie de una torre grisácea,
huérfana ya de voces
de campanas,
mientras aún la niebla
plateaba
las encinas oscuras,
los altos setos,
los brezos
violeta.

En el pequeño cementerio,
las lápidas,
dirigidas a Oriente,
como en blanca sonrisa,
rostros de ciego parecían
que, alineados, marchasen
al encuentro del sol.

RIBERAS PERDIDAS

No junto a claros ríos
sino a orillas de tristes ciénagas
descansábamos;
sumergir la mano
era perderla
en el cieno
corrompido del fondo.

Y el verde de los olmos
lucía
en la calígine;
estaban frescas las flores
del prado;
y de otras flores se nutría
valiente
el corazón.

Pero el agua fangosa atravesaba
el camino;
aquel olor corrupto deshacía
el doliente latir de la ternura;
era imposible sofocar
la misteriosa voz
gimiente.
Estábamos perdidos.

HABRÍAS SIDO


PROCLAMACIÓN
habrías sido
de lo que nunca fuimos,
de lo que fuimos una vez y ya no somos.

La poesía
que amamos, nunca ajena
al corazón,
la habrías cantado tú
con tu voz de muchacho.

Única espiga
eras
de dos tierras mezcladas;
tallo
de nuestra inocencia
bajo el sol.

Pero abajo quedaste,
con los muertos,
con los no nacidos,
con las aguas
subterráneas;
alba apagada a la luz
de las últimas estrellas:

no ocupa ahora tierra
sino sólo
corazón
tu invisible
féretro.

Alma,
ya estás
en la calle del morir…

PENSAMIENTO


Tener dos grandes alas
de sombra
y plegarlas sobre este dolor tuyo:
ser sombra, paz
nocturna,
en torno a tu apagada
sonrisa.

FUNERAL SIN TRISTEZA


Esto no es estar muertos,
es volver
a la patria, a la cuna:
claro es el día
tal la sonrisa de una madre
que esperaba.
Helados campos, árboles plateados, crisantemos
amarillos: las niñas,
vestidas de blanco,
color de escarcha sus velos,
y la voz color del agua,
aún viva,
entre bancales de tierra.
Las llamas de los cirios, naufragadas
en el brillar de la mañana,
son el desvanecerse
suave
de las cosas terrenas;
el volver de los humanos
por invisibles puentes
de cielo,
por blancas cimas de montes
soñados,
a la otra orilla, a los prados
del sol.

LA VIDA


A los umbrales del otoño,
en un ocaso
mudo,

descubres la onda del tiempo
y tu rendición
secreta,

como de rama en rama
ligero
un descender de pájaro
al que no le sostienen ya las alas.

NOCTURNO


Suave esplendor
de estrellas
encima de las banderas:

el viento
pliega la hierba sobre la frente de los muertos.

De súbitas frondas se eleva
el pájaro negriazul:

y cae
el aleteo del vuelo
pesadamente
sobre el nocturno monótono corazón.

LOS MUERTOS


Siéntanse en el regazo de los prados,
en una encrucijada de caminos:
oyen rumor de ruedas por la pendiente,
niños y caballos saltar los setos.

Sienten el trueno aproximarse,
los crujidos sobre el cortado heno
(cuando los hombres, por salvarlo,
corren desde sus casas,
con el cuerpo inclinado hacia la tierra).

Cada tarde,
antes que el campanario verde se abra en toques,
se preguntan si la cresta del monte
no dibuja un muchacho boca abajo,
durmiendo sobre ellos.

Luego, cuando en el hueco de los ojos
sueltas corolas de campanas
descienden a beber,
lentos vuelven el rostro hacia las verjas:
si, en otoño, un pastor se detiene
a partir su pan sin temor
y en la valla la clara grey se agolpa.

Ríen entonces los muertos,
suavemente, entre ellos:
sueñan leve y más cálida la noche.

MENSAJE


Y tú, estrella nocturna,
esplendes todavía,
cuando por lo profundo de las calles
aúlla del perro el alma triste.

Brotarán para ocultarte
colinas de espesa hierba;
pero en mi conquistada oscuridad
brillarás, fuego blanco,
hablando, a los que vivan, de mi muerte.
En Antología poética, Antonia Pozzi, Trad.: Mariano Roldán, Ed. Plaza & Janés, 1973

PLEGARIA A LA POESÍA

Oh, tu don cómo rige
mi alma, poesía:
tú, que, si fallo y me pierdo,
lo sabes, te me niegas,
y callas.
A ti sola, poesía, te confieso
que eres mi voz más honda:
caminé sobre el prado de oro
que fue mi corazón,
hollé la hierba,
destruida ya la tierra,
poesía, aquella tierra
donde tú me dijiste el más piadoso
de tus cantos;
donde por vez primera una mañana
vi aletear en el azul la alondra
y con los ojos intenté ascender.
Poesía, poesía, tú que alientas
mi hondo remordimiento,
ayúdame a encontrar
mi alta patria abandonada.
Poesía que te das solamente
a quien con llanto en los ojos
se busca,
hazme otra vez digna de ti,
oh, poesía, que aún me miras.
Traducción de Mariano Roldán.

Modestia

Si una palabra mía 
te agrada 
y me dices 
incluso con solo tus ojos 
, abro ampliamente 
una alegre sonrisa, 
pero tiemblo 
como una joven madre 
que incluso se sonroja cuando 
un transeúnte le dice que 
su pequeño es guapo.
___ 
1 de febrero de 1933



Las flores


¿No hay nadie, 
nadie vendiendo 
flores 
en esta desafortunada calle?
Y este mar oscuro, 
este cielo sombrío, 
este viento hostil - 
oh, camelias de ayer, 
camelias blancas y rojas, sonrientes 
en el claustro dorado - ¡ 
un espejismo primaveral!
¿Quién me venderá una flor hoy? 
Tengo tantas en mi corazón, 
pero todas juntas 
en gruesos manojos, 
pisoteadas, 
hechas. 
Tengo tantas que mi alma se 
sofoca y casi muere 
bajo su vasta 
masa no compartida . 
Pero en el fondo del mar oscuro 
está la llave del corazón: 
en el fondo del corazón oscuro 
hasta el atardecer, 
mi cosecha inútil 
quedará 
aprisionada.
¿Quién me va a vender 
una flor, una flor diferente, 
nacida fuera de mí, 
en un verdadero jardín, 
que podría ofrecerle a quien la espera?
¿No hay nadie, 
nadie que me venda 
flores a lo 
largo de este camino infeliz?
___
14 de febrero de 1933

Belleza

Publicado el 2 de octubre de 2011 en |Comentarios desactivados en Beauty
Yo te doy a mí mismo,
mis noches sin dormir,
los largos sorbos
de cielo y estrellas - borracho
en las montañas,
la brisa de los mares viajó
hacia amaneceres remotos.
Yo te doy a mí mismo,
el sol virgen de mis mañanas
en fabulosos bancos
entre las columnas supervivientes
y olivos y orejas.
Yo te doy a mí mismo,
los méritos
en el borde de las cataratas,
las puestas de sol
a los pies de las estatuas, en las colinas,
entre troncos de cipreses animados
de nidos -
Y bienvenido mi maravilla
de criatura,
mi temblor de tallo
Yo vivo en el circulo
de horizontes,
inclinado hacia el viento
claro - de belleza:
y me dejas mirar estos ojos
que Dios te ha dado,
tan denso con cielo -
profundo como siglos de luz
sumergido más allá
de los picos -
4 de diciembre de 1934

Desapego de las montañas

Publicado el 2 de octubre de 2011 en |Comentarios desactivados en Desapego de las montañas
Esta es la prueba
que me bendigas
montañas -
si en el momento de la publicación
tu iglesia me da la bienvenida
con su blancura soleada
y abraza fuertemente a la mía
melancolía
con canto
de las campanas del mediodía -
En el pequeño cuadrado
una mujer sonriente
vende ciruelas rojas y amarillas
para mi ardiente
sed -
en el escalón de piedra
de la fuente
la cuchilla brilla
de un piolet -
el agua está helada
el arroz en la boca
a un niño -
imprime el mismo arroz
en mi boca -
Esto es tuyo
bendición -
montañas.
Valtournanche, 30 de julio de 1933
Pasturo, 23 de agosto de 1933



2 comentarios:

  1. La poesía está en ella desde el asombro que le traen la cotidianidad, en sus montañas, en los rituales del amor, en las flores que un día buscó para aliviar su soledad, buscaba la belleza como verdad en todas las cosas viscerales de su corta existencia. Un abrazo Fausto Marcelo.

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  2. La mujer de la fotografía no es Antonia Pozzi; corresponde a una fotografía de una actriz de los años 20-30, que protagonizó varias peliculas mudas, como Diary of a lost girl, llamada Louise Brooks.

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